14 de marzo de 2021

Getafe 0 - El Puto Amo 0. El Asfixiómetro.


Recuerdo mis tiempos mozos, cuando andaba haciendo la mili, en la que, cuando ya nos quedaba poco tiempo para conseguir la ansiada licenciatura, eran, con diferencia, los días más largos, más monótonos, más lentos, aquellos en los que creíamos que nunca iba a llegar tan ansiada jornada, y lo pasábamos fatal, mezcla probablemente entre el ansia de salir de allí más el hastío de tan duro camino. En aquella época, entonces, conocí el extraño significado del famoso asfixiómetro, que no era más que un calendario en la que íbamos tachando día a día las jornadas que íbamos consumiendo, mirando al mismo con optimismo especialmente con respecto a los compañeros de compañía que le faltaban muchos más días de anteriores reemplazos. Ellos nos miraban con asombro, incredulidad y envidia ante lo poquito que ya nos quedaba, con respecto a los que le quedaba de mili a ellos. Eran incapaces de siquiera plantearse el hacer uno ellos propio, conocedores del interminable trecho que les quedaba aún. Y, sin embargo, a nosotros lo único que hacía era consumirnos la sangre, creándonos un estado de ansiedad galopante. Curiosamente, cuando más nos acercábamos a nuestro objetivo final, era peor. Daba igual. Una triste semana, después de habernos chupado casi 50 anteriores, nos parecía un espacio de tiempo tan lejano como inalcanzable. Y, sin embargo, nada estaba más lejos de la realidad. Así que, si me lo permiten, y teniendo en cuenta la situación actual de nuestro Atleti, me he construido el mío propio, y aunque se me esté empezando a hacer largo esto de narices, a pesar de que esta noche me haya acostado dando más vueltas en la cama que una peonza hasta las 3 de la mañana y más allá, quiero inculcarme de su filosofía en el más estricto sentido de la palabra: una jornada menos, y sigo igual, el puto Amo, tal y como sé que voy a acabar. Cueste lo que cueste.

Filosofías tan perrunas como viejunas aparte, lo primero de todo, no tengo nada que reprochar a la muchachada ni al Cholo en el partido de ayer. Lo dieron todo, dominaron el partido (con más o menos acierto y con más o menos momentos de precisión) de cabo a rabo, crearon un buen ramillete de ocasiones clarísimas para habernos llevado la victoria final, y oigan, a veces en la vida se consiguen las cosas, y otras veces cuesta más. Unos días nuestras jornadas laborales van como la seda, otras son un puto infierno. Esto ha sido, es y será así por los siglos de los siglos. Y el que espere otra cosa es que, precisamente, le queda mucha mili por aguantar todavía. No siempre vamos a fallar tantos goles. Mucho ánimo, y a seguir, equipo.

Tampoco voy a reprochar nada al  rival, ¿eh? Por mucho que a la gran masa social futbolística les caiga mal, les siente peor o, directamente, no les soporte. Ellos emplean sus armas, se dejaron el alma en conseguir su ansiado punto (que es lo que debe de ser) y lo consiguieron con 10  tíos jugando más de 20 minutos en inferioridad. De cien partidos les va a salir uno así frente a nosotros, pues bien, tocó ayer. De nada sirve despotricar ni insultar al equipo contrario al cual, por otro lado, no tenemos ningún derecho a decirles cómo deben de jugar y cómo no. Al igual que a nosotros tampoco nos mola que nos digan cómo debemos de hacerlo en la multitud de partidos que hemos ganado por el famoso “0-1” y nos ha llovido de todo. Yo me río de ellos tanto o más que de los critican ayer la forma de jugar del Geta. Es lo que hay.

El primer tiempo empezó con el Atleti lanzado. Apenas en 2 minutos ya llevábamos 3 córner  a favor. A los siete, una buena combinación entre Correa y Carrasco, hizo que el remate cruzado de éste último lo sacase con una buena estirada el tal Cristóbal Soria ese (perdón, que éste es el bufón, me refiero a Soria, a secas). El Getafe respondió con otra buena posible ocasión de Oliveira que no terminó de enganchar como Dios manda. A raíz de ahí, todo el resto del primer tiempo fue una soberbia colección de imprecisiones, interrupciones y desesperación, de aquí para allá. Mucha intensidad, mucho atolondramiento. Ceremonia del caos. Coches de choque sin ton ni son.

La segunda parte fue otra cosa. El Atleti, con la entrada de Joao Félix, intentó hilvanar y elaborar más el fútbol, jugar con algo más de orden y de paciencia, y, si bien al principio tampoco lo logró en exceso, finalmente logró originar ocasiones de sobra para llevarse el zurrón de los 3 puntos en su buchaca.

Tras un par de contras bien lanzadas por el equipo local (una de ellas salvada providencialmente por Hermoso, y la otra por el bueno de Oblak) vino el ansiado gol obra de Joao Félix. Lástima que Llorente asistió cuando el balón había sobrepasado claramente la línea de fondo. El Cholo movió bien la coctelera, y el resto del encuentro tuvo un actor principal, tanto para bien como para no tan bien: Dembelé. Participativo estuvo, peleón y con ganas también. Fueron minutos interesantes del francés. Eso, en su haber. En su debe, una acción alocada suya dentro del área bien nos pudo costar un penalti (y ya con 10 el equipo local, tras la criminal entrada de Nyom sobre Lodi que le supuso la expulsión por parte del trencilla Berlanganesco), y las dos ocasiones clarísimas erradas, una en un cabezazo que se le fue lamiendo el palo derecho, otra en un remate acrobático que sacó prodigiosamente el tal Numancia ese. Joao tuvo también la suya, rematada con la bondad y bisoñez característica, otra de Lodi que no supo si rematar de cabeza, con el pie o con la punta del nardo (terminó haciendo el ridículo, como no podía ser de otra forma), y otra en genial asistencia de Hermoso, creo recordar, sobre el ínclito Correa, que nos volvió a deleitar de nuevo con lo que parece ser se ha puesto de moda dentro de los esperpentos que le ha dado por coleccionar ahora al bueno de Angelito: patada al aire con el balón cruzándole los pies. El día del Metropolitano parece ser que fueron los focos. Ayer debió de haber un eclipse de luna, supongo. Sea lo que sea, a ver si se cansa el nene de su nuevo juguetito, qué le vamos a hacer, y dejamos de hacer un poquito el ridículo, por favor.  Que ya cansa el tema. También hubo una auténtica delicatessen del Criminal Suárez que dio en el palo cuando eso era gol sí o también. Y es que, cuando no quiere entrar, pues no quiere, y punto. No hay que darle más vueltas al tema. Hay que seguir así, porque esta temporada se puede conseguir, mal que pese a muchos (yo diría que tanto propios como extraños). Así que me despido de ustedes, que ya no quiero saber nada más: una jornada menos, y seguimos líderes. ¡Larga vida al axfixiómetro!

EL CRACK DEL PARTIDO:

Buenos minutos del Dembelé, venga, brutal derroche de entusiasmo y personalidad de Llorente, pero hoy se lo doy a Trippier, que fue el hombre que llevó todo el peso del partido en cuestiones atacantes. Está el inglés que se sale. Que siga así, porque ahora mismo ya no estamos para derrochar ni una sola gota de talento por ningún sitio.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Saúl. Tengo grabada esa imagen tras su sustitución en la grada del “Coliseum” (llamar a eso “Coliseum” es casi como indicar que Getafe es una puta aldea imperial, vamos, no me jodas …”Coliseum” …ya) con esa mirada tan triste, perdida en el fondo del universo, casi con la lágrima en sus ojos, porque sabe que está dentro de un bloqueo mental y futbolístico en el campo que sé que le va a costar, y mucho, salir. La solución es jodida. El Cholo confía en él. Buena parte de la afición, también lo hacemos. Pero no sé. No tengo muy claro cómo enfocar este asunto. No sé si sería una buena decisión el cambiar de aires a final de temporada si las cosas le siguen marchando igual, o si, por el contrario, como el Atlético pata negra que sé que es, no se rendirá jamás y no va a terminar de bajar los brazos. Yo no quiero que se vaya ni en broma, pero me ha dado ya tanto, por un lado, y le veo con tan pocas ideas como para salir del infierno en que anda ahora, por otro, que no tengo muy claro la solución final al embrujo. Lo único que tengo claro es esto: decida lo que decida, siempre en mi corazón.

ÁRBITRO DEL ENCUENTRO:

Sánchez Martínez. La originalidad de sus apellidos le define. Más bien parece un personaje sacado de cualquier película española de Paco Martínez Soria, Alfredo Landa, José Luis López Vázquez, Ozores y el ínclito Sánchez Martínez éste. De primeras, no tiene personalidad. No sabe imponer su autoridad ganándose el respeto de los jugadores. Más bien se cree el profe de una clase de niños que se andan riéndose en su cara, mientras el regaña y regaña sin cesar. Esperpéntico es poco. Pero hay más. En la aplicación de las faltas es un auténtico desastre, no sabe distinguir cuando un rival roba un balón limpiamente de cuando no. El ceporro este solamente observa que un individuo entra al balón, y si el otro cae, es falta, sin más. Eso por no hablar de la tarjeta que le saca a Giménez, cuando un tipo del Getafe se dejó caer anticipando un posible contacto con Oblak que jamás existió. El ridículo que hizo el menda getafense ese sí que es de “Coliseum”, sí. A lo mejor por eso es el nombre del campo, claro. Ya me cuadra.  Y sí, reitero, la amarilla, para Giménez. Otro chupito de tequila, por favor. Y encima, para colmo, le tenemos que dar las gracias y todo (y eso que el descuento que hizo fue de bochorno ajeno también, cuatro minutos cuando mínimo tuvo que descontar el doble, que esa es otra) porque se zampó un más que posible penalti de Dembelé frente Masksimovic. Si. Este es el mismo espantapájaros que, minutos atrás, se dejó caer miserablemente buscando el penalti sobre Oblak, en la jugada que os acabo de contar. Qué honrado que es, señor Bordalás, sí. Honradísimo, diría yo. Dedíquese al noble arte de escardar cebollinos, oiga, ya. Por favor.

                         TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 14 GRADOS).

El partido del Athletic (del cual lamento no haberos podido hacer crónica), de obligado cumplimiento, y el empate de ayer frente al peor Geta de los últimos tiempos, tiene que conllevar obligatoriamente la bajada de dos grados en el termómetro, así que nos quedamos con 14, que no está nada mal tampoco, pero que el termómetro es así, y debe siempre de estar en donde debe de hacerlo.

Sinceramente, sé que juega el Atleti la Champions la próxima semana, pero ni siquiera se el día. Con eso les digo todo del interés que despierta en mi este año dicho torneo. Supongo que será el martes-miércoles, y sé que cuando llegue el día, terminaré metiéndome tanto en el partido como en la eliminatoria. Y no. No voy a ser tan falaz de decir que me importa un bledo que pasen o no, porque me engañaría a mi mismo y no colaría entre todos los que me conocéis. Pero, de verdad, estoy tan centrado en lo mío, que no quiero nada que me distraiga de mi objetivo final este año, así que … “Dale alegría alegría a mi corazón, la Liga de Campeones es mi obsesión” … (no me jodas, ya empezamos) …

2 comentarios:

dami fernández dijo...

Necesitaba esta mierda, me ha ayudado a calmarme el saber que hay gente como yo a estas alturas. Gracias, Tomi!

Tomi Soprano dijo...

Siempre a vos, Don Dami. Ya, sabe que está es su casa. Abrazo enorme.

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