19 de marzo de 2018

Vila-Real 2 - Atleti 1. El oro de Moscú nos salió caro.


No es que me esperase que el Atleti le iba a disputar el título liguero al Barsa (si se han fijado en todas mis anteriores crónicas, apenas nunca he hablado de ello), pero, por si algún encantador imberbe albergaba alguna esperanza, ayer se quedaron disipadas todas.  Perdimos por varias circunstancias, un partido que, en condiciones normales no hubiésemos palmado jamás, porque, de hecho, nuestro Atleti realizó un primer tiempo bastante interesante a la par que reconocible. Dominador, decidido, mandón y con mucha personalidad sobre el terreno de juego. De ahí que nos adelantásemos en el marcador con el tanto de penalti de Griezmann (minuto 19 de juego), aparte de tener otra excelente ocasión de Koke en el que su remate se estrelló en el palo y de buenas incorporaciones desde atrás por medio de Sául (al que le molieron a palos durante toda la tarde-noche, dicho sea de paso, un milagro que acabase entero). Nada hacía  presagiar la debacle final, la verdad. El Atleti era dueño y señor de la situación.

Pero en la segunda todo cambió. Y se mezcló un poquito de todo: el Atleti se confió en exceso, el equipo local empezó a acorralarnos embotellándonos poco a poco en nuestro área, mientras que nosotros fuimos incapaces de intentar realizar alguna buena opción de contra, entre otras cosas, porque la sangre nos empezó a no regar bien el cerebro, y las botas nos empezaron a pesar toneladas. Tuvo una buena Griezmann (espantoso durante toda esta segunda parte) pero como quiso meter el gol del siglo, se quedó en un ridículo remate más, intentando una ridícula picadita sobre el sobao pasiego del Asenjo. Añádenle que, incomprensiblemente  también, el Cholo tardó un lustro en empezar a hacer los cambios (cosa rara en él, por cierto, máxime viendo cómo se estaba poniendo el percal), y en diez minutos nefastos nuestros finales, el puto equipo azulejero nos mojó la oreja una vez más (y empieza a cansar ya un poco el tema, la verdad). Curioso, cuando salió el tal Enes Unai no sabía si era futbolista o en el fondo deseaba echarle un polvo. Pronto descubrí que del polvo me fuese olvidando. En el 80 de juego, remató de cabeza un segundo centro tras un córner (siempre nos pasa en ese campo lo mismo, concedemos segundas y terceras oportunidades con una facilidad para el rival sencillamente insultante), batiendo de forma espléndida al renqueante Oblak (por cierto, otra baja para el próximo partido, Griezmann, por tarjetas, no dejen de aplaudir, nunca cedan en su risa constante). Pudimos rematar antes en una buena acción de Vitolo que, no cedió un balón franco en el área para que lo remachase o Torres o Costa (desaparecido en combate toda la noche), hasta que, en el 91, un remate atolondrado de no se quién desde dentro del área, volvió a caer en botas del tal Unai, y puso la remontada final en el marcador, marcando en el segundo palo a placer. Paupérrimo el ojito que tengo a la hora de descojonarme de un jugador rival (tranquilos, la próxima vez veré el partido del Atleti con la lengua atada), muy decepcionante segunda parte del Atleti, en el que volvió a pasar lo que nunca pasaba, pero que este año parece norma de la casa, a saber, nos remontan un partido con la punta del pijo, y entramos de lleno a toda velocidad en este final del túnel a ninguna parte en el que, tiene pinta, se va a terminar convirtiendo nuestro final liguero. Un túnel sin ya retorno. Está claro, el oro de Moscú nos salió caro.

EL CRACK DEL ENCUENTRO:
Sin fuegos artificiales, pero no anduvieron mal ni Giménez, ni Saúl, ni Thomas, ni Lucas. Al menos, mientras les regaba algo de sangre en el cerebro.

LA DECEPCIÓN DEL PARTIDO:
Exasperante a más no poder segunda parte de Griezmann, injustificable ausencia durante todo el encuentro de Diego Costa, mientras que Koke, el hombre, sigue en su mundo. Sin olvidarnos de los cambios a cámara lenta de Simeone.

ÁRBITRO:
Nuestro amigo Bobalán. Nos regaló el penalti, luego la cateta afición local pidió otro de Giménez sobre Bacca, que fue justo al revés, patadón del colombiano sobre nuestro uruguayo, terminando aderezando el partido con la ridícula expulsión de Vitolo, que no hay por dónde cogerla, y no precisamente toda la culpa la tiene el jugador canario, ni mucho menos.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (+4 GRADOS).

¿Para qué lo voy a bajar? Las tradiciones hay que mantenerlas, hombre, y perder en ese estadio empieza a ser algo sencillamente entrañable y tierno.

Hala. Paroncito de selecciones, que a mi, al menos, personalmente, me viene estupendo para desconectar un poco de todo esto, que uno anda un tanto aburrido ya de estar siempre diciendo lo mismo. Sean buenos esta Semana Santa. “No importa lo que pase, No nos separarán”.

16 de marzo de 2018

Lokomotiv 1 - Atleti 5. De trámites, papeleos y otras obras de arte.


Joder, cómo se me ponen algunos por un pequeño descansito que me he tomado. Pero si de lo que se ha jugado desde Barcelona tampoco tiene tanta historia, caramba. El partido de ida del Lokomotiv lo viví con una  tranquilidad impropia de un futbolero descerebrado como yo. Por primera vez en mi vida, acudí a un palquito VIP de esos, gentileza de mi compi del alma Rafita, y, aunque, a nivel de grada, pues oigan, eso ni es fútbol ni es ná, pero bueno, para partiditos así, en los que tienes poco que ganar, porque andas obligado a ello, y mucho que perder, porque te van a dar palos hasta en el DNI como no consigas la victoria, pues la experiencia fue altamente gratificadora. Mogollón de dosis y cerveza y vinitos a gó-gó, antes, durante y después del match, y el tema se remató con una espléndida velada con el gran Rafa, ese ave nocturna implacable a la par que inagotable al desaliento. Eso sí, para la colección, la primera obra de arte de esta semana, en el brutal tanto conseguido por Saúl, que no sabía muy bien qué opción aplicar con el balón, y decidió comerse y guisarse él mismo la jugada de forma y manera espléndida. ¿Y Werner? Pues, prácticamente, sin noticias de Werner, salvo que el chaval tiene buena planta y transmite tranquilidad.

Después vino el trámite del partido liguero del Celta, disputado en un asqueroso día invernal que se transformó posteriormente en una repelente jornada infernal debido a la muerte anunciada del chavalín de Almería (a manos de la escoria dominicana que puebla nuestro país, son lo peor de lo peor, y, creerme, sé muy bien de lo que hablo) y, mientras tanto, el bueno de Antoine nos dejó otra obra de arte en forma de golazo, aderezado también por otra excelente pincelada de Vitolo, que dieron como resultado casi que otro día de ordenación de papelotes aquí y allá en la puta ofi. ¿El termómetro? Bien, gracias. Tranquilito con sus 4 grados. No se mueve. Anda con sus trámites también.

Y después vino lo de ayer, más papeleos, más, en el que intenté, por todos los medios, llegar a casa sin saber el resultado para ver el partido tranquilamente, y casi lo conseguí, y digo casí, porque apenas a 100 m. de entrar por la puerta, me encontré a mi colega Javi (un Atlético de esos que con un solo vistazo sabes perfectamente es colchonero pata negra, yo tengo ojo para eso, no me digan cómo, pero lo sé) y no pude resistir la tentación … “1-3 van”, me respondió. Ea. Pues en el fondo me alegré un montón. Y claro, ya miré también el teléfono. Y contemplé el dichoso guasap. Y leí el comentario mi brother Vespe, diciendo que vaya obra de arte de Griezmann, e, independientemente de que flipé cantidad de que un pibe del Barsa estuviese viendo el encuentro de ayer después de lo que vivieron en la anterior jornada frente al Chelsea (es un pibe muy grande, un auténtico hermano, gracias a él veo siempre al Barcelona de forma diferente a cómo le veis el resto de Atléticos, me suele pasar a menudo, personifico a equipos con personas, y casi que lo prefiero, no mola andar viviendo con odio continuamente por todo y por todos). Y, con una sonrisa de oreja a oreja, y con ese estado de felicidad suprema que tenemos los Atléticos cuando nuestro equipo gana, me puse  a disfrutar del partido tranquilamente.

Y lo disfruté, aunque no dejase de ser otro puto trámite más en este devenir tan contundente que estamos llevando hasta la fecha en la Europa League. Está claro, el comentario más generalizado ahora mismo es que el Atleti no está en dónde debería de estar. Oyes, que cada uno se consuele con lo que quiera. A mi eso no me sirve, porque, entre otras cosas, no hace falta consolarme por nada. Estamos en donde estamos, y punto. El berinche de no seguir en Champions ya pasó. Siempre hay que mirar al frente, siempre, y utilizar el retrovisor simplemente para aprendizaje de experiencias pasadas, sin más. No me interesa para nada hacer conjeturas sobre dónde deberíamos de estar realmente o no. Me interesa el suelo en donde piso, y las zapatillas que me portan de un lado a otro. Punto. Así que,  Avanti, Atleti, avanti.

Y me lo pasé pipa con el estupendo encuentro que realizó Correa, con su golazo inicial tras pared con Koke, su acción individual de sombrerazo para ceder el quinto a Griezmann, su maravillosa asistencia a Torres en otro de los goles. Sin lugar a dudas, el mejor partido de Angelito con la rojiblanca, y de largo. Una pesadilla continúa y constante para los rusos. Todos sabemos que exaspera a la par que enamora casi en una misma acción, pero ayer, creerme, fue una auténtica delicia disfrutar con su presencia en el campo.

Añádenle el golazo de Saúl, al comienzo de la segunda parte, tras excelente combinación con Luis Filipe (fractura de peroné, espacio reservado para las risas que nos están empezando a dar por la política de fumigación de la plantilla que ha hecho este invierno el dúo dinámico, tranquilos, habrá más bajas, y por lo tanto, más risas, es lo de siempre … no se cansan de hacer el ridículo) que sirvió para desequilibrar un encuentro que antes habían empatado los rusos, en un misil soviético tierra-aire de Rybus, ante el que Werner, que acababa de realizar 2 buenas intervenciones previas, sin embargo, no pudo hacer nada por evitar el tanto (es un golazo, no me crucifiquen al chaval … al menos, todavía), los dos de Torres, uno de penalti cometido sobre Antoine, y el otro ya  relatado anteriormente tras la asistencia de Angelito, y la obra de arte final del propio Griezmann, con una sutil vaselina que besó mansamente la escuadra local ya en las postrimerías del encuentro, dieron como resultado final que, esta vez, pues sí, fue otro trámite más, pero divertido, entretenido y especial. ¿Conclusión? El martillo pilón rojiblanco, de momento en Europa, sigue en plena forma (y en liga, paréntesis Barcelona, casi que también). Machacando sin piedad. Así que hala, no me den más la murga (y lo que se les quiere, joder, sé de alguien que estuvo en la Peña Atlética Tetúan tan contento o más que yo). Espero haberles dejado tan felices como que quedé yo ayer. “Y Volver a ganar una Europa League” …




5 de marzo de 2018

Barsa 1 - Atleti 0. Resignación.


Si supierais la pereza que me da  tener que hacer crónica de este tipo de encuentros … Uff. Es que me dejan tan frío. En el fondo, hay tampoco que contar … En fin ¡Qué le vamos a hacer!

Hemos visto salir de todos las formas y colores posibles al Atleti en el Camp Nou, y nada, que no hay tu tía. Ni de amarillo (a pesar del título liguero), ni de rojiblanco clásico, ni de rojiblanco con el pantalón rojo …  No hay forma de que Simeone, en Liga, logre conseguir una victoria frente al Barsapasta. Imagino que el año que viene saldrán con el funesto rosita ese que tenemos, o se inventarán uno de lunares, ya puestos (será por trajes), pero, probablemente, seguirá dando igual.

Y seguirá dando igual porque, cuando salimos presionantes y con ganas de ir a por el rival, una vez conseguimos adelantarnos en el marcador, damos lo ya archiconocidos 500 pasos atrás, y el rival nos termina acogotando y encerrando en el área hasta la remontada final, y al revés, cuando lo hacemos en plan contemporizador, tal y como se desarrolló ayer el primer tiempo nuestro (salvo 5 primeros minutos asfixiantes que hicimos, que prontito nos cansamos, madre), un tal Leo Messi se saca una falta antológica de su mágica bota y se la clava en la misma escuadra al bueno de Oblak, allá por el minuto 25 de juego. Algún alma viviente, en ese afán que tenemos el ser humano por intentar justificar todo siempre mirando a nuestro propio ombligo, con tal de no conceder al rival ni una sola línea de reconocimiento, ayer ya buscaban las tan sempiternas como manidas excusas de siempre: que si “cantada de Oblak”, que si “Thomas es bobo por hacer esa falta ahí” … Vamos, que el lanzamiento de falta de Leo es lo de menos. Como si este jugador no tuviese más opciones de hacer de las suyas: ese eslalon a velocidad de vértigo que realiza, ese llevar el balón cosido al pie como él solo sabe, esa visión de juego que tiene, su golpeo preciso de balón, su llegada desde segunda línea … Bah. Menudencias. Aquí lo principal es crucificar a alguien. Las dos opciones nos valen: u Oblak, o Thomas.  O los dos. País.

Y, en realidad, el Atleti no hizo una primera parte muy diferente a la disputada frente al Betis, frente al Alavés o frente al Málaga. Un equipo timorato y ruín en su juego ofensivo, perfectamente estructurado en el defensivo, y a ver la vida venir. La diferencia es que estos equipos no tienen a Leo, y el Barsa, sí. No le den más vueltas. De todas formas, ¿Tanta presión tenía el Atleti para haber intentado el desembarco en el Camp Nou de otra forma, o haberlo intentado, siquiera?  No creo que ningún Atlético les hubiese reprochado nada si hubiesen afrontado el match de una manera más decidida, aunque el resultado final se hubiese traducido también en derrota. Que nos sabemos ya de memoria de dónde venimos y a dónde vamos, por Dios …

Eso sí, al menos, en la segunda, el Atleti se estiró más, adelantó la presión, y esto se tradujo en un dominio más o menos posicional, pero en nulas ocasiones de gol por parte nuestra, salvo el tanto anulado a Gameiro por fuera de juego previo de una bota de Diego Costa, que también manda bemoles el asunto, casi en las postrimerías del partido. Este mismo tipo de fuera de juego nos hizo perder una final de Champions, al sí conceder el tanto del rival, pero bueno. Ya sabemos cómo funcionan todas estas cosas. Por su parte, el Barsa aguantó ordenado el chaparrón, que en realidad no fue tal (un cala bobos como mucho sin más), tuvo una buena opción de Busquets , que remató a bocajarro la salida de un córner atajando espléndidamente Oblak, y “eeesto es todo, amigos” ...

La gran virtud del Barcelona es que ha dejado de ser un equipo efectista y se ha convertido en efectivo. No genera raudales de fútbol ofensivo, pero su presencia en el terreno de juego resulta mucho más pragmática y ordenada, es decir, defienden mucho mejor, mientras que sus estrellas aparecen cuando tienen que hacerlo, además de contar con el único jugador indefendible en el mundo. No se puede hacer nada para frenarle. Simplemente, uno depende de su inspiración, sin más. Valverde ha hecho sencillo lo que resulta, a la par, sencillo, y eso se traduce en lo que hay, y no es otra cosa que estamos ante el próximo campeón de liga, así que nada, sopitas, buen vino, y resignación.

EL CRACK DEL ENCUENTRO:
Don Jose María Giménez. Sin discusión posible. No admito ninguna opción más al respecto. Hizo un partido sencillamente imperial, hasta desesperar al siempre desquiciado Luis Suárez. Por parte local, obviamente, el indefendible, y excelentes minutos de Iniesta mientras estuvo en el terreno de juego.

LA DECEPCIÓN DEL PARTIDO:
Nuestros “cracks”. Otra vez espantoso Koke, dando unos melonazos grotescos a más no poder, por su parte, a Griezmann solo se le vio repartiendo estúpidas sonrisas y besitos con “rivales” sin ton ni son, mientras que Diego Costa anduvo también perdido en su mundo. Algunos dirán que es que el Cholo les dijo que jugasen así y tal, pero yo en esta ocasión, pienso que no. Salieron acogotados, y al final, como Simeone les puso las pilas en el descanso, en la segunda parte el equipo lo intentó algo. No mucho, pero al menos lo intentó. Por cierto, seguro que seré yo el único bobo que echó de menos ayer a un tal Carrasco. No se preocupen, ustedes sean felices en su mundo de Wandilandia en la magia de su descampado  lugar. No se hagan mala sangre.

ÁRBITRO:
Gil Manzano. Impecable labor la suya.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 4 GRADOS).
Lo bajo un grado,  porque, sinceramente, la imagen que dio el equipo, especialmente en el primer periodo, me exaspera cantidad, no lo puedo evitar.

Y el jueves, el Lokomotiv. De lo poco ya que nos queda por soñar este año. Tenemos que seguir en Liga a nuestra bola, y en Europa echar el resto. Confiemos. “Te quiero, Atleti”

1 de marzo de 2018

Atleti 4 - Leganés 0. No puede haber nadie en este mundo tan feliz.


Bueno, eso si se han acabado ya todos los periodos de fichajes por ahí. ¿O hay algún mercado aún abierto? ¿Quizás el de Pakistán? ¿El de Mongolia? ¿O el de la Patagonia? (mira, este sería interesante para mandar a dos que yo me sé, y enterrarles allí … vivos, a ser posible). Mientras haya uno solo de ellos sin cerrar, ningún Atlético puede dormir del todo tranquilo. Con los delincuentes del palco, seres despreciables que por lo único que se mueven en este mundo es por el color del dinero, mandando a tomar por viento fresco términos tales como planificación deportiva, plantilla cerrada y demás, nunca se sabe. Lo que sí que tengo claro es que un club serio y grande, no anda con quetemanejes de jugadores de aquí para allá tal que un 27 de Febrero. Así es que es imposible. Por favor, que alguien me lo confirme urgentemente. Y, de paso, quítenle la botella de ginebra al borracho de nuestro presi, que va pregonando dando bandazos por ahí sin ton ni son indicando que “cree” que Oblak ha renovado. “Cree”. El presidente, dice que “cree”. Virgen del amor hermoso …. (obviamente, no lo ha hecho, lo que nos faltaba, que vaya tocando también las pelotas al bueno de Jan).

Afortunadamente, esta muchachada, hoy en día, está loca y quiere ver al Atleti Campeón. Y en algo puede que empiece a serlo. Por ejemplo, en entusiasmo. Ayer el Atleti fue todo entusiasmo y electricidad. Su salida fue en tromba, acorralante, sin apenas dejar respirar al Lega. Pero ojito, que los pepineros también tuvieron las suyas. Avisó Guerrero, con un cabezazo que se le fue alto, y la más clara la tuvo poco después Eraso, que no fue consciente de lo solito que estaba para fusilar a Oblak (único despiste de Luis Filipe, espléndido el resto de la noche). Después, un tal Gumbao se sacó un misil de la bota que se estrelló en nuestro larguero con una violencia inusitada, haciendo retumbar a todo el Metropolitano. Pero ayer era el día de Antoine, y pronto comenzó a demostrarlo.

La primera, tras una falta que se estrelló en la misma cruceta. La segunda ya fue gol, al batir a Cuellar en un mano a mano (minuto 25 de juego), aprovechando su velocidad y que Koke ayer sacó su metro, escuadra y cartabón y nos deleitó con un partido estupendo, mandando asistencias milimétricas de un solo toque como él solo sabe hacerlo. Mal día para los bocazas del Metropolitano y de tuiter, que no son capaces de proteger como merece a un canterano, a uno de los nuestros. La crítica siempre es positiva. El insulto y el menosprecio, nunca. No con nuestra gente, al menos.

Enrique Castro "Quini" D.E,P, 
A partir de aquí vino el recital de entusiasmo, mezclado con borrachera de felicidad, que el equipo contagió a los Atléticos. Y mientras, Griezmann continuó con su recital. Ya saben. Le dio por meter goles de todos los colores, y a fe que lo consiguió. Qué mejor manera de homenajear a Don Enrique Castro Quini (descansa en paz, Brujo, se nos empieza ya a marchar nuestra gente pero la de verdad, con la que hemos crecido, soñado a la par que admirado, abrazo fuerte a la buena gente del Molinón). En el 34 de juego anotó de falta, tras otro exquisito recurso técnico  previo de Koke que provocó  la falta cometida sobre el vallecano, mandando un misil al fondo del guardameta visitante. Iba tan fuerte que Cuéllar ni la vio, y eso que fue por su palo. Con este resultado, al descanso.

La segunda parte transcurrió como acabó la primera, con un Atleti desatado, moviendo el balón a velocidad de vértigo, y haciendo que el partido se pasase como un suspiro de lo entretenido que estuvo. Mientras, Antoine, a lo suyo. ¿Qué le fataba? “Gol de cabeza”, pensó. Y se puso a ello. Y aprovechó, tras un extraordinario pase de Luis Filipe en el 55 de juego, para cabecear espléndidamente al fondo de las mallas, como si del mismísimo Don José Eulogio Gárate se tratase. Un gol para la historia, al tratarse del 100 con la elástica rojiblanca.

Y la goleada pudo ser mayor, porque de nuevo el desatado Koke, puso otro pase tiralíneas sobre Diegol Costa, y su mano a mano lo sacó Cuéllar aún no sabe muy bien cómo. Se marchó enfurruñado el de Lagarto del terreno de juego, pero pienso que fue más por no haber anotado que por el cambio en sí mismo. Y eso sí, le dio  tiempo a antes asistir al propio Antoine para que anotase el cuarto, su repoker particular, en el marcador, esta vez con la derecha. Y aún faltaba otro crack más por aparecer, porque ya, en las postrimerías del encuentro, Oblak sacó su mano de hierro prodigiosa, sacando un balón disparo de esos duros, potentes y a bote pronto, rasos y ajustados al palo, con ese brazo de hierro que es indestructible, amortiguando a su antojo el balón, vaya como vaya. Siempre lo diré, la mayor virtud de Oblak es que es el portero que menos segundas jugadas concede de este mundo. Así que, uno, tras haber disfrutado de un partido tan sumamente estupendo por parte de su Atleti, se olvida durante unos instantes de toda la mierda que le rodea, y se va a la cama feliz. Muy feliz. Como diría Víctor Manuel … “No puede haber nadie en este mundo tan feliz”.

EL CRACK DEL PARTIDO:
Maravilloso partido de Koke, ya relatado, y Griezmann, sencillamente brutal, metiendo goles a go-go (100 incluido), y medio pidiendo perdón y todo a la afición por el desplante del otro día. Ahora sí que está en plan de crack total. Anda suelto, se divierte y disfruta tanto jugando como uno desde la grada viéndole. ¿Culpable? Obviamente, él, pero son inteligentes, y saben que el buen momento de Antoine ha coincidido con la llega de alguien. Un pibe que se llama Diego y se apellida Costa. Está claro, forman una dupla para soñar.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
Inexplicable bajón del Lega. Da la impresión de que, al ser eliminados de Copa, y viendo su cómoda posición en la tabla, es como si los jugadores hayan decidido que ya no tienen más objetivos en la temporada, a pesar de la desesperación del pobre Garitano. Un pena que un equipo con tanto mérito termine bajando los brazos así.

ÁRBITRO:
Estrada Fernández. Impecable. Como el Atleti.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 5 GRADOS).

Victoria de obligado cumplimiento. Déjense de euforias desmedidas, por favor. Alguien tiene que ser frío y calculador, en este, vuestro bloq. Y el termómetro lo es.

Y el domingo, a por el Barsapasta. ¿Seguiremos molestando? ¿Nos mantendremos al acecho como ese Pitbull que persigue a su presa sin fatiga? Veremos, que dijo el ciego. Lo que está claro es que, el domingo, Rock and Roll. Que ustedes lo disfruten. “Este es nuestro equipo, lo que yo más quiero”.

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