15 de septiembre de 2025

Atleti 2 - Villarreal 0. La Vieja Guardia al rescate.

 

Victoria muy importante tanto por la entidad del rival (algunos creen superior hasta el plantel de los castellonenses que el nuestro propio), como por las circunstancias clasificatorias (vamos ya apurados de cara a no descolgarnos de nuestros objetivos), asímismo como por la imagen ofrecida, que fue la de un equipo sólido, constante, fuerte y que, en ocasiones, nos obsequió con ratos de un más que aceptable buen fútbol. Si a esto  añadimos las lesiones de Almada, Baena, el eterno sinvivir que es Giménez del que nadie sabe ya siquiera apenas ni de su existencia, el temido Virus FIFA y demás, el resultado se puede dar no por bueno, sino por excelente.

 

Con estos condicionantes, el Cholo lo vio claro, tuvo que tirar de la Vieja Guardia, en la cual poca gente hay ya con fe en ella, pero que el pasado sábado rindió a la perfección. Vimos la mejor versión de Koke en bastante tiempo (y dicha versión es la de un extraordinario futbolista) y otra quizás no tan brillante pero sí también tan importante como fue la de Diosito Griezmann, que se convirtió toda la noche en ese hombre pegamento que hizo que el juego fluyese entre líneas sin trompicones, con limpieza y fluidez. Si a esto le añadimos el debut de Nico González en el Atleti, el cual parecía  que llevaba ya un par de temporadas con nosotros lo que pasa es que no había jugado todavía de titular (no desentonó en absoluto y asimiló su estreno como pocos jugadores he visto en la era Simeone, ojalá y no sea flor de un día), nos da todos los condicionantes reales para haber conseguido dicho triunfo final.

 

Como siempre, el Atleti empezó muy bien el partido. Fuerte, poderoso, decidido, con excelente circulación de balón, con velocidad, precisión y esmero. Y a los 10 minutos nos adelantamos, en un infame pase atrás de un jugador visitante, que regaló el balón al hiperactivo Julián Álvarez, este cedió de tacón viendo el perfecto desmarque solo de Pableras Barrios, y el canterano definió a la perfección ante la salida del guardameta Luiz Junior (tiene nombre de auténtica leyenda mundial del Brasil de los 80, si fuese delantero acojonaría un montón, la verdad).

 

Esta vez el Atleti fue mucho más constante en su juego, y a los 14, Giuliano Simeone tuvo una ocasión pintiparada para poner el 2-0, con el balón controlado y todo dentro del área, pero  su disparo salió mordido y demasiado ajustado al palo contrario. Es un gol que no se debe de perdonar en la vida, pero bien es cierto que luego nuestro canterano suple este tipo de fallos garrafales con su inconmensurable trabajo que hace durante todos sus partidos. Es un tipo que, con su constancia, permite no desenganchar al equipo de la presión, y, a su vez, engancha a los aficionados con la muchachada. Y esa  labor hay que valorarla y aplaudirla, al igual que su definición de cara al marco contrario tiene que depurarla,  ensayarla y mejorarla.

 

Ojo, el Villarreal también despertó, y en otro pase hacia atrás creo recordar que de Barrios sin mirar, casi nos costó el empate, ya que dejó al bullicioso Moleiro delante de Oblak, pero la figura de nuestro guardameta se hace todavía tan grande a nuestros rivales en los mano a mano, que obligó a el canario a intentar ajustar tanto su remate que terminó lamiendo el palo.

 

Tres minutos más tarde, mismos protagonistas: en una buena jugada trenzada por los de Marcelino, Moleiro termina deshaciéndose con suma facilidad de Llorente, pero de nuevo la figura de Oblak terminó achantando al rival, y su remate tuvo el mismo final, cruzando el balón en exceso.

 

El Atleti, a pesar de este par de sustos, logró salir vivo de los mismos, y recuperó el control del juego hasta el descanso, aunque aún tuvo un sobresalto y gordo al final de la misma, con un violento lanzamiento de falta de Pepé que repelió espectacularmente el larguero. A pesar de todo, nos marchamos con la victoria mínima en nuestro tanteador, que, visto cómo andábamos, no era ya mala cosa de por sí.

 

En la segunda parte, entró Sorloth por el renqueante Julián Álvarez (una pena, porque el argentino se encontraba mucho mas inspirado que en anteriores encuentros, el noruego, por su parte, sigue en su línea, está, por momentos, como si estuviese yo, pero bueno). El Atleti siguió más o menos en su línea de juego, y en una espectacular contra conducida por Llorente, al Lechugo le dio al final por poner un magistral pase sobre hacia el área, y Nico González, viniendo desde atrás, y de un espectacular testarazo, anticipándose a todo Cristo viviente, logró batir de nuevo al guardameta del Villarreal. Un gol extraordinario, en el cual demostró el argentino dominar el sentido del juego aéreo mil veces mejor que el mismísimo Sorloth, por mucha envergadura que se gaste el colega. Sin duda, broche de oro a un estupendo debut.


Los de Castellón intentaron hacernos cosquillas de nuevo, pero, a diferencia del primer tiempo, esta vez apenas consiguieron inquietarnos, salvo, eso sí, las  entradas durísimas de Mourino sobre nuestros jugadores, a los cuales terminó tomando como simples muñecos de pim-pam-pum. Se cargó al recién entrado Hanko, apunto estuvo también de hacerlo con Connor … Si esta es la forma de demostrarnos el uruguayo que nos hemos equivocado con dejarle marchar, que no tenga cuidado alguno, acabamos felices todos.

 

Anularon el 3-0 a Lenglet en un remate de cabeza por un empujoncito casi infantil, y al final conseguimos la victoria, dejar la portería a cero y armarnos de moral para lo que se nos viene encima, que no es poca cosa. Y sirvió, ya de paso, para abrirnos los ojos a los más incrédulos que pensábamos que la Vieja Guardia estaba ya para pocos trotes. Craso error, como se demostró el sábado: la Vieja Guardia, al rescate.

 

Árbitro: Munuera Montero.

Nos anula un golito-VAR por una mierda de empujoncito de ná de estos que tanto se estilan ahora. Sin embargo, un choque completamente intencionado de la mala pécora del Mourinho sobre Nico dentro del área, sin opción ninguna de jugar el balón, lo contempló como un lance más del juego sin mayor trascendencia (fue en la primera parte). Cuanto menos, curiosa su doble vara de medir el juego, ¿Qué no?

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

Mejoró mucho Julián en sus prestaciones (lo cual es una excelente noticia), Llorente de menos a más, gran debut de Nico, como ya he indicado, muy bien también Griezmann en esa labor de  ensamblar todo nuestro juego, pero el que dio una clase magistral en plan Líder total fue Don Koke Resurrección, Kokinho. Le vi fino, le vi dinámico, manejó al equipo a esa velocidad de vértigo que tanto me encandila de él, estuvo preciso, se ofreció en todo momento, y se adueñó de todo el centro del campo a la perfección. Nuestro Koke de siempre, vamos, en su mejor versión.



LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Sigue desconcertándome un montón Sorloth, pero bueno,  espero que solo sea cosa de ir pillando su mejor estado de forma y demás. Sea como fuere, lo que sí que os puedo asegurar es que no es el “nueve” de mis sueños pero ni de puta coña, vamos. Pero es lo que tenemos, y mientras esté aquí, habrá que seguir apoyándole.

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (-1 GRADO).

Subidón de 2 gradazos al fin para la buchaca, porque eran dos puntos que esperábamos con demasiada ya ansiedad, y esta es la peor enemiga del ser humano. Aparte, el rival es un equipazo, y venía de un buen comienzo liguero, por lo que, entiendo, se terminará convirtiendo en un enemigo más  o menos directo. A ver si nos ponemos pronto en positivo.

 

EL MADRILEÑO.

El domingo me aventuré a ir desde Carabanchel a ir a ver a nuestro entrañable Madrileño. Aparte del palizón (más de 4 h. entre ida y vuelta en desplazamiento público, Brrrr), lo que sí que me  gustó mucho fue el campo de Alcalá (mucho más acorde con la categoría en la  que andan), a pesar de que me chupé un sol de justicia durante toda la mañana. Lo que es una pena de verdad es que el Madrileño juegue todos sus partidos en su categoría como visitante, si bien espero que cuando terminen el estadio que van a hacer al lado del Metropolitano, esto anime más a la gente a acudir a ver al filial (especialmente en partidos en los que se pueda compaginar jornada con el primer equipo, que eso sería fantástico). Es dar demasiada ventaja a nuestros rivales. Una pena.

 

Por lo demás, gran ambiente en Alcalá por parte de la hinchada murciana (muy respetuosa cuando sonó nuestro himno, levantando sus bufandas y banderas sin decir nada hasta su finalización), aplaudiendo a Fernando Torres cuando se anunciaba su nombre en la megafonía (¡al fin liberaron al hombre de la misma de tener que indicar alineaciones y cambios desde los baños, como pasaba en el Cerro, se lo oía y entendía a la perfección, albricias, qué alegrón!), y ni un solo cántico en contra nuestra o del Atleti, animando durante toda la mañana sin cesar a su equipo.

 

El partido en sí, muy igualada la primera parte, salvo el tramo final, en la que pudimos adelantarnos en 2 muy buenas ocasiones (su portero especialmente repeliendo un cabezazo de Boñar casi a bocajarro realizando un espeluznante paradón), y otra al borde del descanso de Arnau, también casi a quemarropa. Gran guardameta tiene el Murcia, vive Dios.

 

Sin embargo, nada más comenzar el segundo periodo se adelantaron los pimentoneros en el marcador tras una buena contra, y al final, según terminó volcándose el Madrileño, el Murcia tuvo 3 ocasiones “para matarles” de haber puesto el 0-2 en el marcador, lo que pacha es que nuestro portero Esquivel también para lo suyo. Y al final, pues un cuento que ya nos conocemos todos: el equipo que perdona, lo paga, y en el 99, el gran Boñar, de nuevo, le pega un balón con toda su alma colchonera que tiene, el cual pilló en un rechace de un córner con todo el equipo volcado en el área murciana, y su remate sortea milagrosamente un auténtico bosque de piernas que había a su alrededor, y termina besando mansamente las mallas de la portería murciana. Empate de oro ante un equipo complemente preparado para dar el salgo a la Segunda División Española.

 

Y el miércoles, a Liverpool, partido que, tras los acontecimientos acaecidos el año pasado en esa vergonzosa y maloliente competición, veré con la mayor de la  tranquilidad posible, porque ya nos han demostrado, por activa y por pasiva, y desde todas partes habidas y por haber, que esa “Competición” no es ni nunca será nuestra guerra. Eso sí, que ustedes la disfruten, solo faltaba … “Jamás, jamás, te dejará esta hinchada”




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