26 de abril de 2021

Athletic 2 - Atleti 1. Tiro la toalla.


Pues sí. Hasta aquí he llegado yo ya esta temporada. Y mira que me jode, porque es de ser un pésimo Atlético, lo reconozco, pero es que es lo que me pide el cuerpo. Estoy harto de estar de mal humor, de contestar mal a la gente, de andar todo el día tenso, de levantarme los lunes con un dolor de cabeza inmenso, de los putos lunes tan amargos como este, de la lluvia que siempre adereza estas jornadas tan afables que me da Dios, de apenas poder dormir, o de despertarme medio llorando como hoy me ha pasado. Se acabó. Campana y se acabó.

 

Dicho esto, no quiere decir con ello que vaya a dejar de ver al equipo ni mucho menos. Mi mezquindad no llega hasta tal límite. Pero cero presión, cero ilusión. Probablemente, cuando acabe la temporada (nos va a pasar hasta el Sevilla, y si no acuérdense de lo que les digo) intentaré mirar todo esto con un poquito más de perspectiva y seré más justo con el juicio final que haga al equipo. Ahora, la verdad, no me apetece una mierda el hacerlo.

 

Porque no entiendo como un equipo que se está jugando lo que ayer se estaba jugando, va a un campo a jugar frente a uno de los peores Athletic de la última década y realiza un primer tiempo tan sumamente grotesco como hizo ayer. Sin pies ni cabeza ninguno. Tampoco me cuadra que estemos llorando ya 3 semanas porque no tenemos a nuestros mejores jugadores, y no salgan desde el principio del partido (será que como quedan tantas jornadas todavía … Será por eso, sí). Un equipo, el Athletic, al que el Barcelona le metió hasta 5 goles en apenas un cuarto de hora (si bien uno se lo anularon) y sin apenas despeinarse. Con gente como Muniaín, Raúl García o Williams sin jugar. Y ni siquiera por esas somos capaces de dar la talla.

 

Un equipo que, con lo que se está jugando, tiene que salir a morder y con una concentración de la leche, ve anotado su meta en apenas 9 minutos de juego por medio de un tal Berenguer. Dice muchísimo de este Atleti, sí. Un equipo que lanza 345 córners por partido, y es incapaz apenas de sacar algún rédito de los mismos. Un equipo que va palmando y quita a Correa, nuestro jugador más en forma actualmente, para poner en el terreno de juego a Torreira, individuo que ya ha dicho que se marcha de Europa y que no quiere saber nada más de nosotros.

 

Un equipo que faltando 11 minutos para el final del encuentro logra empatar en un espléndido cabezazo de Savic, pero no es que sea capaz de remontar el marcador, que más quisiéramos, ay, almas cándidas, es que apenas 7 minutos más tarde vuelve a encajar otro gol con un tal Iñigo que entró a rematar plácidamente como Pedro por su casa. Y oyes, te pasa una vez y puede ser un accidente. Dos, bueno está. Tres ya es mosqueante. Pero es que ya van demasiadas. Y yo ya estoy harto y hastiado, y, hoy por hoy, abandono la lucha por completo, y me dejo llevar a mi suerte. Me cansé de nadar. Me ahogué en la orilla. Así que ahí les va mi toalla. Y, por supuesto, pido perdón a toda la afición Atlética por mi comportamiento. Tengo claro que no estoy obrando bien, pero la edad, mi débil coco, mi mal carácter, lo que sea ... Yo me bajo en la próxima, y punto. Adiós presión, adiós ilusión. Me pondré frente a la televisión como si de una vaca pastando fuese viendo cómo se nos escapa un tren que iba como una auténtico AVE, y se ha convertido en un vulgar mercancías. Todos los que sigan creyendo tienen mi más enérgico aplauso y mi más sincera admiración. Ustedes sí que son del Atleti pata negra. De ustedes será el Reino del Metropolitano. No se cansen de creer, por favor.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

Me quedo con el amor propio de Savic.

 

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

Empezando con esa equipación tan horripilante y que tanto me irrita, me da igual, elijan a quien ustedes quieran. Yo me quedo conmigo mismo, para que vean que doy ejemplo.

 

ÁRBITRO:

González Fuertes. Desapercibido.

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: + 10 GRADOS.

Eibar y Huesca eran de obligado cumplimiento (solo también faltaría, vamos) y tras la exhibición portentosa de ayer, decido bajarlo solo un grado, así que así andamos, siguiendo desperdiciando grados sin ton ni son. Qué divertido.

 

Y el próximo sábado, a Elche, que, seguramente, se convertirá en otro de esos partidos que tan bien se nos dan fuera de casa. “Vivo en el número 7, calle Melancolía, quiero mudarme hace años, al barrio de la alegría, pero siempre que lo intento, ha salido ya el tranvía, en la escalera me siento, a silbar mi melodía”.

 

 

 

2 comentarios:

dami fernández dijo...

Tienes razones para abandonar porque siempre desde que conozco tu blog has estado al pie del cañón. Esta temporada nos está haciendo mierda con esta gota malaya de final pero yo aunque sea por homenaje a los buenos tiempos de primeros de año aún me quedo hasta que nos rematen... y tú también en cuanto pasen unos días.

Tomi Soprano dijo...

Así lo haremos, Don Dami. Aunque el cabreo que tengo es de los que hacen época. Muchas gracias por su apoyo

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