21 de abril de 2022

Atleti 0 - Granada 0. Se acerca ya el final.

 

Champions.

Uno de los mejores momentos que he vivido siempre en mi vida ha sido cada vez que he tenido la oportunidad de viajar a Ibiza (4-5 días cada vez, no más). Seguramente no sea mi mundo real, ni mi gente, pero cada vez que he estado allí las sensaciones que he sentido siempre han sido únicas, inigualables, incomparables. Era como desplazarte a otro planeta durante ese breve espacio de tiempo. Mi vida allí cambiaba por completo. Me convertía en un ser draculiano, que empezaba a disfrutar en cuanto anochecía y que no paraba, inclusive, hasta a aguantar una buena Matinee entre pecho y espalda. He visto gente como Carl Cox, Armin Van Buuren, y he sentido una sensación plena de libertad. ¿Playa? ¿Qué coño playa? Templos. A mi dadme templos como era el Space, como el Amnesia … Hasta como un garito que tenía el hermano del Pocholo, en el que disfrutamos como enanos, tomando chupitos sin parar. Era la auténtica celebración de vivir, a la par que sentirse vivo. Joder, para sentir esta sensación es para lo que se debe de estar presente en este mundo.

 

 

 

Sin embargo, las vueltas a Madrid eran una mezcla entre agotamiento, tristeza y melancolía, si, pero con el saber de haberlo dado todo, y haberse emborrachado de felicidad durante dicha estancia.

 

Bien. Esa misma sensación tuve el pasado miércoles tras el partido de Champions. Ya sé que la CHL no nos gusta a casi nadie, pero nadie nos la queremos perder. No es nuestro mundo, pero el día de partido no vivimos por y para nada más que el mismo. Se organizan comidas entre colegas, se hacen épicas previas, tifo de lujo, ambiente insuperable, y luego, pues chico, que pase quién tenga que pasar. Podríamos hablar de que si el Cholo podía haber atacado algo más en Manchester, o en la primera parte de aquí, o en las ocasiones que tuvimos, o en qué putada no haber pasado a semis … Pero, y yo os pregunto: ¿Y qué más da? No importa el pase o no, no importa el que salgamos Campeón, no importa el juego, ni los goles, ni la puta Mafia que organiza  todo ese torneo. Lo que, en el fondo, celebramos aquel día después de saber que hemos caído eliminados, es, ni más ni menos que eso: ser del Atleti. Y ahí, somos únicos, incomparables, brutales. Esa sobredosis de pasión por nuestro equipo no hay título que la pueda representar. Por eso somos quiénes somos y lo que somos en realidad. Y por eso mismo quiero seguir en Champions la  temporada que viene. Porque esa sensación mágica de evadirte del día a día cotidiano deportivo solo te lo da ese puñetero torneo. Es nuestra “Ibiza” particular. Porque después de haber vivido todo lo que disfrutamos, cuesta volver a echar a andar en nuestro paso cotidiano del día a día.

 

El filial.

El día a día del que hablábamos. De primeras, y después de cómo ha sido el devenir de esta temporada, necesito (a ver si hay suerte en los dos partidos que quedan) tener una previa tranquila, sosegada, en un sitio quietecito, sin tener que recorrerme 7 km. en cada partido de un lado a otro del maldito páramo. No quiero volver a esperar colas kilométricas por un triste bocata de calamares, cara al sol y con 50º a la sombra. Tampoco me apetece en exceso esperar casi 45 minutos para pillarme un triste mini de lo que sea para llevarme a la boca, encima soportando un sablazo de campeonato. De verdad, no puedo más. Qué recuerdos aquellos de los botellones en el parquecillo del Calderón, qué bien lo pasábamos, que agustito que estábamos, y todo a nuestra disposición, todo al lado de donde acomodábamos nuestras posaderas. Daría media vida hoy en día por ello, en serio os lo digo.

 

Por lo demás, día complicado. Después de tanta emoción vivida tan recientemente, cuesta meterte en el partido, cuesta afinar la garganta de nuevo, al equipo, a su vez, le cuesta un mundo volver a cambiar el chip de las pulsaciones a tope entre un encuentro y otro, y entre eso, y el efecto invernadero que había el domingo a las 16 h. de la tarde, con un calor cercano a lo insoportable, dentro del Metropolitano, aquello  tenía visos de convertirse en una auténtica tortura china.

 

Afortunadamente, el Atleti se desmelenó en una buen segundo tiempo, y el árbitro se encargó del resto de la diversión, lanzando tarjetas y más tarjetas de aquí para allá a todo bicho rojiblanco viviente, incluyendo la psicodélica expulsión de Kondogbia, y generando la tensión final con el tema del penalti del insecticida RDT (mano clara y diáfana, me pilló justo en perpendicular en el campo y no tuve en ninguna duda al respecto en ningún momento, de hecho, como el propio jugador reconoció posteriormente), allá en el 90. O en el 100. O yo qué sé. No me puedo olvidar (y, de hecho, no lo hago) de darle las gracias a Carrasco por empeñarse en ganar este partido a base de verticalidad, velocidad, ganas de intentarlo y de volver a insistir, y tener las pelotas finales de tirar ese penalti en el ya citado minuto 100, que sí, que había que meterlo, señores. Tres puntos más.

 

 

 

Graná.

Yo no sé lo que tienen los partidos a las 19 h. en el Páramo, pero son un auténtico suplicio. Llegas con la hora pegada al culo, olvídate, por supuesto, de previa como Dios manda (otra palmada más). Día extrañísimo, que amaneció con un frío que te pelas, para, dentro del campo, tener que quitarme la chupa y todo, y posteriormente, sentirte de nuevo como si anduvieses de marcha por Siberia …

Y luego, el “partido”, claro está (por llamarlo de alguna forma, claro). El año pasado, creo recordar, les metimos 6 en un auténtico partidazo. Pues fíjense lo que son las cosas, el Granada del año pasado le daba cien mil vueltas al Granada que, al menos, contemplé ayer. Y no fuimos capaces de meterles un triste gol siquiera. Las vueltas que da la vida, carallo.

También puede que influya que ande ya cansado de fútbol este año. O siga con el síndrome ibicenco que les relaté anteriormente. Qué se yo. El tema es que me está dando una pereza impresionante este final de temporada, máxime previendo los hechos que pueden llegar a suceder próximamente en el Metropolitano.

 

 

 

Ayer se lanzaron medio millón de córners, cada posterior, peor que justo el anterior, logrando una extraña sensación de récord mundial de inutilidad psicofísica. El centro del campo del Atleti, hoy por hoy, es una especie a extinguir, y, aún peor, cuando Koke y Mister Universo De Paul andan juntos tramando algo sobre terreno de juego. Sin Kondogbia no hay paraíso, téngalo claro.

Uno de los pocos alicientes que había en el partido era contemplar el debut de Javi Serrano. No desentonó para nada el chaval, así que el Cholo decidió obsequiarle con su sustitución en el descanso. Ponme otro peloti, compañero.

 

 

 

También podemos reseñar el debut de su hijo Giuliano … En el minuto 90, claro, no sea que le de tiempo a hacer algo más. Y ojito, que en esos 5 minutos, pudimos a contemplar sus ganas, su rapidez, su movilidad y provocó una falta cojonuda al borde del área … Si tuviésemos un lanzador de faltas como Dios manda, claro. Un totalmente desangelado Luis Suárez lo intentó, pero cuando no hay fe, motivación ni alma, es difícil que a uno le salgan las cosas.

 

¿Algo más? Pues que el dorsal número 8 lleva ya medio siglo sin ver portería, que Cunnha nos pone a todos un montón, pero nueve nueve, lo que se dice nueve, no es, que Llorente, entre los 555 cambios de lateral a interior, interior a lateral, y viceversa, durante un mismo encuentro, no se entera ni del nodo, que Gil Manzano se zampó su penaltazo de rigor sobre nuestro citado anteriormente dorsal número 8, que andamos ya todos en la reserva, pero que quiero volver a meterme en Champions para vivir nuevas noches ibicencas, porque en el fondo, sé que así celebraremos por todo lo alto lo más grande que hay en este mundo: ser del Atleti.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

Mi hermano mayor, que al fin logré que pisara por primera vez el Metropolitano el día del filial. Durante mi niñez, él fue siempre mi fiel acompañante a todos los partidos del Atleti en los que me llevaba, en todos los maravillosas matinales del Madrileño que vivíamos en el Calderón en los míticos bancos de madera, con las consiguientes risas que nos echábamos con el personal allí presente (auténticos pura sangres Atléticos de la época), esos vermuths después en Marqués de Vadillo … Tenía esa espina clavada, y gracias a la generosidad de mi Cachorrín y Miguelito (os quiero, Hermanos), finalmente lo conseguí. Y sí. Él acabó encantado. Flipó con los huevos y ganas del Gorka tirando de la peña en el Fondo Sur. Le gustó el Estadio por dentro. Hasta el puñetero bocata de calamares le estuvo rico de cojones.

Le conozco. Si lo hubiese visto en casa, al descanso se pira a su habitación a escuchar música. Pero estando allí se quedó, y gozó como nadie del gol de Carrasco alrededor ya casi de las doce de la noche. Todo sea por él, pues.

 

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Mi falta de una previa tranquila, potente y en condiciones. Como siga así esto, pienso dimitir. Señor Rojo, haga algo, cojones …

 

ÁRBITRO:

El del City no estuvo mal (era un partido que tenia mucho que pitar). El del filial, lo dicho, un mono con un rifle anda suelto por el Metropolitano. El de ayer, el de siempre. Un vikingo sarnoso también campa a sus anchas por nuestro sagrado territorio. Lo del penalti a nuestro ocho …

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (- 10 GRADOS).

 

El partido del filial, de obligado cumplimiento, por supuesto. Y, tras lo de ayer, voy a hacerme más el longui que el Señor Patriota entrando sin mascarilla en el puto metro, va. Comprendo el estrés y cansancio provocado por tanto partido tan seguido después de una batalla tan exigente como fue la del City, y lo dejo estar también, veeengaa. No lo bajo, pues. Alabado sea Dios, Gran Termómetro, óyenos.

 

Y este finde, la final de Copa. Ese partido que tanto añoro volver a vivir y a sentir. Tengo muy claro con quién voy, y los que me conocen bien, lo saben más que de sobra. Pero no lo voy a decir, que no les quiero gafar … Todo lo que haga falta para que mi hermano @ARIASFOREVER disfrute como un puto enano. Amunt, pues … Y nosotros, mientras, a descansar un poquito, va … “Antic, Leivinha, Adelardo, Toni, Simeone, Griffa y Pereira” …

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