25 de mayo de 2021

Todos saben quién es el Campeón.


La cosa empezó allá por finales de Septiembre de este año. Recibíamos a un Granada que, si mal no recuerdo, andaba líder, mientras nosotros empezábamos con la lacra de tener 2 partidos aplazados por aquello de haber acabado la temporada más tarde de lo normal. Comandados por un Joao Félix pletórico, bastó que Luisito Suárez jugase un ratito y anotase los dos primeros chicharros con la rojiblanca puesta. Ni más ni menos que seis chicharros les clavamos. Como para no ilusionarse uno. El Despacho reventaba de ilusión.

Continuamos en Huesca, en un encuentro en el que el equipo, sin haber dado mala imagen ni mucho menos, siguió alimentando esa extraña leyenda de que los recién ascendidos, en su casa, no terminamos de rematarlos casi nunca.

El siguiente rival fue el dichoso Vila-Real, en un partido, por qué no decirlo, malo de solemnidad. Un empate a nada, que empezaba a servir para que las huestes más inasequibles al desaliento empezáramos a sospechar que esta nueva temporada iba a ser de nuevo un vía crucis particular, en el que llegaríamos al siguiente año probablemente sin apenas aspiraciones ligueras no de Campeonar, sino de lo que hay que exigirle siempre a nuestro equipo: estar ahí.

Después vino el bodrio también de Balaídos, sacado con mucha mejor nota de lo que realmente mereció el equipo. Luego vino el Betis, en un encuentro conseguido ganar con relativa tranquilidad. Y de ahí a Pamplona, lugar en el que Joao seguía de dulce y Torreira se estrenaba con la espantosa equipación amarilla de accidente de tráfico con la que hemos disputado esta temporada un número bastante despreciable de encuentros.

Seguimos para bingo, porque el siguiente partido fue contra otro sorprendente líder del Campeonato de Liga, el Cádiz. Sin embargo, no dimos opción alguna al equipo de la tacita de plata, y le masacramos 4-0 sin piedad. Joao Félix seguía de recital en recital, mientras que Luisito, a lo suyo. Y marcar, y marcar, y volver a marcar.

Vamos ya por noviembre, y el primer miura de verdad visita el Metropolitano: el Barsapasta. Suárez no pudo jugar (muchos vimos la sombra alargada de Caminero tras su ausencia, cómo somos los Atléticos de retorcidos a veces, madre) y en una contra en la que Ter Stegen salió a saludar a las gaviotas (en el páramo ese cualquier cosa se puede uno encontrar), el gran Carrasco se llevó el balón de espuela, esquivando al estupendo por otro lado guardameta alemán y consiguiendo el 1-0 definitivo. Ojo, que la cosa parecía seria. Muy seria.

Después nos vamos al siempre complicado Mestalla, en el que un autogol ché nos da 3 puntazos de oro. Nos deshacemos del Pucela en casa, con la gran noticia de que Lemar empieza a reivindicarse en el jugador que (¡Al fin!) el Cholo ha logrado que saque de dentro ese talento que siempre se le ha presupuesto tener.

Seguidamente, nuestro rival más encarnizado se deshace de nosotros con relativa facilidad en ese campucho de entrenamiento en el que a los señoritos se les permite jugar y hacer lo que les venga en gana, solo faltaba. Y vino el Elche, contra el que se disputó un partido estupendo, con un Llorente estelar. Y a continuación otro punto de inflexión en el Campeonato: visitamos Donosti, con una Erreala lanzada, y en la que el Atleti disputó uno de los mejores encuentros de la temporada.

Seguimos en casa frente al Geta, que, como buen vecino que es, siguió con su maravillosa costumbre de no hacernos siquiera un solo tanto desde la llegada de Don Diego Pablo, si mal no recuerdo. Y nos fuimos a Álava, en donde vencimos en uno de esos encuentros en los que a uno se le empieza a poner una cara de Campeón que no se puede aguantar, con el tanto en el 91 de Luis Suárez y con un gol previo de Marcos Llorente de esos en los que se fue hasta del alcalde de dicha localidad.

Otro punto de inflexión fue la primera bola extra conseguida frente al mejor Sevilla de toda su historia, en un partidazo de poder a poder. Y nos fuimos a Eibar, en el que Luis Suárez devolvió en el minuto 90 la frivolidad que tuvo Dimitri (portero local) en anotar su tanto también de penalti. Y recibimos a un batallador y respondón Valencia, al cual tuvimos que remontarle en un segundo tiempo pletórico.

Y viajamos a Cádiz, en dónde conseguimos 4 tantos fuera en un partido de esos locos que tanto desesperan a mi hermano el Sr. Mármol. Y agotaditos perdidos, también remontamos frente a un Celta motivadísimo ante la visita a casa del Líder, pero finalmente una desgraciada jugada postrera hizo que se nos escapasen 2 puntos de nuestro hogar.

Y nos fuimos de viaje a saludar a la estupenda gente de Granada, llevándonos de nuevo los 3 puntos. Y se acabó el placentero viaje, porque llegó nuestra peor pesadilla, el puto Levante. De nuestra segunda bola extra logramos rescatar un punto, al que le dimos por válido (fallando Correa un gol de esos que solamente él puede fallar, aunque lo compensó más tarde, vaya que si lo hizo). A los 3 días, otra vez de nuevo a ver la geta a estos. 343 remates a puerta, dominio total y absoluto, penalti previo a Oblak en la jugada del 0-2, que anotaron ya en el descuento y sin portero. Qué hartura de equipo, qué pesados son y qué de ganitas que les tengo. Les he pillado un gato que no puedo con ellos, y es que tampoco lo quiero evitar. Por cierto, en todo lo que quedó de temporada …Un partido lograron ganar. Uno. Sin comentarios.

El panorama se planteaba de manera siniestra, porque nuestro siguiente rival eran los putos azulejeros en el Madrigal. Afortunadamente, sacamos casta de Campeón de nuevo y vencimos un encuentro que en cualquier otra temporada hubiésemos palmado sí o también.

Y llegaba el derbi, y el Atleti hizo 60 minutos de cine, y metió otro chicharrazo Luisito, pero los de la flor en el culo, siempre la han tenido, y siempre la tendrán. Y al final el narcotraficante del Benzema igualó el marcador cuando no había tiempo apenas de nada más. Y mientras tanto, los rivales se nos acercaban cada vez con más agobio e insistencia. Y palmamos 2 puntos incomprensibles también en Getafe (aunque el equipo lo dio todo). Y Oblak obró el milagro del Alavés cuando en el 88 atajó un penalti a un jugador vitoriano. Y nos dimos un rulo por Sevilla, durante el cual metimos a los palanganas en la lucha por el Campeonato y contemplamos una de las imágenes de la temporada en Heliópolis, cuando el Cholo, al final del encuentro, abrazaba a la par que consolaba a un desconsolado Correa cuando Bravo le había sacado lo posible y lo imposible.

Y menos mal que antes, dentro del todo guirigay este de Liga que ha habido, habíamos sacado otra bola extra que teníamos en el tintero por la puta Filomena frente al Athletic en el Metropolitano. Y nos deshicimos del Huesca en otro de esos partidos revueltos entre semana.

Y llegó mi bajón total tras creer mi vida perdida en la derrota de San Mamés. Y varios Hermanos míos me agarraron de la pechera y me dijeron que de tirar la toalla nada de nada, que el Atleti era el que me había elegido a mí, y no al revés, y que no había más vuelta de hoja al tema. Y cuando pensé que el Barsa nos pasaría como un trolebús, cuesta abajo y sin frenos, resulta que naranjas de la china. Y fuimos a Elche, y en otro encuentro en el que debimos de golear, sufrimos lo imaginable e inimaginable para conseguir los 3 puntos, tras errar los ilicitanos un penal que se estrelló en el palo en el noventa y muchos. Y el Atleti antes había masacrado al Eibar en el Metropolitano, dejándole bien claro cuál iba a ser su destino final en este viaje. Y nos fuimos a Barcelona, y el equipo dio la cara, mereció ganar, dejó algo más que hechuras de lo que ha sido finalmente, mientras que nuestros adorables vecinos no tuvieron pelotas para pillar un liderato que puede que hubiesen conservado hasta el final de los finales.

Y vinieron con ganas los mozalbetes de la Erreala, los cuáles en la segunda parte, nos lo pusieron de corbata, tras realizar un primer tiempo épico el Atleti. Y cómo olvidar este penúltimo partido frente a Osasuna. De nuevo el destino jugó con nuestros corazones, con nuestros sentimientos, con nuestras emociones.

Y llegó el final, y vencimos en Pucela, partido que, por supuestísimo, empezamos palmando de nuevo. Y remontamos con la magia de Correa (el gol es una auténtica joya, por todo, de esos que no vamos a olvidar jamás), y la decisión de Luis Suárez. Y si, señores, somos Campeones.  Y no puedo dar que dar las gracias a mi equipo por hacerme la persona más feliz del Universo. Y celebramos, y celebramos, y volveremos a celebrar. Porque no hay nada más grande en este mundo para un bufandero descerebrado que ganar una Liga. Nada tiene más mérito. Nada te agota más. Nada disfrutas tanto. Nada lo vives de igual forma. Y casi que me ha dado igual este año no haber podido ir al campo, ¿Saben? He descubierto El Despacho, lo he acogido casi como mi segunda casa, me han admitido maravillosamente bien, y del buen ramilllete de partidos que he visto allí, solo he palmado uno, aquel psicotrópico frente al puñetero Levante.

Me duele la garganta, me duelen un montón los brazos, palmé el móvil en la celebración, hubo algún pequeño y desagradable incidente al final, pero nada me va a hacer olvidar todo esto, porque cada día que va pasando,  ando todavía un pelín más contento que el anterior.

Muchas gracias por haberme aguantado toda esta temporada, Hermanos.  Que si … Que quedan las putas notas finales, lo sé (resultado definitivo del Todopoderoso Termómetro incluido). Y lo van a tener, no desesperen. Pero ahora mismo solo importa una cosa. Todo el mundo sabe quién es el Campeón. ¡Aúpa Atleti!

        

17 de mayo de 2021

Atleti 2 - Osasuna 1. Las lágrimas de Rafita.


Qué finde. Qué descontrol. Qué manera de reír, disfrutar, gozar, sufrir y más sufrir, de verlo todo perdido, ganado, de que los minutos se te hagan eternos, o pasen a la velocidad de la luz. Qué manera de celebrar, y hasta casi de llorar. Y esas lágrimas de Rafita.

 Qué manera de andar concentrado. Qué manera de dar vueltas y más vueltas en la cama. Qué manera de machacarme paseando de aquí para allá en mi pertinaz y constante lucha por la relajación final que nunca termino de conseguir. Que manera de sentir este bendito Club. Como las lágrimas de Rafita.

 Qué bien que está jugando el Atleti este tramo final liguero. Cómo presionan, qué paciencia tienen, y una, y otra, y otra, y otra, y otra vez. Que manera de luchar, de dejarse el alma, de no desfallecer cuando realmente estábamos muertos. Qué manera de fallar ocasiones. Que manera de no esconderse. Qué manera de sentir, de respetar esa camiseta y a este Club. Saben lo que significa para nosotros esta sagrada pertenencia. Son las lágrimas de Rafita.

 Y ocasión de Luis Suárez por aquí, y ocasión de Luis Suárez por allá. Que si para el tal Herrera (mil vueltas le da este portero al tal Unai ese, hombre, pero mil), que si saca un balón el defensa desde la línea, que si el palo, y, mientras tanto, todo ello aderezado con un completo y entusiasmante recital del mágico Correa, abarcando todo, defendiendo, regateando, gambeteando, recortando, dando asistencias de aquí para allá. Es un jugador único, diferente, especial. Hace cosas que a nadie le veo jamás hacer. Un jugador emocionante, tal y como son las lágrimas de Rafita.

 ¿Pausa de hidratación? ¿Pero cuántas majaderías más se tienen que inventar? Aquí los únicos que tenemos que hidratarnos somos nosotros, los hooligans colchoneros (si, Alejandro, si, para ser un auténtico y genuino seguidor rojiblanco hay que tener barriga, lo pone en el manual de buenas prácticas del seguidor Atlético). ¡Pero si apenas hacía calor ayer! (cuánto le gustó al Sr. Mármol y compañía mi pantaloncito corto, madre, pensé que al final no me dejaría pasar al Despacho a ver el encuentro, qué hombre más detallista a la par que impoluto, vive Dios). Y venga remates a puerta. Y qué chutazo de Saúl (volviendo a ser lo que todos sabemos que es realidad) desde fuera del área otra vez al palo. Y qué desesperación. Y qué gritos. Y qué nervios. Y qué ansiedad. Uno se mesa el pelo, otro mira hacia abajo, otros lanzan alaridos desamparados … 0-0, descanso, y, me temo, aparecerán las lágrimas de Rafita.

 Y el Atleti que sigue. Y el Atleti que no para. Insistiendo por uno y otro sitio, hasta que …¡Atención! ¡GOOOOOOOLLLL! Todo el mundo lo celebra. Todos, menos yo. Algo raro he visto. Savic en fuera de juego. Me jode aguar las fiestas, pero me lo pienso cada vez más a la hora de celebrar un tanto como si me fuese la vida en ello, porque luego la cara de gilipollas que se me queda es como el Metropolitano de grande. Y ni hablar del Peluquín (puta Cerezo, nunca está de más). Córners y más córners, saque de esquina y más saques de esquinas. Ni diciéndolo en filipino logramos culminar ninguno. Las lágrimas de Rafita andan al caer.

 Y otro tanto anulado al Atleti. A nuestro galgo del Metropolitano, porque si, bien merece Carrasco que adopte el mítico mote de nuestro Don Joaquín Peiró, que Dios le tenga en su gloria. Murmullos, gente que mira a un lado y otro de la sala. La expresión que nadie quería escuchar suena sin parar …”Gol del Madrid” …”Gol del Madrid” …”Gol del Madrid” … ¡A la mierda el gol del Madrid! Nosotros a lo nuestro, carallo. Se humedece, mientras tanto, la mirada ausente de Rafita.

 Minuto 76. Lo que parecía un paradón antológico de Oblak, se convierte en gol, obra del parásito humano ese de Budimir (inestimable colaboración de Lodi, que se puso a marcar a …¡Savic! Ver para creer). Cómo estaría el menda haciendo el ridículo y provocando al personal al celebrar su tanto, que apenas un minuto después, su Mister le sustituye (agradezco, por otro lado, mucho el detalle de Jagoba Arrasate, las cosas como son). Cuánto payaso, malnacido y provocador hay en este mundo. Ojito, mamarracho. La afición del Atleti tiene una memoria excelente, y nos encanta siempre saldar nuestras cuentas pendientes. De la forma que sea. Ya no podemos más, Rafita se pone a llorar desconsoladamente, de tal manera que casi también lo consigue conmigo.

 Y otra puta pausa de hidratación. La primera nos vino fatal, porque perdimos ritmo. Esta segunda, nos vino de cine tras la arenga del Cholo.  Y el Menino que anda en el campo. Y esta vez sí, está participativo y con personalidad. Y se echa el equipo encima. Minuto 83. La leche la Toñi, ¡qué pase! … Lodi, Diosss …¡¡¡¡¡GOOOOOOOOOLLLLLLLL ¡GOOOOOOOOLLLLLL!!! ¡¡¡¡¡GOOOOOLLLLLLLL!!!! El Despacho se convierte en una jaula de bestias enfurecidas rojiblancas. Hay que morir. Barra libre de lágrimas de Rafita a diestro y siniestro.

 Y los navarricos a perder tiempo. Y el galgo del Metropolitano que sigue a lo suyo. Nueva internada por banda. Y otra vez Luis Suárez. Pero esta vez acertó. Minuto 88. Locura infinita. Alegría embriagadora. Saltos y más saltos, abrazos y más abrazos. Atleti, cuánto te queremos. Como bien demuestran esas lágrimas del Rafita.

 El arbitrucho descuenta 345 mil minutos. Que te follen. Esto ya es nuestro, y no nos lo quita ni Dios. Y, aún os digo más. No nos lo va a quitar nadie el próximo sábado. El equipo está de cine, merece conseguirlo, y vaya que si Campeonará. Porque esas lágrimas de Rafita, son, en realidad, eso. Lágrimas de Campeón.

 EL CRACK DEL PARTIDO:

Muy bien Hermoso, muy bien Saúl, Carrasco brutal, Luis Suárez decisivo, Joao Félix apareció, al fin, pero hoy me quedo con la maravillosa a la par que portentosa actuación de Ángel Correa. Os lo he dicho antes en la crónica, pero me apetece volver a expresarlo. Especialmente ese giro imprevisible que tiene con el balón pegado al pie, aparte de ser un recurso técnico sencillamente sublime, es que no se lo veo hacer a nadie. Absolutamente a ningún jugador más. Si a todo esto, añadimos su entrega, entusiasmo, sus asistencias, sus goles … Cuánto peor estaba, es cuándo más ha resucitado, como buen soldado del Cholo que se precie. Es un tipo único.

 LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Ni de coña voy a poner a nadie del Atleti. Venga, va. Mis pantalones cortos (Sr. Mármol dedicated).

 ÁRBITRO:

Uno de los 500 Munueras que hay. Es difícil distinguirlos. Toda la saga es igual de mala.

 TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (+ 12 GRADOS).

Don Pablo Raso me va a dar de hostias hasta en el DNI, pero como ya le adelanté ayer en exclusiva Mundial, el Termómetro es un barómetro independiente de la actualidad colchonera. No entiende de sentimientos, ni de emociones. El se juzga por hechos, y estos dictan que era un partido de altísimo cumplimiento, así que, se queda como está, no ha lugar subida.

 Y el sábado, broche final. Esto se acaba (y menos mal, porque esto en realidad, lo que está haciendo es terminar con todos nosotros). El sábado, último y definitivo partido. Todo o nada. Y Campeonamos, o seremos Campeones de Liga. Y va a suceder lo que tiene que suceder, háganme caso. ¡Forza el Atleti CAMPEÓN!

 

13 de mayo de 2021

Atleti 2 - Real Sociedad 1. ¡¡LIGA A LA VISTAAAA!!


Descansaba la tripulación del gran barco guerrero indio (el archiconocido e imperial Neptuno III), cuando un alborozado grito de nuestro grumete Angelito Correa, subido en lo más alto del palo mayor, expresó con ese entusiasmo y sonrisa de tipo picarón a la par que humilde que le caracteriza, lo que el título de este diario de navegación les ha descrito. Quedan ya solo 2 etapas para terminar esta larga, dura y trepidante travesía. Inclusive, puede que logremos avanzar aún a más nudos de velocidad y este próximo domingo logremos, al fin, plegar velas y fondear en tan ansiado propósito, pero es mejor no adelantar acontecimientos, y, conociendo los métodos de trabajo de nuestro gran Almirante en Jefe Don Diego Pablo, convencido estoy de que mantendrá a los marineros rojiblancos firmes y decididos en su propósito. Un penúltimo esfuerzo. Una penúltima gota de sudor derramada. Una penúltima taquicardia, y esto se acabará. Se tiene que acabar, y lo tiene que hacer ya.

 

Hemos pasado de todo, en nuestro barco se ha padecido la auténtica peste masacrante y cruel del Covid 19. El gran trasatlántico blaugrana ha estado a punto de sobrepasarnos hasta en dos ocasiones casi consecutivas. Por su parte, la nave vikinga está compuesta por bulldozers rabiosos que, a pesar de que su servicio de enfermería anda dirigido por el profesor Bacterio y sus brebajes, no cejan en su empeño de terminar de abordarnos para masacrarnos sin piedad. Más atrás quedó el barquichuelo de los gitanitos del sur, sin duda, hombres pendencieros a la par que peligrosos, pero que hemos terminado por despegarnos de ellos de forma definitiva.

 

Por lo tanto, el Neptuno III, sigue firme, armonioso y veloz como una centella, aprovechando el viento y oleaje provocado desde el exterior por el Frente Atlético y fieles allegados. Ayer tuvimos que dejar atrás a la embarcación donostiarra. Parecía cosa sencilla el tema, porque la tripulación guerrera india, realizó una primera parte de la travesía decidida, constante, brillante, espléndida. Sencillamente espléndida, tal y como sucedió cuando logramos mantener a raya al trasatlántico Laportiano jornadas atrás. Nuestro gran cazador Suárez pronto sacó su temible arpón a pasear, en busca de alimentos para dar más vida y firmeza a la tripulación Atlética, pero no tuvo su día en su puntería final, sin bien ayudó con su experiencia y buen hacer por la borda al resto de sus compañeros. Por su parte, “Gran Lobo de Mar Carrasco”  fue durante buena parte de dicha travesía una auténtica delicia verle galopar por babor. Y gracias a él empezamos a sacar las primeras yardas de ventaja sobre los guipuzcoanos.

 

Poco después, y tras una gran acción del Señor Suárez, hizo que nuestro grumete favorito Angelito pusiese aún más yardas de distancia. Todo parecía coser y cantar, porque, cuando parecían reaccionar los guiputxis, nuestro Gran Capitán Jan lograba plegar sus embestidas moviendo con suma maestría y reflejos sus dos grandes velas con las que mantiene firme la popa, logrando que nadie termine de abordarnos de forma definitiva. Una vez más. Otra más.

 

La segunda parte de la navegación comenzó igual de bien que la primera, pero con la lástima de que nuestro marinero Criminal Luisito prorrogaba su falta de tino a la hora de terminar de hundir a la flota de la Real, por más que tuvo opciones definitivas para terminar de abordarles. Y claro, entre el cansancio de la tripulación colchonera (lógico tras todo lo que se lleva navegado), el crecimiento de la donostiarra, donde su Gudari Imanol empezó a cambiar su tripulación por otra más joven y entusiasmada cantera de grumetillos, (los cuales, por qué no decirlo, demostraron por momentos desparpajo, personalidad y descaro), hicieron que intentaran también su abordaje particular, gracias al boquete que logró conseguir Zubeldía en los últimos compases del trayecto.

 

Todo finalizó como caracteriza siempre en nuestras etapas con nuestro Neptuno III. Lo que parecía un día plácido y soleado, terminó siendo la tormenta perfecta, cayendo un diluvio final en el que cada cual evitó la inundación rojiblanca como pudo: achicando aguas en su mayoría, otros fueron a sus camarotes a esperar expectantes el desenlace sin querer ver ni saber, pero terminó venciendo de nuevo el sol a la lluvia incesante, y de nuevo empieza a brillar y dominar con más brillantez y pureza que nunca, así que no me queda otra que gritar con todos vosotros ¡Avanti y a toda máquina, Colchoneros! ¡¡LIGA A LA VISTAAAAA!!   

 

EL MARINERO DE LA TRAVESÍA:

Es un espectáculo ver a Savic achicar agua sin cesar, las diabluras de Yannick por babor, la imberbe agresividad de Llorente, la capacidad de cariño que llega a generar nuestro grumetillo Angelillo. Espectacular, cómo no, la tranquilidad y fiabilidad que transmite el Señor de los Mares Jan en todas y cada una de sus acciones, pero ayer el Gran Capitán Resurrección, cumplió su travesía 500 en el Neptuno III con su corazón abarcando todo, manteniendo la nave siempre firme a la par que fulgurante en su devenir final, y, sin duda, tiene que ser nuestro gran estandarte final en la consecución y conquista de nuestra isla del amor denominada Liga. Le debemos mucho. Quizás, demasiado. La realidad es que, le debemos tanto …

 

EL NAVEGANTE DE AGUA DULCE:

Es especialmente dañino a los ojos ver de forma paralela por la borda cómo abarca y para rayos y centellas Koke, mientras se esconde tras un barril de ron cuan chiquillo asustadizo por el temporal Joao. Que esto acabe pronto, y, sobre todo, acabe bien, y el resto de la tripulación olvide a la par que disfrute de todo lo que se nos viene encima. Será lo mejor para todos.

 

JUEZ SUPREMO DE LA TRAVESÍA:

Cuadra Fernández. Hoy por hoy, mi colegiado favorito, y con una amplia diferencia con el resto de bebedores sin sed.

 

PIRATA BARBARROJA ROJIBLANCO: (+ 12 GRADOS).

Sube la temperatura en alta mar 2 grados más, y, por lo tanto, el gran Pirata Barbarroja tiene a bien obsequiar al personal con 2 nuevas botellas de Ron. Que terminemos todos embriagados de alegría e ilusión, pues.

 

Y el domingo … Ay, el domingo... Viento en popa a toda vela, no corta el mar, sino vuela, nuestro Neptuno III el Temido, en todo mar conocido, y cuyo lema es sabido en uno y otro confín: NO PARAR HASTA CONQUISTAR.

9 de mayo de 2021

Barsapasta 0 - Atleti 0. Me veo Campeón.


Es algo más que ganar la Liga o no. Ayer ví un equipo que Campeonará. Que lo dio todo. Me sentí representado en cada uno de los jugadores que se dejaron el alma por vencer al BCN. No creo que se les pueda pedir más. Si hay alguien que no lo vea … Pues no lo verá. Pero yo cuando contemplo a mi gente dar todo por una causa, muero y moriré por ellos. Pero así. Con personalidad. Con decisión. Jugando al fútbol de verdad. Sin complejos. Sin más historias. Los Atléticos, háganme caso, nos conformamos con poco. Porque lo más grande ya lo tenemos, ser de este puñetero y bendito Club. Don Rubio me dijo un día que yo no era del Atleti, que él me eligió a mi. Y ya no me puedo escapar de sus garras (el mamón de él me conoce bien, demasiado bien)

 

Yo, los primeros de mes, tengo la costumbre de ir a ver a mi vieja. Está enterrada, sí. Pero mis hermanos y yo, siempre la queremos tener presente, al  menos, en ese pequeño homenaje que nos permitimos por ir a rendirla  que sepa lo mucho  que la echamos de menos, yéndola a ver todos los sábados a primeros de mes, poniéndola sus flores rojiblancas de rigor, y pasando luego el día juntos en concordia y armonía. Eso no nos lo quita nadie. Se lo debemos. Nos dio tanto, que nunca tendremos vidas, de hecho, para devolverla tanto cariño y amor con que nos bendició.

 

Me puse mis mejores galas (la rojiblanca por bandera, por supuesto, desde primera hora de la mañana). Aparte, día de partido grande. Se notaba en el ambiente. Cualquier sitio dónde paraba, todo el mundo indicaba lo mismo “A por ellos”,No se nos va a escapar”, “Lo conseguiremos”, “Estamos ya en nuestra salsa”. En definitiva, la grandeza de ser y vivir por este bendito Club. No hay más.

 

La primera parte, pletórica del Atleti. Fabulosa de voluntad, de creer en lo que llevamos haciendo ya casi hace un año, de salir a por todas, de no importarnos en exceso el imponente escenario rival, ni el susodicho en sí mismo. Un equipo Campeón, en definitiva. O con alma de serlo, al menos.

 

Dicho esto, el planteamiento del Cholo me pareció genial. La utilización de sus peones, no tanta. Ni entendí la suplencia del inconmensurable el otro día Kondogbia, y me sentó especialmente repelente la utilización de Saúl para cambiar al tocado Lemar (si está tocado , ¿para qué pollas juega?) para luego cambiar al propio canterano, a su vez,  durante la segunda parte. Tengo muy claro que la temporada de Saúl es la que es, pero una humillación así, no la merece, aunque, en el fondo, Don Diego, y, al menos, para los que tenemos el culo pelao ya de ver tanto puto jurgol, el que se humilló fue usted. Así no se trata a un purasangre rojiblanco. ¿Está espantoso? Cierto. Pero las palabras respeto, consideración y humanidad, las olvidó por completo.  O juega, o no juega. Pero no se puede utilizar el comodín del público para sus caprichos. Está el hombre, está la persona, y, especialmente, en este caso, está el Atlético. Imagino que el talibanismo Choliano le seguirá defendiendo a Capa y espada. Y, ¿Sabe lo más curioso? Yo pertenezco a ellos. Pero con mi gente, no se juega jamás. Mejor dicho, JAMÁS. Y ahora que venga el resto del mundo a contarme la soplapollez de la tarjeta y demás, por favor. Yo no hubiese sacado a Saúl en ningún momento del encuentro. No se lo merece, carallo. Que no, joder. Que no.

 

No les voy a relatar las ocasiones que tuvimos. Fue un encuentro el cual, imagino, todo buen Atlético que se precie vio con devoción absoluta.  No necesitan más detalles al respecto.

 

En la segunda parte, el equipo siguió en la misma línea, cierto es que pudimos perder en una ocasión pintiparada de Dembelé, como no menos cierto que el Atleti jamás perdió la cara al partido, que Ter Stegen fue el ídolo local, que esto no ha terminado todavía, y que seguimos LÍDERES INCONTESTABLES (y llevamos ya unas cuantas, oigan, mal que pese al estercolero Seguroliano). Por cierto, el Atleti, ni depende de los indeseables vecinos, ni de los aspirantes a ricachones señoritos andaluces con sus caballitos y su carreta paseando soberbiamente por su inequívoca ciudad, ni nada de lo que se parezca. El Atleti tiene que seguir siendo lo que es. El Atleti. Y, si lo conseguimos, este año Campeonaremos. No hay más. Que sí, que sí, que sí, Atleti sigue así. Lo dicho. ME VEO CAMPEÓN.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

No creo que se le pueda pedir algo más en este mundo al Sr. Oblak que lo que hizo ayer. A Savic tampoco. Y, a Carrasco, al que menos. Y me jode decirlo, a Ter Stegen, por parte local, menos.

 

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Podría decir Joao Félix, y todos me aplaudirían a rabiar. Pero uno tiene corazón, y odio profundamente el linchamiento multitudinario. Está claro que el chaval anda como anda, pero no cuenten conmigo para el empalamiento final. Y, a esos que llevan las manos de piedras cargadas para lapidarle sin piedad, hagan un pequeño ejercicio de memoria, y cuéntenme cómo al principio consiguió  el menino 7 goles con el Atleti (uno más que el año anterior, por cierto). Lo mejor para el portugués, es que, o el Cholo lo saque de principio y el chaval se sienta importante de verdad, o mejor que luego pase de él, porque no es revulsivo de nada. Dicho esto, el supuesto (que anda por ver) fracaso de Joao, es tan culpa de él como del propio Simeone. Un jugador de este talento no se nos puede escapar jamás. JAMÁS. Que cada uno haga ejercicio de autoreflexión, por favor.

 

ÁRBITRO:

EL Oscarizado Mateu Lahoz. A mi no me gusta una mierda, pero bueno. Allá cada cual.

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: ( + 10 GRADOS).

Sigue igual. Igual de bien, por cierto. Pero, al menos, ese empate, era obligado sí o también. Si queremos llevarnos esta Liga, claro, que el objetivo de ser Atléticos, ya le digo sin miedo a equivocarme, anda más que cumplido.

 

Y el jueves, la Errerala, a ese horario tan adorable para los pobres desgraciados que tenemos a bien levantarnos a las 6 de la mañana para ir a currar que es las 22 h. De verdad os lo digo, olvídense de la terrorífica presión que ya nos andan haciendo los indeseables de turno con que si tal o cual equipo depende de sí mismo. Cada uno en esta vida se engaña como quiera, pueda o sepa. No me interesan. Tampoco voy a succionar porciones de carne sexuales de especímenes que nos desean el mal y el infierno, como los señoritingos del sur. La vida, generalmente, suele ser más sencilla que todo eso. Uno debe de seguir su camino, y esperar acontecimientos, sin más. Háganme caso, LÍDERES.  Y suena celestial, joder. A dónde vayas, siempre estaremos, tu eres mi vida, lo que más quiero”.

 

 

 

2 de mayo de 2021

Elche 0 - ¿Atleti? ¿El Puto Amo? ¡Y yo qué sé! 1. Vuelven a involucrarme.


 Parecía tener todo bajo control, hasta que se me ha venido encima una genial escena del Padrino III en la que ya un viejo y desgastado Michael Corleone, habla con su hermana Connie y su sobrino Vincent Mancini, los cuales, tras haber estado ingresado en el hospital debido a sus problemas con el azúcar, se enteran de que estos últimos, han decidido por su cuenta liquidar a su enemigo, el fantoche de Joey Zasa, sn su permiso. Haciendo un gesto característico arrastrando sus brazos hacia su propio cuerpo, un enfadado Michael les comenta: “Justo cuando pensaba que estaba fuera, vuelven a involucrarme”. Nada mejor que esta situación para reflejar mi estado de salud mental actual.

Ya saben. Decidí por completo el tirar la toalla. No veía nada claro el devenir final de nuestro Atleti, y como cada uno lo sentimos y vivimos como Dios o nuestros padres nos han dado a entender, yo decidí poner fin a tal extremo sufrimiento y tomarme el resto de campeonato liguero de una forma y manera que no me desgastase tanto moral como psíquicamente este asunto. La vida ya nos da demasiados palos como para recibir ración extra de forma gratuita, y como cada uno estamos y tenemos todo nuestro puto derecho a amar a este Club como creamos conveniente, y menos nocivo nos pueda resultar, yo tomé mi decisión de forma y carácter irrevocable.

Pero, hete aquí que el pasado jueves, y cuando andaba por mi habitación viendo un nuevo capítulo de OZ, la serie que me ando machacando en la actualidad, recibí un mensaje de Ales indicándome que a ver si ahora volvía a estar más contento y dejaba de machacarle en el curro. Ales (aka, “el Puto Vasco”, él ya sabe en el sentido y con el cariño que se lo digo) es el pobre hombre de mi trabajo que recibió durante toda la semana mi buena dosis de carga de ira y frustración, ya que el muchachote es de Bilbao, y buen y genuino seguidor del Athletic que se precie. Es un chaval auténtico estereotipo de tipo de Bilbao: todo lo que tiene de grandote y fortachón, lo tiene proporcionalmente de noblote y buen corazón. Así que el chaval aguantó estoicamente todos mis improperios cada vez que nos cruzábamos por el pasillo … “Puto vasco, no te quiero ni ver” … “aparte de mi vista, jodeligas sin fronteras” … “ni me dirijas la palabra, miserable” … Como si el muchachote no hubiese tenido bastante con sus 2 finales de Copa en        15 días palmadas. A veces me aguanta la peña, y no sé cómo ni por qué. Que Dios no me aparte esa aureola con la que permanentemente me protege.  

Sin entender mucho de qué iba o por qué, él me contestó que viese el resultado del Barsa-Granada. Fíjense que un empate ya me parecía la releche, así que la victoria granaína me supo a eso … “Justo cuando pensaba que estaba fuera, vuelven a involucrarme”.

Así que nada, el sábado, tranquilamente en mi casa junto con la fiel presencia de mi primer compañero de grada en la vida, mi hermano carnal Manolo, me puse de nuevo las pilas para ver el partido. Con el freno de mano echado, cierto. Refunfuñando ya hasta con el saque de centro, pero con concentración máxima y devoción absoluta.

Y la cosa comenzó con un primer tiempo del Atleti espléndido, la verdad. En plan Líder (que no Campeón). Dominando de cabo a rabo a los ilicitanos, controlando todo lo habido y por haber, jugando por bandas, con rapidez, profundidad, personalidad, entrega, actitud y aptitud.

A los 12 minutos, ya tuvo una Criminal Suárez, tras una maravillosa combinación con Angelito Correa, que si al uruguayo le pilla en la forma en la que se encontraba en la primera vuelta, hubiese terminado en gol sí o también. 5 minutos más tarde el VAR nos anula el primer gol de la tarde, Esto tenía muy buena pinta, la verdad, y pronto, al fin, nos adelantamos en el marcador, obra de Llorente tras una de las múltiples internadas del incansable Carrasco por su banda, asistencia incluida. Si no hubiese entrado el remate de Marcos, hubiese sido penalti por mano tras el remate del defensa ilicitano que le tapada el disparo (o eso quiero pensar que sucedería, déjenme soñar tranquilo, por favor).

La cosa se pudo sentenciar con un penatli en el 46 que señaló Melero, pero que el VAR anuló de nuevo, y al descanso, que si seguimos así, la cosa parecía que no iba a dar mayores dolores de cabeza de los que intrínsecamente los Atléticos solemos padecer crónicamente en sí mismos.

La segunda, todo cambió. Naturalmente, para mal, y mucho peor. Gran culpa de esto la tienen los cambios del Cholo, pero ojo, no porque estén ni mucho menos mal ideados en su origen. Qué va. El problema reside en que los que salen, no cumplen con su cometido (y en algunos aspectos, son tremendamente generoso con lo de “no cumplir su cometido”). Y claro, la cosa se nos va complicando.

Si Saúl no ayuda a controlar el centro del campo, sino más bien se traduce en descontrol total, y si el señorito Joao Félix sale a “ver la vida venir”, en vez de plantar sus santos cojones en el terreno de juego y decir “basta, este partido es mío”, que para eso se le fichó, pues todo cambia. Aún así, de nuevo sigo con mi cruzada de que, por favor, Don Diego … ¡Un solo partido a Lemar completo, por favor! ¡Uno solo!

Y claro, el Atleti empieza acular peligrosamente, el rival empieza a creerse que puede hacer algo de verdad, y vienen todas las complicaciones habidas y por haber, elevadas a la máxima expresión en este bendito Club denominado Atlético de Madrid.

Si, para colmo, en el 84, en la única acción reseñable de Joao Félix, resulta que aparece desde atrás Saúl para quitarle como un patán el gol que podría hacer conseguido el chaval portugués, pues es ya para empezar a pedir barra libre de cianuro para dar y tomar.

El resto del partido ya fue como hacerse una maratón con las zapatas llenas de chinchetas por dentro de las mismas, mientras te iban poniendo alfileres por todas las partes de tu cuerpo conocidas y sin conocer, todo ello aderezado de perseguirte ferozmente una manada de abejas salvajes picoteándote a su vez salvajemente, a saber:

En el 85, un fallo de Barragán solo desde dentro del área que echa el balón por encima del larguero de forma incomprensible ante la siempre atenta mirada, eso sí, del ínclito Saúl. Y en el 91, la madre de todos los corderos, con el penaltazo de Llorente tras la falta previa que se inventó el tal Melero con las manos de Trippier. ¿Conclusión? Llorente, cuanto más lejos del área nuestra y más cerca de la de nuestros rivales, mejor. Lanzó Fidel en el 91, y el balón se estrelló en el palo. Uno, en ese momento, ya no sabe ni a qué mirar, ni a qué agarrarse, ni qué hacer, si lanzarse por el balcón, ponerse a llorar amargamente, o dulcemente, o hacerse el hará-kiri de una santa y bendita vez. Esto no puede ser bueno para el cuerpo. Ni sano. De la salud mental que hable el afortunado que aún posea algo, la mía hace tiempo me abandonó a mi puñetera suerte. Y luego me comentaréis por qué me lamento. “Justo cuando pensaba que estaba fuera, vuelven a involucrarme”.

EL CRACK DEL PARTIDO:

Partidazo descomunal de Carrasco (personalidad, atrevimiento, descaro, verticalidad, no parar hasta conquistar), pero el premio mayor se lo lleva Kondogbia. Ayer fue la auténtica demostración de que hay jugadores que pueden y que creo que se valen mejor cuando están ellos solitos llevando todo el peso tanto defensivo como de control del centro del campo, que cuando andan acompañados por 553 mediocentros más. Brutal demostración de poderío del francés.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Igual ya es paranoia mía, pero en cuanto él aparece sobre el terreno de juego últimamente, todo se descontrola por completo. Ojalá y sea producto y equivalga a una de mis neuras habituales. Del que no tengo ninguna duda es de Joao Félix. Este año ya aguantamos porque hay que hacerlo, pero, un año más, uno solo, y habrá que tomar una definitiva solución al muchachín en cuestión. Yo creo que, si no se le saca de principio, es mejor no hacerlo luego, la verdad. Le cuesta un horror enterase de qué va el partido, de enlazar con el mismo, y luego, chico, con esa fragilidad que tiene, pues es que es imposible. Yo sé que le hacen muchas faltas, cierto es. Pero coña … ¡Como a cualquiera de los demás! Hay que tener un poquito más de entereza, voluntad, personalidad, ambición … No sé. Salir para lo que hizo ayer, la verdad …

ÁRBITRO: Melero López.

No tiene muy claro el tema de las manos, está claro ( o sí). Porque si él pita el penalti del Elche (que no era) y sí el de Trippier, él acierta con su criterio, porque para él las dos son manos. El problema es que en la primera sí que le puede corregir el VAR, al ser penalti, y en la segunda no, al ser falta fuera del área. Nos anula dos goles, uno incontestable, y el otro, muy por los pelos, pero sí que parece que acierta, sí, y vamos, ya el colmo hubiese sido la repetición de un penalti que Oblak ni toca el balón. Por esa regla de tres, entonces cualquier otra pena máxima que se lance, aunque acabe en gol, si el portero se ha movido, pues hay que repetirlo también. ¡BIBA CARTAGENA, COÑO!

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 10 GRADOS).

El Termómetro no se fía, no se toca, no se mueve, y no se traspasa. Partido de obligado cumplimiento, y fuera. Y no quiero oír ni respirar en la sala.

Y el próximo partido, ni lo sé, ni quiero pensar siquiera en el mismo. Ya lo sacaremos adelante. Este último párrafo es para dedicarle esta crónica en su totalidad a Don Javier Raso. Con solo el 50% de su coraje, rebeldía, inconformismo y lucha constante con que afronta usted cada día que amanece en nuestra existencia, le hubiese valido al Atleti ya para llevarse el presente Campeonato Liguero y las tres próximas ediciones del mismo. Así que no desfallezca, estamos con usted, es un ejemplo para muchos, muchas gracias por su apoyo constante siempre en mis momentos más lúgubres, siempre en la sombra, siempre sin hacer ruido ni llamar la atención en exceso, pero con fidelidad infinita, y recuerde lo que nos espera, Hermano: Josefino&Ralph on Terror Tour. A seguir siguiendo, pues. “Hoy Volvemos a Estar Contigo”.

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