16 de octubre de 2025

Celta 1 - Atleti 1. Vuelta a las andadas.

 


Sé que los entrenadores espían a sus rivales, vigilan sus movimientos en las previas, les estudian tácticamente, analizan sus puntos fuertes y sus débiles. Seguramente, puedan hasta informes detallados a nivel individual de cada jugador. Pues bien. Hace tiempo, en alguna crónica ya pasada, lancé un pensamiento que tengo en mi mente, y es el siguiente: ¿Se estudia también el trato con el árbitro?

 

Lo sabemos todos, los colegiados son personas, y como tal, tienen su propia personalidad y características técnicas. Los hay más dialogantes, los hay que no pasan ni una. Unos permiten más el juego, otros pitan hasta cuando una mosca se posa sobre un jugador. Con  algunos puedes hablar, otros ni siquiera mirarles. En definitiva, salvo 3-4 excepciones (e igual me sobra alguno y todo), unos son unos hijos de puta, otros son bastardos hijos de Satanás, y el de ayer, por ejemplo, es sencillamente el Anti-Cristo, la auténtica reencarnación del fantasma de Guruceta. Más adelante les diré por qué empiezo con este rollo, pero sigo pensando lo mismo que indiqué en su día: hay que conocer bien al árbitro que te va a pitar, dar instrucciones muy precisas a los jugadores, y si, aún así, estos no hacen ni puto caso, pues eso: a la puta grada.

 

El primer tiempo se desarrolló yo diría que de forma tranquila y controlada por parte del Atlético ante un rival que dejaba a sus espaldas muchas debilidades defensivas. Eso sí, el primer susto lo dio el Celta, en ese escombro de jugador que es el tal Borja Iglesias ese. Su remate de cabeza salió lamiendo el palo.

 

En la siguiente acción, y como suele marcar nuestro guión de fuera de casa, nos pusimos ya por delante en el marcador, en una buena contra lanzada por Antoine hacia el espacio de Barrios, este se interna solo en el área, y su pase de la muerte (que no iba muy allá hacia Julián Álvarez, todo sea dicho de paso), un tal Carl Starfelt se lo metió en propia meta al intentar despejar el mismo. Y ya saben que uno se alegra, si, pero sin especiales euforias, que, desgraciadamente, todo nuestro devenir en los partidos fuera del Metropolitano se andan repitiendo los hechos con una irritante perversidad.

 

La cosa continuó con otro fallido remate de cabeza del “hombre del pintauñas” por parte celeste, el enésimo remate  que cruza en exceso Giuliano tras buena acción individual en el área por parte colchonera, otra buena ocasión de Hancko, que sigue siendo nuestro mejor central desperdiciado en la banda izquierda, la cual sacó el guardameta vigués con apuros (minuto ya 34), otra buena ocasión de Nico González en el 39 que mandó a Riazor (lo menos) tras gran asistencia de Koke en profundidad, como ven, sin excesiva brillantez, pero todo más o menos controlado y tal, hasta que en el 40, Lenglet le da un agarroncito de nada a Jutglá, este se deja caer como es norma de la casa en el fútbol actual, el árbitro le saca directamente la segunda amarilla, y a la ducha, a la ducha, a la ducha por GILIPOLLAS. Porque ya llevamos demasiado tiempo aguantando tus gilipolleces en el campo, tus entradas al borde del área ridículas, y tus idas de olla cada vez más flagrantes. Y no, es una vergüenza que te hayan sacado la segunda amarilla por esto, pero … ¿Van entendiendo ahora mi párrafo inicial?

 

Con este 0-1, y con el Atleti ya en estado de pánico debido a la inferioridad numérica (que a mi sigue sin parecerme un hecho tan grave como para desentenderse ya de cualquier acción ofensiva, pero bueno, doctores tiene la iglesia), nos fuimos al descanso.

 

Dicho esto, todos, y cuando digo todos, es TODOS, sabíamos que si el Atleti salía con el plan de echarse para atrás para defender este resultado, no lo iba a conseguir. ¿Cuál fue la táctica que seguimos, entonces? Correcto. Salir atrás a mal defender el puto marcador. Como siempre, vamos.

 

En la segunda parte entró Javi Galán por Griezmann. Yo ya no voy a entrar más en relatar los cambios de Simeone. No los entiendo en la mayoría de las ocasiones, y ya tampoco me voy a machacar los sesos en intentar hacerlo. Diría que Griezmann estaba siendo de lo poquito lúcido en este primer tiempo, pero bueno. Hasta aquí mi frío análisis al respecto.

 

El Celta, por su parte, sacó a  dos de sus mejores armas (Aspas y Bryan Zaragoza, quién ha visto y quién le ve a este último, con lo que me chiflaba a mi, por Dios Santo), y en apenas unos minutos, lograron empatar el partido en un balón que remataron a bocajarro a Oblak, este no logra atajar el balón porque le pilla a contrapié, y el más listo de todos, Aspas, pasaba por allí y la enchufó sin piedad. 202 goles lleva la criatura con el Celta, cifra que me parece, máxime estando en el equipo en el que está,  deportivamente hablando, todo un hito en su carrera. En el 72, Le Normand remató un buen cabezazo cruzado tras saque de esquina de Julián.

 

Media hora después de haber salido desde el banquillo al terreno de juego, Simeone decide humillar a Javi Galán para sustituirle por Alex Baena (me parecen deleznables este tipo de acciones, las cuales, por cierto, lo único que realmente demuestran es que andas dando palos de ciego sin ton ni son desde el banquillo). Un minuto más tarde quitó a Koke por Gallagher, y en el 81, quitó a Julián Álvarez, una vez más, por Sorloth, y como este cambio me supera por completo lo habido y por haber, y me pone en un estado de ansiedad realmente preocupante, cambié de canal, y a otra cosa, mariposa, que estoy hasta las pelotas de perder el tiempo y aburrirme como una puta ostra (por lo que leo por ahí, Sorloth realizó otra actuación de las suyas portentosas de virtud, sacrificio y desbordando ilusión y compromiso por los cuatro costados, mientras que nuestro hombre más diferencial, una vez más, al banco, con un partido sin resolver, no lo exprimamos nosotros a tope, que sean los argentinos, hombre, que nosotros solo le pagamos, ¿Habrase visto?).

 

El resto de la crónica, si queréis ya me la completáis vosotros, ¿Vale? Eternamente agradecida.


ÁRBITRO: Soto Grande.

Una vez más, este tipo confirmó que es el mal más absoluto de cara a nuestros intereses. La reencarnación de Guruceta, máxime vestido con ese negro tan de otra época como indumentaria, porque la expulsión de Lenglet fue una cacería, la tarjeta a Baena nada más salir, la confirmación de la misma, y el que le dejase, sin embargo, terminar el partido al escombro de las uñas pintadas, el acabose. Por eso empecé la crónica como lo hice. Si existiesen las recusaciones de antaño, aún, pero como es imposible, o estudiamos un poco a esta gentuza, o no ha sido, ni va a ser la primera que nos hagan. Por desgracia, ya verán.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

Llorente. Es un auténtico ciclón omnipresente. Está en un momento de forma sencillamente bestial. Este no se besa el escudo y demás, pero demuestra las cosas dónde hay que hacerlo. Temporadón del Lechugo.

 

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Lenglet. Le he visto casi ya más partidos expulsados que jugados, y muchas de sus acciones, son completamente evitables. Es un central que mide mal, que se precipita en exceso, y que nos desangra vivo cada una de sus acciones sin ton ni son. Un auténtico disparate que haya firmado, encima, 3 años con nosotros este menda, y me cuentan que en Barcelona, su comportamiento era exactamente el mismo que os describo, con lo que el seguimiento que se le ha realizado a dicho jugador, brilla por su ausencia, evidentemente.

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (- 3 GRADOS).

Bajada de nuevo de 2 nuevos grados, que somos el equipo que más veces ha ganado al Vigo en toda su historia. Ya ni los rivales propicios logramos vencerles fuera de nuestro hogar, rojiblanco hogar.

 

MADRILEÑÍN.

Estuve viendo al C en su derrota frente al Parla en el Cerro, y comprobé que la tercera división madrileña sigue exactamente igual que cuando la dejé cuando era pequeñajo y no me perdía un partido del Cara en la Mina. Virgen del amor hermoso, qué equipo el Parla, que panda de marrulleros y provocadores, que auténticos perros rabiosos demostraron ser, y cómo con todas las malas artes habidas del mundo y por haber, lograron, encima, dejar con 9 a los chavales. Urge sacar a los filiales de todo este estercolero, y que se formen como Dios manda enfrentándose a rivales a imagen y semejanza con su propia competición, porque vaya tela.

 

Y ahora parón de las Selecciones, con 4 internacionales nuestros con España. A los Atléticos no nos suele hacer mucha gracia que nuestros jugadores vistan la Roja, si bien, curiosamente, cuando no nos seleccionan a ninguno decimos que si es una Selección de vikingos, qué vergüenza y bla bla bla … Correcto. No hay quién nos entienda. Es año de Mundial, que lo hagan de cine,  y que no se lesionen, porque el sueño de cualquier jugador de fútbol es disputarlo, y si tenemos un equipo sin internacionales, me da a mi que poco íbamos a lograr, deportivamente hablando … “En la Calle o en la grada, 1-9-8-2” …



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