14 de noviembre de 2022

Copa del Rey. Almazán 0 - Atleti 2. Viaje a Soria.

Viajar. ¿A quién no le gusta viajar? Los hay de todo y para todos los gustos. Unos eligen destinos glamurosos, otros les mola la sencillez de un buen pueblo tranquilo, a algunos les va la playita, a otros la montaña. Los hay que les gusta el turismo de riesgo y aventuras, para ir a ver a amigos, familiares, conocidos, lugares exóticos, paradisiacos, y luego estamos al grupo que pertenezco yo: básicamente, no tenemos un puto duro y solo robamos y matamos por necesidad.

 

No quiero quitar ni un solo ápice ni de mérito ni considerarme más ni menos que nadie, pero, al menos en mi caso, con este último viaje realizado a Soria me ha servido para reafirmar mi teoría de que no por más lejos que te vayas o porque consideres dicho desplazamiento con más o menos valor deportivo, implica necesariamente que te lo vayas a pasar mejor. Ni muchísimo menos, vamos. Porque en este viaje me ha servido para recordar (aparte de que llevaba bastante sin hacerlo, cierto es) otra serie de valores que empezaban a estar en extinción en mi memoria: sentimiento, pasión, descubrir a una afición que estaba empezando a dar por perdida, con la consecuencia de creerme que el que sobraba comenzaba a ser yo, pero me da a mi que no. Que aún hay gente que respira a imagen y semejanza de cómo yo aprendí a amar a este Club. Porque este viaje ha servido para eso, para darme una sobredosis de autenticidad. Y, en los tiempos que hoy corren, Hermanos, esto sabe a gloria bendita.

 

A las 11 salía el bus de El Despacho Clandestino (muchísimas gracias a mi Peña Rock and Roll, y muy especialmente de  todo corazón a Don Cris y al Señor Patrón). Llegamos un poco tarde, por las cosas siempre apasionantes del Sr. Marqués, a saber: “Marqués le estamos esperando”, “Marqués, cinco minutos más”, “Marqués, tic, tac, tic, tac”, “Marqués, nos vamos” … A lo que sigue la contestación de nuestro inefable Hermano en el guasap “¡Pero si llevo desde y cuarto aquí”, para luego continuar con que si estoy en la Puerta del Sur, del Norte o de Groenlandia. Añádanle que el Sr. Marqués no encuentra la llave del garaje, el Sr. Marqués no lleva dinero, para toda esta historia acabar encontrándote al menda corriendo por la Calle Muñoz Grandes arriba indicándome: “Mira, Tomi, que vengo corriendo y todo desde Móstoles”. Este menda, si no existiese, habría que inventarle. País.

 

El viaje prometía un montón, porque, aparte de ser la primera ocasión en la que lo hacía con mis Hermanos de Atleti de ahora, me servía también para encontrarme con muchas viejas glorias con las que hacía un siglo que no lo hacía (no me voy a liar a citar nombres, porque se me olvidará alguno, y luego eso me fastidia un montón, ellos saben quiénes son). Pero la primera sorpresa fue precisamente nada más llegar al Despacho. Ni un solo tipo esparramando por ahí, ni tomándose una triste birra, ni alborotando un poquito más de la cuenta. Todo Cristo sentadito en el bus, como si fuese una excursión de los Salesianos. El único que siguió el auténtico manual de Purasangre colchonero fue nuestro inefable Don Rubio, que allí andaba esperando, terciaco en mano, degustando su birreja como si no hubiese un ayer. Honor y gloria para él. Ahí me temí lo peor. ¿Dios mío, se pondrán a cantar ahora eso de “vamos de excursión, con la mochila y el bocata de jamón”. O quizás, “Un elefante se balanceaba sobre la tela de una araña”. No creo que osasen el altamente atrevido “El Señor conductor se marea, se marea, se marea”. País, parte II.

 

El trayecto en sí fue de lo más ameno y divertido. Me tocó en el asiento de al lado un Señor muy alto, fornido y alargado (frío no pasé ninguno, para qué os voy a engañar) y que iba conjuntado conmigo, pero al revés. Él llevaba la camiseta del Atleti de la época del mítico partido de Glasgow en tono rojo, y yo en tono en azul (vamos, que parecíamos Zipi y Zape, ole nuestra hombría). Y como todo este tipo de viajes, pasó más o menos lo esperado:

 

  • Capo: “Tengo hambre” 11,30 h.
  • Chaval del fondo del bus: “Por favor, para que me estoy orinando”. 11:40 h.
  • Capo: “Joder, qué hambre tengo”. 11,45 h.
  • Sr. Patriota: “Hace calor, baje la calefacción” 12:00”.
  • Marqués, en Modo TomTom: “Mira, esto es Alcalá de Henares”. 12:15 h.
  • Capo: “Chicos, ¿No  tenéis vosotros hambre?”. 12: 20 h.
  • Marqués Tom-Tom: “Alovera” 12:30 h.
  • Otro: “¿Cuándo paramos?”. 12:35 h.
  • Capo: “Estoy desmayado. Necesito comer”. 12:45 h.
  • Marqués Tom-Tom: “Sigüenza (o Brihuega, o vaya usted a saber). ¡Qué bonito castillo tiene!” (ni rastro del puto castillo, para variar).
  • Yo y mi compañero de bus: “Tengo sed, ¿Paramos ya?”.

 

Hasta que al fin llegó la primera, única y ansiada parada. Ni que decir tiene, nuestro Capo se metió un pincho de tortilla entre pecho y espalda que era más grande que un adoquín. Yo intenté probar un trozo de otro que tenían los hijos del Sr. Marqués (unos chavales sencillamente ejemplares y maravillosos, aparte de estar educados de forma y manera impoluta, segundo honor y gloria para ellos, y para los creadores de tal grandiosa obra), el cual, con mi destreza habitual, terminé echándome encima de mi camiseta acabando en el puto suelo, ante el descojone de los dos imberbes colchoneros en cuestión, el Sr. Marqués que se hace cargo del ticket de la cuenta, el Señor Patriota que se pira al baño y le mangan el terciaco (no había otro para levantárselo también el camarero al recoger, no, qué ojito tienen), el Señor Patriota que empieza con su discurso discrecional de que le han robado el tercio en cuestión, se conforma con un botellín por la cara, y subida al bus con más viveza de lo habitual, al comprobar que el ínclito Marqués nos confiesa que él no sabe pagar a través de ticket. Por cierto, “discrecional”, ¿De qué se me ha venido a mi a la cabeza ahora? Imagino que no tendrá nada que ver las veces que nos dijo el dichoso Señor Marqués que este autobús era “discrecional”, en medio de su simpática carcajada (asunto al cual creo que aún sigo dándole vueltas al tema en dónde carajo se encuentra la dichosa gracia, ya caeré algún día, no desesperaré, va).

 

El Sr. Patriota que se nos emociona, que empieza a gritar “Diodón” a cada cinco minutos de nuestra llegada a Soria, mi cachorrín que a los diez minutos volvía a indicarnos que tenía hambre de nuevo, y aquí paz, y después gloria, bienvenidos a Soria.

 

Obviamente, según va transcurriendo el discurrir de está crónica, me cuesta un poco más acordarme de más detalles para comentaros, pero bueno, el ambiente fue fantástico de verdad, la camaradería, las cervezas, los torreznos y los cánticos Atléticos se adueñaron de la dicha plaza. La cosa comenzó con un apasionado  brindis con mi compañero de viaje ¿Conclusión? Yo acabé algo salpicado de vino, él con buena parte del que quedaba, y el resto, en la chupa de mi hambriento cachorrín, que pasaba por allí (suele pasar). Si es que …

 

Posteriormente, unas simpáticas lugareñas que parecían tener unas poquitas de ganas de guerra (y joder cómo aguantaron y soplaron las pibas, honor y gloria para ellas, que eran bien simpáticas!), claro que, para ganas de guerra con todo bicho viviente con faldas que apareciese en su radar … Si. ¿Adivinan quién? El genuino a la par que excepcional Señor Marqués de nuevo, el cual creó un efecto insecticida sin parangón en el mundo actual: grupo de mujeres al que se acercaba, grupo de hembras al que espantaba. Para todo lo demás, pilló una bolsa que había suelta por ahí de algún pobre desgraciado que se dejó los vasos, el vino y la coca-cola para hacerse el calimocho de rigor, tuvo, eso sí, la delicadeza de engañar a un espléndido jovenzuelo seguidor del Atleti que viajó con nuestra peña (iba solo pero el menda iba tan campante, me recordó a mis tiempos mozos) a que fuese al bar a por hielos, y el chaval se los consiguió. Y, ni corto ni perezoso, ahí se puso el Sr. Marqués en modo “Barman con clase”, sirvió e invito a toda moza viviente de tan infame brebaje. Como, sorprendentemente, vimos que a pesar de semejante espectáculo tan indescriptible, podía llegar a tener éxito con el señor Marqués ligándose al final a alguna jovenzuela y todo, se utilizó emplear a los hijos del Señor Patriota como eficaz, a la par que mortal, arma arrojadiza cuan cuchillo clavado en el cuello se tratase, interrumpiendo la afable conversación del ínclito Bar-man y otras cosas que meter, en plena laboro, con un “papá, papá, mamá te está llamando”. Resultado cien por cien garantizado: las tías huyeron despavoridas.

 

Después, y ya más cociditos en cuestión, al Señor Patriota le dio por querer colgar la bandera que portaba en uno de los Toldos que había en la plaza. En muchos momentos, pensé que el efecto dominó se podía cumplir por instantes: no solo  tiraría en el que estaba intentando sujetarla. Efectivamente, corrían riesgo, a su vez, todo el resto de todos que adornaban la plaza por completo. Como caiga uno, caen todos. Menos mal que ahí quedó la cosa.

 

 

 

Y luego ya vino el corteo, espectacular como si de un mismísimo derbi en la pocilga se tratase. Emocionante, muy emocionante volver a revivir toda aquella época de cascos, de chalecos, de bengalas, de botes de humo y de marchas brutales desde la Plaza de Castilla. Yo creo que daría un brazo por revivir todo aquello, pero mira, no. Que lo del sábado estuvo cojonudo, pero cojonudo de verdad. Me quedo con mi brazo, que si con dos ya tiro cosas, imagínenme solo con uno.

 

Cuando ya parecía que íbamos a entrar al campo, nuevo problema surge: hay un tapón de la hostia de peña por la puerta que teníamos que acceder, el partido comenzaba y eso no se movía ni aunque Putin hubiese arrojado un puto misil de esos que tiene. Una puta vergüenza, la verdad.

 

Así es que, entre los alaridos algo descontrolados, a la par que sumamente justificados del cabreo descomunal de nuestro Señor Patriota favorito, decidimos emprender camino hacia otra puerta adyacente. Sinceramente, la poli no andaba muy por la labor de dejarnos entrar,  pero pillé a sus críos de la mano, y convencí con un enternecedor discurso tanto al madero como al de la puerta indicándoles algo así como: “Mirad los pobre chavales como están, que vienen desde Madrid, con toda la ilusión del mundo, es su primer desplazamiento” … El chantaje emocional nunca suele fallar  tampoco. Las miradas amenazantes del Patriota, menos.

 

Del partido en sí, deportivamente hablando, nada que reprochar a nadie. Encuentro muy bien disputado por nuestro Atleti, con la seriedad y la ilusión que les transmitimos desde la grada a la muchachada, el Almazán que fue un rival mucho más que digno, el Cholo que vuelve a ser nuestro Don Diego Pablo Simeone, y las iras, al fin, a dónde más les duele a los delincuentes del palco. Un guión perfecto, eliminatoria solventada, Soria conquistada.

 

Viaje de vuelta tan coñazo y sumamente tan cansado como cualquier otro que hayamos hecho, y domingo de relax como jamás nunca hubiese imaginado. Me vi el partido otra vez entero (o lo vi por primera vez en realidad), dormí a pierna suelta, y cuando me levantaba para algo, iba como levitando por el pasillo de mi casa, y todo fue porque un maravilloso estado de pertenencia había vuelto a apoderarse de mí: el hecho de ser, seguir y emborracharme de la felicidad más plena y absoluta que tengo en esta vida, y que no es otra que esta: ser del Atlético de Madrid.

 

 

 

10 de noviembre de 2022

Mallorca 1 - Atleti 0. La Decepción del Encuentro.

¡Qué gran apertura que hemos realizado, y qué bien nos lo hemos pasado! Desde la última vez que les escribí, todo han sido parabienes y actos lúdico-festivos para los colchoneros. Excepcional forma de quedarnos completamente fuera de Europa y ojito, que el grupo era altamente complicado como para poder conseguir este objetivo final. Pero se consiguió.

 

Tampoco parece que nos interese ya disputar en exceso el título de liga, visto el panorama que tenemos encima. ¡Qué bien lo pasamos bailando chirigotas en Cádiz! ¡Qué poderío demostramos empatando ante el Puta Espanyol, cuando estos jugaron ayer con 10 durante casi todo el encuentro, y en nuestra casa! ¡Qué emoción le dimos al partido dejándonos, inclusive, adelantar en el marcador y todo a pesar de la inferioridad de los visitantes!

 

¡Qué felicidad me produce comprobar como en este Club cada uno hace lo que le sale de la vaina y  todo es perfecto y maravilloso! ¿Qué uno se quiere pirar de fies con su fulana en Miami? Ahí tienes tu titularidad incontestable. ¿Qué otro se quiere marchar a preparar físicamente a Uruguay mientras tu equipo se arrastra lastimosamente por el campo? Da igual. Váyase tranquilo, Señor Ortega. Dios proveerá. ¿Qué andamos en una crisis de identidad, de juego, de ideas y de planteamientos? Nos importa un bledo. Nuestro Mister está eufórico porque el Mundial se juegue en plena temporada, porque así dice que es mucho mejor que si lo hacen al final de la misma, ya que los jugadores estarán en mejores condiciones de ofrecer un grandioso espectáculo en Qatar (tócate los pies, Mariano, qué preocupado que anda el hombre por la situación en la que estamos, es que no doy crédito).

 

Y qué exhibición de fútbol ayer en Mallorca. Qué profundidad en nuestras jugadas de ataque. Qué variedad de juego ofensivo (ahora suelto un melonazo desde la derecha, ahora desde la izquierda, ahora desde el centro, para qué vamos a combinar o intentar hilvanar alguna jugada medio decente entrando por banda, haciendo paredes, triangulando el balón, demostrando movilidad, carácter, disciplina en la presión, velocidad, entrega … Todo mierdas en desuso).

 

 

 

La institución lo tiene claro: queda cuarto, y serás feliz. Todo lo demás importa un carajo. Nos da igual cuándo caigas eliminado de tal o cual competición, nos la pela que andes o no disputando la liga, por supuesto, cuando tengas cualquier asunto personal que resolver, tienes siempre las puertas abiertas en este gran club para pirarte (poniendo tu el precio que desees para tu marcha, no te preocupes por lo de la cláusula, eso se lo ponemos para que los borreguitos de la grada estén displaces y contentos, pero luego hacemos lo que nos viene en gana … Pobres imberbes, que no tienen ni puta idea de que el juguete es mío, y hago con él lo que quiera).

 

En qué gran momento está Oblak, y qué paradón ayer en el tanto mallorquinista. Qué pedazo de pelotero tan descomunal es el tal Nahuel Molina. Hizo unos 28 minutos tan primorosos que el Cholo le tuvo que sustituir ante tal exhibición de poderío y saber hacer. Y cómo leyó el partido el propio Simeone, realizando este cambio tan humillante así, sin pan ni ná. Señalando ya al primer culpable. Qué claro tenía su planteamiento inicial.

 

Y qué acciones defensivas que vimos. ¡Tres de los nuestros despejando un balón a la vez, dejando finalmente el balón al contrario y con todo el Mallorca desmarcado, anotar el tanto de la victoria prácticamente a placer.

 

¡Cómo nos volvió loco un tal Murigi! No me cabe ninguna duda: Haland tiene un serio competidor para el próximo  balón de oro. Qué partido del Emperador Savic, deambulando por el campo sin demasiado rumbo ni sentido. Y qué emoción nos da siempre Felipe, qué mérito tiene jugar siempre con la Camisa de fuerza puesta. Hasta el Muro Reinildo parece ahora más bien Sor Citroen, repartiendo estampitas de la virgen a diestro y siniestro.

 

¡Qué portento el Witsel! ¡Qué remate tan complejo hizo dándole una patada al aire en posible disparo a puerta bastante claro y diáfano! Es complicado arrastrarse de tal forma como si fuese una oruga reumática, pero él ayer nos deleitó. Y qué portento el baby pucheros del lechugo Llorente. Qué gestitos tan amistosos, cómo se enfurruña mi nene, en vez de echarle lo que hay que echarle para intentar volver a ser aunque fuese la sombra de lo que, erróneamente, intuíamos.

 

¡Y cómo les cuento lo de la Carrasca! Ya no intenta ni un solo regate, ha perdido toda la verticalidad que tanto me encandilaba. Ahora conduce el balón como el oso Yogui puede ir conduciendo un autobús completamente borracho.

 

¡Qué  golazos que mete Don Álvaro! Lo del fuera de juego es por un pelín, joer … Ya podían hacerle alguna vez la vista gorda, ¿No? Y qué libertad de movimientos tiene Diosito. Es tal la ingobernabilidad, desmadre y desenfreno que tiene este equipo, que hace en cada momento lo que le viene en gana, sin demasiada disciplina ni rumbo fijo.

 

Y podríamos seguir con el partidazo también de Angelito, o con las muecas y gestitos del niñato portugués antaño, o con los bailecitos de Cunha con el escombro humano ese del Binicius justo antes de salir a jugar a un derbi en el que te jugabas la vida. Qué portento Giménez, va a conseguir ya (si no lo ha hecho) haber estado más encuentros lesionados de los que ha jugado. Mira, como su gran amigo Lemar. Cómo mola.

 

Y si después de todo este desaguisado sin sentido te da por protestar, de forma pacífica y civilizada, y sin meterte ni provocar a nadie, eres tu el culpable, Frente Atlético culpable, que la gran masa  social siempre dicta sentencia de manera justa, ponderada y proporcionada.

 

Espero que el cacharro este rojiblanco tenga un botón de reset disponible, y que cuando vuelvan sus señorías del mundial se dignen todos a empezar de cero y ponerse las pilas de verdad. Uno acaba muy harto de ver a tu equipo por el que tanto sufres, tanto  quieres, tanto apoyas y tanto sigues, estar rodeado de todo este estercolero de desbarajustes y desmadres por doquier.

 

Y no. No es una cuestión de ganar títulos. Es un simple acto de hombría, de gallardía, de saber estar, de respetar unos colores, una tradición y unos valores. Y si hay que empezar a refrescarles la memoria a algunos cuantos gañanes de estos, pues tendremos que ponernos al lío. Pero les pido una cosa, solo una. Por favor, que no salgan como siempre de rositas los delincuentes del palco. Quiero que, esta vez, se empiece la casa por el tejado. Porque el desgobierno en el que estamos sometidos actualmente es sencillamente insoportable.

 

No voy a poner hoy el crack del partido, porque suena a coña marinera el tema (salvo por los desplazados, claro está, siempre honor y gloria para ellos). Tampoco voy a poner la decepción del encuentro. En realidad, toda esta crónica ha sido una descripción exacta de lo que está siendo “La decepción del encuentro”.

 

Y el árbitro se come un penalti de libro a Morata, sí, pero como, por un lado, al llorica cervatillo se le posa una mosca y siempre cae al suelo, y, como por otro, luego hay que meterlo (que esa es otra), y a ver quién es el guapo que lo hace, pues que tampoco merece la pena que pataleemos en exceso por todo esto.

 

Eso sí, el Termómetro está. Vaya que si está.

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (- 6 GRADOS).

 

Partíamos de -1, sumamos -3 por nuestro carnaval chirigotero de Cádiz, añadimos -2 por nuestro poderío imperial frente al filial, y lo de Mallorca ya hasta lo doy por válido y todo. Ni lo bajo más. Total, ya qué más da. Que tampoco disfruto yo con tanta humillación.

 

Aún así, tengo esperanza. Tengo la enorme fe de que el próximo sábado voy a volver a sentir y a viajar con mi auténtica gente de verdad. Y estoy plenamente convencido de que este desplazamiento va a ser la primera piedra, auténticamente de oro puro, para algo muy grande que vamos a construir entre todos, en este Torneo de Copa, al cual tanto amamos y tanto respetamos. Así que, desde aquí, puedo prometerles y les prometo, que vamos a ser los próximos Campeones de Copa. No me pregunten ni cómo ni por qué, pero lo sé. Si jugamos una final de dicho torneo cuando bajamos a segunda, este año,  que espero no hacerlo (aunque sean altamente peligrosas mezclar las palabras “Atleti” e “imposible” en una misma frase), convencido estoy de que nuestra onceava copa caerá a nuestras vitrinas. Y, mientras tanto, birras y torreznos a tutiplén. “Lucho contigo, días, meses, años, sin que me importe”

 

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

MAREANDO LA PERDIZ: "Desesperado"

Atético de Madrid - Webring
Peña Atletica Centuria Germana Vorherige Seite
Previous Page
Página Anterior Seiten Übersicht
Page Overview
Descripción De La Página Zufällige Seite
Random Page
Página Al Azar Nächste Seite
Next Page
Página Siguiente
FD12853D-b4b758962f17808746e9bb832a6fa4b8