16 de marzo de 2016

Atleti 0 - PSV 0. Excesivo sufrimiento, justo premio.


De primeras, y desde ya, la próxima vez  que en la previa de un partido de Champions de la fase de eliminatorias, les diga que el Atleti debe resolver la misma con relativa comodidad, me hacen ustedes el favor de enrollarme mi lengua y metérmela por el sitio más inhóspito que se les ocurra, porque vaya tela, el gran pronosticador de pacotilla que estoy hecho, máxime sabiendo que nuestra historia está plagada de encuentros como el de ayer, agónicos hasta decir basta, en los que uno acaba más agotado que si hubiese corrido los kilómetros de Saúl y Koke sumados. Y luego, después de esa auténtica ruleta rusa que son los penaltis, hay que controlar el subidón y acostarse, que a las 6 de la mañana toca el hijo de puta. Yo no sé ustedes, pero uno ha dormido fatal. En fin.

Aún así (cabezón que es uno) sigo pensando en que no debimos pasar tantos apuros frente al PSV. Y menos jugando la vuelta con el ambiente tan fantástico que había ayer en el Calderón. Pero, a veces, quizás los aficionados sobredimensionamos más los encuentros de lo que realmente son, y puede que esa ansiedad por la victoria se la terminemos contagiando a nuestros jugadores, que ayer no estuvieron al nivel futbolístico esperado. Por supuesto, nada que reprochar al coraje, al corazón, a las pelotas que tienen y a cómo siguen dignificando y honorando el escudo que portan. En eso jamás hay duda, están de once sobre diez. Pero deben, pueden y saben jugar al fútbol mejor, mucho mejor.

Porque la primera parte vimos a un Atlético nervioso, impreciso, ansioso y excesivamente temeroso. En ningún momento estuvo cómodo en el terreno de juego, y, por consiguiente, generó muy poco peligro en la meta defendida por el excelente Zoet, salvo una clarísima ocasión de Griezmann cuyo remate a bocajarro desde dentro del área logró despejar el guardameta holandés.

Por su parte, el PSV, desde el primer minuto que echó a rodar la eliminatoria, tenía claro su papel. Defenderse con mucho orden, no dejarnos  apenas espacios, y esperar la suya, que, por supuesto, también la tuvieron en la segunda parte, en un remate de Locadia que Oblak paró milagrosamente y el palo hizo el resto. A los 10 minutos de la segunda parte, el Cholo vio que algo tenía que hacer, y sacó a Torres al encuentro por el gris Augusto. El Niño estuvo muy bien durante todos los minutos que disputó (a punto estuvo de conseguir el tanto faltando 4 minutos para el final del choque, en un lanzamiento que también entre el portero visitante y el palo se encargaron desbaratar, curioso, como la de ellos) y el Atleti se encontró mucho más a gusto. ¿Conclusión? El jugar con dos puntas natos debería de ser algo innegociable. Aunque corras más riegos, claro.

Después sacó a Kranevitter (que también mejoró al equipo) y, probablemente su plan de sacar a un tercer punta para la prórroga se le vino al traste con la lesión de Godín, que fue sustituido finalmente por Lucas (excelente el canterano durante los minutos que disputó también, me encantó, con personalidad,  tranquilo, y, encima, a punto estuvo de conseguir la victoria ya en la segunda parte de la prórroga con un cabezazo tras un córner que se marchó alto por poco, poquito, poco).

Posteriormente llegó la susodicha prórroga, en la que, obviamente, los dos equipos estaban ya fundidos, y, salvo la ocasión reseñada de Lucas, poco más pudieron los jugadores más que intentar controlar su miedo a  perder de ambas escuadras. La cosa pintaba a penaltis que daba gusto. Y así empezó otra infártica a más no poder tanda. De primeras,  empiezan los holandeses. Malo, porque si marcan, la presión es para nosotros. Y así fue durante todo el desarrollo de la misma. Van Ginkel, llorando pero gol. Responde Griezmann con tranquilidad. Bien. Ahora Guardado, este no falla. Efectivamente, gol. Turno para el capi. Lo mete fijo. Bien, Gabi, bien. El próximo, para el tal Propper. Tampoco tiene pinta de fallarlo el menda este. Gol. ¿Tira Koke ahora? Gol. Cómo te queremos, Koke, coño. Siguiente turno para Bruma. Qué cara de bruto tiene este pibe. La manda al limbo, los menos. Y una polla, gol, puto cabrón, qué bien lo ha tirado. Ahora le toca el turno a Saúl. Joder, qué cara tiene, está hecho un flan. Diosss, no lo para Zoet de milagro. Que se joda el mundo. Por esos momentos ya no tenía claro ni siquiera cuándo entraban los penaltis o no. La tensión no me hacía verlos con claridad. Turno para Héctor Moreno. Sus muertos, lo ha tirado de cine. A todo esto, Oblak cada vez  le veo más fuera de la tanda que dentro. Turno para Torres. Inmenso el Niño, una vez más. Y ahora la muerte súbita. Empieza el Lestienne ese. Lo tira de  escándalo. ¿Pero qué hostia puta pasa? Turno para Giménez. Por primera vez  en mi vida, no quiero ver un lanzamiento de penalti. Al final decido que una  polla, a  mirar y a tener confianza en el chaval. Gooool, me cago en mi puta vida, goooool. El próximo, un tal Arias, cuyo nombre es igual que el del pseudónimo de un hermano valencianista, que sé que está deseando que caigamos eliminados. Gol. Joder, el destino no puede ser tan cruel conmigo. La responsabilidad pasa a  Luis Filipe. Aquí se acaba todo. Estaba escrito. Pues no. ¡¡¡¡GOOOOOLLLL! ¡LA HOSTIA PUTA, GOOOOOLLLLL!!! A partir de  ese momento, sé ya que pasamos fijo. Pasó el peligro. Tira Narsingh (su puta madre el nombrecito). ¡Al larguero! Te jodes, mamón, por llamarte así. Aquí está nuestro pase, sí o sí. Va Juanfran. Decidido, pensando … “esto me lo quito cuanto antes de encima, hay que meter gol y fuera” Gol. Joder, que puto estrés de vida. No hay pasión sin gloria, no hay gloria sin sufrimiento. ¡Pero qué grande eres, Atleti!

13 de marzo de 2016

Atleti 3 - Deportivo 0. El estadio hostil.


No lo digo yo, lo dice el iluminado del presidente de las peñas del Depor. Él de lo que habla es de una auténtica falacia (movida aparte entre unos que no supieron a lo que vinieron vs. otros que no tuvieron muy claro tampoco lo que terminaron de hacer). Yo hablo de una  realidad deportiva, sin más (y sin menos, que este deporte, al fin y al cabo, se trata precisamente de esto). Lo del otro, me interesa entre poco y nada, aunque me joda que dicho individuo intente escudar su manifiesta incapacidad precisamente en esto. Bah, no voy a perder más el tiempo …

Lo que cuenta es que el Atleti fue muy superior en líneas generales frente a un Deportivo que, probablemente, pensaba más en su siguiente rival (Levante) que en estos 3 puntos. Cuidado, eso tiene un peligro, igual te quedas sin los seis. Allá  cada cual.

Pero  el Atleti jugó bien al fútbol. Como siempre, decidido al ataque, mandón, decidido, hasta que, a los 18 minutos de juego, un centro del, una vez más, excelente FIlipe, remató Saúl de cabeza, picando previamente el balón en el césped entrando como un trolebús desbocado sin frenos, anticipándose a Manuel Pablo, el “elixir de la juventud”. Es uno de esos tantos que en el campo sí que se admira más su espectacularidad por encima de la televisión. Inmenso Saúl.

Poco después, el Atleti debió de poner el 2-0 en el marcador, en una gran jugada en la que Koke puso un balón en internada por la banda derecha a Vietto (sigue en el buen camino) el argentino dejó pasar magistralmente el balón, pero “fantasía Carrasco” no supo definir ante, por qué también no decirlo, una gran parada del guardameta deportivista Lux (el nombre de fulana de sábado-night que tiene el colega no se lo quita cualquiera, no).

Al borde del descanso, una espléndida galopada de Antoine Griezmann hizo que se quedase solo de nuevo ante el luminero guardameta blanquiazul, pero su remate se marchó ajustado al palo (uno es zocato cerrado, se te entiende, Ratón Griezmann).

La segunda parte comenzó con un Atleti mucho más decidido, si cabe, para sentenciar el encuentro. El agobio era total. Carrasco ya avisó con un larguerazo desde Bélgica, lo menos. Griezmann sentenció en una de esos córners que tanto nos desespera al personal, sacado en corto, pero que, esta vez si, resultó ser una perfecta jugada ensayada para que, Koke le cediese un balón al francés, y éste cruzase de remate inapelable ante el portero visitante. 2-0, la cosa por sensaciones andaba sentenciada, y ahora, por resultado, también (minuto 59 de juego).

Faltando 7 minutos, Correa, solo ante Lux de nuevo, siguió sumando para poner el 3-0 en el marcador, y puso fin a este buen encuentro de fútbol disputado por el Atleti, frente a un rival que sigue viendo cómo, una temporada más, el Calderón sigue siendo un estadio “hostil”. El estadio hostil.

EL CRACK DEL PARTIDO: Enorme Filipe (que realizó ya jugadas dignas de aquel Brasil de los 80, con Sócrates, Zico y demás), Carrasco nunca falla (se le echará de menos en El Molinón) pero hoy hay que dárselo al incansable Saúl. Tengo claro que cada gol nos va a costar una fortuna más, pero oiga, igual es que hay que aflojarse el bolsillo de verdad. La realidad es que hay jugador. Y de los buenos. Y al vikingo del viejo, ni caso. Lo que cuenta es el chaval.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Veo un poco apagaducho a Juanfran. Y estoy convencido de que el Depor, aún haciendo, al menos, un partido digno, si no se hubiese apuntado a esta extraña moda que hay de dar los puntos por perdidos (pregunten por Camp Nou, les darán todo lujo de detalles de lo que les hablo), podría haber plantado más cara de la que dio.

ÁRBITRO: Melero López. Ni sabía de su existencia. Continuo sin saberlo.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO ( + 8 GRADOS).

Solo faltaba, ¿eh? Partido de obligado cumplimiento, no me jodan …

Y el martes, reitero, encuentro de Champions, sí, pero un partido más que hay que ganar en el Calderón. Simplemente es eso. Que nadie se me vuelva loco, por favor. Eso sí, deberes para dicha cita: “Los años han pasado, y el Frente sigue igual, Honrando tus colores, por toda la ciudad. No importa lo que pase, no nos separarán, Atleti yo te amo, contigo hasta el final. Alé alé alé …



7 de marzo de 2016

Valencia 1 - Atleti 3. Incontestable.


Otro estupendo partido del Atleti que llevarse a la boca, con el mérito añadido de hacerlo en la siempre complicada plaza que es Mestalla (aunque el Valencia no ande en su mejor momento, recuerdo que ni Madrid ni Barsa han ganado este año allí). El Atleti, plagado de juventud en sus filas (aunque el rival tampoco le iba a la zaga en ese aspecto) dio una auténtica lección de madurez y personalidad, y se llevó un encuentro que, salvo 20 minutos un tanto atolondrados a raíz del empate che, controló de cabo a rabo y dominó con solidez y gran fluidez en su juego. En definitiva, un gran partido de fútbol por parte colchonera.

De primeras, el Atleti salió como a mi me mola siempre que lo haga: con cabeza, pero decidido a por el encuentro. Comandados por un omnipresente Griezman, poco a poco empezó a generar ocasiones de gol (casi todas desaprovechadas por Vietto) hasta que, a los 22 minutos de juego, una balón que roba el propio Luciano a  Javi Fuego en su línea de salida de balón, es cedido por argentino a Antoine para que, de disparo seco, duro y ajustado al palo, batiese sin remisión al un  tanto ayer atolondrado Alves.

Sin embargo, el Valencia se sobrepuso bien al tanto rojiblanco, y tan solo cuatro minutos después, una internada de Siqueira hace que el señor Alcácer se invente una genial dejada de las suyas con el pecho sobre Cheryshev, y el bullicioso extremo ruso fusilase a Oblak sin remisión al entrar en el área. Era el empate, y el partido subía  por momentos.

Momentos que, hay que reconocerlo, fueron valencianistas hasta casi el final de la primera parte. Y a punto estuvieron de adelantarse en el marcador poco  después, en una maravillosa asistencia de nuevo de Alcácer (un toque de  espaldas, al primer toque, sencillamente brutal) que Cheryshev, de nuevo, golpeo al balón con violencia pero su disparo se le marchó alto. Con este resultado se llegó al descanso.

La segunda parte comenzó como la primera, con un Atleti enchufado, mandón a la par de jugón. El incansable Vietto (lástima que su punto de mira a la hora de rematar lo siga teniendo en Vila-Real) a punto estuvo de conseguir su justo premio en un remate a bocajarro en la  que Alves lució su mejor virtud: sus reflejos debajo de los palos, yendo al final el balón al larguero. La cosa estaba clara, y el Atleti solamente necesitaba un último empujón para llevarse el encuentro, y el Cholo lo vio claro: sacó a Torres y Carrasco, y ambos sentenciaron. El primero, aprovechándose de un córner que peinó estupendamente Giménez al segundo palo para que el Niño rematase sin oposición a las mallas valencianistas (minuto 71 de juego). Por su parte, el belga, que hizo  lo que le vino en gana y como  le vino en gana con todo valencianista que le salió al paso en el rato que jugó, sentenció el encuentro a  falta de 6 minutos en una  brillante acción individual cuyo disparo final Alves, original él, intentó parar con la rodilla (obviamente, no tuvo éxito).

Entre medias, el Valencia se quedó con  10 jugadores (casi una bendición para el equipo local, lo del tal Santos como central es una auténtica broma, vamos), y, para culminar el show, Neville decidió entretener a la parroquia che con sus dudas entre sacar a Negredo o Abdennour, en la que al final Mestalla se decidió por el vallecano, y el inglés decidió hacer caso a su público. Todo muy preparado y profesional, si señor.

Espectáculos cirquenses aparte, la realidad demuestra que el Valencia se encuentra en estos instantes a 30 puntos del Atleti en Liga, indicativo bastante clarificador del estado de ambas entidades en la actualidad. Una distancia como el partido jugado ayer por los rojiblancos, sencillamente incontestable.

EL CRACK DEL PARTIDO:
Excelentes minutos de Matías Kranevitter, partidazo total de un inconmensurable (¡al fin!) Koke, muy bien Torres, pletórico Carrasco, incansables Luis Filipe y Vietto, pero el premio hay que dárselo a Antoine Griezmann, inteligentísimo durante todo el encuentro, sabiendo leer en cada instante el mismo a la perfección. Jugó de siete, jugó de nueve, jugó de diez, marcó … Un jugador diferente que, por momentos, está  al nivel de lo mejorcito que pisa un campo en Europa ahora mismo. Imperial Antoine.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
Continua esta sección más vacía  que el Bernabeu cuando   se juega un derbi y faltan apenas diez minutos para el final del mismo.

ÁRBITRO: Álvarez  Izquierdo. No es un árbitro que me entusiasme especialmente, pero ayer solamente tuvo un único lunar, al no expulsar a Feghouli por una … ejem … “temeraria” plancha (no quiero hacer sangre) sobre Lucas que bien pudo costarle algo mucho más serio.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 8 GRADOS).

El momento más esperado de la jornada por fin llegó. En un ataque de  generosidad bien entendida, se sube 3 grados más vuestra sección favorita. Madrid hoy se ha despertado diferente, la algarabía y la jovialidad se apoderado de todo buen aficionado colchonero. La multitud es feliz, y yo, por qué negarlo, también. La revolución rojiblanca, en su máximo esplendor.

Y el próximo sábado (al fin una semanita de descanso), el Depor. Tenemos que seguir compitiendo al máximo, si queremos que nos dure este excelente nivel en el que  estamos. El Depor se juega mucho, pero nosotros también. Partido a partido, latido a latido. Vamos dale Campeón, cantemos el Alirón …

2 de marzo de 2016

Atleti 3 - Real Sociedad 0. ¡Qué bello es vivir!


Definitivo, el estado de felicidad desbordante se ha instalado en el Calderón. La gente anda contenta, el  equipo está en plan supersónico y, si encima, el rival es más blandito que un equipo de coristas salesianos, miel sobre hojuelas. Todos estos condicionantes se dieron ayer en el campo.

Porque el Atleti realizó, por momentos, un estupendo partido de fútbol, con ataques continuos, con desbordamientos por bandas, con contras legales, córners, faltas, paredes, hasta jugadas imposibles … De todo tiró el Atleti.

La cosa se nos puso cojonuda no, lo siguiente, con un autogol de Diego Reyes a los 7 minutos de juego tras un centro de Koke. Hoy por hoy, eso es darle mucha facilidad al Atleti, que, con un Vietto que, sin lugar a dudas, disputó su mejor partido con la rojiblanca (a pesar de su falta de instinto asesino en los metros finales, esto lo tiene que pulir mucho más) y que, con su movilidad constante, trajo por la calle de la amargura a toda la defensa donostiarra durante el completo desarrollo del encuentro. El Atleti, mientras, acompañaba, y era un vendaval completo de fútbol y ocasiones a borbotones (un par de Griezmann, el inconmesurable Sául, Godín, el propio Luciano…). Derrochando coraje, corazón y fútbol.

En la segunda, la cosa comenzó con una internada de Vietto, centro atrás y allí aparece un tal Saúl (si, ese hombre que te puedes encontrar hasta en el baño del Calderón como te descuides, ¡está en todos los putos sitios!) confirmando su séptimo gol y que, probablemente, sea el todocampista con más futuro que pisa hoy en día un campo en Europa.

A partir de ahí, hasta el Cholo vio tan claro el tema que decidió quitar a dos de sus principales pilares (Godín y Griezmann), no sin antes ocurrir un fenómeno completamente paranormal en el Calderón. Fíjense si las cosas ya nos andan saliendo fetén y todo que hasta nos pitaron un penalti a favor y todo (penaltito, visto sobre el campo). Segundo de la temporada. El gran Antoine puso el 3-0 en el marcador. El pescado estaba ya todo vendido.

Y la cosa terminó con otro tanto, no se vayan a pensar, tras una contra magistral del Atleti, obra del a veces atolondrado Correa, pero que el Mister Proper de turno que andaba por la banda izquierda de linier decidió anular, vaya usted a saber por qué.

Daba igual. La victoria estaba conseguida, y la alegría se instala definitivamente en el Calderón. Anda que como al Rayito le dé por hacer una gracia … ¡Qué bello es vivir!

EL CRACK DEL PARTIDO: Filipe Luis. Es la tercera vez consecutiva que le nomino en esta sección al brasileño, pero es que anda completamente desatado. Está fino, está incisivo, está rápido y defiende bien. Además, se atreve con todo. Un gran Filipe Luis.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Augusto. Qué se le pasó por la cabeza para hacer esa entrada en el 93 sobre un chaval canterano de la Real que apenas llevaba 6 minutos sobre el terreno de juego es algo difícil de entender. Fuera lo que fuese, con esta camiseta, no, señor, no.

ÁRBITRO: Hernández al cuadrado. Visto todo en el campo, anula un tanto legal a Correa, no muestra la roja final a Augusto y el penalti sobre Antoine me parece muy, muy light. El resto del encuentro lo llevó sin mayores complicaciones.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+5 GRADOS).

Partido de obligado cumplimiento. Ni de coña se toca.

Y el domingo, a Valencia. Un partido frente a un rival que vaya usted a saber, pero que, si pensamos en nosotros mismos, no hay ningún motivo para dudar de la muchachada. “Estoy contento solo si, veo ganar al Atleti” ….

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