23 de diciembre de 2013

Atleti 3 - Levante 2. ¡Qué manera de sufrir!


Sin lugar a dudas, el partido que más  sufrí de toda la temporada. A veces le da a uno por pensar y decir: “joder, ¿No es mejor estar en medio de la clasificación, tranquilamente, a tu bola, y no tener que padecer tanto con esto del fútbol? Porque si estás abajo, porque estás abajo, y si estás arriba, porque estás arriba, esto es un sinvivir, oigan” … ¿Y qué? Joder … Bendito sufrimiento, ¿Qué no?

Hubo que roer el partido del pasado sábado. El  equipo salió en plenos festejos de la cena de Navidad y dejaron solo a Ivanschitz que, ante también la salida erótico-navideña de Courtois, hizo que a los 59 segundos se adelantase en el marcador.

El Atleti se quedó noqueado tras encajar otro tanto, y una mano prodigiosa de Courtois evitó el 0-2 tras un remate a bocajarro del retrasado del Barral (vikingo y entrenado por Caparrós, cumple con todos los condicionamientos, efectivamente).

Afortunadamente, el Atleti se pegó una ducha virtual, y se le fue quitando la caraja festiva-navideña que tenía encima, hasta lograr embotellar al Levante dentro de su área. Así, Godín (que cada día me gusta más y no solamente en defensa) roba el balón en el centro del campo y sube con decisión, como diciendo. “esto lo voy a arreglar yo ahora mismo, por mis santos cojones”. Juanfran le metió el centro y el uruguayo remató de forma extraordinaria al fondo de la portería defendida por Navas. Empate de fuerza, de coraje, de corazón. Cada día soy más fan de Godín. Qué golazo el suyo, la hostia …

Sin embargo, el Levante seguía asustando, y en el ambiente estaba que este encuentro no se encontraba decidido ni muchísimo menos. De nuevo Barral puso el susto en el personal colchonero,  pero ya en el comienzo de la segunda parte, Gabi puso un balón al segundo palo que fue rematado de volea de forma inapelable por Diego Costa. Otro golazo como el Calderón de grande. Lo más difícil estaba hecho, o eso parecía. Remontada habemus.

Porque, sorprendentemente, en un balón absurdamente perdido por Koke (se le perdona eso y más al chaval)  hizo que Pedro Ríos realizase la cabalgada de su vida, recorriéndose todo el Calderón sin que ni Dios lograse cazarle, y consiguió batir a Courtois de ajustado disparo al  comienzo de su salida. Para qué negarlo, otro señor golazo como la copa de un pino. Empate que ponía la angustia y la desazón en el que esto escribe, hasta que Juanfran, realizó una internada dentro del área, Rubén calculó mal su despeje y atizó a nuestro bronceado  lateral cometiendo penalti sobre el mismo. Lo lanzó Diego Costa tan mal, que logró su objetivo de que entrase en la portería, ya que ni el propio Taylor Navas se lo esperaba. Otro que con los putos penaltis me hace sufrir en exceso.

Al final, padeciendo como si hubiese estado escuchando durante 4 h. los grandes éxitos de Dyango sin parar, tuve la misma sensación con los córners del Levante, pero acabamos el año en donde queríamos, en lo más alto. Ya saben lo que siempre les digo a todos: no hay pasión sin gloria, no hay gloria sin sufrimiento.

EL CRACK DEL PARTIDO:  Reparto por igual entre Diego Costa y Godín. Del Levante me gustó mucho cómo impregna a sus equipos el Sr. Caparrós, tanto en lo bueno como en lo malo. Son caramelos pegajosos los pibes.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Koke no tuvo su día, como tampoco Villa. Al canterano se le perdona todo, y al Guaje, hay que seguir dándole tiempo. Mi fe en él es infinita, por mucho que los nerviosos de siempre busquen movidas en donde no las hay. Pesadez de talibanes, oyes.

ÁRBITRO: González al cuadrado. El concepto “mano de jugador del Levante” como que no lo tiene muy claro, ya que se comió un penalti de libro a nuestro favor en la primera parte y otro casi al borde del área en el segundo periodo. La expulsión de “JuJuJuJuanfran” se la sacó también de la manga. Arbitraje calamitoso, aunque, al menos, acertó en el penalti que nos pitaron a favor.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 24 GRADOS).
Lo dejo como está. Partido de obligado cumplimiento, por supuesto.

Y ya, hasta el año que viene, no hay fútbol. El 2013 ha sido imponente, pero lo mejor es que las expectativas para el 2014 aparecen intactas y francamente esperanzadoras. Descansemos, porque nos esperan unos meses sencillamente apasionantes. Muchas emociones por vivir, alguna lágrima por derramar. Tenemos que seguir viviendo todos este equipo día a día como si fuese el último de nuestra existencia. Los Atléticos no sabemos hacerlo de otro modo. Ohhh, yo te quiero, sentimiento, no puedo pararrrr …. ¡FELIZ  ROJIBLANCA NAVIDAD A TODOS, Y PRÓSPERO 2014!

16 de diciembre de 2013

Atleti 3 - Valencia 0.Yo y mis premoniciones.


La mente es un mundo extraño y misterioso, y, no me digan ustedes ni por qué ni cómo, pero temía este partido por un supuesto paralelismo que le encontré al que jugó el Bayer frente al City en Champions, y que terminó con victoria visitante por 2-3 tras remontar el 2-0 final. Ni se parecen los rivales, ni los equipos, ni los entrenadores, pero, tenía esta historieta metida en la Chola Simeone, y de ahí no había Dios que me sacara. Y, además, estaba convencido de que el partido seguiría el mismo rumbo. 2-0 para el Atleti, y remontada che final.

Obviamente, el partido fue otra historia muy diferente. La primera parte fue la prolongación de cualquier Atlético de Madrid –Valencia en el Calderón, en Liga, durante los últimos 2 años, lo menos. Encuentro intenso por ambos bandos, nula profundidad y los porteros,  meros espectadores de un espectáculo supinamente truñil. Bostezo por aquí, algún sustillo por allá, y a seguir jugando otros 4 años más plácidamente.

Menos mal el Cholo dio el correspondiente puñetazo sobre la mesa tras el descanso, y el equipo salió completamente desmelenado. Y ahí estuvo la clave, que mientras el Atleti se soltó el pelo, el Valencia se reforzó aún el hortera moño que llevaba, y con tal fijación  terminó siendo un muñeco de pin-pan-pún nuestro, o, más bien por personalizarlo en alguien, de Diego Costa, que se olvidó de las ñoñadas con Parejo en la primera parte y se puso a jugar al fútbol como él bien sabe, es decir, como los putos ángeles.

Así, a los 13 minutos ya de la segunda parte,  una galopada de las suyas  arrancando desde nuestro campo del brasileño embrujó por completo a su marcador Víctor Ruiz, que le iba vigilando con mirada de pánico en todas sus acciones, hasta que, entra en el área, se marcha de él como la Esteban entra por Telecinco, y bate sin remisión al guardameta Alves y ese extraño peinado. Al meter la marcha más el Atleti, estaba claro que la famosa ya fragilidad defensiva che haría acto de presencia. Curioso de todas formas suelen resultar todos los tantos de Diego Costa: parece que se va pero que no lo hace. Parece que se deja el balón atrás pero siempre lo lleva por delante. Parece que se lo van a quitar en cualquier momento pero jamás se lo roban. Y parece que remata siempre fatal pero siempre consigue el objetivo final: gol. Demasiados “pareces”, y muchas más realidades. Es un pelotero descomunal, señores.

A partir de este momento comenzó su show, no si antes aprovechar los 3 minutos que llevaba en el campo todo lo que haces  siempre lo haces bien Raúl García, para fusilar desde dentro del área y de tiro cruzado al propio Alves, aprovechándose de un rechace. A los 17 minutos de la segunda parte ya se había finiquitado el partido. Sensacional.

Después vino el show de los penaltis. El primero se lo hizo Víctor Ruiz y se lo paró Diego Alves. Seis minutos después, esta vez  fue Barragán el que cometió otro penalti sobre, cómo no, acertaron de nuevo señores, Diego Costa. Lo volvió a lanzar él (mal hecho en mi opinión, Diego Costa lleva ya lo menos 3 penas máximas falladas, no me gustó el detalle) y como esta vez  decidió transformarlo como Dios manda y no haciendo el puto gilipollitas adolescente vikinguil, colándose como una exhalación en la portería pastillera.

Quedaban 10 minutos, el encuentro estaba sentenciado, y, sin embargo, el equipo estaba completamente desbocado, volcado, como si de una eliminatoria de Copa de Europa se tratase y faltase el conseguir un tanto para lograr el pase a la siguiente eliminatoria. Ha sido, sin lugar a dudas, una de las imágenes más bellas que uno recuerda de este equipo en mis casi 40 años de socio de este Club. No lo conseguimos al final, pero esa ambición, esa fe, ese subir en tromba,  ese no desfallecer nunca, esa búsqueda constante en cada instante de conseguir un nuevo objetivo, intentando superar lo insuperable, es lo más bonito que puede ver un aficionado al fútbol por parte de su equipo. ¡Cómo mola ser del Atleti, madre!

EL CRACK DEL PARTIDO:  Godín estuvo soberbio y omnipresente en defensa, en ataque y en donde hiciese falta, pero, obviamente, el hombre del partido fue Diego Costa. Eso sí, el tirón de orejas que le he dado antes con la historia de los putos penaltis, que se la tome pero que muy en serio. Aquí somos legionarios del Atleti, no vedettes malcriadas de Concha Espina, y las penas máximas hay que tirarlas como tal. Y si no, que pase el siguiente lejía.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: El frío que tenía Djuckic todo el partido. ¿Pero este hombre no estuvo entrenando en Valladolid el año pasado, por Dios? Parecía que el pobre se  encontraba en Siberia, lo menos. Pero vamos, visto el potencial ofensivo que demostró tener en el Calderón (tienen más inocencia que una niña de 4 años jugando con su peluche), imagino que ya le quedan pocas heladas que sufrir.

ÁRBITRO: Fernández Borbalán. Bien en líneas generales. Acertó en los dos  penaltis.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 24 GRADOS).
Dos gradazos más que lo subo. Esto ya parece Canarias lo menos. Pero qué bien que se vive así.

Un último reconocimiento: “Me juego tres grados a que ganamos al Valencia por más de dos goles”. Don Pablo Mármol dixit. Sobran más comentarios. En pie, señores.

12 de diciembre de 2013

Atleti 2 - Oporto 0. 16 de 18.


Casi nada al aparato. Tras la exhibición que dio nuestro Atleti en el partido de Copa frente al Sant Andreu ( y no, no estoy loco, exhibición de seriedad, de respeto a la competición, al rival, al público, a nosotros, y, especialmente, a la camiseta y al escudo que portan, probablemente, lo que más me gusta de este Atlético de Simeone) ayer tenía otro nuevo partido de esos que te pueden llevar a la idea de dejarse llevar, que bueno está, que los objetivos ya están conseguidos y que, al fin y al cabo, qué más da (dense una vuelta por Munich y sabrán de qué les hablo). Qué más da, dicen … Ingenuos. El Cholo tiene prohibido esa frase dentro del vestuario Atlético.

Al principio del sorteo, todos imaginábamos un apasionante Atleti-Oporto como fin de fiesta a la fase de grupos en el Calderón. Quién más, quien menos, soñábamos que nos jugaríamos el primer puesto. Pero no. Los portugueses salieron jugándose la vida, sí, pero conscientes de que la empresa era difícil (hasta igual más por la derrota del Zenit que por la propia victoria suya, allá ellos), y el Atleti le quiso dar la importancia que tiene para el Cholo cualquier tipo de partido que dispute. Máxima. Sin paliativos.

Pero mientras los portugueses andan con el mal fario puesto, al Atleti le sale todo. Ya saben, el fútbol es un estado de ánimo. Nada más comenzar el encuentro, Jackson Martínez avisó del peligro constante que es enviando un remate casi a bocajarro al larguero tras ganar la espalda a Miranda. Corría el minuto 8.

Sin embargo, en una jugada de saque de banda, cinco minutos apenas más tarde, Raúl García se sacó de la manga un zurdazo imposible a la media vuelta y casi sin ángulo desde la línea del fondo del área, que se coló como una exhalación en la meta defendida por Helton. El delirio invadía el Calderón. La fiesta no es que comience. La fiesta nunca acaba.

El Atleti de hoy en día está tan seguro de sí mismo que no le importa prácticamente nada. Ya da igual hasta que Courtois no esté en la portería y ande en ella Aranzubía, portero que transmite confianza y seguridad, a pesar del penalti tonto que hizo ayer, más culpa, en mi humilde opinión, de Insúa, por querer complicarse la vida en exceso protegiendo un balón que perfectamente podía haber despejado a banda, que por la del propio guardameta riojano. Da igual, si hay que pararlo, pues se para, y fuera. Así hizo el bueno de Dani tras lanzamiento de Josué. Era el minuto 27, aunque antes, en el 21, Varela cabeceó también a larguero. ¡Qué bellos son los postes del Calderón!

Mientras tanto, por la fiestuki ya habíamos visto la personalidad de Manquillo y lo buen lateral que es, no que va a ser, el buen partido de Alderweireld, cada día más acoplado, a Koke repartiendo juego a diestro y siniestro, los primeros minutos de nuestro Oliver Torres, que compensó algún que otro fallo inicial en sus pases con esa personalidad arrolladora que le permite seguir pidiendo siempre el balón y seguir siempre intentando hacer cosas diferentes,  no se esconde nunca, el chicharrazo de Raúl García (todo lo que hace, todo, lo hace bien, ya saben) pero el demonio todavía no había hecho apenas acto de presencia. Me refiero a Diego Costa, que avisó primero en una internada de las suyas tan bien rematada como atajada al estilo balomanístico por el pie de Helton, y, poco después, sobre el minuto 36, aprovechó un fantástico pase de Oliver Torres que le plantó solo delante del guardameta visitante, le regateó de un cabezazo y remató finalmente con precisión suiza al fondo de la red.  Y aún pudo conseguir el tercero antes del descanso Adrián, tras una acción perfecta a balón parado entre Gabi, Raúl García y el propio Adri. Este Atleti es un pasote total, no le den más vueltas.

Tema Oliver, cuestión de moda entre Atléticos jóvenes y menos jóvenes, fundamentalistas y talibanes, ortodoxos y creyentes, humanos e infrahumanos. El asunto es muy sencillo: el Cholo aprieta, sí, pero el Cholo concede. Le advirtió en la previa que a él le exige más, porque debe de dar más de sí. Pero, al mismo tiempo, le da la titularidad en todo un partido de Champions, para que le demuestre precisamente que está capacitado para ello. Ayer la prueba fue miel sobre hojuelas. Fijo que los dos acabaron contentos. ¿De verdad esto es un problema?

En la segunda parte el Oporto nos embotelló más de la cuenta, haciéndonos pasar unos primeros 20 minutos casi sin rascar bola,  pero como  aquí nadie se pone nervioso, la grada respondió animando sin parar, viendo el pequeño bache del equipo, y los portugueses seguían con su obsesión galopante con los palos de las porterías del Calderón (otro nuevo remate a la cepa del poste de un tal Lica), pues nada, que al final hasta tuvimos otra buena ocasión en un remate de Raúl García de los que él no suele fallar viniendo desde segunda línea de fuego.

Da igual. 16 de 18 puntos, y no hubo pleno por el extraño autogol de Toby que se zampó Courtois como yo mismo si de una buena zampuriña se tratase. El fútbol es caprichoso, qué les voy a contar que ya no sepan ustedes.

El próximo aliciente en esta competición será el sorteo de Octavos. Quiere decir que ya estamos entre los 16 mejores. Con toda lucidez. Con todo merecimiento. Con total brillantez. Fiabilidad en su más puro estado. ¿Preferencias? Sé que hay rivales más poderosos que otros, puede que haya otros a los que le tengo más ganas que a algunos, pero, francamente, personalmente me da igual. Con todos siempre voy a tener el más fascinante aliciente principal: Seguir disfrutando de este Atleti. ¡Qué pasote!

1 de diciembre de 2013

Elche 0 - Atleti 2.¡ Que bien pinta la Navidad1


En lo que asuntos rojiblancos me refiero. Reconozco que andaba acojonado con ese partido. He viajado hasta el punto más insospechado defendiendo y animando a mi Atleti, pero jamás de los jamases había sufrido una manita en mi puta cara. Salvo en Elche. Ese anillo lleno de rojiblancos, ese partido en segunda, y esa cara de desolación final. No se olvida. Tengo el molde de la misma grabado en mi alma. Pero ayer era otra cosa.

Según Escribá (gracias eternas, amigo, por comenzar a labrar el camino) jugábamos contra su Hermano Mayor. Y así lo demostró. Un equipo ordenado, duro de roer, excelentemente colocado en el campo pero que se enfrentó a eso, a su brother más lonjevo, que salió desde un principio a por el encuentro, que supo andar concentrado siempre en su difícil tarea, y que, cuando contempló que, a pesar del dominio, no lograba hacer pupa a la zaga local, tiró de chistera, y demostró que igual hasta tenemos banquillo y todo, oigan. El movimiento del Cholo fue genial (y no soy muy fan de los cambios del Cholo, los que aquí me sufren bien que lo saben).

La primera parte fue eso, una lucha entre 2 hermanos viendo la tele y pujando cada uno por el mando a distancia, cuando se sabe que, más tarde o más temprano, se terminará viendo el concierto de los Who que quiere ver el hermano mayor antes que la tercera parte de Crepúsculo, que desea fehacientemente su hermanita menor.

¿Qué la cosa no anda clara? Pues llega el viejo Cholo Simeone y pone orden en la vida. Raúl García y Adrián, para dentro. Se acabaron los problemas. El primero, nada de salir al terreno de juego, se saca de la nada un disparo de esos tan muy suyos, tan muy secos, tan muy ajustados al palo, que el portero Manu Herrera no se espera, se le escapa el balón de las manos y Koke se pone el disfraz de Falcao que le dio el colombiano como recuerdo de despedida, y anota el 0-1 en el marcador. La cosa ya pintaba clara. Era el 17 de la segunda parte.

Después, un tanto anulado al gris Arda por falta al portero local ( que me causó tan buena impresión el día del Valencia como de inseguridad el día nuestro), y la jugada del partido: Adrián, que está definitivamente recuperado para la causa (o así queremos creer los que tenemos fe ciega en él) le mete un balón picadito a Diego Costa, y este remata sin piedad ante Manu Herrera. Un gol digno de estudio: pase imaginativo, de conocer bien al compi que juega contigo. Desmarque prodigioso de Diego Costa, también de conocer bien al que se supone te va a poner la asistencia. Paciencia en dejar botar el balón, y remate nada más producirse el mismo, para batir al señor Herrera. Parece un gol fácil, un gol simple, uno de más. No, señores, no. Es un gol en el que los tempos de la jugada deben de cumplimentarse con la precisión de un reloj suizo. Cualquier segundo perdido significa la no consecución del mismo. Faltaba ya apenas cuarto de hora para el final del encuentro. Vamos a ponernos la chupa para ir a por el chocolate con churros, con la merienda está conseguida.

Y se acabó. La vida sigue igual, eso sí. No sé lo que hará el Barsapasta dentro de un rato. Se que el Madrid se ha proclamado campeón de liga y de copa de europa hasta el año 2016 gracias a su juego deslumbrante desplegado frente al todopoderoso Valladolid. Es lo mismo de siempre, os prometo que es la primera y última vez que comento este tema en una de mis crónicas. De verdad, no merece la pena. Me joden determinadas injusticias, pero, en el fondo, ¿Qué más da? Partido a partido …

EL CRACK DEL ENCUENTRO: Juanfran, por parte colchonera. Mi hermano dice que le recuerda a Marcelino. Yo de él recuerdo apenas que era un fantástico lateral, pero no muy allá técnicamente. A mi la temporada que está haciendo nuestro Franjuan actual, me parece sencillamente apabullante. También es destacable el partidazo de Rubén Pérez. Nunca se sabe, chaval. Nunca se sabe …

LA DECEPCIÓN DEL PARTIDO: Flojito Turán, blandengue el portero del Elche, y perdido Villa. Alguien lo tenía que decir, y para eso me tienen ustedes jovenzuelos imberbes.

ÁRBITRO: Delgado Ferreiro. Un paranoico de las tarjetas. En el primero gol se le pide falta de Diego Costa a Botía (espabila, colega) y  en el tanto anulado a Arda, aunque el turco no hace nada por quitarle de las manos el balón al guardameta local, para mi es falta, ya que considero el poder del esférico en el mismo. Del portero, vamos …

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 22 GRADOS).
Los Dalton revolotean sin parar ante la llegada de la Navidad. Don Pablo adorna su árbol lleno de ilusión y de felicidad. Y el tío Tomi se suma a la fies, y regala un par de graditos más para regocijo del personal. ¡Qué bello es vivir! (James Stewart dedicated).

Y el finde que viene, Copa del Buey (una ración no muy hecha de cadera, por favor). Oportunidad para los menos habituales, que no menos importantes. El Campeón salta a escena. ¿Algún problema?

25 de noviembre de 2013

Atleti 7 - Getafe 0. Un buen día en la oficina.


En los tiempos que hoy corren, el poder ir a la oficina es casi un lujo (y miren que jamás pensé que llegaría a escribir esto). Somos privilegiados los que podemos acudir cada día a nuestro trabajo, debido a la ineptitud de los que ya todos conocen. Y, en los trabajos, hay veces en que las cosas se te dan bien, una mayor parte en las que ni bien ni mal, sino todo lo contrario, y otras en los que las cosas se te dan mal, rematadamente mal.

Pero, si conoces bien tu oficio y tienes experiencia, lo normal es que solventes tu currele con solvencia, eficacia, rapidez y brillantez. Tienes más posibilidades de que al final tengas un buen día en la ofi. Y eso  es el Atleti hoy en día en el Coliseum Madrileño por Excelencia, es decir, el estadio Vicente Calderón. El Atleti se sabe su oficio al dedillo, funcionan como una  máquina perfectamente engrasada y automatizada, y a poquito que los empleados estén concentrados y con ganas de realizar sus tareas, el resultado suele ser brillante, por normal general, y colosal, si tienes un día especialmente inspirado, como fue el pasado sábado en esa tan maravillosa fría noche del Calderón en pleno invierno, cuyo biruji suele tener un embrujo especial.

Siete goles. Mucha tela. Y suena bien, porque el Getafe andaba el sexto o por ahí. Y muchos de ellos de una fantástica factura. Pasemos a detallarlos.

El primero, de Raúl García. Ya saben cómo le llamo desde que fichó por el Atleti. “Todo lo que haces, lo haces bien”. Y si se trata de rematar de cabeza, nos encontramos frente a un auténtico especialista. Córner perfectamente ejecutado por, cómo no, Milinko Koke, y remate inapelable de Raúl batiendo a Moyá, que, ciertamente, nada pudo hacer en ninguno de los tantos. Era el minuto 25 de partido.

A los 36, un buen centro de Turán lo peina Koke y Lopo lo desvía al fondo de las redes. 2-0. Y en el 41, Valera recuerda su corazoncito rojiblanco y fuerza de forma absurda su segunda amarilla por una clara mano que le supone la expulsión. El Geta, con diez. Como si el Atleti necesitase este tipo de ayudas. Se mascaba la tragedia. Con este panorama se llegó al descanso.

En la segunda parte, recital total, en la que el Atleti abusó cómo y cuando quiso del equipo del coliseum de sillas sin dueño. Villa, que ya había tenido una clarísima en el primer tiempo tras certero remate de cabeza a bocajarro que sacó espléndidamente Moyá, aprovechó un centro del pletórico Juanfran para poner el 3-0 en el marcador, apenas 3 minutos comenzada la segunda parte.

Otros tres minutos más tarde, un delicioso balón puesto por Tiago (buenos días, Capo) lo remató de forma modélica Raúl García para poner patas arriba el Calderón y anotar su cuarto  tanto. En la oficina todo el mundo quería más. Y el capataz también, ya que sumó a la fiesta a Oliver y Diego Costa, ese delantero. Antes de marcharse el navarrico, pudo hacerlo con  un hat-trick tras un remate de volea que repelió la escuadra, en una maravillosa contra lanzada por todo el equipo. Sin embargo, el gol de la noche llegaría sobre el 23 de la segunda parte. Balón que pone Gabi, Diego Costa gana la posición a su par aprovechando su corpulento cuerpo, y se inventa un remate de volea y de espaldas a la portería sencillamente colosal, extraordinario, sublime. Uno de los goles más bonitos que uno recuerda en el Calderón (y, afortunadamente, tengo un buen puñado de ellos en mis retinas). Y es que, una fiesta en el Calderón sin la participación de Diego Costa, es menos fiesta.

El sexto, faltando 13 minutos, fue de nuevo  del Guaje Villa, que a la chita callando, pero va  cumpliendo sus objetivos tanto numéricos como de juego que personalmente le había impuesto, tras una veloz galopada de Adrián y pase puesto con escuadra y cartabón sobre David Villa. La conexión asturiana en su más puro estado.

Y el último fue justo premio a los buenos minutos del propio Adrián, tras una excelente acción individual de Oliver, aprovechando una serie de remates en el área tras remate seco y ajustado al palo. 7-0. Suena bien. Suena poderoso. Suena a campo inexpugnable. Qué duda cabe, fue un magnífico día en la oficina.

EL CRACK DEL PARTIDO: “Todo lo que haces lo haces bien” Raúl García. Lo que más me alegró de todo fue el reconocimiento que tuvo por todo el público  del Calderón. Se lo merece tanto como el que más. No quiero que renueve pronto. Quiero que lo haga ya.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: El sinvergüenza del señorito Courtois. Vale que le regalen un abono a ras  del  césped. Encima, tiene el privilegio de ver los partidos cambiando en cada tiempo de fondo. Pero que, encima, se lleve una pasta lironda por no dar ni golpe en todo el puto día, es una auténtica tomadura de pelo. ¿Tendrá la desfachatez de ducharse el menda después de los partidos que ¡ejem! “juega”? Está claro, es el listillo de la oficina.

ÁRBITRO: Clos Gómez. Un tanto extraño a la hora de la señalización de las faltas, pero bueno. Yo aún le sigo teniendo en mi corazón tras la Final de Copa.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 20 GRADOS).
Se de alguien que me va a matar cuando me vea, pero es otro encuentro de obligado cumplimiento. Y conste que le estoy oyendo los exabruptos desde aquí, don Pablo. Modérese, por favor.

Y el martes, Champions, en un partido muy importante para todos aquellos que quieran demostrar al Cholo que  son tan parte o más del equipo como el que más. Hora de demostrar que el Atleti tiene mucho más que simple 13-14 jugadores brillantes. Yo confío ciegamente en ellos. A dejar el pabellón bien alto, muchachada.

11 de noviembre de 2013

Vila-Real 1 - Atleti 1. El mundo al revés.


Reconozco que el ritmo frenético de partidos que hemos disputado últimamente me ha resultado completamente agotador a la hora de poder escribirles nada,  aunque el Atleti jugó con  la dulce monotonía que ya nos tiene acostumbrados en el Calderón frente al Athletic y en Champions frente a uno de los múltiples equipos  con los que están  hermanados  la escoria fulera (si , ya saben, esos que van por la vida de “solos contra todos”), y con el supino pero efectivo aburrimiento que me supuso la victoria en Granada, así que, como además el  termómetro no fue  afectado por ninguno de los partidos que  disputamos, decidí darle a mi neurona un pequeño descanso.

Sin embargo, ayer sabía que era  un partido sobre el que me apetecería  escribir. Campo pequeño, un rival que me ha causado una  espléndida impresión en los encuentros previos en que les vi en esta temporada, el histerismo del paletismo local queriendo  ver en nosotros al  enemigo público número uno por supuestamente haberles bajado a segunda ... Y, el partido  resultó eléctrico en la primera media hora, en la que el Vila-Real se recuperaba del gol encajado en propia puerta por Mario a los 2 minutos de haber comenzado el partido (tras genial rosca de Juanfran, deberían de darle a él el gol en realidad), y el Atleti ejercía de Atleti defendiendo como los ángeles y ejercitando una presión espléndida a la  hora de la recuperación del balón, buscando después la portería local. Los amarillos, por su parte, solamente tuvieron una ocasión clarísima en una buena acción de Rubén Pérez en la que el gran  Cani (un  maravilloso jugador cuando  tiene la lucecita encendida) falló incomprensiblemente delante de Courtois.

El Atleti, por su parte, sin llegar a crear peligro evidente, pero si que tenía cierto control del  juego. El problema es que cuando uno sabe que hace una cosa tan rebién como el Atleti defiende, se termina creyendo que con eso le va a bastar y a sobrar para conseguir la victoria en el marcador,  eso se transforma en conformismo, y, probablemente, con algunos equipos le baste y le  sobre, pero si tienes a un rival en condiciones como fue ayer el Vila-Real, terminas jugando con fuego, y, lo que es peor, quemándote.

Porque a partir de la media hora el Atleti fue eso: un equipo conformista, ramplón y que basó todo su juego en el arte  de impedir al  contrario crear peligro, olvidándose de que existía a lo largo del campo otro área.

El Vila-Real, por su  parte, cada instante que fue pasando fue pisando  el acelerador un poquito más fuerte, creando más y más peligro, Marcelino estuvo muy bien en los cambios, y fruto de los mismos sacó al terreno de juego  al  francés Perbet y a Aquino (que creo que es el hijo  del mítico Toro Aquino que jugó en el Mucia, Albacete y demás) y a falta de once minutos llegó el gol del empate. Sesudos analistas de ayer y de hoy buscarán, como siempre, un culpable: que si  Alderweild no estuvo contundente, que si Juanfran se mete el gol en propia meta, que si Insúa y su banda … Gilipolleces. El gol se  mascaba cada vez  más que iba a llegar, y cuando se tensa  tanto la cuerda, puede pasar esto: que se rompa. Si no hubiese fallado el uno, hubiese sido el otro. ¿Qué más da? Somos un equipo, para lo bueno, y también para lo malo. Punto.

Reacción final del Atleti, en la que Arda se inventó un pase en la que el pobre Insúa se hizo la picha un lío y de tanto defender le quitó un balón franco  a  Villa, cuando este amenazaba con plantarse solo delante de la meta defendida por Seres Inútiles Asenjo, y, resultado que el Vila-Real dio por bueno, lo cual es buena señal del respeto que la peña nos va teniendo por ahí. Eso sí, entre tanta miseria de fútbol por nuestra parte en este segundo  periodo, me encantó con el empate ver a Courtois sacando a toda leche, y los jugadores corriendo  a por el balón como si fuésemos palmando. Demasiado tarde, sí, pero buena señal. En realidad el punto es bueno, y es malo. Chungo porque perdemos dos puntos ya  que durante 60 minutos  no fuimos el Atleti. Bueno porque suma  frente a un rival que confirmó  todas mis expectativas: fenomenal velocidad  en la  circulación de balón,  juego abierto en bandas ,  trabajo y ratos de muy buen fútbol. Lo importante es sumar, aunque hayamos restado. El mundo al revés.

EL CRACK DEL PARTIDO:  Del Atleti estuvieron  a  un gran nivel Courtois, Miranda y Tiago hasta  que le duró el fuelle (que fue hasta casi el final, la verdad).  Por parte local, pónganse en pie ante el  partidazo  que se marcó Bruno, un mediocentro que como persona  proporcionalmente me cae  tan mal como tan buen jugador considero. Él solito se hizo  dueño de todo  el centro del campo, y dio una  auténtica exhibición de  clase y fuerza, dosificadas a  partes iguales. Partidazo descomunal.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: No sé si sería  por esa amenaza de gripe que dicen  que tuvo, o por la maldición de la Selección (en la cual creo a pies puntillas, es seleccionar a un rojiblanco y creerse el amo del universo tocándose la polla,  no sé por qué, la verdad)  pero ayer Diego Costa, directamente, es que no fue Diego Costa. Muy flojo también (creativamente hablando)  sus compis de tropa  en creación de juego: Villa, Koke y Raúl García.

ÁRBITRO: Pérez Montero. Pintoresco personaje del monigote de figura de futbolín vestido  de negro ese, cuya cualidad innata es que todas  las jugadas y lances  del juego el menda crea  un estado de  tensión porque sabes  que puede caer una tarjeta en cualquier instante. Se por lo que sea. Un pisotón, un codazo, un saludo al contrario, un “¿Cómo está usted, señor árbitro?”, una mirada hacia un recogepelotas Sí. Incluso al espectador que está viendo el  partido desde el campo o desde su casa. A mi hermano, de hecho, le debió de amonestar con el tanto azulejero por derramársele un poco el pelotazo que se estaba clavando, porque se  piró a su habitación nada  más conseguirse el empate. Qué ser, Dios mío.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 20 GRADOS).
El termómetro dicta sentencia, e  indica que se  perdieron dos  puntos en casa de un recién ascendido, así  que, por mucho que se metan con  él, ya saben que lo tengo que bajar un par de grados. De todas formas, en pleno mes de Noviembre, sigue siendo una temperatura más que óptima  para seguir confiando a muerte en este equipo.

¿Lección del día? No siempre se puede ganar, y, francamente, por empatar en Vila-Real  tampoco  es como para pegarse dos tiros, aunque no se jugase como se debía, ciertamente. Pero es que los rivales también cuentan, y ayer, el que tuvimos enfrente, sinceramente, me pareció  un equipo muy a tener en cuenta. ¿Perdido dos puntos? ¿Sumado uno? Mi  termómetro dice que palmamos dos. Mi corazón, que sumamos  uno. Elijan ustedes la opción que más les plazca.

28 de octubre de 2013

Atleti 5 - Betis 0. Estos muertos están muy vivos.


Los aficionados somos muy dados a ponernos siempre nerviosos con cualquier circunstancia, aunque el equipo vaya como una auténtica seda,  como es el caso del Club Atlético de Madrid. Si los resultados van mal, obviamente, buscamos culpables por todos lados, y si las cosas van dabuten, pues buscamos crisis y fantasmas donde, sinceramente, uno piensa que no los hay. ¿El ejemplo? Dos de los hombres de la manita de ayer: Oliver Torres y David Villa.

El canterano ha llenado un montón de tuits y de post por ahí llegando a asegurar que se encontraba apartado del equipo y tal. Pues hala, ayer, titular. Porque una cosa es que al Cholo maneje el vestuario y determinados comportamientos deportivos y no deportivos a su antojo (que para eso es el jefe de  todo esto, oigan) y otra es que decida prescindir de cualquiera de sus jugadores que piense que le pueden sentir útil.  Y eso no lo va a  hacer ni con Oli, ni con Villa (este estaba  prácticamente acabado y el Cholo ya no iba a contar con él tampoco, los periolistos de turno son así, cuanto daño hacen los televidentes baratos al ser humano, madre) ni con nadie.

Oli ayer jugó bien, logró marcar el tanto más rápido de la historia del Atleti (a los 14 segundos) y demostró que tiene categoría para ir dándole la manija del equipo, según el Cholo lo vaya considerando necesario. Eso sí, ya les anticipo que es muy probable que igual el próximo encuentro no sea titular, e inclusive puede que no vaya ni convocado. Porque, afortunadamente para nosotros, tenemos un grupo de jugadores enchufadísimos todos y que cualquiera de ellos merece ser titular y tener más minutos. Y el Cholo quiere ser justo con todo el mundo.

Después de este tanto inicial, cuando yo aún no había ni empezado a saborear mi delicioso chupito de licor de café, y pese a tener ocasiones de gol cantadas (un cabezazo de Godín completamente solo que se marchó lamiendo el palo, un penalti de enciclopedia de Jordi Figueras sobre Diego Costa que el árbitro y el linier no vieron, y un buen remate de Villa) el Atleti, durante una hora, estuvo contemplativo y reservándose para esfuerzos mayores, ya que el Betis, todo hay que decirlo, fue el peor Betis que uno jamás recuerda desde que tiene juicio de razón (si es que alguna vez  lo he llegado a tener, pero ese es otro cantar), y fue la cosa más inocentona que he visto en mi vida. A su lado, Heidi era una furtiva,  vamos. De Courtois se de su existencia porque me encantó su molona equipación azul nada más empezar el encuentro. Después, jamás volví  a saber de él.

Pero al Cholo está claro que no le molan en exceso  eso de las meditaciones activas, y puso firmes a  sus piezas en el descanso y el Atleti terminó arrollando a su rival, jugando al fútbol como los propios ángeles, y realizando jugadas de muchos kilates. Y ahí entro en danza el Guaje Villa, primero aprovechando una delicia de centro de Luis Filipe, rematando de cabeza fenomenalmente, y poniendo el 2-0 en el marcador, para que, poco después, aprovechase un rechace dentro del área, sentase a Cedrick y fusilase sin piedad, poniendo el 3-0 en el marcador.

Después vinieron los cambios (yo no hubiese cambiado a Oliver ni de cachondeo, pero bueno, ya saben, manda quien manda), Villa demostró que no teme a Diego Costa en su lucha por el nueve  de España, al regalarle el cuarto tanto al brasileiro, y Gabi completó la manita en las postrimerías del encuentro, en algo  que precisamente debe de hacer más para ser aún más grande: subir su cuenta anotadora. Para el Betis el partido resultó ser una tortura china. Para el Atleti, coser, cantar, meditar, atacar y fulminar. Este Atleti tiene alma de insecticida. Los mata bien muertos.

EL CRACK DEL PARTIDO: Muchos. Luis Filipe estuvo descomunal, pero se lo voy a dar a David Villa. Tapando bocas, que lo llaman …

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: El Betis. Parecía un equipo de regional (con  todos mis respetos para los equipos de regional). Esperpéntico a más no poder.

ÁRBITRO: Martínez  Munuera. No sabía ni de la existencia de este individuo. No estuvo mal, aunque se comió el penal sobre Diego Costa.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (+ 22 GRADOS).
Para desesperación de Don Pablo Mármol, pero, una vez más, el termómetro no te toca. Partido de obligado cumplimiento.

Y el  jueves, a Granada. Tiempo de ver a algún que otro nuevo jugador, ya verán. Y recuerden: si no tenemos problemas con nuestro Atleti, pues no los  tenemos, qué le vamos a hacer. Utilicen su brillante intelecto en desarrollar fórmulas químicas, en descubrir cómo el orégano se puede convertir en metal de oro, o en diseñar una plaza de toros volante, pero, por favor, a nuestro Atleti, dejémosle en paz. Es tiempo de disfrutar.

23 de octubre de 2013

Austria Viena 0 - Atleti 3. Imperiales.


Y se levantaron. Vaya si se levantaron. ¿Quién recuerda ya la derrota  contra “el filial”? La primera media hora que realizó ayer el Club Atlético  de Madrid fue sencillamente impresionante, primorosa. Realizando una presión asfixiante, combinando la misma con un manejo del balón a una  velocidad endiablada, desmarques, juego por banda, seguridad defensiva, y una serie de jugadores  que, señores, hay que decirlo ya abiertamente, están en primerísima fila del fútbol mundial.

En defensa,  tengo la teoría  que de Miranda hace buena a su pareja de baile, y ayer se pudo comprobar también con Alderweireld, que estuvo muchísimo más suelto y dejó una  muy buena impresión tras  su algo titubeante y tímido debut en Barcelona. Estamos hablando de un defensa difícil de ver en el fútbol de hoy en día (les hablo de Miranda), que basa todo su juego en un sentido de la anticipación acojonante, y, precisamente para poder desarrollar dicho sentido, hay  que saber leer el fútbol a la perfección, y él lo hace con suma maestría. Del portero no les voy a hablar, porque ayer, el hombre, apenas tuvo trabajo, y el que tuvo, como casi siempre, lo resolvió son  solvencia y eficacia. El mayor arma de Courtois es, sin duda alguna, la ilusión que tiene por defender esta camiseta. Yo no sé si en un futuro terminará marchándose o no (llamarme gilipollas, pero tengo la esperanza  de que el Club intente hacer un esfuerzo por él y quedárselo de forma definitiva la temporada que viene … si … ya sé … gilipollas, no me lo digan más veces). Un portero para, tranquilamente, dos décadas.

Luego están dos laterales que son puñales en ataque y que defienden con suma autoridad. Lo de Luis Filipe es sencillamente acojonante (se tuvo que retirar en el descanso por una sobrecarga, creo, espero que no sea nada, aunque Insúa ayer le suplió también con bastante solvencia, mejorando en bastante actuaciones anteriores). Sigo diciendo que desde que está el Cholo le ha cambiado hasta la expresión de la cara cuando va a disputar un encuentro. Antes, parecía Sor Citroen. Ahora, la reencarnación de Belcebú. Ayer dio la asistencia “a todo lo que haces siempre lo haces bien Raúl García” para que anotase el primer tanto a los ocho minutos de juego. Anteriormente, Juanfran avisó al poco  de comenzar el encuentro ayer con un disparo desde fuera del área que el guardameta Linder hizo  que se luciese.

Pero la clave de ese primer gol fue otro chaval que está ahora mismo casi  alcanzando la primera línea de élite mundial de los centrocampistas, y es Koke. Un jugador omnipresente, letal a balón parado, clave en la presión del equipo, inteligente, que se ofrece siempre para recibir, que realiza un despliegue físico portentoso en cada  partido, y que tiene acciones tan geniales como el pase que sirve ayer a Luis Filipe, mirando hacia otro lado (a lo Laudrup, vamos) dejándole completamente solo delante del portero al brasileño. Está claro que este chaval no tiene  techo, pero ya va rozando con la punta de las yemas  de las  manos la gloria de los elegidos. Y para quién dude de su  sacrificio y de su  entrega, que observe quién ayer en el minuto 90 casi pone el 0-4 en el  marcador aprovechándose de una  letal contra lanzada por la muchachada. Lo dicho. Está en todos los putos sitios.

Otro que ayer realizó un encuentro sencillamente modélico fue Tiago, que, en mis preferencias,  está por encima de Mario Suárez, al menos, tal y como se encuentra en la actualidad. Para quien tuviese la fortuna de ver el encuentro de Viena ayer, y quiera jugar en la posición de medio centro, que vea su partido y que apunte absolutamente todo. Toda una exhibición. Anticipación, concentración, inteligencia … Un recital.

Un peldañito más bajo, sin embargo, estuvo nuestro capi, Gabi, aunque, su trabajo en el campo es sencillamente innegociable. Sabe lo que tiene que hacer en cada momento, y va minando la moral de sus rivales con sus continuas recuperaciones de balón, parando al rival cuando hay que pararle de otra forma.

Capítulo aparte para el Rabino Turán. Este sí que está en primera línea mundial en estos momentos. No hay un diez como él. Es difícil encontrar a alguien que maneje un encuentro a su más puro antojo como lo hace Arda. Si le interesa  meterle velocidad,  la mete. Si, por el contrario, requiere pausa, lo adormece. No le quita nadie el balón. Lo maneja de un lado  a otro a su más puro antojo. Hasta para irse en velocidad  tiene  una manera de  correr elegante y mágica. Ayer, realizó una contra que no pudo rematar finalmente creo que el Cebolla sencillamente de antología pura. Un jugador sencillamente insustituible, clave, mágico, esencial. Su partido, emocionante. Sencillamente emocionante.

Y luego está Raúl García, que siempre suma, que tiene gol, el  auténtico jugador número 12, tan titular como el que más en este equipo. Que el gol estaba chupao, sí, pero ahí está. Siempre a disposición de lo que necesite el equipo.

Para completar la fiestuki final, mención aparte para el cachondo de las muletas, el genuino Diego Costa. ¡Cómo se iba a perder él su primer partido de Champions! ¡Y qué partido hizo! Su antológico primer tanto reúne completamente todas las características que posee el brasileño (aunque hay que ir acostumbrándose ya a decir el español, porque este va  a jugar con nosotros fijo): inteligencia, velocidad, potencia, dribling y sutil remate. Todo en una sola carrera desde su propio campo. Si se fijan, los goles de Diego Costa no suelen ser brevazos, sino más bien toques sutiles acomodándolos en su privilegiada corpulencia. Su segundo gol, lo que tiene que tener todo buen nueve que se precie (aparte de lo ya señalado): oportunismo. ¿Hay algún delantero ahora mismo en el mundo mejor que él? Ya les respondo yo: no. Es así de  sencillo.

Por todo lo demás, partido relativamente cómodo del Atleti. Está claro que el rival era el que era, pero, frente a este tipo de equipos, las cosas se pueden hacer regular, bien o como las hizo ayer el Atleti. Imperial. Obviamente, tuvimos algún que otro momento de pequeña incertidumbre (último cuarto de hora de la primera parte y comienzo  de la segunda), pero todo lo demás, el rodillo rojiblanco trabajó a destajo y sin piedad.  La  clasificación empieza a parecer casi un hecho. Dominando en España, arrollando en Europa. Un Atlético sencillamente imperial.

21 de octubre de 2013

Espanyol 1 - Atleti 0. Demasiados titulares para tan poco fútbol.


La verdad es que para este encuentro se me ocurren demasiados titulares para realizar la cronicucha de turno: desde los optimistas “Alguna vez tenía que pasar”, “Nadie es invencible”, “No pasa nada”, “No siempre se puede ganar” a los más pesimistas: “¡Oportunidad histórica perdida!”, “Al Atleti le puede la presión de ser primero”, “Síntomas de debilidad”, “El desgaste empieza a mostrarse” … Sinceramente, ninguno me gusta en exceso. El Atleti palmó un partido que jugó, en líneas generales, bastante mal, y punto.
Pudo notar que había jugadores recién recuperados de lesiones (Raúl García, Gabi, Villa), la baja de Miranda, aunque para mi Alderwireld (¿Lo he  escrito bien? Su puta madre…) estuvo correcto para ser su primer partido (con algún que otro despiste, y alguna que otra acción para la esperanza, de su ¡ejem! “medio corte de pelo”, prefiero no hablar), pero, la realidad, es que la primera parte fue un bodrio supino, con dos equipos presionantes a los que le duraba el balón menos que a Pocholo un tiro de farlopa, y que apenas creaban ocasiones de gol en cualquiera de las porterías (que yo recuerde, una de Koke al palo por parte   nuestra, otra internada de Diego Costa protagonizando “solo ate el peligro”, y ninguna  perica). ¿Conclusión? El Atleti se encontró con la horma de su zapato: un  equipo  con  menos calidad  en su  filas, pero con  el mismo  orden, agresividad y disciplina táctica que nosotros, y le costó, vaya si le costó. Y no solo con  el Espanyol: cualquier equipo que nos  plantee este tipo de solución enfrente, nos dará  problemas.  Máxime si nuestro creador Arda  está  en el banquillo, y Oliver sigue en su extraño castigo/obstracismo. Falta imaginación a raudales (salvo en Koke, que el pobre solo le faltó estar de portero el pasado sábado, todos  los demás puestos del  equipo yo creo que los ocupó).

Otro que creó peligro, como ya he mencionado antes, fue Diego Costa (medio renqueante durante buena parte del segundo tiempo) pero le pusieron encima a un negrata llamado Sidnei, que ocupaba como el país Australiano entero, el cacho animal, y encima, por qué no decirlo, le marcó  bastante bien. Añádanle que David López  fue un coloso en el centro del campo perico (se comió con patatas a casi todos los nuestros), y empezarán a entender cosas de nuestra primera derrota.

En la segunda parte llegó lo que no tenía que haber pasado, el gol del equipo local. Un fantástico centro de  Fuentes (tras un par de avisos del ex jugador del Madrileño Lanzarote que atajó bien Courtois), se convirtió en el típico balón dividido que  pasa por el área entre los defensores y atacantes, sabiendo que cualquier rebote en cualquiera  de las piernas de alguno de ellos  irá hacia dentro de la  portería sin remisión posible. Lo  curioso es que sea el propio portero el que se meta  el  balón hacia dentro, ya  que es  el único  que tiene la ventaja de  poder despejarlo hacia fuera. Cosas del  Atleti, no le den más vueltas.

Luego ya salió Arda, y, obviamente, se notó. El Atleti se hizo amo y señor del  partido, al Cholo le dio esa extraña táctica que jamás funciona de apelotonar delanteros  sin ton ni son (que si Villa, que si Diego Costa, que si Adrián) y, como era también de esperar, las contras del Espanyol cada vez eran más mortales, aunque afortunadamente para nuestros intereses, estuvieron pésimamente dirigidas y/o consumadas por Sergio García, cosa rara en él, por otro lado, ya  que es  un excelente pelotero. Por nuestra parte, una fantástica pared de Villa dejó solo a Costa delante de Casillas (dichoso nombrecito) pero se le fue por un pelo lamiendo el palo el balón finalmente. Y aquí se acabó la historia.

Ahora ya todo el mundo es feliz. El Atleti ven (o creen, o más bien quieren ver) que empieza a desinflarse, mientras que el vecino rico hace ya un fútbol de  ensueño, y el sábado tienen la madre de todos sus  partidos. Ya se han construido  su mágica bola de burbuja y, como todos los años, prácticamente ya son campeones de Liga, de Copa y de la  puta décima. Qué pena de gente, la verdad. El circo mediático que tienen encima es sencillamente nauseabundo. Pero bueno. No seamos nosotros quienes les sigamos el  juego.

Se han perdido tres puntos y fuera. Queda mucho Tour todavía. En realidad, no se ha perdido  nada más que eso. Tres puntos. Se pongan como se pongan.

EL CRACK DE PARTIDO: Koke, sin ningún género de dudas, por parte nuestra. Ocupó varias posiciones dentro del mismo partido, se dejo el alma, corrió lo indecible y estuvo omnipresente en todas partes. Es emocionante ver que un jugador así está en tu equipo. Del Espanyol estuvo muy bien el armario empotrado ese del Sidnei, y especialmente David  López,  que, como ya he mencionado antes, hizo un encuentro espectacular.

LA DECEPCIÓN  DEL ENCUENTRO: Muy flojito Mario Suárez y un semi desquiciado Villa, que estuvo más pendiente de  discutir con  el  arbitrucho que de jugar al fútbol de verdad. La intensidad hay  que demostrarla con  los rivales, no con el árbitro.

ÁRBITRO: Fernández Borbalán. Muy malo. Pitó 345.565 faltas, algunas  sin mucho sentido. Entre que  el partido era infumable, y este que andaba con  el silbato subido … Joder,  qué tela …

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 22 GRADOS).
Lo bajo  tres  grados. Ya sé  que  es la primera derrota y que no hay  que preocuparse y tal, pero precisamente por eso, por ser la primera, igual es  la que más duele de todas.

Hubo un detalle final que sí que me  llenó de orgullo y de satisfacción. Fue el cómo celebraron jugadores y público local el triunfo final  frente a  nosotros. Y conste, no es ninguna crítica  hacia ellos. Cada uno celebra sus cosas como le sale de  la polla, máxime si se  encuentra en su puta casa. Esa  locura que les entró como si de  una final de Copa hubiesen conseguido, dice,  en el fondo, mucho de  mi Club. Es el mejor indicador posible de  la grandeza recuperada y del temor que insuflamos  en  nuestros rivales. Nos ha costado  mucho ganarnos este respeto (o volver a conseguirlo, mejor dicho). Debemos de seguir trabajando  así. El  próximo martes, creo que el  ambiente con  que nos van a recibir en Viena va a ser sencillamente épico. Ese es el camino que debemos de seguir, independientemente de derrotas y victorias. Además, a nosotros de siempre nos ha ido la marcha. A por ellos, joder …
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7 de octubre de 2013

ATLETI 2 - CELTA 1. SEGUIMOS ESCRIBIENDO HISTORIA.


Ocho partidos ya consecutivos vencidos en liga, y, además, en muchos de ellos jugando pero que un rato tela de bien al fútbol. Ayer fueron concretamente 60 minutos de ocasiones a go-gó, haciendo que el guardameta vigués Yoel fuese la auténtica estrella del encuentro. Por parar, hasta detuvo un penalti lanzado por Diego Costa. Muy mal lanzado, por cierto. Porque un penalti se puede fallar, está claro (para mi jamás son aciertos de los porteros, sino fallos de los lanzadores). Pero se tienen que poner las bases, al menos, para que sea lanzado  correctamente. No se puede tirar de corre prisa y  corriendo, con poca concentración y de forma atolondrada y acelerada, tal y como hizo  ayer el bueno de Diego Costa. Al final nos salvamos por la campana, pero otros días no correremos tanta suerte.

La mañana era espléndida, con un fantástico  ambiente en las gradas, llenas de familias y de chavalería entusiasta. El campo estaba a reventar, el tiempo era primaveral, había unos 500 vigueses en las gradas. Y el Atleti no defraudó, mientras  que el Celta aguantó el temporal como buenamente pudo. Villa falló un mano a mano en el primer periodo, Diego Costa el penalti ya mencionado, parecíamos el séptimo de caballería rodeando a  una reserva india (el mundo al revés, vamos), hasta que en el 43, al fin, llegó el ansiado gol: el gran Luis Filipe (inmenso durante todo el partido ayer, a él le hicieron el penaltazo ayer también en una de sus interminables internadas en banda) se mete hasta la línea de  fondo y su  centro es remachado casi al unísono entre Godín y Diego Costa. Ante la duda, la más tetuda, y a quién más falta le hace es al  propio Diego, así que démoselo a él.

En el  descanso el panorama siguió igual, pero no se cerró el partido, especialmente en una ocasión increíble que Diego Costa le regaló a Villa, que, para colmo de males, se lesionó en intento de remate de la misma, cuando estaba completamente solo y sin portero debajo de los palos. Yo creo que el Guaje tiene una carga sencillamente espectacular de trabajo en sus piernas, y  eso  le hace parecer mucho más  torpe de lo que realmente es. Si la  lesión no es grave, igual hasta no le viene mal el pequeño descanso y todo.

Casi a los 20 minutos  del segundo periodo, llegó la que parecía  sentencia definitiva. Mágico pase de casi 40 metros de Gabi al más puro estilo Schuster, viendo el desmarque de Diego Costa, y el resto ya  se lo pueden imaginar, porque esta jugada  empieza a ser un clásico también en este Atleti: el brasileño es imparable tanto en velocidad como en potencia, se va  de sus rivales con una facilidad insultante y su remate final (que no suelen ser demasiado ortodoxos pero si francamente letales, quizás precisamente ahí resida su secreto). se cuela irreversiblemente bajo el cuerpo de Joel.

A partir de aquí, el Atleti acusó el desgaste Champions, y el Celta sacó a su mejor  hombre sobre el terreno de juego, Nolito. A los veinticinco minutos puso el 2-1 en el marcador, batiendo  sutilmente y con mucha clase picando el balón ante la salida de Courtois, y los últimos minutos fueron un auténtico suplicio para los nuestros, ya que aunque el Celta no llego a tener ocasiones claras de verdad, si que logró embotellarnos en nuestra propia área, y al final se sufrió un encuentro que no se tuvo por qué hacerlo. Da igual. Todo suma, y tras el esfuerzo de Oporto, hay que concederles estos pequeños desfondamientos. Aparte, en mi sincera opinión, el Cholo debe de  empezar a mover la coctelera ya, aunque igual las lesiones le obligan a hacerlo. Ayer, por ejemplo, al fin debutó Guilavogui (tiarrón negrata donde los haya), y, me temo, que vamos a tener que ver a bastantes más jugadores durante las próximas jornadas. Precisamente de ahí, de la respuesta del fondo del armario, dependerá realmente nuestras posibilidades reales en todo. Pero, de momento, ahí estamos. Continuamos haciendo historia. No se puede pedir más, la verdad.

EL CRACK DEL ENCUENTRO: Goles son amores, y Diego Costa consiguió un par de ellos más (aunque, reitero, no me gustó absolutamente nada su forma de lanzar la pena máxima), Luis Filipe estuvo colosal, pero hoy se lo voy a dar al auténtico artífice de que su equipo estuviese en el partido y no se fuese con una goleada de escándalo. Me refiero, obviamente, a Joel. Ahí hay portero, señores. Tranquilo, con reflejos, siempre bien colocado. Me gustó un montón.

LA DECEPCIÓN DEL PARTIDO: De mi gente ninguno. Del Celta esperaba mucho más de Rafinha y de Charles.

ÁRBITRO: Undiano. Arbitraje modélico el suyo.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+25 GRADOS).
La temperatura ambiente que había en realidad  en el Calderón. No se mueve, obviamente. Y ahora suelto la frase favorita de don Pablo Mármol: “Partido de obligado cumplimiento”.

Bueno. A continuación, parón con las selecciones. Lástima de la lesión de Villa, aunque, reitero, creo que el descanso le va a venir de cine. Que no haya lesionados, please. La historia este año se escribe en rojo y blanco.

2 de octubre de 2013

UCL: OPORTO 1 - ATLETI 2. REMONTADA HISTÓRICA.


Porque ganar en Oporto es jodidamente difícil. Pero hacerlo remontando, y en Champions, es algo que, al menos, nosotros, no habíamos conseguido, y estoy por asegurarles que habrá pocos más que lo hayan logrado. Seguimos, pues, escribiendo historia. Aunque nos costó lo suyo. Como no podía ser de otra manera.

El Oporto se disfrazó de Atleti la primera media hora de juego y nos pasó por encima, convirtiendo el partido en un auténtico  suplicio para nosotros, ya que apenas nos duraba el balón 3 segundos, todos los rechaces se los llevaban ellos, vencían todos los  balones divididos, y creaban mucho  peligro en 3 cuartas partes  del campo. Nuestra defensa estuvo sostenida por Miranda (aunque luego nos dio un buen par de sustos por su exceso de sacar el balón con tranquilidad y jugado, cuidado, que esto es Champions y esos errores se suelen pagar caros) y por Godín, aunque a los 15 minutos llegó lo que se estaba mascando: falta que pone perfectamente el bullicioso Josué y Jackson entra como un auténtico trolebús rematando de forma inapelable e incontestable batiendo a Courtois. Mal pintaba la cosa, porque si algo tiene bueno este Oporto es precisamente su línea defensiva: dos magníficos centrales como son Otamendi y Mangala, y dos laterales tremendamente verticales como son también Danilo y Alex Sandro.

Mientras tanto, Tiago mantenía el tipo en el centro del campo, que añoraba tanto como Ana Botella un buen peluquero la presencia de nuestro titán Milinko Koke. Raúl García ayudó lo suyo, pero el partido de nuestros puntas ayer fue desastroso. Bueno, realmente desastroso el que estuvo fue Leo Baptistao, que estuvo especialmente mal en todos los controles que intentó con el balón. David Villa ni estuvo en el terreno de juego. Paciencia. Faltaba un tal Diego Costa en el baile.

Aún así, el Atleti, a partir de la media hora, se fue desperezando, Gabi empezó a aparecer en el balón parado, y un fantástico córner suyo lo remató Raúl García al larguero. Primer aviso serio nuestro, y al descanso.

Esta vez sí, el Cholo movió la coctelera con sumo acierto. Quitó a Villa por el Cebolla, que nos dio muchísima más profundidad sobre el terreno de juego, y el Atleti empezó a carburar y a hacerse dueño del campo. Solo faltaba que apareciese el genio de la lámpara, Don Arda Turán. Y realizó el turco una segunda parte soberbia, manejando perfectamente los tempos del partido.

Avisó Luis Filipe con un soberbio disparo desde fuera del área, y, a los doce minutos, balón parado que pone de nuevo  magistralmente Gabi y Godín, que a diferencia del día del Zenit, se colocó el perolo como Dios manda, se anticipa poderosamente a todo bicho viviente portugués y pone el empate a uno en el marcador. El partido se puso emocionante a tope.

El Oporto empezó a rascar en exceso, pero los nuestros no se amilanaron. Eso sí, los portugueses estuvieron apunto de adelantarse en el marcador de nuevo en una falta al borde del área que lanzó Fonseca como una exhalación hacia el palo izquierdo de nuestra portería (falta tras un despeje absurdo de Miranda, todo sea dicho).

Por su parte, Simeone siguió moviendo fichas y puso sobre el terreno de juego a Koke y a Oliver. Y a punto estuvo de producirse de nuevo el auténtico gol made in Atleti. Córner sacado al primer palo por Milinko Koke, y remate de Miranda que casi se cuela en la portería de los dragones. El empate era bueno, pero la victoria siempre sabe mejor.

Así pues, faltando 4 minutos, de nuevo la magia  de la pizarra del Cholo Simeone volvió a resultar definitiva. Claro que, para interpretar esa magia, hace falta buenos magos. Y muchísimas horas de currele. Gabi fue un maestro amagando la falta al borde del área, viendo el no menos mágico movimiento de Turán, que apareció imagino que de la barrera portuguesa, o del cielo, o del Corán, o de Alá sabe dónde, para quedarse completamente solo y batir de forma inapelable al Helton John ese.

Tengo aquí a todos los vikingos berreando con que el  gol era en fuera de juego. Pues sí. Por una pierna de Arda, concretamente. Vamos, que me la suda lo que balbuceen. Si así quieren justificar el bochorno y el ridículo esperpéntico de Elche, obviamente, no es mi problema. Los Atléticos andamos en otro mundo, en otra dimensión. No molesten, por favor.

Tres puntos de oro (que habrá que terminar de confirmarlos en los dos partidos frente al Austria de Viena) para firmar nuestro pase definitivo a las eliminatorias. Tres puntos a lo campeón. Muy currados, con su pequeña dosis de suerte, pero no por ello no finalmente merecidos. La fe de la muchachada sigue inquebrantable. El camino hacia la gloria no ha hecho más que empezar.

30 de septiembre de 2013

REAL MADRID 0 - ATLETI 1. ESPARTANOS INVENCIBLES.

No sé si habéis  visto la película de “300”, que trata sobre cómo un pequeño grupo de Espartanos son capaces de vencer a ejércitos mucho más fuertes y poderosos que ellos, a base de utilizar la inteligencia y comportarse en la batalla como si fuesen un solo hombre, perfectamente acoplados y acompasados. Eso es el Atlético de  Madrid en estos momentos. Comandados por un imperial Cholo, el equipo es una auténtica máquina de jugar al fútbol en su más amplio sentido de la palabra. Defienden como un solo hombre, atacan como 500, se apoyan, se ayudan, se animan, se controlan los unos a los otros como cuando Turán le puso las cosas claritas al gran Diego Costa para que no le expulsasen. Son auténtico espectáculo, y somos ahora mismo la envidia del mundo entero.

Así se escribe la historia. Ahora sí, tenemos ya el mejor arranque de toda nuestra existencia. Y se ha conseguido a lo grande, en casa del eterno rival, rodeado de todo ese glamour y parafernalia grandilocuente que siempre rodea a ese equipo, con apenas 70 valientes colchoneritos en sus gradas. El partido fue un baño en toda regla, frente a un Madrid que no tuvo ni puta idea de superar nuestro entramado defensivo, mientras que nosotros, bien en contragolpe, bien a balón parado, bien en jugada combinada, bien en físico, bien en colocación, bien en actitud y aptitud, no hacíamos más que inquietar la meta defendida  por Diego López. Les superamos absolutamente en todas las facetas del juego.

Los héroes de este homenaje al fútbol fueron Courtois, que no tuvo apenas trabajo, y  el que tuvo (remate del niñato del Morata) la paró con solvencia. La defensa entera estuvo imperial. Lección magistral de Miranda, un central de otra época, y cuyo sentido de la anticipación al delantero es difícil de encontrar por ahí, con su fiel escudero Godín siempre atento y concentrado al máximo, con un Juanfran que no tuvo mayores  complicaciones en frenar a Cristiano, y con un Filipe que, para qué negarlo, es el mejor lateral izquierdo del mundo  que pisa en estos momentos un terreno de juego.

Nuestro centro del campo es una auténtica gozada, con el partidazo que se marcó Tiago (que pudo hasta anotar un par de goles) poniendo sentido siempre a los movimientos con el balón, con nuestro gran Capitán Gabi, se me acaban ya los adjetivos para definir el orgullo que  siento cada  vez  que le veo representando a mi club. Con ese genio que anda suelto llamado Turán, y cómo gozábamos viendo como escondía el balón a los vikingos que le perseguían como gallinitas ciegas (ahora me voy por aquí, después te lo enseño por allá, ahora lo tengo  a mis espaldas, mientras, los otros, soltando coces y más coces, qué manera de vacilarles, juas).

Y qué quieren qué les diga de Koke. Asistencia de lujo a Diego Costa en el gol, él solito se basta y se sobra para dirigir la orquesta con maestría. Todocampista total, con remate, con visión de juego, poderosísimo físicamente, un auténtico portento de la naturaleza. Brutal hasta decir basta. Lástima de ese remate suyo al larguero en la segunda parte, porque, si hubiese entrado ese gol, igual todavía seguía bañándome en el Manzanares, aprovechando que decidí ver el fútbol con mi gente, en nuestro Calderón.

Villa estuvo trabajador (contaba con su gol, lástima de esa volea que no se atrevió finalmente a realizar), movimientos constantes, desmarques continuos hasta que desfallece por completo. El asturiano ha asumido  a la perfección su rol de ser “simplemente” uno más en este equipo que en realidad  está compuesto por un solo hombre vertebrado en 11 pibes sin piedad, que no conocen ni el desfallecimiento ni la deshonra ni el deshonor.

Y, rematando la faena, anda Diego Costa. Ni un solo defensor del Madrid se enteró de por dónde les venía el brasileiro. Un ciclón constante, goleador (lástima de ese mal control final en la que tuvo solo delante de Diego López en la segunda parte). Él no entiende ni de rivales obscenos, ni de aficiones que le odien. No le amedrenta que le pisen, que le torturen a patadas (algunas traicioneras y viles, como la de Diego López). Desquicia a todos los rivales por igual. Y si a veces se pasa de revoluciones,  ahí anda el Cholo, o Turán, o quién corresponda, llamándole al orden. ¡Vaya delantero!

El pasado  sábado triunfaron muchas cosas. Creer en el trabajo colectivo por encima de las individualidades, aunque el  de enfrente los tenga  a pares y valgan 100 kilos cada uno. Triunfó la fe del que cree ciegamente en sus ideas, trabajando a destajo en pos de conseguir su objetivo final. No se me ocurre mejor adjetivo posible que indicarles que, el Atleti, hoy por hoy, es un equipo sencillamente descomunal. Una  auténtica delicia. Un  equipo emocionante, que transmite energía y electricidad en todo  momento. Auténticos Espartanos que, aunque solamente piensan en la siguiente batalla, no temen a  ningún ejército por muchos medios  que tengan para derrotarles. No sé si esto va a durar 2 días, 2 meses, 2 años o 2 siglos. Lo único que sé es que cada día que pasa me siento más orgulloso de pertenecer a estos gladiadores majestuosos que representan al Atlético de Madrid. Gracias por todo, espartanos rojiblancos.

EL CRACK DEL PARTIDO: Todos. Absolutamente todos. El equipo. El Cholo. El Mono Burgos. El Profe Ortega. Todo el mundo  merece estar hoy en esta sección.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Los glamurosos millonarios. Ya parece que han dejado de buscar un rival digno para el derbi. Hala, chavales, vosotros a seguid ganando talegos, mientras que nosotros seguiremos jugando al fútbol. La lección gratuita del sábado os la regalamos y todo. Un placer.

ÁRBITRO: Mateu Lahoz. Para mi estuvo soberbio y con mucha personalidad. A la  altura del partidazo que hizo  el Atleti. Tendría sus errores, seguro, pero vi que su intención auténtica fue la de repartir justicia sin mirar colores o nombres individuales. Y esto, en los tiempos que corren hoy en día, aunque sea triste decirlo, es un auténtico lujazo.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 25 GRADOS).
Ni que decir tiene … Tres grados más. Los más merecidos desde que he estrené esta sección. Récord total de temperatura. Y aún queremos más calor …

Y mañana, a Oporto. Otra batalla de 3 pares de narices. ¡Espartanos rojiblancos, volved con el escudo o sobre él! ¡Cuánto más sudes ahora, menos sangrarás en el campo de batalla! ¡Desayunad bien, porque mañana cenaremos en el infierno! ¡AU! ¡AU! ¡AU!

25 de septiembre de 2013

ATLETI 2 - OSASUNA 1. ASÍ SE ESCRIBE LA HISTORIA.


De momento, ya hemos igualado nuestro mejor arranque en dos temporadas anteriores, y el objetivo ahora está claro: superarse cada día más. La cosa suena complicada, cierto, pero para este Atleti no hay nada imposible. Siempre y cuando no se relaje, claro.

Ayer empezó la cosa bien. Un tempranero susto en un remate de Sissi desviado en Miranda y que termina dando en el palo nos espabiló. O les espabiló  a algunos, vamos, porque otros andan siempre en pie de guerra. Obviamente, estoy hablando de Diego Costa. Ya lo dije en alguna que otra crónica anterior. Su gran secreto está en que él afronta todos los partidos igual. Se la suda por completo que enfrente esté el Escalerillas que el Bayer de Munich. No entiende de rivales. Entiende su propia motivación. Sabe todo lo que ha trotado por este mundo para conseguir lo que está consiguiendo (y, ojito, que yo todavía no le veo marcando techo) y no duda en vivir cada instante como si fuese el último de su vida.

Ayer, además, tuvo un buen par de aliados. Uno fue Juanfran (que vuelve a ser el que era antes  del dichoso partido frente a Francia, con este no hay olvido ni perdón, ¿Eh, Mister Pantunflo?) que a los 17 minutos aprovechó un pase no muy preciso de Arda y se lo puso en el área a Diego para que este rematase con un toque sutil y batiese a Andrés.

En el 25 apareció su hermano de sangre. Ese portento de la naturaleza llamado Koke, que le puso un balón fantástico para que lo rematase de cabeza no menos fantásticamente otra vez Diego. Remate inapelable e incontestable. 2-0.

La cosa pintaba a goleada, pero no fue así, porque Osasuna logró acortar al borde del descanso, aprovechando una muy buena falta lanzada por Puñal y rematada de forma un  tanto acrobática por Oriol Riera. Un tanto muy made in Atleti. Eso sí, dicha falta vino precedida de un balón robado por Osasuna en clara falta sobre Koke. Conste en Acta.

El descanso fue más de incertidumbre que de peligro osasunesco en sí mismo, debido a que el Atleti no acertó a terminar de cerrar el partido. Arda tuvo dos clarísimas (una en una magistral dejada de Diego Costa, que también nos sabe combinar  nuestro apátrida favorito) y otra que echó fuera casi a puerta vacía. Pero el tema se quedó finalmente más en un run-run que en otra cosa. ¿Pensando en el derbi? Puede ser. Porque aunque sólo son tres puntos más, en realidad no lo son. Y nos van a pillar con ganas, conste. Mejor así. El sentimiento siempre es y seguirá siendo mutuo.

EL CRACK DEL PARTIDO: Obviamente, Diego Costa. Ya os he contado todo lo que pienso de él por ahí arriba. Un crack, no le den más vueltas.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Quizás la timidez de Insúa, aunque el chaval estuvo serio en defensa. Eso sí, tiene el hándicap de tener que compararle con la mejor versión de Luis Filipe, con todo el crecimiento que aún ha conseguido con el Cholo. Obviamente, hoy por hoy, cualquiera brillaría poco ante el brasileño.

ÁRBITRO: Estrada Fernández. Se comió alguna que otra falta visitante. No me moló en exceso su arbitraje.

Últimas líneas para Oliver, que anda la peña revolucionada con qué pasa con el chaval. Desde luego, los Atléticos, en ocasiones, y cuando vemos que todo nos funciona bien, somos especialistas en pegarnos disparos en el pie. No hay ningún caso Oliver. Es más, se continúa con él el plan específico marcado por el Cholo y el Profe Ortega. Eso sí, es un chaval, y como tal, tiene bastante que madurar, y le queda por asimilar bastantes códigos que suele haber en los vestuarios. ¿Qué está cumpliendo un castigo? Probablemente sí. Sus minutos frente al Barsa, tácticamente hablando, fueron calamitosos (que luego uno puede estar mal o bien, pero las órdenes del Míster hay que cumplirlas a rajatabla). Añádanle alguna que otra actitud posterior en algún que otro entrenamiento que tampoco ha gustado  al cuerpo técnico y obtendrán la combinación secreta de la Coca-Cola, que en realidad  no es tan secreta, sino más bien más antigua que el mear. Cosas de chavales, cosas de entrenadores, cosas de vestuarios. ¿De verdad tan extraño nos parece el tema?

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