MADRID 1 - ATLETI 1. ESTE ES MI ATLETI.

Un equipo fuerte, con personalidad, con ambición, con fe en sus posibilidades, sin miedo a nadie ni a nada. Sinceramente, no se les puede pedir más. Uno, después de ver el partido del pasado sábado, anda pero que muy orgulloso de ser de este equipo y de esta afición, y no le pesa para nada pegarse el palizón para ir a verles a Oporto y chuparse más de 10 horas de bus con el fin de apoyarles incondicionalmente.

En el derbi solo hubo un equipo, el Atleti. Lo que pasa es que las ocasiones de gol hay que materializarlas, máxime cuando son tan claras como las que tuvo el Kun o la de Sinama. Pero dio gusto verles jugar. Referente al Kun, a veces igual se nos olvida que es un chaval muy joven todavía, y aunque es un crack como la copa de un pino, tiene todavía su margen de mejora, obviamente. El pasado sábado le faltó tener la cabeza más fría a la hora de rematar. No pasa nada. Con el tiempo, adquirirá esa frialdad que sí que tiene Escándalo Forlán, hoy por hoy, el jugador más en forma de liga. Es como el buen vino: cada día que pasa mejora más y más.

El principio del encuentro fue bastante igualado, y con los dos equipos cuidándose muy mucho de no cometer errores. Pero poco a poco el Atleti fue soltándose hasta que llegó el tanto del “¡Urugayo, Uruguayo!, un gol de manual, de enseñar a los niños el cómo se realiza un contragolpe con velocidad, al primer toque, con precisión, una jugada espectacular.

El Madrid, mientras tanto, no supo en ningún momento el cómo meternos mano. Y tuvo que ser, cómo no, la enésima ayuda arbitral de turno, las que les metió en el partido anotando Huntelaar un gol en flagrante fuera de juego. Fue una pena, porque ni fue justo, ni, lo que es peor, fue legal. Lo que pasa es que uno ya anda acostumbrado a que siempre en un derbi favorezcan al mismo y perjudiquen al de siempre. Es como una parte siempre fija del guión, parece que un partido contra el Madrid sin robo no es un partido frente a nuestro querido vecino.

Ahí sí que temí muy mucho por el resultado, no os voy a engañar. Pensé ya que el Madrid nos arrollaría sin piedad. Pero nada más lejos de la realidad. El Atleti tomó de nuevo el mando del encuentro y tuvo un palo, tres mano a mano del Kun, una ocasión flagrante de Sinama ... Un recital en su más puro estado.

Al final no pudo ser, pero no pasa nada. Yo, viéndoles jugando así, no tengo absolutamente nada que objetar. Está claro que uno puede ganar, empatar o perder en este deporte. Pero lo más importante en siempre salir con la cabeza bien alta y estando bien orgulloso de los suyos. Y el pasado sábado fue uno de esos encuentros en los que el Atleti fue el Atleti, ese equipo grande que va a por todas y no se acompleja ante nada ni nadie. Qué queréis que os diga. A mi me sabe a gloria bendita.

EL CRACK DEL PARTIDO: Abel. Mentalizó al equipo a la perfección, y ya se le va notando su mano en el hacer diario. Además, me encantó la apuesta que hizo por Camacho (que no desentonó pero en absoluto, vamos). Yo lo tengo clarísimo: es mi entrenador para la próxima temporada.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: La verdad es que pudo ser el partido de la consagración total del Kun, pero como ya os he comentado antes, es muy joven y tiene margen de mejora. SI con veintiocho tacos perdona lo del pasado sábado, sí que sería preocupante. Pero ahora mismo en mi opinión no lo es.

ÁRBITRO: Fernández Borbalán. Qué os voy a decir. El gol es ilegal, pero no es culpa suya, sino del linier. Luego se le reclama un penalti de Sergio Gramos sobre el Kun que, para mi, no lo es. Eso sí, es absolutamente indignante que no expulsara a Míchel Castrado por la entrada de roja que le hizo al Kun. Pero bueno, esto de que un árbitro nos perjudique en un derbi forma parte ya de lo cotidiano, al igual que los partidos duran 90 minutos, por poner un ejemplo.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 3º).

Subo un gradito. Una pena que no se ganara, pero bueno, el partido clave para saber si el año que viene podemos o no volver a jugar la Champions, será el próximo domingo. Ahí sí que no hay que fallar.

Pero lo más importante es que, tras estos dos partidos frente a Barsa y Madrid, hemos vuelto a ser el Atleti. Lo de fallar ocasiones es lo de menos, porque no siempre va a pasar así. Está muy claro el tema: este es mi equipo, del que yo me hice hace ya casi 35 años socio. Y bien orgulloso que estoy de ello.