Tras este entrañable recordatorio hacia los habitantes de la entrañable cuadra, empecemos con el reparto de los premios Poya 2021, que espero que, por mi bien, no sean cincuenta y uno.
Premio Mejor Película 2020. Al partido de ayer, por … “La tarde de los vikingos vivos”.
El argumento se trata del desarrollo de una guerra entre dos países vecinos, uno con un ejército todopoderoso y rimbombante, que, sin embargo, empieza a mostrar señas de decadencia, frente a otro talentoso por momentos y disciplinado como ninguno, el cual, sin embargo, cuando puede rematar a su contrincante blanco y terminar de invadir su mugriento país, decide fortalecer el suyo intentando proteger su fortaleza, con lo que da vida a su rival innecesariamente y no logra vencer una batalla que podría y debería haber ganado, porque, de hecho, durante más de una hora fue completamente superior en todas las facetas del desarrollo de la película. El argumento no es muy original, y está más que repetido, si bien lo que cuenta es el vencedor de la batalla final, así que habrá que seguir siendo frío y calculador en post de conseguir el gran objetivo. Dicho esto, con esta mentalidad es imposible que logremos ganar jamás un derbi. Absolutamente imposible.
Premio Mejor dirección 2020. Al Cholo Simeone, por … “La maldición de los cambios”.
Una pena, porque el planteamiento fue perfecto, su ejecución durante el primer tiempo, sencillamente magistral, el comienzo de la segunda parte, maravilloso, pero, hete aquí los dichosos cambios, y el equipo perdió las ganas de seguir pisando la portería rival, ese hambre devorador de pequeños canguros, se le cayó al elenco de actores el machete de entre los dientes, y al final nos empataron, y ojito, que si llega a durar 5 minutos más el tema … Sé que me repito como un pepino, pero así jamás ganaremos un puto derbi.
Premio mejor Actor Protagonista 2020. Savic, por … “El defensor de los cielos”.
Curiosa la trayectoria de este personaje, más hecho para el rodaje de películas de serie B de la saga de Fast Furious, haciendo de malote en papel secundario, que en grandes papeles de protagonista en escenarios tan excepcionales como el Metropolitano en el partidazo de ayer, pero ya venimos observando su evidente progresión artística, su exquisitez depurando sus papeles, cada vez cuidándolos más, fijándose hasta en el más mínimo detalle y su entrega, devoción y compromiso en cada uno de los que brillantemente ejecuta. Ayer dio un auténtico recital del noble arte de defender.
Premio mejor actriz protagonista 2021. Joao Félix, por … “¿Alguien me da fuego, por favor?”.
Su talento es (o será) probablemente inigualable. Su clase a la hora de desfilar por la pasarela del campo también. Bien es cierto que el guión de la película cuando le tocó su turno el pasado domingo no era el más adecuado para sus condiciones artísticas. Pero esto es como los curritos que trabajamos. Todos los que tenemos la bendita suerte de tener currele, tenemos labores más gratas que otras, y, sin embargo, todas hay que afrontarlas con sapiencia y generosidad. Entre otras cosas, porque si no, nos vamos a la puta calle, vamos. Pues ea, ayer, sin embargo, la portuguesita se puso en plan cabaretera barata, salió bien perfumadita ella, muy maquilladita, y se paseó por el campo pidiendo fuego a todo maromo que le aparecía, a ver si caía a los pies de sus encantos. Nene, por este camino te estás equivocando, porque, hasta los más excéntricos defensores (entre los cuales me hallo) tuyos nos estamos empezando a quedar sin argumentos para protegerte. En tu mano está todo.
Premio, mejor actor de reparto 2020, Carrasco, por “En el murmullo del viento”.
Una lástima que tu excelente hora desarrollada ayer en el Metropolitano, tuviese como premio conseguido tu absurda sustitución fastidiando un final que podría haber sido perfecto, ya que, con tu velocidad, tu descaro, tus túneles imposibles, tus regates, tus combinaciones con Criminal Suárez, tu profundidad, tu trabajo, hizo que, al desaparecer del campo, buena parte de todo lo que se estaba consiguiendo se fue al garete casi por completo. Aún así, ese murmullo del viento que genera cada arrancada de vos, es tan gratificante como una dulce brisa marina mientras uno contempla cualquier atardecer al borde del mar (nótese la horterada final que lo único que indica es que necesito unas vacaciones, y las necesito ya).
Premio Mejor actor revelación 2020. Trippier, por “Casino”.
Una vez recuperado este fantástico actor de su ludopatía crónica, por la que ha estado internado en una residencia durante casi 3 meses, el fantástico lateral británico parece que ha superado del todo su extraña enfermedad, y su presencia en el reparto final de ayer se notó de forma notable y esperanzadora. Esperemos que con sus familiares y allegados se dedique ha hablar ahora del tiempo, de qué cara está la fruta, de que la vecina del chalet de al lado cada día está más burra, del careto de gilipollas que tiene el portero de la finca o del preocupante acné juvenil que le empieza a florecer a su adolescente hija. Señor Kruppier, no nos dé más disgustos así, por favor. Eternamente agradecida.
Premio Mejor Película Europea 2020. Koke, por “El Capitán Apache”.
Dentro de la ridiculez de críticas que suelen rodear a nuestro ilustre Resurrección, la última que le leído con incredulidad máxima es que es un pésimo estandarte rojiblanco por consentir los desfiles mega Fashion Week con los que nos deleita de vez en cuando la señorita Joao Félix. Cada día me queda menos estupideces ya por leer. Y creo que se quedó corto el interfecto en cuestión: la pésima marcha del Madrileño, también es culpa de él. El esperpento el otro día del Femenino, también Koke debería de haber tomado cartas en el asunto. Y no se queda ahí la cosa, no: de la próxima subida de metro que haya o de que hayan subido el IVA de los refrescos azucarados por no sé qué memez de la OMS, el señor Resurrección es también responsable. Don Koke, Hermano, perdóneles, porque no saben de lo que hablan.
Premio Mejor Película iberoamericana 2020. Luis Suárez, por “Impulso Criminal”.
Qué poquito necesita para despellejar a sus víctimas preferidas, los porteros, sin piedad. Nadie desenfunda con la claridad y rapidez de él. Nadie lo tiene tan claro. Pero no solo es el pistolero más afamado de la ciudad. También colabora y ayuda al sheriff de turno a limpiar la ciudad con sus apoyos constantes, con su mirada intimidatoria, con su brillante forma de compenetrarse con sus ayudantes, con la generosidad de opciones de pase que siempre les da. Ayer, otro nuevo recurso desconocido, ese disparo con el exterior de su pistola. Y todo pensado y ejecutado a la mayor velocidad, como una máquina de precisión recién engrasada. ¡Larga vida al pistolero!
Premio guión original 2020. Enrique Cervezo, por “El mono borracho en el ojo del micrófono”.
No recuerdo (o sí, mejor dicho, que ya ha realizado en más ocasiones semejantes ridículos de bochorno ajeno) estado de embriaguez tan supina como la que demostró ayer el tabernero errante este, balbuceando, baboseando delante de las faltas de Isabel Forner, diciendo estupidez tras estupidez, confundiendo a Benzema con Oblak, incongruencia va, incongruencia viene compulsivamente … Y este tipo es el individuo que nos representa delante de toda España y el mundo entero. Y bien, ¿Han escuchado alguna crítica del algún medio de incomunicación tras el enésimo bochorno de ayer? Nada. Hasta para algunos contertulios de tasca irlandesa, el menda estuvo “simpático y brillante”. Pues nada, no me quedará más remedio que cagarme en su puta simpatía en y su supuesta brillantez. No nos cansamos de hacer el ridículo. De verdad que no.
Premio dirección de fotografía 2020. Llorente, por “Extraña Atracción”.
Este top-model de la pasarela actual, parece que empieza a estar ya tan identificado con estos colores que ya hasta le gusta salir de vez en cuando con el pelo alborotado y todo. Ayer le vi ganas de vencer a los de su antigua agencia de modelos con todas sus fuerzas, asistiendo de nuevo a Luis Suárez en una de sus interminables cabalgatas por la banda que resultó el tanto inicial a nuestro favor. Algo está pasando con este chaval, pero anda consiguiendo un extraño magnetismo con la afición del Metropolitano. Aún con la mosca permanente tras la oreja, sigue ganando adeptos para su causa. Que aprendan otros.
Premio maquillaje 2020. Hernández al Cuadrado, por “Charlot, árbitro”.
Fenomenal arbitraje ayer del trencilla en cuestión, que, por una vez y sin que sirva de precedente, en un derbi un tipo de estos se disfrazó de tipo honrado, cabal e inteligente, a la par que valiente, y como tal se comportó, lo cual no implica que la gestión que anda haciendo el estamento arbitral con el tema de las manos sea una auténtica charlotada de campeonato.
Premio canción original 2019. Frente Atlético, por “Criminal del Área”.
Si ya el uruguayo anda rindiendo como anda sin necesidad de más motivaciones, cuando escuche el coro celestial desde el Fondo Sur el atronar con su canción favorita, va a multiplicar sus por otro lado incontestables prestaciones hasta límites puede ser que insospechados, que esta gente es muy sentida para todas estas historias.
Premio Efectos especiales 2020, a Vinicius, por “Ficticius, Balón de Oro”.
Haría buena pareja el interfecto en cuestión con el beodo de nuestro presidente, qué duda cabe. Supongo que terminará compartiendo el susodicho premio con los Portillos, Asensios, Iscos, Marianos, Borjas Mayorales y demás burras que han intentado siempre colocarnos de manera tan traumática como somnolienta su pestilente maquinaria mediática.
Premio Corto de ficción-terror 2019. A Ángel Correa, por “Pánico en el Estadio”.
Ya el día del Levante, en el partido aplazado, nos puso a todos los pelos de punta con ese tanto que nadie puede saber ni imaginar siquiera cómo pudo haberlo lanzado por las nubes. Dicho esto, ayer se superó con creces con sus entradas a destiempo, como buen coche de choque que le da por aparentar de vez en cuando, por patadas al aire cuando tenía una ocasión pintiparada de haber anotado el ansiado 2-0 en el marcador, como si en vez de botas jugase con pantuflos, por no hablar del susto final que produjo su cesión final y que provocó la doble ocasión del delincuente subsahariano que pasa costo por las mañanas en los alrededores de Valdeberzas. Y no. No quiero seguir porque desde aquí se le aprecia, y se la aprecia bien. Pero otro partido así, no, por Dios. Por favor que no. Las ganas de autolesionarse uno que produce el estado de pánico en el que entra cuando está Angelito en uno de sus días, empieza a ser altamente preocupante para los que el rollo del coco tampoco es que nos termine de rular como Dios manda en exceso.
Premio diseño de vestuario 2020. Oblak, por “El vals del Emperador”.
Gracias a las aventuras y desventuras del ínclito Correíta de mis entretelas, ayer le tocó finalmente bailar con la más fea del lugar, como era la tal Benzemal esa citada anteriormente, realizando una doble parada consecutiva que nos recordó al mejor Jan de todos los tiempos, dicho lo cual, al final terminó sucumbiendo a los encantos del hachís de Mister Turbante Blanco, pero poco o nada podía haber hecho ya, porque atajó todo lo que tenía que atajar, y más, así que, nos alegramos de la impecable puesta en escena de nuevo de nuestro gran guardián Emperador de todos los delanteros.
Premio sonido 2020. Frente Atlético, por “El último aliento”.
Espectacular corteo-bengaleo a la muchachada, que sí, que ya sabemos, que se portaron muy mal estos chicos del Frente (había el otro día 1500 viendo al balonmano y no vi tanta queja absurda de tanto policía de pacotilla, correveidiles sabelotodos del bien y del mal). Además, si eso es un puto páramo, joder. Será por distancia. Esta gente que ni vive ni deja vivir, auténticos doctores de la moralidad (según les conviene, claro está) cada día me pone más enfermo. Ellos sí que son un virus a exterminar, carallo.
Premio Termómetro Rojiblanco: (+ 16 GRADOS).
El Termómetro, si bien es conocedor de que hemos desperdiciado una buena ocasión de aumentar la distancia frente a nuestro rival, considera que la ya adquirida de por sí es suficiente para seguir y conseguir nuestro gran objetivo final, así que, ni sube ni baja, lo deja como está. Ya habrá ocasión.
Acabamos la ceremonia, que son la las 5 de la mañana. Si algún valiente ha llegado hasta aquí, le doy el Premio Poya a invitarle a un birra a la menor ocasión que se precie. Muchas gracias por su atención. “En la grada, con júbilo y pasión, animándote a que salgas campeón”.
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