28 de febrero de 2016

Real Madrid 0 - Atleti 1. ¡Échale huevos, Madrid échale huevos!


Este cántico, lamentablemente copiado (como casi todos) por los afortunados buscadores de rival digno para derbis, resulta bastante significativo del estado real (con perdón) de uno y otro equipo. Tanto a mí, como especialmente a mi buen amigo Rafita (honor y gloria para el desplazado del Grupo 51), nos resulta bastante desagradable de escuchar en el Calderón (obviamente, sustituyendo la palabra Madrid por la del único equipo decente del que se puede ser en esta vida), porque implica que estamos jugando mal, obviamente, palmando, y, además, no tenemos nada claro el cómo meter mano al rival. Es un claro homenaje a la impotencia. En el fondo, es un cántico de equipo pequeño cuando se enfrenta a uno superior. Sabemos que razonamientos deportivos tenemos ya pocos para intentar vencerle, y utilizamos ya el único recurso que se nos ocurre para poder doblegar al todopoderoso. Es un cántico de un Cádiz frente al Sevilla. Una voz de un Sevilla frente al Madrid. Y, últimamente, el hit-parade en el Bernabeu cuando su rival es el Atleti. El potencial económico de ellos en el campo no cuenta. Cuenta el Cholo y su muchachada, capaz de sobreponerse a su millonada, a su teórica superioridad individual (muy buenos días tenga usted, señor Guti), y a los caprichos del señor Tébar, que no sabe qué inventar con tal de ver a su equipo vencer en un derbi, dándonos apenas dos días de descanso tras jugar Champions, mientras que su equipo favorito ha tenido toda la semana para tocarse los bolos. Eso es el Atleti, señores. No lo traten de entender.

Así que, con estos condicionantes, el Atleti hizo un partido inteligente, modélico defensivamente hablando, teniendo que administrar sus precisos movimientos de presión en momentos puntuales del encuentro (especialmente, comienzos y finales de ambas partes), y, esta vez sí, tuvimos la suerte de aprovechar nuestra ocasión y meterla en el cesto. Tuvimos tres claras, metimos una. Después de lo que veníamos, suficiente. No se les puede pedir más. Y ojo, que no es poco.

El Madrid en la primera parte, por ocasión de gol, me viene una falta lanzada por su dorsal número siete (en su más puro estilo, un becerrazo al balón más sin ton ni son) que el segurísimo Oblak rechazó con sus manos de hierro. Poco bagaje para los inventores del fútbol de fantasía desde la llegada del señor Zizou, al que, me temo, le queda todavía mucho tour por disputar. Mientras, por nuestra parte, hubo un gran disparo de Griezmann tras una excelente jugada combinativa de casi todo el equipo, pasándonos el balón a un toque, que despejó con una excelente intervención Keylor Navas.

En la segunda parte, a los siete minutos de la misma, llegó la jugada que decidió el derbi, en un balón que birló Griezmann en el centro del campo, llevándose el mismo con suma habilidad, la condujo a la velocidad precisa hasta el borde del área, esperando la incursión de su compañero Luis FIlipe, cedió el balón al brasileño, este se introdujo en el área y en un primer toque genial se la devolvió de nuevo a Antoine, y el francés de un preciso remate también al primer toque batió al bachatero guardameta blanco. Una acción linda, un 0-1 más que justo. Una vez más, el colectivo se impuso al poder individual. Después, el Madrid dominó lo que el Atleti quiso dejarle que dominase, mientras que, a su vez, aún Saúl pudo poner el 0-2 en el marcador en otra gran acción colectiva rojiblanca. Como contraprestación, el simpático y dicharachero dorsal número siete local, tuvo 2 oportunidades en las que en una cruzó en exceso el balón, mientras que en la otra remató de cabeza atajando sin dificultad Oblak. Me temo que a este pez se le va fuerza por la boca, aunque, afortunadamente no es nuestro problema.

El nuestro es disfrutar a tope y seguir mandando otra temporada más en la capital, mientras suena la música de fondo de “¡Échale huevos, Madrid, échale huevos!”. ¿A qué ya no te suena tan mal, Rafita?

EL CRACK DEL PARTIDO: Habría que destacar la seguridad de Oblak, el partidazo espectacular de Luis Filipe (a pesar de su absurda tarjeta amarilla del primer tiempo), el entusiasmante despliegue físico de Saúl, el poderío en el centro del campo de nuestro próximo emperador Augusto, el partidazo (todo llega en esta vida, amigo) al fin en una plaza de las grandes de Griezmann, pero hoy hay que dárselo a un tal Cholo Simeone, auténtico valedor de ser capaz de conseguir vencer por tercer año consecutivo en el santuario, sin que ningún otro equipo del mundo haya sido capaz de tal gesta hasta la actualidad. He escrito mucho hablando del Cholo en este bloq (casi siempre bien, otras veces dándole algún palito que otro, especialmente por sus cambios, que tan poco me suelen gustar), pero, independientemente de la crítica constructiva que uno le pueda hacer a Don Diego Pablo Simeone, la única conclusión final de la que soy capaz de llegar es la de darle simplemente las gracias por ser del equipo de mi alma. Muchas gracias por ser del Atleti, Cholo.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Claramente, nadie. Probablemente, ni siquiera en la derrota, hubiese sido día para estar decepcionado con nadie, vistas todas las circunstancias previas al choque.

ÁRBITRO: Clos Gómez. Bien en líneas generales, aunque no aplicó el mismo rasero sacando las tarjetas a un lado y a otro lado del río. Se le reclama un penalti a Gabi, completamente interpretable. Si consideramos que nuestro Capitán (enorme defendiendo a su compañero Correa frente a toda la rabiosa vikingada al final, sencillamente enorme) tenía la posición ganada, no es penalti, aunque sí una acción temeraria en la que se confía en exceso, Si analizamos solamente si hay contacto o no, claramente, se puede pitar penalti también. Así que, imagino, según sean las fobias y fibias de cada uno, será interpretada de una u otra forma. Hagan juego, señores.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 5 GRADOS).

Oigo a lo lejos cabalgar a furibundas huestes Atléticas bramando salvajemente ... Da igual. Nos mantenemos firmes en nuestra posición. El termómetro no se toca. Al tercer o cuarto equipo de la comunidad de Madrid hay que ganarle sí o sí, así que, no ha lugar. Abro paraguas …

Y el martes, la Real. Hoy no voy a hablar mucho de este partido, que quiero seguir disfrutando de mi post derbi. Será difícil, como todos. Pero sé que moriremos en el intento de conseguir la victoria, como siempre … Demostrando a los vikingos, quién manda en la Capital …





25 de febrero de 2016

PSV 0 - Atleti 0. El gol se convierte en nuestro extraño enemigo.


Vaya rachita llevamos. La verdad es que empieza a cansar un poco el tema del 0-0, máxime cuando resulta tan injusto como fue ayer. Porque el partido se dominó prácticamente de cabo a rabo (solamente recuerdo una ocasión local, en un disparo del señor Propper a bocajarro que salvó fenomenalmente Oblak, el resto del encuentro, por ocasión de gol y PSV = conjunto vacío), se tuvieron dos ocasiones clarísimas (una a los 2 minutos de Vietto, que, como viene siendo norma de la casa, picó el balón ante la salida del guardameta con una inocencia impropia de la competición, aunque hoy no quiero ser duro con Lucciano, que dio la cara durante todo el encuentro y le echó todo lo que le hay que echar). La segunda ocasión fue del negado de  Griezmann. No es que el francés piense que es un negado, ojo. Simplemente pienso que lo está ahora. Mediada la primera parte, Koke da un fantástico pase al primer toque sobre Griezmann, dejando al francés más solo que la una. Su picadita fue repelida con una mano espléndidamente por Zoet, guardameta local. Quizás el estado de forma actual del Atleti en labores atacantes no esté para tantas “picaditas” y moñerías varias. Soy de los que pienso que cuando las cosas no te van bien, cuanto más sencillas las hagas, más probabilidades de éxito final tengas. Pero bueno. Tendremos que seguir intentándolo.

Y hablarlo de intentarlo, el Atleti lo intentó de todas formas y posturas posibles. Durante buena parte del primer tiempo. Con  absoluta superioridad durante el segundo periodo. En balones largos (se abusa de este recurso), en internadas por bandas (problema, nuestros laterales la mayor de las veces centran más por automatismo en el juego que porque intente precisar la asistencia buscando un compañero), por el centro (pero, salvo Gabi, nadie se atreve a disparar a media distancia, otro recurso interesante cuando no te sale nada), a balón parado (cuya suerte nos ha abandonado definitivamente, máxime con la forma tan deprimente en este aspecto en el que está Koke), en superioridad numérica (que casi es peor, porque el equipo rival se encierra más y el Atleti se aturrulla y se apodera de él un estado de ansiedad al que no sabe controlar, y del que no sabe salir), sacando delanteros a go-go (ayer estuvimos con Correa, Torres y Griezmann a la vez durante el segundo periodo, pero tampoco hubo forma). En definitiva, que independientemente de que nos falte la  figura de un nueve resolutivo,  el equipo tampoco  genera lo que se dice ocasiones de gol, por más que domine hasta la saciedad, como le ocurrió ayer. Da la impresión de que el equipo está maravillosamente trabajado en defensa (los números hablan por si solos) pero quizás no lo esté tanto en aspectos ofensivos (desgraciadamente, los números están empezando a  hablar últimamente también). No lo sé, la verdad. Tampoco voy a los entrenamientos para analizarlo. Lo único que sé es que estoy hasta el guano de dominar tanto y conseguir tan poco. En fin.

Dicho todo esto, creo que la eliminatoria se debe de pasar sin mayores complicaciones, siempre y cuando el Calderón se mentalice del partido que nos vamos a encontrar. No nos debe de entrar para nada la ansiedad y los nervios a los aficionados, tendremos que tener paciencia, animar mucho y bien, haciendo de nuestro estadio una olla a presión, apoyando incondicionalmente a la muchachada. Lo que hicieron ayer los holandeses, vamos. Lo que hemos hecho nosotros toda nuestra puta vida. Si afrontamos así el partido de vuelta, no tendremos problemas. Y, ya puestos a pedir, si se recupera a Carrasco, miel sobre hojuelas también. Así que ya saben, hagamos honor a lo que cantamos… “Jamás, jamás, te dejará esta hinchada …”.

22 de febrero de 2016

Atleti 0 - Vila-Real 0. El sueño se desvanece.


Y es una pena, pero, entre que es del todo inhumano aguantar el ritmo que está imponiendo el Barsa, y que nosotros tenemos una falta de imaginación creativa, por momentos, alarmante, el caso es que el sueño de la Liga (o, más bien, casi diría que mi sueño, ya que mi entorno colchonero tiene bastante más asumido el tema) se nos va a borbotones.  Una putada, pero el día que no mire siempre hacia arriba, no seré del Atleti. Lo siento, es lo que mamé.

La primera parte, un clásico ya de primera parte en el Calderón, máxime si tenemos enfrente a un equipo que defiende tan impecablemente como ayer lo hizo el Vila-Real. Es como si los jugadores estuviesen en un examen final: cada uno está muy pendiente de hacer bien lo suyo, y nadie intenta copiarse, sacándose aunque sea una chuleta, o el libro entre las piernas, o del examen del compi de al lado. Todo transcurre en una monotonía exasperante, nadie se mueve, todo Cristo en silencio. Algún chispacejo de Correa, y una internada por banda de Juanfran que puso un excelente balón al gris Griezmann pero su remate salió lamiendo el palo derecho, casi ya al borde descanso, fue lo único que hizo levantar un poco la vista al profe que  estaba vigilando el tema. Por cada ocasión más que me encuentre alguien en esta exasperante primera parte, chupito de parte de la casa.

La segunda la peña salió algo más decidida a intentar crear algo diferente, o, mejor dicho, con intentar crear algo me vale. Correíta realizó una acción individual en una picadita que sacó muy bien Aréola (excelente proyecto de guardameta,  no confundir con cono blanco, por favor), pero el Vila-real lanzaba contras vertiginosas, que, sin embargo, en los metros finales no supieron culminar. Y así transcurrió este segundo periodo, en el todo el mundo amagaba con intentar hacer algo pero al final nadie lograba culminar nada. Fueron como los malos políticos, mucha declaración de intenciones, pocas realidades consumidas.

Les dejo, que creo que ambos equipos aún siguen el campo a ver si tal. Un mal dato: de la gente de arriba, solamente hemos ganado un partido al Sevilla (y los aparcacoches desdentaos no es que estén muy arriba este año precisamente). Ganando a los que tenemos que ganar nos podría resultar, pero, especialmente en los partidos de casa, el equipo debería de ser intratable. Y como solemos tirar un tiempo encorsetados en nuestras cosas, pues claro, al final la cosa se complica. Y mi sueño, mientras, se desvanece.

EL CRACK DEL PARTIDO: Buenos  detalles  de Correa, pero me quedo con Luis Filipe, que hizo un encuentro impecable, cortando en dos ocasiones 2 contras azulejeras mortales de necesidad (una en cada  periodo).

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Hoy hay cola para esta sección, me cago en to. Flojete partido de Saúl, Koke sigue en su línea descendente, pero la palma se la lleva Griezmann. Cómo veré la cosa  que yo, que suelo montar en cólera cada vez que el Cholo osa cambiar al francés, ayer hasta aplaudí su sustitución y todo. Son rachas, estoy convencido, pero necesitamos pero a la voz  de ya que Antoine salga de ese estado melancólico-invernal en que se encuentra. Patada en los cojones bien dada, que se lo digo yo …

ÁRBITRO: Prieto Iglesias. Siendo muy tiquis-miquis, se come un penalti en cada  área (uno de Saúl al pajillero del Castillejo, otro de Bonera a Godín que casi le deja sin brazo). Pero vamos, por todo lo demás, correcto arbitraje el suyo.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 5 GRADOS).

Como estamos todos un poco de  bajón, esta vez lo subo un gradito para ver si nadie se me desanima del todo, que aún nos queda mucho por disfrutar (espero, vamos).

Y el miércoles, la Champions. En este partido sí que no caben medias tintas, ni especulaciones, ni gaitas. Hay que morir en la eliminatoria desde el primer hasta el último minuto. Y no va a ser la cosa fácil, que el PSV este año no va ni mucho menos de perita en dulce. Debemos de mostrar nuestro auténtico nivel y demostrarnos a nosotros mismos que podemos ganar uno de los encuentros de entidad de  verdad (cosa que, de momento, no hemos hecho  este año). Dale alegría alegría a mi corazón …

15 de febrero de 2016

Getafe 0 - Atleti 1. A por los 150.


Tuvo dos, marcó uno. Ya sé que para los talibanes de turno es absolutamente incomprensible que, habiendo tenido dos, no haber conseguido cinco. Pero a mi me vale. Y como, para bien o para mal, esta crónica es mía y de nadie más que mía, pues a joderse tocan. Grande Torres. De lo poco destacable, dicho sea de paso, en un encuentro en el que el Atleti jugó una más que potable primera media hora, teniendo el balón,  triangulando por velocidad y penetrando por banda, con un Carrasco excepcional, como siempre, que en su primera galopada por banda sirvió un pase de escuadra y cartabón hacia el desmarque al segundo palo del Niño Torres, para que el de Fuenlabrada consiguiese su tanto 101. Era el minuto dos de juego, y, hoy por hoy, salvo sorpresa mayúscula, que el Atleti se adelante en el marcador implica que tiene prácticamente un 90% de posibilidades de llevarse el encuentro.

Poco después, tuvo Fernando otra gran ocasión de gol aprovechándose de una maravillosa asistencia de Gabi, pero esta vez remató de forma atolondrada y precipitada. Mientras, del Getafe solamente se tenían noticias por la rasca que empleaba, especialmente personificada en ese aprendiz de cervatillo barato denominado Sarabia, o memez análoga. Que este hombre acabase el partido solamente se entiende en la ilógica lógica del Sr. Mateu Lahoz. No sé si me explico.

La segunda parte, sin embargo, fue un auténtico suplicio. Defensivamente nada que objetar. Ofensivamente, fuimos un equipo conformista y, por momentos, hasta apático. Y jugar de esta forma con un solo tanto de ventaja en el marcador siempre es extremadamente peligroso. Menos mal que el Getafe no supo aprovechar su insistente dominio sobre nuestro equipo. El caso es que se plantaron bien el campo, manejaron bien el balón, con paciencia, intentando jugar por banda, por el centro, en profundidad, pero ni en globo siquiera hubiesen sido capaces de superar nuestro espléndido sistema defensivo.

Ya en los minutos finales, tuvo el Atleti el 0-2 en las botas de Correa, que, cuando tenía todo a favor plantándose solo ante Guaita, decidió que Saúl debió de cumplir años hace poco y quiso regalarle el tanto. El canterano, completamente desfogado tras su enorme despliegue físico, ni intentó aprovechar el evento.

Lo mejor de esta segunda parte del Atleti (o más bien, lo único) fue lo bien que jugaron los 4 minutos de descuento, en los que los de Escribá ni olieron el balón. Demasiado poco bagaje para conformarse, así que habrá que contentarse con los 3 puntos y con que ya queda menos para los 150 goles de Fernando.

EL CRACK DEL PARTIDO: Gabi, omnipresente capitán que hizo especialmente una primera parte de enmarcar, aunque sería injusto que nos olvidemos de Carrasco (un palazo como otro cualquiera su lesión) y de Torres, que estuvo y ejerció de nueve en todo momento que estuvo en el campo.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Muy flojito Giménez, inadvertido Kranevitter, desaparecido en combate Griezmann (ojo, que lleva  ya unos cuantos así), y prefiero no escribir demasiado sobre las cosas que se me vinieron a la cabeza cuando el Cholo decidió sustituir a Fernando Torres por otro puto mediocentro más. No es que sea una decisión de equipo pequeño, es que es una decisión de equipo mediocre.

ÁRBITRO: Mateu Lahoz. Incomprensible que no expulsase a Sarabia por las tropecientas mil coces que soltó el pájaro ese. Por todo lo demás, correcto arbitraje el suyo.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO ( + 4 GRADOS).
Partido de obligado  cumplimiento. No se toca.

Y el domingo, el Vila-Real. Partido importante no, lo siguiente, ya que de conseguir la victoria daríamos un paso de gigante en afianzar la tercera plaza, y, por supuesto, no perder de vista a nuestro querido Barsapasta. … Enamorado del Atleti …

7 de febrero de 2016

Atleti 3 - Eibar 1. V Edición de los Premios Poya.


No hay dos sin tres, no hay tres sin cuatro, no hay cuatro sin cinco … ¡Basta ya de tonterías, señor Dani Tranvía! Comencemos ya con lo que todo el mundo está esperando, una nueva edición de los Premios Poya. Esta es la lista de los galardonados:

Premio Poya a la mejor canción original: A la afición del Club Atlético de Madrid por “Fernando Torres, lolololololo”. No es ni la mejor letra, ni seguramente la partitura más elaborada, pero en el Calderón parece música celestial, porque ha sonado, suena y sonará hasta los siglos de los siglos. Todas las muestras de cariño y de amor hacia nuestro Niño siempre serán justas. Que siga atronando el Manzanares, pues.

Premio Poya mejor actor revelación: A Lucas por “Deseo cumplido”. Al fin disputo el chaval sus primeros minutos en liga con la elástica rojiblanca, y siempre que un canterano lo hace, es motivo de orgullo y satisfacción para todo buen Atlético que se precie. Estuvo cumplidor el chaval. A disputar muchos más.

Premio Poya peor montaje:  A los 22 protagonistas de la deleznable primera parte ayer en el Manzanares, por “El Sopor”. Entre el puto horario “Premium” del vikingo del Tébar, sus putos chinos, y el maltrato constante que se le dio al balón en este periodo, fue todo un mérito no terminar decayendo plácidamente sobre la grada, por mucho biruji que hiciese. Válgame Dios …

Premio Poya cortometraje de ficción: A Keko, por “Hombres de respeto”. La alegría de su tanto le duró bien poco a su equipo, pero el chaval definió bien (nada más comenzar la 2ª parte), y tuvo el detallazo de respetar al equipo de su corazón y a la hinchada que, aunque poco, le vio crecer a orillas del Manzanares. Honor para Keko.

Premio Poya mejor dirección artística: A Giménez, por “Escuela de Altos vuelos”. Poderoso, majestuoso e imperial su cabezazo a gol en el tanto del empate (minuto 55 de juego). Así se entra a rematar un córner, y lo demás es Cristianería. No anda por su mejor momento el uruguayo, pero este gol le debe de servir de lanzadera total.

Premio Poya mejor montaje: A Saúl, por “Lo que Saúl te quita, Saúl te lo da”. A pesar de sus desgraciadamente llamativos errores puntuales, el chaval siempre se supera y ayer hasta fue capaz de enmendar su fallo anotando el dos a uno en el marcador, en un cabezazo lleno de rabia, orgullo y pundonor (minuto 62 de juego). Tranki, chaval. Se te perdona todo.

Premio Poya mejor maquillaje y peluquería: A Vietto, por “¿Dónde diablos puse el peine?”. El argentino sigue dosificando su fútbol con cuentagotas, pero hay que destacar la genial asistencia que le mete a Torres en su gol 100. A ver si poquito a poco …

Premio Poya de Honor: A Fernando Torres, por su serie “Los cien”. De cabeza, en velocidad, como nueve puro (como el de ayer, minuto 90 de juego), de penalti, con remates inverosímiles, a un palo, al otro, picándola, cayendo a banda, por la izquierda, por la derecha , por la escuadra, desde fuera del área … Su abanico de tantos con el Atleti, aparte de ser gran parte de ellos auténticas joyas, deja bien a las claras la clase de delantero total que ha sido y es nuestro Niño, Don Fernando Torres. Todo el mundo en pie, por favor.

Premio Poya a los mejores efectos especiales: A Oliver Torres, por “Un mundo de fantasía”. Auténtico recital del canterano de giros imposibles, pases inverosímiles y toques maravillosos. Es una auténtica delicia verle jugar.

Premio Poya mejor película europea: A Yannick Carrasco, por “La apasionante vida sexual de los belgas”. El colega taladra por ambas bandas, con un único objetivo, el orgasmo total. Veladas de auténtico éxtasis son las que nos deja, un día sí, otro también, este auténtico ciclón futbolístico. Va a dar que hablar, y mucho, ya lo verán.

Premio Poya mejor guión adaptado: A Koke, por “Los guantes mágicos”. Es muy importante la aportación de Koke en el balón parado, y ayer, desde luego, recuperó su mejor versión en dos excelentes saques de esquina que fueron bien aprovechados por la muchachada rojiblanca. Sus pies son auténticos guantes.

Premio Poya mejor director: A El Cholo Simeone, por “Mis primeras cien victorias”. Ojito, que ha necesitado inclusive menos partidos para conseguirlas que un tal Johan Cruyff al frente del todopoderoso Barsapasta. Cholo Único.

Premio Poya al bobo del siglo: Mendilíbar, por “No habrá paz para los malvados”. Su fobia a todo lo que huela a colchonero es algo digo de estudio. Probablemente será porque siempre acaba con el ojete como la bandera de Japón. Hala usted a chuparla, buen hombre …

Premio Poya mejor fotografía: a Manuel Briñas por “Fernando Torres, el descubrimiento”. 84 años tiene ya el hombre, y ahí estaba, en su localidad del Fondo Norte del Calderón, viendo como su Niño rubito y con pecas hacía historia marcando su chicharro número cien con el Atleti. Su foto entregándole el Niño su camiseta a pecho descubierto, con el frío que hacía, habla muy a las claras del valor humano de Fernando, que lejos de soberbias y egocéntricas celebraciones, decidió posar y dedicar toda su gloria con su Maestro para la posteridad.

Premio Poya peor dirección: A Fernandez Bobalán, por “No me chilles, que no te veo”. Para mi el colega se zampa un penalti de libro sobre Correa en la primera parte, y nos anula un tanto legal en la segunda. Auténtico concierto de pito el del menda. Otro Pérez del montón de la vida. Malo hasta decir basta.

Premio Poya temperatura ambiente: A el termómetro, por “Cuatro grados es suficiente”. Pues eso. Victoria de obligado cumplimiento. No se toca.

Hala, que ya está bien de paridas. El que haya llegado hasta aquí, que se joda. El que no lo haya hecho, que le den. Próximo destino, ese nido de vikingos llamado Getafe. No paremos de molestar. Muchachos, hoy viajamos juntos otra vez …

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