Sé que los entrenadores espían a
sus rivales, vigilan sus movimientos en las previas, les estudian tácticamente,
analizan sus puntos fuertes y sus débiles. Seguramente, puedan hasta informes
detallados a nivel individual de cada jugador. Pues bien. Hace tiempo, en
alguna crónica ya pasada, lancé un pensamiento que tengo en mi mente, y es el
siguiente: ¿Se estudia también el trato con el árbitro?
Lo sabemos todos, los colegiados
son personas, y como tal, tienen su propia personalidad y características
técnicas. Los hay más dialogantes, los hay que no pasan ni una. Unos permiten
más el juego, otros pitan hasta cuando una mosca se posa sobre un jugador.
Con algunos puedes hablar, otros ni siquiera mirarles. En definitiva,
salvo 3-4 excepciones (e igual me sobra alguno y todo), unos son unos hijos de
puta, otros son bastardos hijos de Satanás, y el de ayer, por ejemplo, es
sencillamente el Anti-Cristo, la auténtica reencarnación del fantasma de
Guruceta. Más adelante les diré por qué empiezo con este rollo, pero sigo
pensando lo mismo que indiqué en su día: hay que conocer bien al árbitro que te
va a pitar, dar instrucciones muy precisas a los jugadores, y si, aún así,
estos no hacen ni puto caso, pues eso: a la puta grada.
El primer tiempo se desarrolló yo
diría que de forma tranquila y controlada por parte del Atlético ante un rival
que dejaba a sus espaldas muchas debilidades defensivas. Eso sí, el primer
susto lo dio el Celta, en ese escombro de jugador que es el tal Borja Iglesias
ese. Su remate de cabeza salió lamiendo el palo.
En la siguiente acción, y como
suele marcar nuestro guión de fuera de casa, nos pusimos ya por delante en el
marcador, en una buena contra lanzada por Antoine hacia el espacio de Barrios,
este se interna solo en el área, y su pase de la muerte (que no iba muy allá
hacia Julián Álvarez, todo sea dicho de paso), un tal Carl Starfelt se lo metió en
propia meta al intentar despejar el mismo. Y ya saben que uno se alegra, si,
pero sin especiales euforias, que, desgraciadamente, todo nuestro devenir en
los partidos fuera del Metropolitano se andan repitiendo los hechos con una
irritante perversidad.
La cosa continuó con otro fallido
remate de cabeza del “hombre del pintauñas” por parte celeste, el enésimo
remate que cruza en exceso Giuliano tras buena acción individual en el
área por parte colchonera, otra buena ocasión de Hancko, que sigue siendo
nuestro mejor central desperdiciado en la banda izquierda, la cual sacó el
guardameta vigués con apuros (minuto ya 34), otra buena ocasión de Nico
González en el 39 que mandó a Riazor (lo menos) tras gran asistencia de Koke en
profundidad, como ven, sin excesiva brillantez, pero todo más o menos
controlado y tal, hasta que en el 40, Lenglet le da un agarroncito de nada a
Jutglá, este se deja caer como es norma de la casa en el fútbol actual, el
árbitro le saca directamente la segunda amarilla, y a la ducha, a la ducha, a
la ducha por GILIPOLLAS. Porque ya llevamos demasiado tiempo aguantando tus
gilipolleces en el campo, tus entradas al borde del área ridículas, y tus idas
de olla cada vez más flagrantes. Y no, es una vergüenza que te hayan sacado la
segunda amarilla por esto, pero … ¿Van entendiendo ahora mi párrafo inicial?
Con este 0-1, y con el Atleti ya
en estado de pánico debido a la inferioridad numérica (que a mi sigue sin
parecerme un hecho tan grave como para desentenderse ya de cualquier acción
ofensiva, pero bueno, doctores tiene la iglesia), nos fuimos al descanso.
Dicho esto, todos, y cuando digo
todos, es TODOS, sabíamos que si el Atleti salía con el plan de echarse para
atrás para defender este resultado, no lo iba a conseguir. ¿Cuál fue la táctica que seguimos, entonces? Correcto. Salir atrás a mal defender el puto marcador.
Como siempre, vamos.
En la segunda parte entró Javi
Galán por Griezmann. Yo ya no voy a entrar más en relatar los cambios de
Simeone. No los entiendo en la mayoría de las ocasiones, y ya tampoco me voy a
machacar los sesos en intentar hacerlo. Diría que Griezmann estaba siendo de lo
poquito lúcido en este primer tiempo, pero bueno. Hasta aquí mi frío análisis
al respecto.
El Celta, por su parte, sacó a
dos de sus mejores armas (Aspas y Bryan Zaragoza, quién ha visto y quién
le ve a este último, con lo que me chiflaba a mi, por Dios Santo), y en apenas
unos minutos, lograron empatar el partido en un balón que remataron a bocajarro
a Oblak, este no logra atajar el balón porque le pilla a contrapié, y el más
listo de todos, Aspas, pasaba por allí y la enchufó sin piedad. 202 goles lleva
la criatura con el Celta, cifra que me parece, máxime estando en el equipo en
el que está, deportivamente hablando, todo un hito en su carrera. En el
72, Le Normand remató un buen cabezazo cruzado tras saque de esquina de Julián.
Media hora después de haber
salido desde el banquillo al terreno de juego, Simeone decide humillar a Javi
Galán para sustituirle por Alex Baena (me parecen deleznables este tipo de
acciones, las cuales, por cierto, lo único que realmente demuestran es que andas dando palos de ciego sin ton ni son desde el banquillo). Un minuto más
tarde quitó a Koke por Gallagher, y en el 81, quitó a Julián Álvarez, una vez
más, por Sorloth, y como este cambio me supera por completo lo habido y por
haber, y me pone en un estado de ansiedad realmente preocupante, cambié de
canal, y a otra cosa, mariposa, que estoy hasta las pelotas de perder el tiempo
y aburrirme como una puta ostra (por lo que leo por ahí, Sorloth realizó otra
actuación de las suyas portentosas de virtud, sacrificio y desbordando ilusión
y compromiso por los cuatro costados, mientras que nuestro hombre más
diferencial, una vez más, al banco, con un partido sin resolver, no lo
exprimamos nosotros a tope, que sean los argentinos, hombre, que nosotros solo
le pagamos, ¿Habrase visto?).
El resto de la crónica, si
queréis ya me la completáis vosotros, ¿Vale? Eternamente agradecida.
ÁRBITRO: Soto Grande.
Una vez más, este tipo confirmó
que es el mal más absoluto de cara a nuestros intereses. La reencarnación de
Guruceta, máxime vestido con ese negro tan de otra época como indumentaria,
porque la expulsión de Lenglet fue una cacería, la tarjeta a Baena nada más
salir, la confirmación de la misma, y el que le dejase, sin embargo, terminar
el partido al escombro de las uñas pintadas, el acabose. Por eso empecé la
crónica como lo hice. Si existiesen las recusaciones de antaño, aún, pero como
es imposible, o estudiamos un poco a esta gentuza, o no ha sido, ni va a ser la
primera que nos hagan. Por desgracia, ya verán.
EL CRACK DEL PARTIDO:
Llorente. Es un auténtico ciclón omnipresente. Está en un
momento de forma sencillamente bestial. Este no se besa el escudo y demás, pero
demuestra las cosas dónde hay que hacerlo. Temporadón del Lechugo.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
Lenglet. Le he visto casi ya más
partidos expulsados que jugados, y muchas de sus acciones, son completamente
evitables. Es un central que mide mal, que se precipita en exceso, y que nos
desangra vivo cada una de sus acciones sin ton ni son. Un auténtico disparate
que haya firmado, encima, 3 años con nosotros este menda, y me cuentan que en
Barcelona, su comportamiento era exactamente el mismo que os describo, con lo
que el seguimiento que se le ha realizado a dicho jugador, brilla por su
ausencia, evidentemente.
TERMÓMETRO
ROJIBLANCO: (- 3 GRADOS).
Bajada de nuevo de 2 nuevos
grados, que somos el equipo que más veces ha ganado al Vigo en toda su
historia. Ya ni los rivales propicios logramos vencerles fuera de nuestro
hogar, rojiblanco hogar.
MADRILEÑÍN.
Estuve viendo al C en su derrota
frente al Parla en el Cerro, y comprobé que la tercera división madrileña sigue
exactamente igual que cuando la dejé cuando era pequeñajo y no me perdía un
partido del Cara en la Mina. Virgen del amor hermoso, qué equipo el Parla, que
panda de marrulleros y provocadores, que auténticos perros rabiosos demostraron
ser, y cómo con todas las malas artes habidas del mundo y por haber, lograron,
encima, dejar con 9 a los chavales. Urge sacar a los filiales de todo este
estercolero, y que se formen como Dios manda enfrentándose a rivales a imagen y
semejanza con su propia competición, porque vaya tela.
Y ahora parón de las Selecciones, con 4 internacionales nuestros con
España. A los Atléticos no nos suele hacer mucha gracia que nuestros jugadores
vistan la Roja, si bien, curiosamente, cuando no nos seleccionan a ninguno
decimos que si es una Selección de vikingos, qué vergüenza y bla bla bla …
Correcto. No hay quién nos entienda. Es año de Mundial, que lo hagan de cine,
y que no se lesionen, porque el sueño de cualquier jugador de fútbol es
disputarlo, y si tenemos un equipo sin internacionales, me da a mi que poco
íbamos a lograr, deportivamente hablando … “En la
Calle o en la grada, 1-9-8-2” …
No hay comentarios:
Publicar un comentario