31 de enero de 2016

Barcelona 2 - Atleti 1. Un grandísimo Atleti.


Cuando tu equipo es mejor jugando con 11, con 10, y con 9 es capaz de aguantar un resultado frente al Campeón de Europa, de Liga, de Copa y de todo lo que se le ponga en la polla, jugando en su casa ante cien mil personas, para terminar presionando hasta desfallecer los últimos instantes, subiendo hasta tu portero a rematar y todo, superando inclusive la lesión de su auténtico puntal en el centro del campo, como fue ayer Augusto, uno no puede más que sentirse orgulloso y acabar contento con esta brutal dosis de “Atleti” en vena. Lástima de idas de olla con las putas tarjetas.

Fuimos mejores con 11, porque la salida al Camp Nou del Atleti fue espectacular, con un Saúl omnipresente avisando nada más comenzar el encuentro a Bravo con un gran disparo que el excelente guardameta chileno rechazó a córner en una gran parada a mano cambiada. Poco después, a los 9 minutos, vino el gol, en otra internada llena de potencia de Saúl por banda, cuyo centro no acertó a rematar Griezmann pero si Koke, que aprovechó encontrarse más solo que la una para batir a Bravo con suma tranquilidad. Y aún pudimos poner más tierra de por medio en el marcador, si un posterior durísimo disparo de Augusto hubiese entrado en la portería blaugrana (el balón salió lamiendo el palo)

Obviamente, el Barcelona reaccionó, Oblak salvó el tanto del empate creo recordar en un remate de Luis Suárez (excelente pelotero, lamentable compañero de profesión con sus continuas e irritantes sobreactuaciones), nos embotelló, y a los 29 minutos obtuvo su premio en una excelente jugada trenzada por banda izquierda en internada de Jordi Alba, que, cómo no, hizo que Messi lograse su gol tropecientos mil frente al Atleti. Ocho minutos después, un gran pase de Alves viendo el desmarque del propio Luis Suárez hace que éste se coma con patatas a su compatriota Giménez, y bata por debajo de las piernas a Oblak, logrando remontar el partido. Excesivo botín para los méritos contraídos por uno y otro contendiente.

Al borde del descanso, Luis Filipe entra en plancha a la altura de la rodilla en una jugada en el centro del campo a un tal Messi (la que te ha caído, majo) y ve cómo el árbitro sanciona dicha acción con su correspondiente justa expulsión. Totalmente incomprensible la acción de nuestro jugador.

Sin embargo, el Atleti se olvidó en la segunda parte de que jugaba con 10 y salió de nuevo a por todas, comandados por un entusiasmante Carrasco, que le puso un balón de cine a Griezmann, para que el francés rematase solo solito solo casi al borde del área pequeña, pero el  balón acabó sorprendentemente rebotado en una bota de Bravo. Estaba claro, no era nuestro día.

Después, a los 19 minutos de juego, vino la segunda amarilla a Godín, tan justa como absurda por parte de nuestro uruguayo favorito, y el partido se acabó, porque el Atleti no tuvo más remedio que aguantar con 9 el marcador, para intentar en los instantes finales la hombrada del empate. La rata turca pudo poner el 3-1 en el marcador, pero la muchachada rojiblanca acabó el partido embotellando de nuevo a su rival, dando una lección de casta y orgullo por defender la camiseta que defienden al alcance de muy pocos. A pesar de la derrota, un grandísimo Atleti.

EL CRACK DEL PARTIDO:  Partidazo de nuevo de Saúl, excelentes minutos, al fin, de Augusto (que rabia que me da su lesión, joder), pero el 5 estrellas fue de nuevo Carrasco. Él solito comandó las cabalgadas del Atleti realizando maravillosas jugadas. El belga es uno de los mejores jugadores de Europa en estos instantes.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Giménez está en un profundo bache de juego, pero, obviamente, hoy se lo han ganado a pulso Luis Filipe y Godín. Tíos veteranos, con callos en las pelotas y todo, es absolutamente incomprensible que se les vaya la olla como les pasó ayer, máxime teniendo en cuenta que se trataba de acciones completamente intrascendentes en el terreno de juego (el brasileño, en una acción en el centro del campo sin chicha ni limosná, el uruguayo, en otra en la que Luis Suárez se marchaba hacia el saque de esquina). Somos humanos, todos nos podemos equivocar.

ÁRBITRO: Undiano Mallenco. Salvo la primera amarilla a Godín, que fue de risa, impecable labor del colegiado navarro ayer (abro el paraguas, trankis).


TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 4 GRADOS).
Se deja como está.

Tiempo, en esta semana, de reflexión, y de hacer todos piña, especialmente arropando en todo lo que podamos a Luis Filipe. Porque a los periolistos, a pesar de la imprudencia de la acción del brasileño, no van a ser capaces de ver que hay un balón de por medio, y que la acción del bueno de Luis es temeraria, pero no gratuitamente violenta en sí misma. Aquí lo único que cuenta es que hemos osado topar a uno de los Dioses del Universo. La verdad, si no fuera porque el sentimiento Atlético es algo de lo que uno no es capaz de desprenderse fácilmente (ni ganas que tengo) es para mandar todo este sucio deporte a tomar por culo. Da tan asco … Cantemos todos al equipo que adoramos …





28 de enero de 2016

Atleti 2 - Celta 3. Si nos caemos, combato y me levanto.


Yo no sé ustedes, pero el menda con esto del fútbol es un maniático compulsivo. Estoy lleno de manías, supersticiones, intuiciones y demás gilipolleces de todos los tamaños y colores. Y ayer, durante todo el día, no tuve en ningún momento buena espina, por más que me autoengañase constantemente escribiendo wasaps a mis colegas diciendo que íbamos a pasar, o que indicase lo mismo en determinados bloqs que sigo. Toda la razón de mi pesimismo fue el día que hizo ayer en Madrid. Me levanté a mis adorables seis de la mañana, y salí de mi casa a las siete, con esa niebla tan característica gallega, de Vigo. “Escampará a lo largo del día, y eso indicará nuestra victoria final”, ingenuo de mi, pensaba. Y una polla como la del puto negro ese del wasap. El día estuvo gris, y no hubo forma humana de moverle de ahí. Inclusive, cuando llegué al Calderón y me puse en mi asiento, me empecé a limpiar mis gafas una y otra vez. “Joder, no termino de ver claro el tema con las lupas puestas, sí que las tengo sucias”. Y no es que los cristales estuviesen empañados, que va. Más bien era una especie de neblina que había en el Calderón. Curiosamente, otro compañero de grada estaba también limpiando con devoción sus gafas, hasta que ya le indiqué “deja de limpiarlas, hombre, es que hace niebla, no es que estén sucias tus gafas”. Las carcajadas que nos echamos posteriores fueron las únicas de la noche. Efectivamente, el día estuvo muy vigués. La eliminatoria estaba sentenciada en mis fueros internos.

Y el caso es la primera parte que hizo el Atleti fue bastante buena. Triangulaba por banda con velocidad, descaro y verticalidad, presionando bien en todo el campo, comandados con un Saúl imperial. Pero el Celta, la primera que tuvo, la enchufó, en un córner que sacó en corto a Orellana, este puso un fantástico centro y remató Tucu plácidamente a gol. La verdad es que el Atleti durante toda la noche defendió el balón parado francamente mal. Esta misma jugada nos la volvieron a realizar los vigueses casi de forma consecutiva en dos córners posteriores que tuvieron, y seguimos sin enterarnos ni del nodo, siempre dejando centrar a placer al jugador céltico de turno. Era el minuto 21 de juego.

Menos mal que, 6 minutos más tarde, Carrasco  realizó un disparo que el bisoño Rubén (muy nervioso durante el tiempo que estuvo en el terreno de juego, imagino que Berizzo vería claro al sustituirle en la segunda parte) no logró atajar y Griezman aprovechó para conseguir el empate. Parecía  que la cosa iba a estar entretenida y cargada de emociones. Sin embargo, la cruda realidad del segundo tiempo fue otra.

El equipo vigués en este segundo periodo nos superó en todo: perfecta colocación en el terreno juego, anticipación, control del mismo ... Fue dueño y señor del mismo, y, por momentos, hizo con nosotros lo que quiso. “Fútbol de salón”, cantaba la afición visitante. Por más que me jodiera el tema, no les faltaba razón. El gol de ellos se mascaba. Y así, Saúl perdió un balón tonto en el centro del campo (una pena, porque reitero, fue el mejor del Atleti hasta ese momento), lo pilló Gudetti, y desde las islas Cíes pegó un pepinazo que entró como un misil en la portería del Fondo Sur. ¿Moyá? Sin noticias de Moyá.

Después vino el Cholo y sus cambios (el castigo a Saúl, excesivo, el de Carrasco, sencillamente delirante, esa puta manía del automatismo de su sustitución es que me pone enfermito, no lo puedo evitar), no por la gente que entró, sino más bien por la que retiró del terreno de juego. Con el partidazo que se estaban marcando Koke, Gabi, el señorito Vietto (que alguien le indique que, por favor, cuando se remata a puerta disputándose un partido de fútbol de cualquier competición, no es lo mismo que cuando está jugando en el jardín de su puta casa plácidamente con su hija, decimos de Jackson, pero vaya tela con el monigote este, coño), fue incompresible que  quitase precisamente a los  dos  que mejor lo estaban haciendo hasta el momento. Simeone y sus cambios, una batalla completamente perdida. Que no se me olvide, no sé si es impresión mía, pero algo le pasa a Juanfran. Es como si estuviese sumido en una profunda depresión. Pues estamos apañados, joder …

En fin. Por sacar algo positivo, muy bien Correa (¿de verdad que Vietto está por encima de él?, ¿Seguro?), que nada más pisar el césped del Calderón pudo conseguir el empate a dos, con un remate al larguero, pero del posible empate a dos se pasó al 1-3 (casi la mitad de los goles que hemos encajado durante todo lo que llevamos de temporada, frótense los ojos, sí) de nuevo por obra de Tucu (minuto 63 de juego). Campana y se acabó.

Ángelito Correa maquilló la cosa con un maravilloso gol faltando 10 minutos de juego (se fue como y cuando quiso de medio Celta, terminando por rematar con maestría desde dentro del área, minuto 80 de juego), pero ahí se quedó la cosa. El Celta dejó el sábado en vallekas a 8 titulares e hizo el ridículo frente al Rayo, pero se han metido en semifinales de Copa. Cuestión de prioridades. Nosotros, de momento, estamos intentando abarcar  todo, pero  está claro que no nos da. Se quejaba ayer Luis Enrique del criminal calendario que hay en estas fechas. No le falta razón, y eso, con lo que tiene. Imagínense el resto el panorama que tenemos.

Así que nada, olvidemos pronto el mal trago final de esta indigesta Copa, felicitemos como corresponde al rival, y vamos a centrarnos en lo que realmente importa (si, Albertito, si, estoy contigo. Queda mucho todavía por disputar, por soñar, por viajar, por animar y esperemos, por disfrutar. ¿Alguien cambia la Liga o la Champions por la Copa? Yo, no. Y para todo, creerme, no nos da. Así que, si nos caemos, combato y me levanto.

25 de enero de 2016

Atleti 0 - Sevilla 0. Irritante.


Empieza el Atleti su auténtico Tourmalet frente al primero de sus rivales considerados duros de verdad (que no ambicioso), el Sevilla, con un irritante empate a cero en casa. El enfado viene provocado tanto por el juego desplegado en la infame primera mitad (no entiendo la alineación del Cholo con 500 mediocentros jugando un partido en el Manzanares, que sí, que si control de juego, que si desgaste … Todo lo que ustedes quieran, para mi lo único que significa es tirar un tiempo alegremente) como por las artes con la desempeña su trabajo siempre este rival (auténtico espectáculo de pérdidas de tiempo, grescas y demás, el último cuarto de hora del partido se lo zamparon ellos a su antojo). Difícil, muy complicado contar nada de este primer tiempo. Mucha táctica, mucho  tío presionando, mucho físico, mucho orden … mucha mandanga. Un remate al larguero de Escudero que se envenenó tras desvío en Saúl, y un par de semi-ocasiones de Griezmann, una en un remate en el primer palo, otra en el segundo tras un balón que peinó Godín, fueron todo el bagaje ofensivo de este primer tiempo. Todo lo demás, una irritante consecución de bostezo tras bostezo.

La segunda parte fue otra cosa, gran parte de ello provocada por la presencia en el terreno de juego de Carrasco. El belga fue un auténtico puñal volcado en la meta defendida por ese proyecto de buen portero auténtica realidad como actor de arte dramático denominada Sergio Rico, o memez análoga. Pero, aparte de la presencia de Yannic, el Atleti embotelló por completo al cuadro sevillista, que aún cerró más si cabe sus filas tras la expulsión de Vitolo, faltando media hora para  terminar el encuentro. Y jugó bien al fútbol, con paciencia y sin terminar de apoderarse de nosotros la ansiedad, pero no pudo ser, porque el Sevilla se defendió perfectamente, y por si aún generaban dudas su brillante sistema defensivo, tiró de sus armas características que le hacen ser un equipo que despierta tanta simpatía y afabilidad por todo el mundo. Pero como  acabaron tan sumamente felices celebrando este punto como si hubiesen conseguido la mismísima Champions League, pues nada, que cada uno es feliz con lo que placa, aunque sea en realidad un claro indicativo de la grandeza de uno y otro rival.

Las ocasiones llegaron, una especialmente clara en un cabezazo al palo de Griemann tras una eléctrica asistencia de Koke, a los siete minutos de esta segunda parte. Nada. Que  el gol empieza a ser ese extraño desconocido para nosotros. Gabi dio un auténtico recital de irritantes disparos desde fuera del área con poco o ningún sentido, Jackson deambuló irritantemente como alma en pena durante casi 20 minutos que le dio el Cholo para nada, mientras el tiempo fue transcurriendo irritantemente a velocidad  de vértigo, y finalmente no hubo forma de derribar el muro sevillista, aunque el desaprovechado Correa dio alguna que otra pista de cómo terminar de asaltarlo (quizás si hubiese jugado más …). Así que nada, la  parroquia colchonera se olvidó del fenomenal ambiente, del espectacular día de sol, de esta buena segunda parte, de nuestra privilegiada posición en el campeonato liguero y de que nuestras posibilidades siguen intactas en todo, y nos quedamos con este agrio sabor de  boca que tan mal gusto deja. Todo muy irritante.

EL CRACK DEL PARTIDO: Carrasco. Por más que lo intento entender, no logro comprender su suplencia, máxime en partidos que disputamos en casa y con equipos que se dedican a homenajear al sistema táctico de Maguregui. El belga es absolutamente imprescindible.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Augusto. De momento, salvo cargarse absurdamente a los 4 minutos de juego con una tarjeta amarilla tras salvaje entrada, poco más se le vio. Ni entiendo su fichaje, ni mucho menos entiendo su presencia con tanta urgencia en nuestro 11 titular. Tendremos que seguir esperando a descubrir sus virtudes, que no dudo que las tenga. ¿Jackson? Ya  es que ni vislumbra que está sobre el terreno de juego. Inauditamente cada  día  no es que juegue peor, es que se encuentra completamente diluido en los minutos que supuestamente disputa. Muy irritante también el tema.

ÁRBITRO: Hablando de irritaciones, con  ustedes, Iglesias Villanueva. No empezó mal el menda, pero acabó más desquiciado que el irritante Emery tras la injusta expulsión con que nos obsequió de Vittolo, amonestando a todo Cristo viviente que se cruzaba en su camino.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 4 GRADOS).

Lo bajo en dos irritantes grados, ya que estos dos  puntos jamás se nos deberían de  haber escapado, máxime teniendo en cuenta la entidad del rival con el que nos enfrentábamos.

Y el miércoles, seguimos para línea. Si queremos la Copa llena de farlopa, hay que ganar sí o sí, aunque no será tarea fácil, ya lo verán. Y yo nací, enamorado del Atleti de Madrid …

18 de enero de 2016

Las Palmas 0 - Atleti 3. Insaciables.


Estos chavales de rojiblancos son insaciables. Y suman, y suman, y suman, y vuelven a sumar. Aunque ayer costó más de lo que el resultado pueda indicar, conste, porque la primera parte de Las Palmas fue algo más que aseadita. Sé que les va a sonar a pretencioso, pero lograron los canarios hasta en 3 ocasiones disparar con claridad hacia la meta defendida por Oblak. Y eso no es moco de pavo, tal y cómo anda hoy en día defensivamente el Atleti. Willian, Castellano, Tana y García fueron los casi afortunados. Pero Oblak es otro de los insaciables muchachos de rojiblanco, y se lució con su sobriedad acostumbrada.

Antes, se produjo uno de esos fenómenos paranormales de estos que ocurren una vez cada mil años. Algo extraño debió de pasar por la cabeza Luis Filipe, porque en un centro de Juanfran, decidió no quitarse el balón de encima casi sin mirar para dársela al contrario. Agárrense fuerte, ¡le dio por tirar a portería! ¡Y lo hizo con un disparo fuerte, cruzado e inapelable! ¡Y hasta fue gol y  todo! (minuto 16 de juego). Ver para creer. Guarden esta jugada como uno de sus tesoros más preciados, porque a saber cuándo volverán a contemplar algo parecido en botas del brasileño.

Con este resultado se llegó al descanso. En la segunda parte fue todo algo más embarullado, algo más atolondrado. El balón no terminaba de ser dueño de nadie y campaba de un lado a otro como un pollo sin cabeza. Hasta que llegó el momento clave del encuentro: Roque remató hacia la red de Oblak en una buena jugada enlazada por el equipo canario. El estadio entero vio gol. Yo vi gol. Oblak vio gol. Pero no, no sé cómo ni por qué, pero no fue gol. Siguiente acción, Koke se inventa una de esas asistencias mágicas suyas hacia Diego Costa, digooo, perdón, hacia Griezmann, y el francés, que antes había perdonado un uno contra uno  tras asistencia de Vietto, en esta ocasión decide no hacerlo y poniendo el 0-2 en el marcador (minuto 67 de juego). Y ahí acabó todo, porque al buen equipo canario se le terminó de fundir la luz, mientras que el Atleti acabó por hacerse dueño por completo del cotarro, hasta el punto de que de nuevo Koke dio otra mágica de esas asistencias que da hacia Diego Costa digooo, hacia Griezmann de nuevo, y de nuevo el francés volvió a anotar el 0-3 sobre la portería defendida por Javi Varas, poniendo el delirio en la nutrida presencia rojiblanca en esa bella tierra canaria. Y es que, ya saben, esta muchachada rojiblanca es terriblemente insaciable.

EL CRACK DEL PARTIDO: Por supuesto Griezmann (goles son amores, uno ve sus chicharros y piensa, “joder, si esto no parece tan difícil”, lo es, muchachos, lo es) pero que nadie se olvide de Oblak, por favor. Sin sus paradas de ayer probablemente hoy no les estaría contando esto. Enorme el esloveno. Y  buenos minutos también de Augusto en la primera parte.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: El infame estado del  terreno de juego. Lo más cojonudo es que al que más perjudica precisamente por la forma de jugar que tienen los equipos de Quique Setién es a ellos mismos. De verdad, un campo tan bonito y que tenga un césped  tan sumamente lamentable, es inaudito.

ÁRBITRO: Vicandi. Muy protestado por la afición local, en mi opinión no estuvo tan mal, ni mucho menos.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 6 GRADOS).
Victoria de obligado cumplimiento, no se toca, señores.

Y el miércoles, la Copa frente a un Celta que imagino estará con mogollón de ilusión también por conseguirla. Y tu eres la alegría de mi corazón …

15 de enero de 2016

Atleti 3 - Rayo 0. A cuartos, y sin fichajes.


Menos mal que ayer ocurrió la noticia de la sanción al Atleti de no poder fichar hasta Dios sabe cuándo, porque, si tengo que escribir solamente del “partidazo” de ayer, apaga y vámonos. La cosa se podría resumir en una sola frase: “un coñazo de impresión”.

El Atleti se bastó con medio controlar la cosa y poco más. Si, encima, a los 39 minutos de juego Correa aprovechó una fantástica asistencia del césped del Calderón para inventarse un empeinazo que reventó el larguero y después la portería defendida por Yoel, pues aún terminó más de sentenciar la cosa, si es que no andaba medio sentenciada.

Porque sí, el Rayo domina y tal, pero lo que es jugar, nada de nada. Solamente le recuerdo una parada a Moya en la primera parte y alguna que otra acción peligrosa del excelente Embarba. Poco más. Yo diría que es probable que aún continúe jugando sobre el césped del Calderón sin lograr crear peligro, aunque los jugadores del Atleti anden ya sobando plácidamente en sus casas. Mala pinta tiene la cosa para los del valle del Kas.

Otro de los alicientes que había era ver si a Jackson le da por meter algún chicharro. Sigan esperando. El caso es que el hombre deambula por el campo, si, pero yo le veo una falta de fe alarmante. El mejor ejemplo fue en una jugada en la primera parte en la que se plantaron solos ante el portero vallecano Correa (que, en realidad, es quien debería de haber culminado esa jugada, las cosas como son) y el propio colombiano. El argentino, ante la salida de Yoel, decidió cederle el gol a Jackson, pero Quini, que salió en la disputa desde la calle Fofó, les terminó arrebatando el balón. ¿Jackson? Con su mirada triste, decidió que para qué iba a intentar llegar al esférico, si no lo iba a conseguir. Es igual que cuando remata a puerta: el hombre dispara, si, pero tiene menos fe que yo en que me case de una puta vez. Lo mío es un caso perdido. Lo de Jackson, casi que también.

La segunda parte siguió tan apasionante como la primera: mis bostezos se escuchaban en Sebastopol. Hasta que al Cholo se le inflaron las pelotas y decidió sacar a Griezmann. Veinte minutos del francés, 2 goles, uno de medio chilena aprovechando un medio barullo dentro del área, otro cuando se plantó solo delante de Yoel, y con un sutil toque se libró de él y anotó a puerta vacía. 3-0 y a cuartos, y sin fichajes (que se jodan y hubiesen hecho las cosas como Dios manda el puto caraguindo y el mejor gestor del año). Por cierto, ¿Alguien va a pedir responsabilidades? Imagino que el abono el año que viene será más barato, ¿No? Ya. Seguro.

En fin. Yo creo que plantel hay de sobra, salvo el tema del nueve, claro. Eso sí, tendremos que rezar a que a ningún puto trasatlántico europeo le dé por asomarse al Manzanares. Ahí sí que tendremos un problema serio. Pero bueno. Lo importante es el paso a cuartos. Tiempo tendremos …

11 de enero de 2016

Celta 0 - Atleti 2. Así se ganan Ligas.


Con esto no digo que la vayamos a ganar, pero sí afirmo que se está en el camino de, por qué no, conseguirlo.  Así se logra este título. Con regularidad, con sacrificio, con un espíritu de lucha encomiable, con orden, con solidaridad, con firmeza defensiva, con inteligencia, superando lluvia, viento, frío…, en definitiva, con la enorme personalidad que ayer mostró el equipo. Y sí, por si todo esto fuera poco, tan bien con buen fútbol. No productos artificiales realizados a través de interesadas euforias que nos quieren vender los fundamentalistas del fútbol. A los que realmente nos gusta esto, no nos van a engañar. Porque ayer, el Atleti, realizó un estupendo partido de fútbol. Del de verdad.

Controlando, maniatando y desgastando al rival en la primera parte (cierto que la baja de Nolito para el Celta me resulta mortal de necesidad). Pero cuando se tuvo el balón, intentándolo siempre jugar con criterio y profundidad. Para el Celta la cosa solamente estuvo pareja durante los primeros lógicos veinte minutos, más por el buen hacer del bullicioso Orellana que otra cosa. Después, el Atleti agarró el partido y ya no lo soltó en ningún momento.

Ya nos pudimos adelantar antes de irnos al descanso con una buena ocasión del extraordinario Griezmann, pero su disparo marchó por encima del larguero casi al final del primer tiempo. Y casi como continuación de esta jugada, vino ya el primer tanto al inicio del segundo periodo, en una triangulación a  velocidad de vértigo entre Koke, Vietto y Antoine, para que el argentino, que se me antoja que es con la pareja que más disfruta bailando el francés, pusiese el balón al segundo palo para que Ratón Griezmann anotase el 0-1 en el marcador. Y ya está. Porque este equipo tiene tan extraordinaria fiabilidad que sabemos que, una vez que nos adelantamos en el marcador, resulta para nuestro rival casi imposible de cazarnos. Nuestro sistema defensivo es tan admirable que prácticamente nadie es capaz siquiera de crearnos una miserable ocasión de gol que llevarse a la boca (8 goles en contra en toda una primera vuelta lo dice todo). Hoy por hoy, es muy muy raro que el Atleti pierda un encuentro en el que ha logrado ponerse por delante en el mismo.

Después el Cholo movió ficha, sacó al galgo Carrasco, y era una simple cuestión de tiempo que el belga lograse realizar alguna de las suyas. Campo pesado, rival tremendamente desgastado … El belga con  estos condicionantes es mortal de necesitad, y así lo demostró con su enorme gol conseguido ya faltando 11 minutos para el final del encuentro. Velocidad, descaro, verticalidad y entusiasmo. Y, por supuesto, gol. Son los mejores condicionantes para definir el chicharro de Carrasco, y que, por qué no decirlo también, le define a él mismo como pelotero.

Nada más. Muy contento por la dosis de buen fútbol con la que me empapé (y nunca mejor dicho) ayer. Lo dicho. Así se Campeona.

EL CRACK DEL PARTIDO: Excelentes Giménez y Saúl, muy bien Vietto, sencillamente pletórico Antoine Griezmann. Una pura delicia ver jugar al francés.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Pues nadie, aunque me pareció muy discreto del debut de Augusto (por cierto, gracias a la afición viguesa por pitarle cada vez que recibía el balón, porque me costaba saber de él visto que la retransmisión del encuentro de ayer fue realizada desde el planeta Marte, lo menos).

ÁRBITRO: De Burgos Bengoetxea. Muy bien el árbitro.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 6 GRADOS).

Andaba muy desajustado esto, os explico. Partíamos desde la última crónica con la que os castigué con 2 graditos a nuestro favor, lo subimos un par de grados más tras nuestra victoria ante el Athletic (+4), lo bajamos un gradito tras nuestra desgraciada derrota en Málaga (+3), queda inamovible tras nuestra nueva victoria frente al Levante, y se suben 3 grados más tras nuestra victoria de ayer. Y aunque os parezca que no, 6 grados más con respecto a la anterior temporada son pero que muchos grados más.

Lástima que, como viene siendo desgraciadamente habitual últimamente en mi vida, hoy de nuevo lloro por la pérdida de otra persona realmente importante en mi triste existencia. Tengo absolutamente todo de él, y siento que otro enorme vacío ha quedado hoy de nuevo en este áspero y desagradable lunes de mierda. Han sido tantas canciones, tantos maravillosos álbumes, tanto sentimiento, tantos ratos en su compañía, tanto tiempo soñando, compartiendo y viviendo contigo, tantos  ratos disfrutando de ti, toda una vida acompañándome. Lo bueno, es que seguirás haciéndolo, gran Duque Blanco. Tu música es inmortal. El Rock and Roll se ha suicidado. Hasta siempre, Bowie. Y gracias por todo.



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