DEPORTIVO 1 - ATLÉTICO MERCENARIOS 2. Engordar para morir.

A mi no me la dan con queso. Ayer consiguieron 3 puntos con la ley del mínimo esfuerzo, aunque sí que, al menos, hubo un atisbo de cambio de actitud a la hora de plantarse en el terreno de juego y de realizar ese fenómeno paranormal por el Manzanares denominado presión. Pero fútbol, en cuentagotas, oiga. Aunque el resultado fuera justo.

Porque lo que no es normal es lo del Deportivo. Ayer se convirtió más bien en Deporable. Vale que ya han conseguido su objetivo y que pueden jugar más relajados y esas cosas. Pero chico, si la Liga te ha otorgado 10 partiditos más para poder soñar con algo más que una simple participación en la Intertontos, ¿Por qué no permitirte la licencia de poder soñar? Que no cuesta nada, oiga ... Ayer los de Coruña fueron un atisbo de equipo. Se dejaron llevar, inclusive, con el 0-1 en el marcador. No entiendo qué tipo de motivación les daría Lotina, pero es preocupante esa extraña relajación, porque te convierte, a la larga, en el rey de los mediocres. Ellos sabrán.

Así que este partidito, visto cómo se estaba planteando, pues era de los que les gusta jugar a mis mercenarios. Y al borde del descanso, pasó lo que tenía que ocurrir. Fantástica pared entre el mercenario número 10 (ayer parecía que ya no le pesaba el culo 325 kilos, la clínica dermoestética funciona, oiga) y el número 7, el culongo entra en el área y bate con maestría a Aranzubía. Un golazo de crack.

En la segunda parte, más de lo mismo. Placidez total sobre el terreno de juego, dominio de los mercenarios rojiblancos y mientras, los deportivistas, pues la vida es bella. Y alguien tenía que meter el gol número 4000. Buen pase en profundidad del mercenario número 8 sobre el número 20, y este último, muy activo durante todo el encuentro, encontró su justa recompensa consiguiendo otro bello tanto.

Antes, el mercenario capitán número 11 había estrellado el balón en el larguero, tras una fantástica combinación entre todos los mercenarios atacantes.

Pero, cómo no, alguien le dijo al Deportivo que ya estaba bien de hacer el ridículo que estaban haciendo, y les dijeron que apretaran aunque sean 10 minutos. Y con eso les bastó para crearnos 2 ocasiones, conseguir un disparo al palo y anotar un tanto. De película de terror. Y es que ya se sabe, en cuanto hay que correr un poquito más de lo necesario … pupita, pupita. Malditos mercenarios …

EL CRACK DEL PARTIDO: El mercenario número 10. Le falta aún un montón de chispa, perder otros 100 kilos más de bullanga, pero bueno. Ayer se comportó, al menos, como lo que se le presupone que es. Un mercenario crack.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: La mentalidad con la que encaró este encuentro el Deportivo. Algo sencillamente inaudito e indigno. Uno que se precia de admirar y tener bastante cariño por el equipo gallego, que ha disfrutado como un enano con sus partidazos en Champions, con remontadas épicas y partidazos históricos, no reconoce, francamente, a ese equipo que vestía ayer de blanquiazul. Al menos, los patrocina Estrella Galicia. Algo es algo.

ÁRBITRO: Pérez Lasa. Bien.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+3º).

Ni se toca, vamos. Si no ganamos a un rival tan sumiso y entregado como fue ayer el Deportivo, es para cortarse las venas directamente.

Y es una pena. Porque si uno analiza lo que le queda a Valencia y lo que le queda a Villarreal, me atrevería a decir que, en condiciones normales, el Atleti tendría hecho el puto cuarto puesto (que es una mierda como un piano el conseguir esa clasificación estando como estamos a la distancia de Barsa, Madrid y Sevilla y considerarlo un “éxito”), pero, como los pobrecitos mercenarios tienen que jugar la mayoría de sus encuentros en el Calderón, y como ya bien no ha expuesto el Mercenario Director Deportivo, el Mercenario entrenador y el Mercenario presidente, de que somos los culpables de la mala marcha del equipo, que les ponemos muy nerviosos a los pobrecitos ellos, y que no tenemos ningún derecho ni a protestar, solamente la obligación de animar, pues nada. Vayamos ensayando para lo que nos queda: ¡BBBEEEEEEEE! ¡BEEEEEEEEEE! ¡BEEEEEEEEEEEE! ¡BEEEEEEEEEEEEEEE! ¡BEEEEEEEEEEEEEEEEEEE! ¡BEEEEEEEEEEEEEEEEEE! ¡BEEEEEEEEEEEEEE!

En otras palabras: engordar para morir.