Ayer, de hecho, lo hice. Pudo más el gran futbol del Madrid que mi antimadridismo. Y esta vez no os voy a ningunear al rival, Chimi. No os lo voy a hacer, no porque creyese que eran buenos, ojo (es un rival indigno, tal y como fue su planteamiento, no solamente de jugar la Champions League, sino siquiera de jugar a este bello deporte llamado fútbol), pero sí sé que, precisamente, cuando un equipo sale prácticamente encerrado en su área, sin ninguna aspiración siquiera para buscar un triste contragolpe, cuya única misión era mantener su puerta a cero, es muy jodido jugarles. Y ayer el Madrid dio una auténtica exhibición durante el primer periodo de cómo hay que jugarle a un equipo así.
Hay que jugarle con paciencia, pero con velocidad de ideas. Con rapidez, pero sin precipitación. Con una circulación de balón veloz, como lo hizo el Madrid ayer. Lo malo, es que dicha circulación de balón a dicha velocidad es muy complicada realizarla. Solamente está hecha para los elegidos técnicamente. Está claro que el Madrid lo es. Y, por supuesto, hay que tratar al balón con mimo, desde el principio, y jugar por las bandas. Si haces todo eso, aparte de ser un equipazo, terminas ganando el partido. Y ayer el Madrid hizo un primer tiempo primoroso, en mi humilde opinión.
El gol era cuestión de tiempo jugando así, y llegó por medio de una sociedad que me encanta: Helguera (sí, Ché, a mi me gusta mucho este jugador) y Zidane (¿A quién cojones no le gusta Zidane?). El pase del francés, excepcional. El remate, la subida y el control de Helguera, muy bueno. El portero griego, una puta mierda, también hay que decirlo. Pero da igual. La elaboración del tanto fue cojonuda. Como el partido de Figo, cuando deja de hacer el gilipollas por el centro, de realentizar el juego en dicha zona con absurdos regates que no le conducen más que a perder el balón, a estorbar a sus compañeros. Cuando juega como jugaba en el Barsa. Por banda, que es su sitio, y que es donde hace daño. Con el 1-0 se llegó al descanso. Es imposible, por otro lado, mantener el ritmo de juego durante todo el encuentro como lo hizo el Madrid en la 1ª parte. Pero eso también lo supo hacer ayer. Y, lo supo hacer, porque Casillas se encargó de demostrar lo porterazo que es (mejor que César, JoseRa, mejor que César). Y, mientras los griegos perdieron la ocasión de empatar el encuentro, Raúl, siempre con la caña puesta, metió 2 goles de nueve puro. De esos en los que hay que estar siempre ahí, en el sitio. De esos en los que si te tienes que jugar la "jero" lanzándote en plancha, pues te la juegas, hostia, me cago en la puta. Y, el Madrid, con el 3-0, hizo lo que tenía que hacer. Dar espectáculo. Hacer que su público disfrutara con su juego. Toques, taconazos, paredes, desmarques, exhibición, en una palabra.
Y es que, a los que nos gusta el fútbol, evidentemente, nos es difícil, a veces, mantener nuestras posturas radicales. Nos es imposible negar lo que estamos viendo. Ayer, desde luego, el fútbol, el buen fútbol, pudo a mi antimadridismo. Ayer me gustó muchísimo el Madrid.
Bayer Leverkusen 3 - Deportivo 0. Dudas existenciales.
Después de ver ayer, al fin, al "nuevo" Deportivo (digo lo de "nuevo", por la serie de derrotas que ha venido acumulando, y que yo no había podido ver) ahí hay un principal culpable de la empanada mental que tiene el equipo, quizás porque sea él el que en realidad tenga dicha empanada mental: mi ADMIRADO (y lo pongo con mayúsculas y sin comillas, conste) Jabo Irureta. Porque ayer ya no es que hiciera absurdas rotaciones en jugadores claves (está usted jugando Copa de Europa, señor mío, y en esta competición no se puede reservar a ni Dios). Es que ayer, con su planteamiento, bajó al Deportivo a una División menor. Le pasó de ser el líder de primera, a ser el sexto de Segunda, por poner un ejemplo.
Si algo me ha gustado este año de lo que le había visto al Deportivo, si algo me hacía presagiar que sí que podían hacer cosas grandes, era ver esa mentalidad de campeones, era ver ir a por los partidos decididos, jugando con 2 delanteros, jugando con 2 interiores ofensivos, jugando al ataque, presionando, con velocidad ... Ayer, todo eso pasó a la historia. Ayer el Deportivo fue un equipo ramplón, sin personalidad, sin ambición ... Era "a ver si pillaba una Makaay, que es rápido", y a contemporizar el partido. Ayer, Irureta, por no estudiarse, no se estudió ni al rival (un rival que, en su línea central de atrás, tenía una debilidad que te cagas, hasta el punto de que inclusive, Makaay solo, con un "balón a seguir", pudo conseguir 2-3 tantos en el primer periodo. Con que hubiese tenido un simple compañero de aventura le hubiese bastado. Pero es que el Deportivo de ayer fue el de cuando estuvo tantos años en Segunda. No fue el Deportivo campeón que yo he conocido, desde luego.
Añadir, además, que los coruñeses tienen una debilidad defensiva de cojones. Donato, mal que os pese, no está para jugar ya al primer nivel (al menos, no está en su mejor momento, no cabe duda). Y ayer no estaba César, Oto vs. Dirty ...
Y así las cosas, pues eso ... 3-0, con golazo de Ze Roberto de falta magistralmente sacada ya en la segunda mitad, otro golazo del rapidísimo Neuville, en una espectacular contra, ante la atenta mirada de la defensa deportivista, eso sí, y el 3-0 Ballack, un muy buen jugador de fútbol, por cierto.
Jabo, no me defraudes, por favor. Vuelve a tener esa mentalidad que tenías al principio. Que sean los demás los que se preocupen del Depor, no tu de los demás. Uno puede pasar rachas buenas, rachas malas, pero, nunca, nunca, debe intentar cambiar su personalidad por nada del mundo. Hay tiempo, hay mimbres ... Depende de tí. Tu mismo.
-- Un saludo.
Tomi. Frente Atlético. Vieja Guardia
iGGy SIEMPRE PRESENTE
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