16 de diciembre de 2025

Atleti 2 - Valencia 1. Extraña resaca Rojiblanca.

 


Están siendo unos días muy melancólicos tirando a tristes para el que esto os escribe. Ya la semana pasada estuve de Tanatorio por la muerte de la madre de un compañero de trabajo, y está empezó con otra buena retahíla de fallecimientos, casi de forma consecutiva, de gente conocida o que realmente me importa.

En este caso, especialmente me afectó la muerte de Jorge, cantante y guitarrista de Ilegales. Todo un personaje que fue muy importante en mi juventud y que me marcó y me sentí plenamente identificado, tanto con su música con sus hilarantes letras y su peculiar forma de ser y pensar. Esa irreverencia y rebeldía era única. Aparte, pedazo de músico, que tocaba la guitarra como los ángeles.

 

Después vino lo de Robe Iniesta, líder de Extremoduro. Sinceramente, y aunque he escuchado bastantes canciones suyas (y algunas me gustan bastante), en este caso, no han sido grupo de referencia para mi persona, lo cual no significa absolutamente nada en su contra, ya que era un menda que sí que era ídolo total para mucha de la peña que conozco y que sé que lo ha sentido como si se tratase, inclusive, de un familiar suyo. Letrista excepcional, poeta urbano, seguidor del Atleti (como no puede ser de otra manera), en el descanso del partido del sábado el Atleti tuvo el precioso detalle de poner una foto suya con la rojiblanca puesta junto con Rosendo (hazte una analítica pero echando hostias, Hermano, no me jodas más), y que sonara a toda pastilla su tema “Si te vas". Fue emocionante ver cómo mucha gente se puso en pie a cantarla mientras sonaba, completamente emocionados, y cómo se les escuchaba de fondo en el estadio coreando la misma, como si estuviésemos en un mismo concierto de Extremoduro. Me impresionó cantidad, y llegué a emocionarme y todo. Homenaje sencillo, bonito y directo al corazón. “Si te vas, me quedo en esta calle sin salida”.

 

Pero las desgracias nunca vienen solas, y, finalmente, el tema se remató ya el mismo viernes, con el fallecimiento de una persona muy querida y respetada para mí, padre mi íntimo amigo Rafa, y del que os hablaré al finalizar esta "necrónica", más bien. El círculo se va estrechando cada vez más. Sé que es ley de vida, pero, en verdad, acojona, para qué nos vamos a engañar.

 

Menos mal que el martes el Atleti consiguió una trascendental victoria en CHL en Eindhoven,  en un partido precioso de contemplar, con muchas luces, pero también con las sombras de siempre que nos persiguen, pero que logramos finalmente sacar hacia adelante.

 

Así que, con estos condicionantes ya pasamos al partido del sábado, en medio de un ambiente prenavideño precioso, aderezado con un tifo de la muchachada del Frente sencillamente genial. Sin embargo, la otra muchachada, la del Cholo, no estaba muy por labor, y salió al campo más resacoso del martes que yo de cualquier comida o cena que se precie con mis Hermanos de grada.

 

La torrija comenzó en el minuto 1, protagonizada por  Giuliano Simeone, que cedió el balón incomprensiblemente hacia Hugo Duro, el cual no supo aprovechar tan fantástica asistencia en el mano a mano con Oblak, estrellando el balón en el larguero.

 

Sinceramente, el Valencia no justificó en ningún momento su posición en la tabla. Fue un equipo valiente, decidido, nos dominó durante buena parte del encuentro de cabo a rabo, y porque adelante pues tienen poco que ofrecer, y menos claridad de ideas a la hora de intentar crear peligro de verdad, si no, puede que este partido no se les hubiese escapado nunca.

 

A los 13 minutos dimos nuestra primera señal de vida, en un balón que Don Pablo Barrios puso en profundidad a Sorloth, pero que el noruego no acertó a superar a Agirrezabala.

 

A los 18 llegó el primer tanto nuestro, tras la salida de un córner, el cual remató Nico, despejó de nuevo el guardameta valencianista, pero el rechace final le cayó a Kokinho, el cual, entre un mar de piernas de todos los colores, supo colocar el balón justo donde no había ninguna, ajustada al palo contrario. Un gol de golpe de taco de mesa de billar. Tac, y el primer tanto en la buchaca rojiblanca.

 

Sin embargo, en realidad este gol cambió poco el guión. El Atleti continuó entre apático y holgazán, y el Valencia nos seguía presionando con la misma intensidad. Me comentaba mi hermano en la tertulia futbolera del domingo en la sobremesa, que “si el Valencia presiona siempre así”, y yo le contesté que eso es problema de la afición del Valencia, en todo caso, y exigirles el por qué cojones no juegan fuera de casa siempre igual y con la misma intensidad. Nuestro problema es superar a nuestros rivales siempre, y presuponer que van a estar en su mejor versión. Y esto es así desde que mi padre y mi madre eran novios, vamos. Lo demás son ganas de excusarse en las bagatelas de siempre.

 

En el 35, fruto de ese buen trabajo ché, vino el supuesto tanto del empate, el cual me pareció legal en el campo, pero que, tras ver la repetición desde la pequeña tontalla, fue finalmente claro fuera de juego de Hugo Duro, así que el tanto de Pepelu, después de 14 h. de deliberación de la chusma del VAR, se anuló finalmente.

 

Menos mal que en defensa estuvo en plan baluarte total Marc Pubill, porque él solito se encargó de mantener a raya a todo el equipo valenciano con sus buenas intercepciones de balón, su excelente colocación en el campo y su buen hacer defensivo, y hasta me atrevería a decir que ofensivo. Con este 1-0 final, y entre bostezo y bostezo, nos fuimos al descanso.

 

El segundo tiempo fue aún más espantoso que el primero, aunque empezó con una gran ovación tras anunciarse el primer cambio por parte del Cholo. Salió Le Normand por Molina. Y no. No es que el francés despierte demasiado entusiasmo entre el personal (no me incluyo entre ellos, por cierto, le tengo bastante fe al sucedáneo de franchute). Tampoco es que Nahuel se le quisiera dar un especial reconocimiento tras su “brillante” primer tiempo con que nos obsequió el chaval (vuelta a las andadas, pases al contrario sin ton ni son, balones en profundidad al limbo, colocación nefasta en el campo, por no saber, nos demostró que tampoco tiene claro cómo se saca de banda, vamos). Se aplaudió y vitoreó el cambio en si mismo. Saquen  todos ustedes sus propias conclusiones. ¡Al fin! (exclamaba el populacho enfervorecido).

 

Y entre el correteo absurdo de aquí para allá de Julián, los resbalones de Barrios, y la inoperancia total local, se produjo lo que tenía que pasar, el empate, en una gran acción colectiva atacante del Valencia, que hizo que Lucas Beltrán metiese todo un señor golazo desde fuera del área en el minuto 63, ya sin Julián ni Barrios, encima, y con el inoperante Gallagher y el paseante turista francés en el campo. ¿Qué podía pasar mal? Absolutamente todo.

 

Y, sin embargo, lo que son las cosas del fútbol, no fue así. El turista francés se disfrazó de prestidigitador del balón en el minuto 74, recibió una gran asistencia de Pubill previa, bajó un balón de forma increíble, y remachó el balón a la media vuelta clavando un golazo sencillamente de bandera, un tanto por el que mereció la pena ayer, al final, haber ido al partido. La bofetada que recibimos los escépticos ante las cualidades hoy en día de Antoine, sonó hasta en Sebastopol, ¿Conclusión? No tenemos ni puta idea de fútbol, cada día lo veo más claro.


Tres minutos más tarde, otra asistencia de Pubill sobre Sorloth se convirtió en gol, pero era evidente que estaba en fuera de juego, por más que mi compañero de grada Manolo se empeñase en que su situación era legal (esos bocatas de calamares que se me mete el menda entre pecho y espalda es lo que tienen, nublan la vista y el sentido por completo).

 

De ahí hasta el final del partido, nuestra buena ración diaria de sufrimiento sumun, pero al final los 3 puntos se quedaron en el Metropolitano, que fue lo importante. Así que al final la resaca rojiblanca, resultó dulce para nuestros intereses. Aunque extraña. No tenía la alegría de antaño, qué le vamos a hacer.

 Árbitro: Soto Grande.

Da igual en qué momento de qué partido o de qué competición leáis esto referente a ese individuo en cuestión: este árbitro es una mala persona, ganamos siempre a pesar de su insistencia en complicarnos la vida, y encima es malo como la carne del pescuezo. Un ser deleznable, ruin y  mísero como otro cualquiera.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

Decisiva la Vieja Guardia, con Koke y Griezmann a los mandos, Sorloth parece que puede ser un jugador que sume de vez en cuando, ahora que parecen que le andan dando más confianza, pero me quedo con el partidazo que se marcó Pubill. Es rápido, decidido, valiente y sabe que la pelotita es redonda y tal. En este caso en concreto, chapó para el Cholo, por estar puliendo el auténtico potencial que hay en el jugador, y al propio Marc, claro, por tener la paciencia que otros no estamos sabiendo tener en relación a su no participación en más encuentros. Él lo tiene claro, confía en su entrenador a muerte, sabe lo que quiere, y tiene pinta de que lo va a conseguir, además. Este es un auténtico diamante en bruto, y lo demás son tonterías, canallas.

 

 

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

De Molina ya no voy a decir mucho. Es lo que es y ya está. Pero Julián Álvarez está en un momento completamente obtuso en su carrera. Desubicado, fue una constante máquina de perder balones sin ton ni son. Gallagher también me está resultando una gran decepción, por muy guay que me caiga el menda, y Almada, de momento, me está pareciendo un Juradito de la vida. Fuegos artificiales, sin más.

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (-3 GRADOS).

El bochornoso espectáculo ofrecido ante el peor Bilbao de su historia, trae consecuencias, como no puede ser de otra forma, con bajada de 3 grados cono 3 soles de grandes. Que anda uno muy hartito del “no rendimiento” de la linda muchachada fuera de casa. En cuanto al partido del Valencia, por supuesto, de obligado cumplimiento, así que así están las cosas, y así se las andamos contando. A la mínima sonrisa que esboza uno con este asunto, viene batacazo continuo a continuación. Nada, en negativos que andamos, y así tenemos todos clarinete cómo nos encontramos en la realidad.

 

EL MADRILEÑO.

Nueva victoria del Madrileño en nuestro fortín de Alcalá, en un partido bastante entretenido, en el que tuvimos, probablemente, las mejores ocasiones, pero que el Sevilla Atlético fue de menos a más y al final también tuvo sus opciones de haber empatado el mismo.

 

Nos adelantamos en el marcador en el minuto 18 de juego, en una genial maniobra individual del argentino Belloti, que terminó remachando a la escuadra tras brillante reverso individual, si bien, eso sí, nada más comenzar el encuentro, la tuvo el Sevilla Atlético en una acción de un tal Ibra que repelió el larguero.

 

El resto del primer tiempo controlamos y dominamos el juego por igual, y tuvimos muchas más acciones para batir de nuevo la portería hispalense. Antes Boñar y luego Cubo, el cual por milímetros no llegó a una gran acción en la que solo faltaba remachar a la red el pase de la muerte de los rojiblancos, aunque, para finalizar este primer tiempo, quien la tuvo clarísima fueron los sevillanos de nuevo, en un cabezazo del plasta este del Ibra que mandó fuera de forma incomprensible cuando se encontraba solo dentro del área pequeña.

 

En la segunda parte, como ya os he comentado, el duelo fue más toma y daca, y hubo clarísimas ocasiones por ambos bandos. En el nuestro, tuvo una doble Belloti que era más fácil de anotar que la consiguió transformar en el primer periodo. Pero el Sevilla tuvo una buena internada de Ibra que acabaron pidiendo penalti cuando era el propio jugador hispalense el que casi deja en gayumbos a Dani Martínez. Ya en las postrimerías del encuentro, el bullicioso Isra tuvo el empate sí o también, pero su lanzamiento final se estrelló en el palo,

 

Así que victoria justa, y el sábado que viene, a Sabadell, en lo que va a ser (espero) un partidazo de categoría.

 

Poco más. Este miércoles, Copa del Rey, la cual ya sabemos la ilusión que nos hace a todos la disputa de dicho torneo. Sé que no lo vamos a pasar bien en Baleares, pero todo lo que no sea pasar … Prefiero ni pensarlo.

 

Hasta siempre, Don Ezequiel, Atlético de Pro.

A Don Ezequiel le he conocido desde hace ya un buen puñado de años. Casi media vida mía aproximadamente. Para más señas, os ando hablando del padre de mi íntimo amigo Rafita, con el que, probablemente, siempre he pasado los mejores y más divertidos pasajes de mi existencia. Patriarca de Atléticos por los cuatro costados, era un hombre afable, amable y noble donde los haya. Una persona encantadora, de esas que siempre te saluda con una sonrisa en la boca, de las que jamás te deja osar pagar nada en su presencia, y te invita a lo que desees sin mayor complicación alguna.

 

Gran conversador, he tenido la suerte con él también de haber vivido juntos hasta en grada partidos del Atlet en el Calderón, compartido alguna que otra fantástica previa, y haber disfrutado de su compañía y alegría como con pocas personas he solido hacer.

 

No sé. Quizás sea la ausencia de una figura propia paternal en mi vida, pero siempre he tenido a  bien el saludarle, preguntarle qué tal iba o cómo andaba cada vez que, en cualquier mañana de cualquier día, le veía desayunando en la terraza de sus bares favoritos en Carabanchel. Le sentía un poco mío, y, sinceramente, me ha dado muchísima pena su marcha, porque es un hombre que tengo la impresión de lo que lo ha hecho todo cojonudamente bien en su vida, y ha recogido lo sembrado casado con una estupenda señora, y con 2 hij@s a cual más simpático, agradable y jovial.

 

Así que, sirva esta reseña en mi crónica para que sepa usted, Don Ezequiel, que no le olvidaré jamás, que seguiré buscándole por esas plazas de Carabanchel por si tengo la fortuna de verle de nuevo y poder discutir con usted el devenir de este puñetero Atleti de nuestras entretelas, de cómo lleva lo de haber tenido que dejar el puñetero tabaco (“no me lo quito de la cabeza nunca”, me confesaba con resignación cristiana) o si sabía algo de las andanzas de Rafita, que hacía ya mucho tiempo que no le veía.

 

Si alguien me preguntara cómo es una buena persona en realidad, y no encontrase palabras para poder expresar lo que deseo, si le viese en ese momento por la calle, le señalaría, y diría sin dudarlo …”Él. Una buena persona es Él. Don Ezequiel, sin duda alguna”.

 

Sirva como homenaje, pues, estas letras en su honor, y esa bufanda Vintage que hemos querido mi cachorrín David (al cuál también sé que apreciaba un montón) y servidor, que se lleve usted a lo más alto de ese tercer anfiteatro, poblada de tanto y tan buenos Atlétic@s como vos. Hasta siempre, Don Ezequiel, Atlético de Pro.

 



1 comentario:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por rus palabras amigo.
Un fuerte abrazo de parte de Eze y de toda mi familia

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