13 de mayo de 2024

Atleti 1 - Celta 0. Esto ya va llegando a su fin.

 

Pues sí. Ya se va acabando todo esto, y empieza a haber ese tufillo melancólico-nostálgico de saber que se nos marcha definitivamente la temporada. Es curioso las sensaciones que produce el mundo del fútbol. Uno, personalmente, medio anda ya deseando pillar unas vacaciones futbolísticas, por un lado, pero, por otro, ya también comienza a sentir ese gusanillo en el estómago por el inicio de la siguiente. Desde la grada, por su parte, empiezan las primeras tertulias sobre posibles fichajes (que finalmente serán retales, ya saben), salidas, renovaciones y demás. Todo es como un "cierra la puerta ya, pero no eches la llave, que la vuelvo a abrir enseguida".

Se me vienen a la cabeza todas estas previas tan divertidas que he pasado todo el año junto a mis Hermanos de Grada. Recuerdos de partidos tan inolvidables como el día del Inter, o los del día del Madrid. Alguna que otra previa que se me alargó más de la cuenta, todas las dosis de ilusión que teníamos allá por Diciembre-Enero. Y es que, a los Atléticos, a eso, ilusión, no nos gana nadie, ni nos ganará jamás. Por eso luego de las hostias que nos pegamos cuesta levantarnos tanto, claro. Pero no tenemos remedio, somos así, y sé que empezaremos la temporada con las sobredosis de desenfreno y locura que nos caracterizan. Y así moriremos.

 

Empecé mi jornada dominical yéndome por la mañana a ver al Madrileño, y acabé el partido no teniendo muy claro si salía de un campo de fútbol o de un cocedero de marisco. El calor que se puede llegar a pasar en ese estadio tan  tercermundista, si ni un solo hueco de sombra alrededor del mismo, máxime en un día tan asquerosamente de bochorno como fue ayer, es, por momentos, sencillamente desquiciante. Por si fuera poco todo esto, añadan otra gran novedad: la presencia de un montón de nuevos y simpáticos bichitos pequeñajos, como si fuesen garrapatas, en todos los asientos como nuevos inquilinos del Cerro, con lo cual nos da un panorama la mar de acogedor y confortable. Obviamente, cuando llegué a casa después de mi maratoniana jornada de fútbol, lo primero que hice fue ducharme con zotal, que vaya usted a saber la procedencia de dichos bichitos en cuestión (no lo quiero ni pensar, qué puta vergüenza de todo, madre).


El partido en sí fue un apasionante empate a cero, con un Madrileño muy dominador del encuentro pero con escasa profundidad atacante, por un lado, y un Melilla ya descendido que vino a mantener con algo de hombría y gallardía la defensa de su camiseta, pero que hizo que Iturbe fuese prácticamente un espectador más a lo largo del encuentro, por otro. La mejor ocasión por nuestra parte fue un remate (juraría que de Abde) a la cruceta, tras un espectacular lanzamiento a portería, ya finalizando el partido, y poco más que contar. En el fondo, los chavales han cumplido ya y con nota, así que imagino que Tevenet irá dando entrada a nuevos jugadores en los encuentros que nos quedan por disputar. Y de aquí, directamente al Metropolitano.

 

Pensé que llegaría más justo de tiempo, pero al final pude echar un par de birrejas con los Hermanos y todo. El partido, como bien sabíamos, era el del día del Niño, y el ambiente en el campo era espectacular. Y el primer cuarto de hora lo empezó muy bien el Atleti, triangulando con agilidad, sentido y verticalidad.


A los dos minutos, ya tuvo la primera Suburbial Correa, en un remate inocente a las manos de Guaita tras asistencia de Koke. A los 11, otra buena combinación entre Koke, el turista Francés y Riquelme, esté dejó el balón en el borde del área a Lino, y su zapatazo hacia la portería se marchó fuera por poco. Y a los 14, esta vez fue Riquelme el que se plantó ante Guaita de nuevo pero el valenciano respondió con un paradón. Todo parecía que iba a ser una bonita tarde para los niños. Pero otra vez será, porque el resto del primer tiempo fue un peñazo supino, hasta el punto de que en ocasiones pensé que si se trataba de un amaño entre los vigueses y los míos para salir cada uno con un punto del Metropolitano.

 

Un atisbo de luz, sin embargo, se produjo en el minuto 39 de encuentro, en el que un maravilloso pase de Koke viendo el desmarque de Llorente, se convirtió en la mejor ocasión de la primera parte, pero el cervatillo terminó rematando inocentemente a las manos del guardameta celeste. Y ustedes se preguntarán. ¿De el Celta no habla nada? Es que no tengo nada de qué hablar. Apenas pisó nuestro área con algo de peligro durante casi todo el encuentro, salvo una buena ocasión de la segunda parte que les relataré más tarde. Así que con el empate a cero llegamos al descanso, y me temía que otro encantador 0-0 iba a adornar mi más que prometedor domingo inicial.

 

La segunda parte empezó como acabó la primera: un muermo de tamaño similar a la afamadísima película de “El poder del Perro”, que por muchos premios que haya tenido me pareció tan deprimente a la par que absurda que aún hasta me acuerdo de ella y todo, y el mal rato que pasé. Parece ser que en el descanso entró Morata, Y digo parece ser, porque yo no noté que estaba en ningún momento salvo por el habitual vocerío que provoca su presencia en el terreno de juego al ínclito Ralph, por un lado, y una ocasión que tuvo nada más comenzar la segunda parte y que remató de cabeza excesivamente cruzado, por otro. Este muchacho se ha empeñado en amargarme aún más la temporada, quedándose a 1 solo tanto de los 22, y a fe que lo va a conseguir, la madre que … (y mi apuesta al limbo, claro).

 

Pero a los 10 minutos de este segundo periodo el Cholo quitó a Savic y puso sobre el terreno de juego a De Paul, y como este muchacho hasta las Olimpiadas no tiene nada, pues salió con ganas de hacerse con el timón del equipo y empezó a repartir juego y gracias a su distribución del mismo el Atleti empezó a embotellar a su rival cada vez más y más. No es por nada, pero el gol se iba mascando poco a poco, aunque solo fuese por insistencia.

 

Eso sí, en el 58 se produjo la ocasión celtiña de la que les hablaba anteriormente: internada de un tal Bamba por la derecha, asistencia a Aspas que estaba solo dentro del área para disparar a bocajarro, pero la paradita milagrosa de cada partido hizo que Oblak nos recordase, una vez más, que aunque se vaya fogueando a otro portero para su futura marcha (que no lo veo mal tampoco, ojo), esta misma no debe de ser inmediata ni mucho menos. Y recuerden, este tipo de intervenciones, suman puntos. Igual que cuando un delantero mete un tanto. Exactamente igual.

 

También se notó la entrada de Pableras, que estuvo muchísimo más acertado y bullicioso que en Mallorca, y un remate acrobático suyo terminó realizando una extraordinaria parada Guaita, tras repeler posteriormente el balón en el larguero, tras previo pase también del omnipresente De Paul.

 

En el 84, de nuevo De Paul avisó ya de sus intenciones en un remate ajustado al palo que Guaita despejó a córner. El mismo lo botó Koke, lo despejó un defensa celeste, y el balón le cayó en la frontal, esquinado, a nuestro guaperas argentino, el cual, de volea, y acomodando a la par su cuerpo con auténtica maestría tras controlarlo con el pecho previamente, hizo que rematase el balón con la potencia y colocación precisa para batir por la escuadra al bueno del guardameta del Celta. Nos pongamos como nos pongamos, el gol es una auténtica maravilla, un auténtico golazo de bandera, y con una ejecución majestuosa por parte del jugador argentino. Y esta acción, aunque solo fuese esta, sí que fue un genuino regalo para toda la chavalería colchonera que había por el campo. Y poco más que contar. Que ya va quedando menos para que les deje de aburrir con mis historias absurdas, que al fin y al cabo, también tienen derecho a descansar. Efectivamente … Esto va llegando a su fin.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

Dentro del tono gris general, el mejor fue nuestro fornicador de la Patagonia, que no es otro que De Paul. Mucho se está empezando a hablar de que si nos quedamos con él o intentamos hacer caja con el argentino. Yo lo tengo claro: me quedo con él con los ojos cerrados, vamos. Simplemente, eso sí, un reto para el Cholo: conseguir como sea que su rendimiento aquí sea como el brutal que hace con la Selección Argentina, en los que el menda se sale y lo da absolutamente todo en el campo, por un lado, y, por favor, que alguien le aclare el concepto de “Una gran Temporada”, por otro, que sería también importante para su natural crecimiento en nuestro equipo.  Pero sí: ayer estuvo en plan líder, participativo, organizador y resolutivo. En plan crack, vamos.


LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

¿Del Turista francés hace falta que les diga algo más? Pues recuerden todo lo que les dije en anteriores crónicas, porque el señorito sigue con su plan de continuar riéndose del personal mientras logra su puesta a punto para la Eurocopa. Yo no sé ustedes, pero a mi se me acabaron las ganas de seguir riéndole sus gracias.

 

ÁRBITRO: Figueroa Vázquez. Sin complicaciones.

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (+18 GRADOS).

Partido de obligado cumplimiento, si, pero la portería a cero suma 2 nuevos grados (y qué ganas de que termine ya este puto despiporre de Termómetro que llevo, madre).

 

Hoy me quiero despedir de manera especial dedicándole este último párrafo a Don Diego Pablo Simeone. Ya saben que últimamente no es que ande saltos de alegría precisamente con él y sus decisiones,  me sigue pareciendo de una crueldad intolerable lo que le anda haciendo especialmente a Vermaeren, pero conseguir 400 victorias ya en Primera División en España, siendo el único entrenador que lo ha logrado de todos los que han pasado por el fútbol español, en un único equipo, me parece un dato más que relevante, significativo y, por supuesto, aplaudible hasta rabiar. Así que, me pongo en pie también, y por otras 400 más, Don Diego Pablo … “Cantemos todos que es la hinchada que hoy alienta, que es el Frente que hoy anima, Forza Atleti Campeón … OEEEE, OE OE OEEE, CHOLOOO, CHOLOOOO

 



6 de mayo de 2024

Mallorca 0 - Atleti 1. Un Atleti más reconocible ...

 

No nos volvamos locos, que el partido tampoco es que fuese gran cosa. Se podría haber aprovechado esa hora y media para, por ejemplo, ordenar el cachondeo de ropa que tenemos en la percha hoy en día (que si frío, que si calor, que pantalón corto, que si largo, que si camiseta corta, que si chaqueta, que si pijama largo, que si corto, que si chubasquero, que si chupa ... y todo por la vaguería de no guardarla en condiciones en el armario por si mañana cambia el tiempo otra vez).

 

También la podíamos haber dedicado para ordenar todas esas fotos que tienes desperdigadas en un carpeta por ahí, o los recortes y las revistas de tu equipo favorito. Inclusive, hasta igual hubiese sido más apasionante el adentrarte en el maravilloso mundo de Ikea y liarse a montar un mueble que uno haya pillado en dicho lugar infernal (vale, igual aquí me he pasado, lo reconozco). Da igual. El caso es que uno es del Atleti, y cuando juega el Atleti, pues no hay otra cosa que eso: el puñetero Atleti. Compadezco, eso sí, si algún espectador neutral logró aguantar dicha hora y media viendo el espectáculo. Si ustedes conocen alguno, y sobrevivió a tal tortura china, es digno de la mayor de las admiraciones posibles. ¡Cerveza para esa persona, pues!

 


Pero sí, por una vez desde hace ya tiempo, reconocí en algunos aspectos a nuestro Atleti de la mejor de las épocas posibles del Cholo. Cualidades aquellas que nos definían a la perfección como orden defensivo, buena colocación sobre el terreno de juego, concentración en la presión y sin pasar demasiados apuros y sin prácticamente errores groseros por nuestra parte. Y esto, en los tiempos que corren hoy en día, me supo a gloria bendita, la verdad. Simplemente pedía esto: ver un partido tranquilo. Y ha costado, vaya que si lo ha hecho.

 

El partido empezó con muchos fuegos artificiales para animar a los locales, pero el que puso la traca final fue Riquelme, cuando, a los 4 minutos de juego, un control orientado de espaldas en el borde de área lo transformó, a su vez, y de un toque de tacón, en un regate dejando a dos rivales fuera de órbita, para después, y sin pensárselo dos veces,  y de primeras, rematar en seco a la par que de toque sutil el balón hacia la portería, que se convirtió, a la postre, en el único gol que encajó el mítico Ragnar Lodbrok. Yo creo que el portero pudo hacer algo más, pero esto no sirve para quitar ni un solo mérito en la acción de nuestro canterano. 0-1, y la cosa pintaba bien, pero claro, visto los antecedentes de esta temporada, cualquiera se confiaba en exceso.

 

Pero no. El Atleti se disfrazó de la mejor versión de cuando los Godín, Raúl García, Gabi, Tiago y demás, portaban con tanto orgullo a la par que brillantez nuestra rojiblanca puesta, y controló durante todo este primer  tiempo el encuentro yo diría que a la perfección, teniendo el balón, no permitiendo ninguna alegría al rival, finalizando siempre las jugadas para evitar posibles contras, y demás,  y sin conceder pérdidas de posesión absurdas que tanto daño nos suelen hacer. No fue un Atleti ni mucho menos brillante, cierto, pero sí fue un equipo fiable y reconocible, que no es poco para lo que hemos visto esto año fuera de casa, reitero.

 

A la media hora tuvo una buena ocasión Hermoso, que parece ser, rebotó en el palo, y sin más historias ni consideraciones posibles, con este 0-1 se llegó al descanso. Control, tranquilidad, buenos alimentos, y parece que la cena no va a terminar finalmente indigestándose.

 

La segunda parte fue más de lo mismo, pero con un Atleti más cerrado y menos poseedor del balón, por un lado, y con un Mallorca más atrevido en ataque, por otro, pero sin excesiva profundidad (tampoco podría ser de otra forma el tema, entiendo).  

 

Se pudo sentenciar el encuentro, aún así, en una gran contra conducida por Marginal Correa, que le cedió el balón a Llorente para que esté, transformase dicho balón en una coliflor, controlase fatal el mismo y su remate final  ante la salida de Ragnar lo mandase fuera por encima de la huerta. Como ya dije en la anterior crónica, este año Marcos me ha parecido de los jugadores más honrados que han portado la rojiblanca, y hay que contar con el hándicap de su constantes cambios de posición en el terreno de juego, claro que, igual esto es debido, como bien me indica mi Hermano Don Rubio, que un jugador polivalente es equivalente a jugador que no termina de destacar en ningún sitio en concreto. Yo aquí lo dejo caer.

 

Sea como fuere, la ocasión se marchó al limbo, y la más clara del Mallorca la tuvo en el minuto 58 (es decir, 2 minutos más tarde que la del Lechugo) el siempre bullicioso Darder, cuyo zapatazo cruzado rechazó Oblak con su parada salvadora de cada jornada.

 

Poco más que contar, de verdad. El Mallorca terminó dominando la situación, pero sin crear peligro alguno, y el poco que hubo, Oblak se encargó de desbaratarlo, con su sobriedad y saber estar habitual. Así que este es el relato de un sábado tranquilón, de un partido aún más relajado si cabe. Un auténtico flashback de los equipos con los que tanto hemos disfrutado obra y gracia de Don Diego Pablo. En definitiva, un Atleti de hace no tanto …

 


EL CRACK DEL PARTIDO:

Buen hacer de toda la línea defensiva en general, aunque se me antoja especialmente importante la presencia de Azpilicueta como titular también de la zaga, porque es un tipo que transmite mucha seguridad, buen partido de Correa y Lino, pero el crack se lo damos a Rodrigo Riquelme. A ver si el  Cholo es capaz de darle los partidos que quedan como titular, para que el chaval siga sintiéndose importante, y traduzca su indudable clase y gol que tiene en un resultado mucho más efectivo para el equipo. Por cierto, esta dedicatoria dice mucho de ambos jugadores, y del estado en que se encuentra especialmente Don Álvaro Morata actualmente. No sé a ustedes, pero a mi la imagen me impactó mogollón.



LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Pues soy un firme apostante a muerte de Barrios, pero hay algo en él que no me termina de cuadrar en los últimos partidos en los que le ando viendo, y es su tendencia constante a terminar cayéndose siempre al terreno de juego, y ojo, a veces en situaciones altamente comprometidas. Si fuese en un solo partido diría que podría ser cosa de la mala elección de botas y demás, pero ya es en varios en los que el chaval no consigue bien coordinar sus acciones. Es como si el cerebro le dictase una orden, pero su cuerpo y sus piernas le respondiesen con otra. Como cuando yo ando de farra y digo que me piro para casa, pero mis pies me vuelven a conducir hasta la barra para pedirme otra copa. No sé, igual es una paranoia mía, y ojalá que se convierta en el pilar que creo que va a resultar para nuestro equipo al final. Nada me haría en este mundo más feliz.

 

ÁRBITRO: Arberola Rojas.

Conste que yo vi un penalti muy claro sobre el propio Riquelme en la primera parte, en la que es trabado por detrás, pero vamos, salvo esa circunstancia, es el mejor árbitro que pisa hoy un terreno de juego en España, y con una diferencia sideral sobre el resto de organismos.

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (+ 16 GRADOS).

No es plaza nada fácil Mallorca, y encima, como se nos da fatal también, sumo 3 grados por la importante victoria conseguida, y 2 más por la portería a cero, al fin también conseguida después de 14 jornadas consecutivas sin conseguir dicho objetivo.

 

Y el domingo, doble jornada dominical para que el que esto os emborrona. A las 12, cita en el Cerro para homenajear como Dios manda a nuestro entrañable Madrileño, y de allí directamente al Metropolitano a disfrutar del día del Niño. A ver si logramos terminar la temporada con la tranquilidad aparente con la que estuvimos en Mallorca … “Tuve la suerte, fui colchonero hasta la muerte”






Hasta siempre, Flaco ...

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