10 de noviembre de 2022

Mallorca 1 - Atleti 0. La Decepción del Encuentro.

¡Qué gran apertura que hemos realizado, y qué bien nos lo hemos pasado! Desde la última vez que les escribí, todo han sido parabienes y actos lúdico-festivos para los colchoneros. Excepcional forma de quedarnos completamente fuera de Europa y ojito, que el grupo era altamente complicado como para poder conseguir este objetivo final. Pero se consiguió.

 

Tampoco parece que nos interese ya disputar en exceso el título de liga, visto el panorama que tenemos encima. ¡Qué bien lo pasamos bailando chirigotas en Cádiz! ¡Qué poderío demostramos empatando ante el Puta Espanyol, cuando estos jugaron ayer con 10 durante casi todo el encuentro, y en nuestra casa! ¡Qué emoción le dimos al partido dejándonos, inclusive, adelantar en el marcador y todo a pesar de la inferioridad de los visitantes!

 

¡Qué felicidad me produce comprobar como en este Club cada uno hace lo que le sale de la vaina y  todo es perfecto y maravilloso! ¿Qué uno se quiere pirar de fies con su fulana en Miami? Ahí tienes tu titularidad incontestable. ¿Qué otro se quiere marchar a preparar físicamente a Uruguay mientras tu equipo se arrastra lastimosamente por el campo? Da igual. Váyase tranquilo, Señor Ortega. Dios proveerá. ¿Qué andamos en una crisis de identidad, de juego, de ideas y de planteamientos? Nos importa un bledo. Nuestro Mister está eufórico porque el Mundial se juegue en plena temporada, porque así dice que es mucho mejor que si lo hacen al final de la misma, ya que los jugadores estarán en mejores condiciones de ofrecer un grandioso espectáculo en Qatar (tócate los pies, Mariano, qué preocupado que anda el hombre por la situación en la que estamos, es que no doy crédito).

 

Y qué exhibición de fútbol ayer en Mallorca. Qué profundidad en nuestras jugadas de ataque. Qué variedad de juego ofensivo (ahora suelto un melonazo desde la derecha, ahora desde la izquierda, ahora desde el centro, para qué vamos a combinar o intentar hilvanar alguna jugada medio decente entrando por banda, haciendo paredes, triangulando el balón, demostrando movilidad, carácter, disciplina en la presión, velocidad, entrega … Todo mierdas en desuso).

 

 

 

La institución lo tiene claro: queda cuarto, y serás feliz. Todo lo demás importa un carajo. Nos da igual cuándo caigas eliminado de tal o cual competición, nos la pela que andes o no disputando la liga, por supuesto, cuando tengas cualquier asunto personal que resolver, tienes siempre las puertas abiertas en este gran club para pirarte (poniendo tu el precio que desees para tu marcha, no te preocupes por lo de la cláusula, eso se lo ponemos para que los borreguitos de la grada estén displaces y contentos, pero luego hacemos lo que nos viene en gana … Pobres imberbes, que no tienen ni puta idea de que el juguete es mío, y hago con él lo que quiera).

 

En qué gran momento está Oblak, y qué paradón ayer en el tanto mallorquinista. Qué pedazo de pelotero tan descomunal es el tal Nahuel Molina. Hizo unos 28 minutos tan primorosos que el Cholo le tuvo que sustituir ante tal exhibición de poderío y saber hacer. Y cómo leyó el partido el propio Simeone, realizando este cambio tan humillante así, sin pan ni ná. Señalando ya al primer culpable. Qué claro tenía su planteamiento inicial.

 

Y qué acciones defensivas que vimos. ¡Tres de los nuestros despejando un balón a la vez, dejando finalmente el balón al contrario y con todo el Mallorca desmarcado, anotar el tanto de la victoria prácticamente a placer.

 

¡Cómo nos volvió loco un tal Murigi! No me cabe ninguna duda: Haland tiene un serio competidor para el próximo  balón de oro. Qué partido del Emperador Savic, deambulando por el campo sin demasiado rumbo ni sentido. Y qué emoción nos da siempre Felipe, qué mérito tiene jugar siempre con la Camisa de fuerza puesta. Hasta el Muro Reinildo parece ahora más bien Sor Citroen, repartiendo estampitas de la virgen a diestro y siniestro.

 

¡Qué portento el Witsel! ¡Qué remate tan complejo hizo dándole una patada al aire en posible disparo a puerta bastante claro y diáfano! Es complicado arrastrarse de tal forma como si fuese una oruga reumática, pero él ayer nos deleitó. Y qué portento el baby pucheros del lechugo Llorente. Qué gestitos tan amistosos, cómo se enfurruña mi nene, en vez de echarle lo que hay que echarle para intentar volver a ser aunque fuese la sombra de lo que, erróneamente, intuíamos.

 

¡Y cómo les cuento lo de la Carrasca! Ya no intenta ni un solo regate, ha perdido toda la verticalidad que tanto me encandilaba. Ahora conduce el balón como el oso Yogui puede ir conduciendo un autobús completamente borracho.

 

¡Qué  golazos que mete Don Álvaro! Lo del fuera de juego es por un pelín, joer … Ya podían hacerle alguna vez la vista gorda, ¿No? Y qué libertad de movimientos tiene Diosito. Es tal la ingobernabilidad, desmadre y desenfreno que tiene este equipo, que hace en cada momento lo que le viene en gana, sin demasiada disciplina ni rumbo fijo.

 

Y podríamos seguir con el partidazo también de Angelito, o con las muecas y gestitos del niñato portugués antaño, o con los bailecitos de Cunha con el escombro humano ese del Binicius justo antes de salir a jugar a un derbi en el que te jugabas la vida. Qué portento Giménez, va a conseguir ya (si no lo ha hecho) haber estado más encuentros lesionados de los que ha jugado. Mira, como su gran amigo Lemar. Cómo mola.

 

Y si después de todo este desaguisado sin sentido te da por protestar, de forma pacífica y civilizada, y sin meterte ni provocar a nadie, eres tu el culpable, Frente Atlético culpable, que la gran masa  social siempre dicta sentencia de manera justa, ponderada y proporcionada.

 

Espero que el cacharro este rojiblanco tenga un botón de reset disponible, y que cuando vuelvan sus señorías del mundial se dignen todos a empezar de cero y ponerse las pilas de verdad. Uno acaba muy harto de ver a tu equipo por el que tanto sufres, tanto  quieres, tanto apoyas y tanto sigues, estar rodeado de todo este estercolero de desbarajustes y desmadres por doquier.

 

Y no. No es una cuestión de ganar títulos. Es un simple acto de hombría, de gallardía, de saber estar, de respetar unos colores, una tradición y unos valores. Y si hay que empezar a refrescarles la memoria a algunos cuantos gañanes de estos, pues tendremos que ponernos al lío. Pero les pido una cosa, solo una. Por favor, que no salgan como siempre de rositas los delincuentes del palco. Quiero que, esta vez, se empiece la casa por el tejado. Porque el desgobierno en el que estamos sometidos actualmente es sencillamente insoportable.

 

No voy a poner hoy el crack del partido, porque suena a coña marinera el tema (salvo por los desplazados, claro está, siempre honor y gloria para ellos). Tampoco voy a poner la decepción del encuentro. En realidad, toda esta crónica ha sido una descripción exacta de lo que está siendo “La decepción del encuentro”.

 

Y el árbitro se come un penalti de libro a Morata, sí, pero como, por un lado, al llorica cervatillo se le posa una mosca y siempre cae al suelo, y, como por otro, luego hay que meterlo (que esa es otra), y a ver quién es el guapo que lo hace, pues que tampoco merece la pena que pataleemos en exceso por todo esto.

 

Eso sí, el Termómetro está. Vaya que si está.

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (- 6 GRADOS).

 

Partíamos de -1, sumamos -3 por nuestro carnaval chirigotero de Cádiz, añadimos -2 por nuestro poderío imperial frente al filial, y lo de Mallorca ya hasta lo doy por válido y todo. Ni lo bajo más. Total, ya qué más da. Que tampoco disfruto yo con tanta humillación.

 

Aún así, tengo esperanza. Tengo la enorme fe de que el próximo sábado voy a volver a sentir y a viajar con mi auténtica gente de verdad. Y estoy plenamente convencido de que este desplazamiento va a ser la primera piedra, auténticamente de oro puro, para algo muy grande que vamos a construir entre todos, en este Torneo de Copa, al cual tanto amamos y tanto respetamos. Así que, desde aquí, puedo prometerles y les prometo, que vamos a ser los próximos Campeones de Copa. No me pregunten ni cómo ni por qué, pero lo sé. Si jugamos una final de dicho torneo cuando bajamos a segunda, este año,  que espero no hacerlo (aunque sean altamente peligrosas mezclar las palabras “Atleti” e “imposible” en una misma frase), convencido estoy de que nuestra onceava copa caerá a nuestras vitrinas. Y, mientras tanto, birras y torreznos a tutiplén. “Lucho contigo, días, meses, años, sin que me importe”

 

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