OPORTO 0 - ATLETI 0. Viaje a Oporto.

Tras presenciar tranquilamente en mi casa el recital del Liverpool (con dedicatoria genial de nuestro Niño Torres a la afición del Atleti, señalándose los colores rojiblancos con ambas manos, y diciéndonos a todos que él es también Atlético como el que más, como siempre, y una vez más, tapando bocas, como suele ser su estilo, vamos) marché hacia un garito de Diego de León en donde quedé con mis colegas, y empezamos la fiesta por todo lo alto tomando los primeros copazos de rigor.

Después, rumbo al Calderón en donde teníamos que esperar al bus, que venía de Valencia con la gente de la Sección Levante ya a bordo, y tras subir y acomodar convenientemente el inmenso botellón al que tuve el placer de ser invitado por los Fanfarrones, nos pusimos rumbo a Oporto entre risas, cánticos, anécdotas, cervezas, minis y demás. El típico viaje de ida de un grupo de Ultras, vamos.

El miércoles muy tempranito llegamos ya a la ciudad portuguesa, en donde un día espléndido tanto en lo meteorológico como en la convivencia con los lugareños, nos dio la bienvenida. La verdad es que Oporto como ciudad no es que sea una gran cosa precisamente, pero bueno, mientras haya baretos abiertos por todos lados, tampoco es que buscásemos nosotros demasiado más, la verdad.

Y así, llegó la hora del partido, aunque no quiero dejar de citar la lamentable organización a la hora de entrar al campo. Vamos, pusieron unos controles que ni a un etarra cuando entra en prisión le miran de tal forma. A mi solo les faltó tocarme las pelotas (físicamente, me refiero, que virtualmente me las hincharon como tiene las peras la Yola Berrocal esa), porque todas las demás partes de mi cuerpo fueron convenientemente cacheadas. Entiendo las medidas de seguridad y tal, pero, sinceramente, esto está llegando ya a un extremo que no me parece ni medio normal. Y no tuve que pasar un control, sino … ¡tres! Ni me parece práctico, ni me parece coherente, y, además, genera un innecesario estado violento en la gente que luego puede traer consecuencias negativas para todos. En fin, que la UEFA sabrá.

En cuanto al estadio, efectivamente, se confirmó todo lo que ya me fue indicado por la gente: era cantidad de bonito. Perfecta visibilidad desde todos los puntos del mismo, ambiente impresionante, gran tifo local y a dejarse la garganta tocan.

Pronto empezarían las malas noticias: Forlán no juega. Pues qué bien. Al tonto del Aguirre le dio por sentar al Kun en los partidos importantes, y ahora el señorito Abel le da por darle más importancia al partido del domingo (que sí, que es importante) que a la posibilidad de meterte entre los 8 mejores equipos de Europa (que sí, que es lo más importante, gilipollas). Sinceramente, deberían de sacar una ley en la que la alineación de los equipos tendría que ser hecha pública 48 h. antes de los partidos, porque claro, yo pago por ver un espectáculo, y entre otras cosas, me gusta siempre ver a los mejores actores en el papel. Y si luego participan los secundarios, pues estoy en mi derecho al menos de poder elegir si prefiero verlo o quedarme en casa comiendo pipas. El tema es así de claro.

Y ojo, entiendo el tema de las rotaciones. Pero tengo un concepto muy claro de las mismas: estas sirven para que en los partidos más importantes del año, estén los mejores jugadores en el mejor estado de forma posible … ¡y no al revés! ¿Qué vas a sacar, contra el Racing, el Sporting, el Valladolid, al equipo de gala, y luego, en estos encuentros, te da por realizar rotaciones? La cabeza es lo que te rotaba yo a ti a base de bien … La puta cabeza ... Y si resulta que a uno de estos encuentros más de 3.000 gilipollas nos hemos dado un palizón entre pecho y espalda de la leche para presenciar el mismo, merecemos el más mínimo respeto y que jueguen los mejores, así de claro. No entiendo el por qué nadie quiere entender este concepto. Estoy asqueado de tanto puto ataque de entrenador que anda por ahí suelto.

Del partido poca historia que contar. Pasó el mejor, el que más profundidad tuvo, el que más dominó, el que más ocasiones generó (sencillamente antológico el partido que se marcó Don Leo Franco que estás en los cielos, y le andamos negando el pan y la sal tanto desde el Club como de algún que otro sector de la afición, así nos luce el pelo), y el que más respeto tuvo hacia a afición que viaja con ellos, les paga, les anima, se deja la garganta ayudándoles a la victoria y más decidido salió en busca de la misma, sin especular con el resultado. El que más interés puso en participar y disfrutar de esta competición sencillamente inigualable.

Va a ser muy duro el continuar siguiendo dicha torneo sin saber que ya nosotros no andamos en la misma. Los próximos martes y miércoles ya no estaremos superilusionados todos con nuestra rojiblanca puesta. Ya no veremos tifos espectaculares, ni conviviremos con gente de otros países, ni daremos colorido a otros lugares distintos a los nuestros. Ahora ya solamente nos queda lo cotidiano, lo del día a día, la puta rutina de mierda, sumamente aburrida en la mayoría de los casos, pero completamente necesaria si para el año que viene queremos volver a vivir del sueño y disfrutarlo hecho realidad.

Lo reconozco, aún no me he recuperado del viaje. Tengo la espalda rota y una afonía con la garganta tan al rojo vivo como si me la hubiesen raspado con una lima del quince. Pero el domingo habrá que ir de nuevo al Calderón. Porque, para que vuelva la magia a nuestros corazones, no queda más remedio que hacer bien los deberes y sacarnos el billete definitivo con destino a que esa musiquilla que nos sabe a gloria vuelva a retumbar en nuestra casa. Eso, claro está, si a Abelino no le da por hacer de las suyas … ¿No habrá un entrenador mínimamente normal en este mundo? Seguiremos buscándolo. Qué remedio queda …