Una semana sencillamente
perfecta, impoluta, sensacional, por todo, y en todo lo referente a nuestro
Atleti, con un Madrileño lanzado y en puestos de promoción de ascenso, un
juvenil que ganó su partido y aprovechó el tropiezo de la cervatada para depender
de sí mismo en la consecución del título liguero, y un Grande que se paseó
brillantemente en Europa en su vista a Praga, y que remató la faena dando una
exhibición, por momentos, primorosa, de fútbol el pasado sábado en Valladolid,
remontando nada más y nada menos que 8 puntos a un Barcelona, que hace apenas
menos de un mes, parecía ya estar en Canaletas celebrando un nuevo título
liguero.
Ya. Ya sé que los rivales no son
precisamente primeras líneas europeas y tal, pero este tipo de partidos frente
a otros que sí que son de un nivel similar, nos ha costado sacarlos (ojo,
cuando lo hemos conseguido) sangre, sudor y lágrimas. Los Qarabag de turno
siempre estarán en el recuerdo, y lo mal que se nos da los equipos fuera de
casa que andan en descenso en nuestro campeonato doméstico, ni os cuento. Así que hay que valorar todo esto en
su justa medida. Los partidos son siempre partidos, se pueden jugar mal,
regular, bien, o cómo los jugó el Atleti. Un Atleti renovado en su ilusión,
rejuvenecido en ideas, con movilidad en todas sus líneas, dominante a la par
que controlante de los tiempos del juego, y, por qué no decirlo, con más que
momentos de un fútbol espectacular, primoroso y fresco a más no poder.
Y ya me pasó (no sé por qué) el
día del Sparta, pero a este Atleti le empiezas a ver jugar, y sabes que algo
bueno va a pasar. Los ves enchufados, los ves confiados, los ves alegres, nada
encorsetados, y, a su vez, bien disciplinados en sus respectivas funciones.
Sabéis que no soy un gran experto en rollos tácticos y demás, pero está muy
claro que el 4-4-2 nos está funcionando como la seda, con respecto al 3-5-2,
que a veces hasta se convertía hasta en el infame 3-6-1. Es decir, laterales
ejerciendo de laterales, apoyados por interiores ejerciendo también como tales. Presión adelantada y ordenada, y a por el rival, carallo. No le veo más misterio al tema, y así estamos siendo una puta
máquina de jugar al fútbol.
También puede ser que la victoria
conseguida en París haya sido un punto de inflexión para que este equipo
empiece a crecer a la par que creer de verdad (y lo ha sido fijo, no me bajo de este carro). El
caso es que la primera parte de Valladolid se convirtió en un maravilloso espectáculo de
fútbol en su más puro estado y estilo, en el que el colectivo funciona tan
engrasadamente impolutos que parezcan todos que son de un mismo ente en realidad. Fuimos como si fuésemos un equipo de fútbol sincronizado, de hecho. Comandados por un Julián Álvarez que empieza a demostrar ese jugador que a mi
tanto me encandiló en el City. Un tipo que juega, hace jugar, mete goles,
es joven, muy inteligente y cada día va a más. A los 12 minutos de juego ya empezó (el-su) recital, al intentar poner
un centro chut tras sutil toque de tacón de Griezmann, que, por qué no
decirlo, el pasado sábado tuvo momentos tan celestiales, que hasta levitó por
el campo, en vez de caminar.
A los 21, de nuevo el Juli lo
intentó de nuevo desde fuera del área, a lo que Hein (con perdón) desvió su remate a córner.
Si a todo esto añadimos que De Paul se ha vuelto daltónico, y dónde antes veía
rayas rojiblancas en su camiseta, ahora lo ve todo albiceleste, a que Don
Giuliano Simeone se está convirtiendo en algo más que el jugador de esta Liga,
con un entusiasmo contagiante para todos a más no poder, siempre respaldado por
el Lechugo Llorente, que también fue otro puñal por su banda, mientras que por
la izquierda entre Javi Galán y Gallagher se hacían dueños y señores de su
parcela, el recital estaba empezando a comenzar, pero de verdad.
Así a los 26, Llorente pone una
perfecta asistencia sobre Lenglet, y el francés, a placer, marca el 0-1 en el
marcador, aprovechando que estaba por allí tras el saque de un córner anterior,
creo recordad. Precisamente Lenglet es otro que sigue creciendo exponencialmente
con respecto a la muchachada. Apenas 6 minutos más tarde, le anulan un gol al
hiperactivo Giuliano por un fuera de juego, por poco, pero que lo era. Y en el
35, llega el segundo chicharro, de Julián Álvarez, tras una excelente jugada
individual de Simeone Jr, cuyo pase de la muerte remató Griezmann, el balón lo rechazó mayonesas Hein, y el Juli demostró su oportunismo en el área batiéndole
a placer. 0-2.
La siguiente jugada fue dirigida
por el gran Ennio Simeone, porque sonó a música celestial, en una internada
de Javi Galán, combinando a la perfección con Connor, el “Opá” da un centro de
escuadra y cartabón sobre Don Antoine, que levita de nuevo dejando pasar el
balón de forma sublime, sabiendo con esa inteligencia que él solo posee la llegada de De Paul desde atrás, cuyo remate al balón con el interior del pie al
primer toque se convirtió en el 0-3 en el tanteador. Una jugada para
saborearla, disfrutarla y extasiarse con ella, para qué vamos a decir lo
contrario.
El ciclón colchonero no paraba, y
en el 45 se anuló un tanto de cabeza al Comandante Giménez, tras prodigioso
vuelo dentro del área, no sé muy bien por cuál extraña acción anterior. Daba
igual, los pucelanos estaban como aprisionados por tal vendaval de juego
rojiblanco, mientras que el público local atendía atónito ante tal exhibición,
y, por supuesto, nuestra gente desplazaba, se la gozaba sin parangón.
Vamos a por la segunda parte. El
show debe continuar, que diría mi admirado Freddie. Y vaya que si lo hizo.
Llegó la jugada de la noche, de la Liga, y seguramente, la del campeonato.
Arrancada fulgurante de Giuliano, que se va como solo él sabe hacerlo hacia la
portería contraria. Cede el balón sobre Griezmann, éste hace la pared con Don
Julián, tirada a la perfección, Diosito se gira de espaldas haciendo un regate
de los que solo él hace sin tocar el balón, girando sobre sí mismo, gana la posición y ante la salida
del Hein la pica suavemente hacia el palo contrario. La gente no aguantó más,
locales y visitantes aplaudieron emocionados ese tanto, esa obra de arte, esa
fantasía, esa flipada de jugada tanto colectiva como individual. Un gol para la
Historia, no tengan la más mínima duda.
A partir de ahí, se acabó el
partido (si no es que estaba acabado ya, probablemente, desde que empezó). Era
tal el desconcierto pucelano, que hasta ví lo que jamás logré contemplar a un
equipo rival: en una acción del
partido, sacaron de banda 2 jugadores del Pucela paralelamente, cada uno ajeno
a lo que andaba haciendo el otro sobre el terreno de juego. Tengo la impresión
de que el Atleti, jugando el encuentro tal y como lo hizo, hizo un gran favor
al equipo local, mandando a tomar por viento fresco a ese ser tan soberbio y
esperpéntico como es Pezzolano (me la tocas con la ... bueno... me la tocabas). Igual a partir de ahora empiezan a construir
algo medio serio, porque peor, imposible.
A falta de un cuarto de hora, un
tal Iván Sánchez estrelló un gran disparo desde fuera del área en la portería
de Oblak (alguien tiró al fin de algo de amor propio). Salió Angelito Correa
que quiso buscar, como siempre, su golito de rigor cuando parte desde el
banquillo. Y ya en el descuento, Gallagher da un excelente pase filtrado sobre
Suburbial Correíta, éste ve el desmarque de Sorloth, y el noruego (que sigue
sin transmitirme gran cosa), a lo tonto, a lo tonto, suma un golito más. Bueno sea también.
Me pone muy contento ver a
nuestro Atleti así. Encima es que transmiten alegría por los cuatro costados de
su rojiblanca camiseta. Un Atleti para soñar. Un Atleti de fantasía. Pura
fantasía.
Árbitro: Cuadra
Fernández.
Lo haga mal, lo haga menos mal, siempre me pone contento
cuando nos arbitra este tipo, porque solemos ganar siempre, así que, ayer se
superó el hombre. De diez.
EL CRACK DEL
PARTIDO:
Es complicado quedarse con uno
solo: el buen hacer y la profesionalidad extrema de Opá Galán, el crecimiento
exponencial de Lenglet, las no lesiones de Josema, el entusiasmo desbordante
que me produce el juego del eléctrico Simeone Junior, la ilusión y el buen
hacer de Gallagher, la solidez de Pableras, la recuperación del Lechugo, la
fantasía animada de Antoine, la inteligencia y el liderazgo cada vez más
evidente del Juli … Pero hoy se lo voy a dar al que más palos se lleva siempre:
Rodrigo De Paul. Su partido del pasado sábado es el mejor, y con diferencia,
del que ha hecho con la rojiblanca, esta vez sí, al nivel de su rendimiento con
la albiceleste. Dios quiera que siga así, porque terminará de producirse el
romance entre la afición y él. Que no sea flor de un día, queridísimo.
LA DECEPCIÓN DEL
ENCUENTRO:
¿Pero qué decepción ni qué ocho cuartos, canalla?
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (- 6 GRADOS).
Obviamente, el Termómetro está radiante con la nueva imagen de nuestro Atleti, y sube 2 grados más la
temperatura. Queda mucho por recorrer, cierto, pero se está, por fin, en la
senda del mejor calorcito posible.
Y el jueves, la Copa. O, mejor
dicho, la vergüenza de la misma. Un torneo popular donde los haya, que es una
auténtica fiesta siendo a partido único tanto para el equipo de menor categoría
que la juega, como para muchos de los de mayor, cuyas aficiones vivimos y
suspiramos por y para ella, van y ponen las entradas a 95 pavetes (rebaja posterior
a 70, según dicen). No aprendieron nada estos ni de Soria ni del "Almazán Te
quiero". No se han enterado de nada …”Volveremos
otra vez, Volveremos a ser Campeones” …