Una victoria que fue tan fácil como importante, la verdad. Los Atléticos tendemos al todo o la nada, al cielo o al infierno. O todo es rojiblanco, o solo es blanco solo (¡puaj!). O llueve, o hace sol. O ríes, o lloras. O nos pone Elisabeth Hurley, o la Esteban. Dicen que en el término medio está la virtud. Yo no tengo muy clara tal afirmación, la verdad, y aunque soy de los que me tomo las cosas un tanto a la tremenda, en cinco minutos ya estoy de nuevo preparado para la guerra. Espíritu Atlético. Doctrina Cholista. A por ellos.
Y así salimos el pasado sábado. En cuatro minutejos, asunto liquidado. A los 3, esa fuente inagotable de alegrías colchoneras que es el laboratorio inventado por el Cholo y el Mono Burgos, dio de nuevo otro enorme subidón al personal. Koke-Gabi merodean el balón en una falta cerca del área. Gabi se la da a Koke, éste se la pisa, Gabi ve el desmarque de Raúl García, y este señor que no me canso de decir que todo lo que hace lo hace bien, de un remate de los suyos, secos y ajustados al pablo, bate a Mariño.
Un minuto después, contra del Atleti, de nuevo el chaval este que siempre todo lo que hace lo hace bien, ¿Cómo se llama, hombre? Eso … Raúl García (su renovación ¿Qué? Por cierto) mete un antológico pase en profundidad sobre Diego Costa, éste aprovecha la salida de Mariño, que, suponemos, en realidad a lo que fue es a saludar a una prima suya de Albadalejo que pasaba por allí, y el de lagarto anota su veintitantos gol que ponía el 2-0 en el marcador.
A partir de aquí, coser y cantar. No esperen grandes emociones, porque no las hubo, salvo por ese colosal jugador que es Godín, que realizó otro partido de esos para enmarcar (adivinen quién se va a llevar el premio de oro en la sección al crack del encuentro, adivinen). El Atleti estuvo de tranki, controlando en todo momento la situación, y lo mejor fue, quizás, ver como Mario Suárez parece que se olvida de esa extraña manía suya de dar el balón en situación comprometida al contrario, y hasta se sumó al ataque creando bastante peligro, la verdad. Dos buenos remates de cabeza (especialmente uno al larguero en la segunda parte) dan fe de ello. Es imprescindible que Mario funcione al nivel que tiene cuando le apetece tenerlo. Ahora viene la feria de verdad, y le necesitamos, máxime tras la ausencia de Tiago.
El Pucela, por su parte, más inocente que un niño pelándose un plátano. Courtois, una vez más, vio el partido by the face (y estas cosas me indignan, ya lo saben).
La segunda parte fue la del recital Godín. Metió el tercero de cabeza al saque de un córner, con su poderoso salto, e hizo una jugada de esas que tanto nos encandilan a los jurgoleros descerebrados no sé si como usted, pero sí como yo. Cuando pilla el balón, sale desde atrás como una puta flecha, como diciendo “Aquí estoy yo y mis cojones, me zampo a todo bicho viviente que vea” y va avanzando con el mismo sin parar dejando atrás rivales, os juro que me emociono. Si, encima, hubiese rematado en esa jugada bien al final cuando se quedó prácticamente solo delante del portero, yo es que de la emoción hago un striptease y lo cuelgo del puto faisbuck ese (y bien Dios sabe que mi hooliganística barriga no está para demasiadas exhibiciones). ¡Qué pedazo de jugador, por Dios! Si España cae en la miseria en el Mundial, tengo muy claro con qué selección voy a “Hinchar” hasta reventar (¡U-RU-GUA-YO, U-RU-GUA-YO!).
Poco más, la verdad. Tuvo sus minutos intrascendentes Sosa, también los tuvo Diego (que no estuvo nada mal) y Villa, que salió más bien a darse un rulo por el césped del Calderón. Esperan demasiadas emociones fuertes en esta semana. Tranquilidad, y buenos alimentos.
EL CRACK DEL ENCUENTRO: Muy bien Alderweild, y todo el equipo en general, pero vamos, que mi Diego Godín está aquí de nuevo, y a ver quién es el guapo que le quita de en medio. Decisivo en defensa, en ataque, siempre superconcentrado, es un primor de pelotero. Probablemente, y junto con Raúl García, el que más me emocione en estos momentos de la muchachada en general.
LA DECEPCIÓN DEL PARTIDO: Yo recuerdo épocas en los que el Pucela era un rival bastante jodido (al menos, aquí, en el Calderón). Cómo cambian los tiempos, y en esto del fútbol especialmente (bueno, como en casi todo), para mal.
ÁRBITRO: Uno que no había padecido en mi vida, un tal Prieto Iglesias. Desapercibido.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 30 GRADOS).
Partido de obligado cumplimiento, no me jodan, que hay hostias, ¿Eh?
Y el miércoles, joder, el miércoles … San Siro, Milán, Champions … La creme de la creme. Máximo respeto hacia los italianos, ¿Eh? Que nos sacan unas 5 copas de Europa de nada … Pero qué coño … En ilusión no nos gana nadie. Este peldaño lo tenemos que escalar. ¡Cantemos todos al equipo que adoramossss ….!
4 comentarios:
El rival era el que era (con todos mis respetos) pero hay que decirlo:
4-4-2
Ninguno de los tres cedéis eh ¡¡¡ , esperemos que las dos escorias de madriz y farsa.......aflojen para que MI ATLETI CANTE EL ALIRONNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNNN
Saludos ¡¡
¡Qué nervios, joder!
¡FORZA ATLETI SIEMPRE!
Un abrazo, Kamerad.
De nervios nada, Don Pablo. Y recuerde: Por un amanecer rojibanco ... ¡VENCEREMOS!
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