Es lo que tiene el tener un equipo tan sumamente regular. Al fin, han conseguido su patrón de juego y, por lo tanto, tengo ya un estereotipo de crónica que puedo utilizar para el resto de temporada. Dabuten, así no me tengo que quebrar demasiado la cabeza a la hora de realizarlas.
El primer molde utilizable es el de la salida en tromba. Se puede traducir o no en gol, pero, generalmente, el equipo empieza de puta madre sus encuentros. Con ganas, presionando, con profundidad, mordiendo ... Ayer, además, tuvimos la sorpresa añadida del golazo supino de Luccin. Mejor no se podría poner la cosa.
El segundo molde puede ser el de realizar la jugada gilipollas de la semana. La semana pasada fueron los encargados Oliver Pablo y Benji Franco. Esta le tocó el turno a Agamenón Perea, que se complicó la vida por hacer el palurdo a la hora de sacar un balón controlado (no te esfuerces, querido, ni lo has hecho en tu puta vida, ni lo lograrás nunca hacer, sencillamente, no sabes, colega, mentalízate de una vez). Esto provocó el córner que de manera tan espléndida remató Jarque. Empate a uno en 11 minutos. Cojonudo.
El tercer molde ya es el de siempre. Un auténtico desastre por todos los lados. El balón es un marrón que se pasan de los unos a los otros. Los centrocampistas se encojen, los delanteros ni las huelen, el balón se convierte en el principal enemigo y el público nos exasperamos ante tan esperpéntico espectáculo. Así hasta que el árbitro pita el fin al suplicio.
El cuarto molde se le puede aplicar también al rival, a cual peor todos los que he visto hasta la fecha (salvo el Barsa, al que, curiosamente, ganamos, ver para creer). Si ayer el Espanyol es un equipo mínimamente decente, nos masacra vivos. Y si Lotina hubiese sacado a Iván de la Peña de principio, probablemente, también. El segundo tiempo que hacen es para que lo vean los pericos y se lo estudien profundamente. Patetismo en su más puro estado.
El quinto molde se le puede aplicar al Sr. Bianchi o a cualesquiera de sus 3 trillizos (¿Qué frío hacía ayer en el Calderón, eh, querido? No salió ni una puñetera vez del banquillo a dirigir al equipo ... Eso de tener calefacción en el banquillo tiene estas cosas, indudablemente) y sus exasperantes a más no poder cambios, o su no realización de los mismos. El quitar a Kezman en un partido que vas empatando en casa es completamente lógico, qué duda cabe. El sacar solamente cuando el partido está agonizando siempre al pobre Galleti también tiene su miga. Y el desaprovechamiento de Ibagaza, que, por lo poquito que le hemos visto este año, parece que está por la labor de volver a ser el del Mallorca, ni os cuento. Sin lugar a dudas, el Sr. Bianchi vive paralelamente al espectáculo que ofrece su equipo, que ni juega, ni presiona, ni marca, ni se desmarca, que no practica fútbol, en definitiva.
Y el sexto y último molde se le puede aplicar al árbitro de turno. Ayer fueron solamente 3 penaltis los que se comió a nuestro favor (el que le hacen al Niño clamoroso, aparte del empujón a Galleti al final del partido y la mano un defensa espanyolista dentro de su área en la primera parte). Si alguien en el club tuviera la más mínima dignidad posible, pondría los medios necesarios para que el Sr. Daudén no nos vuelva a arbitrar más en su puñetera asistencia. Pero como aquí ya da todo igual ...
En fin. Lo dicho. Para la próxima jornada, seguramente, simplemente tendré que sustituir Espanyol por Athletic, algún que otro nombre de jugador, y poco más, Nicolás. Ventajas que tiene uno al escribir sobre el Atleti.
El primer molde utilizable es el de la salida en tromba. Se puede traducir o no en gol, pero, generalmente, el equipo empieza de puta madre sus encuentros. Con ganas, presionando, con profundidad, mordiendo ... Ayer, además, tuvimos la sorpresa añadida del golazo supino de Luccin. Mejor no se podría poner la cosa.
El segundo molde puede ser el de realizar la jugada gilipollas de la semana. La semana pasada fueron los encargados Oliver Pablo y Benji Franco. Esta le tocó el turno a Agamenón Perea, que se complicó la vida por hacer el palurdo a la hora de sacar un balón controlado (no te esfuerces, querido, ni lo has hecho en tu puta vida, ni lo lograrás nunca hacer, sencillamente, no sabes, colega, mentalízate de una vez). Esto provocó el córner que de manera tan espléndida remató Jarque. Empate a uno en 11 minutos. Cojonudo.
El tercer molde ya es el de siempre. Un auténtico desastre por todos los lados. El balón es un marrón que se pasan de los unos a los otros. Los centrocampistas se encojen, los delanteros ni las huelen, el balón se convierte en el principal enemigo y el público nos exasperamos ante tan esperpéntico espectáculo. Así hasta que el árbitro pita el fin al suplicio.
El cuarto molde se le puede aplicar también al rival, a cual peor todos los que he visto hasta la fecha (salvo el Barsa, al que, curiosamente, ganamos, ver para creer). Si ayer el Espanyol es un equipo mínimamente decente, nos masacra vivos. Y si Lotina hubiese sacado a Iván de la Peña de principio, probablemente, también. El segundo tiempo que hacen es para que lo vean los pericos y se lo estudien profundamente. Patetismo en su más puro estado.
El quinto molde se le puede aplicar al Sr. Bianchi o a cualesquiera de sus 3 trillizos (¿Qué frío hacía ayer en el Calderón, eh, querido? No salió ni una puñetera vez del banquillo a dirigir al equipo ... Eso de tener calefacción en el banquillo tiene estas cosas, indudablemente) y sus exasperantes a más no poder cambios, o su no realización de los mismos. El quitar a Kezman en un partido que vas empatando en casa es completamente lógico, qué duda cabe. El sacar solamente cuando el partido está agonizando siempre al pobre Galleti también tiene su miga. Y el desaprovechamiento de Ibagaza, que, por lo poquito que le hemos visto este año, parece que está por la labor de volver a ser el del Mallorca, ni os cuento. Sin lugar a dudas, el Sr. Bianchi vive paralelamente al espectáculo que ofrece su equipo, que ni juega, ni presiona, ni marca, ni se desmarca, que no practica fútbol, en definitiva.
Y el sexto y último molde se le puede aplicar al árbitro de turno. Ayer fueron solamente 3 penaltis los que se comió a nuestro favor (el que le hacen al Niño clamoroso, aparte del empujón a Galleti al final del partido y la mano un defensa espanyolista dentro de su área en la primera parte). Si alguien en el club tuviera la más mínima dignidad posible, pondría los medios necesarios para que el Sr. Daudén no nos vuelva a arbitrar más en su puñetera asistencia. Pero como aquí ya da todo igual ...
En fin. Lo dicho. Para la próxima jornada, seguramente, simplemente tendré que sustituir Espanyol por Athletic, algún que otro nombre de jugador, y poco más, Nicolás. Ventajas que tiene uno al escribir sobre el Atleti.
SOBRESALIENTE: Los 40.000 gilipollas que fuimos al igloo del Calderón ayer.
NOTABLE: Valera. Al menos le puso ganas a raudales.
BIEN: Luccin, por su golazo. Esperemos que no se tire otros 2 años para conseguir el siguiente.
SUSPENSO: Petrov. Paupérrimo su encuentro ayer, sin profundizar absolutamente en casi ninguna jugada, quitándose el balón de encima sin ton ni son y no viendo los desdoblamientos que le dió el pobre Antonio López, jugador que, por cierto, me parece que centra bastante mejor que él (al menos que el Petrov que me tocó padecer ayer).
EL ÁRBITRO: Lo dicho. Que vuelvan las recusaciones, please. Que los clubs se unan y que las implanten de nuevo. No hay derecho a que este individuo nos haya robado ya 2 partidos tan fulgurantes como el de ayer o el de Coruña.
Un saludo.
Tomi. Frente Atlético. Sección Baramba.
SI EL ATLETI LO ES TODO, TODO ESTÁ JUSTIFICADO.