28 de enero de 2013

Athletic 3 - Atleti 0. Arrollados.


Alguna vez tenía que ser, y perder en San Mamés, con las ganas que nos tienen por allí después del bañito de la final de Bucarest, y con lo necesitados que andan ellos de puntos (aunque bien pensado, también nosotros necesitamos sumar todos los puntos posibles, uno es un soñador empedernido, qué le vamos a hacer, y se imaginaba un Atleti-Barsa en el Calderón, estando a 8 puntos de distancia, no lo puedo remediar), pues ya sabía yo que el partido era de los que había que roerlo, y, desgraciadamente, no supimos hacerlo.

El Cholo puso en el terreno de juego al inoperante Emre (solo se le vio en una ocasión clarísima que desperdició tras perfecta dejada de Diego Costa, paradón incluido de Iraizoz también, todo sea dicho), y al desaparecido en combate Raúl García (al que también solo  se le contempló en una buen remate ajustado al palo en el segundo periodo, también paradón incluido de Gorka a una mano), y al temerario Cebolla, que realizó una entrada dura (pero con el balón en juego) sobre un jugador local, montándose la marimorena, con el gilipollas integral del Aduriz haciendo lo que es, un puto  batasuno quemacontenedores  de mierda. Y que el tipo este haya tenido pelotas de haberse puesto la roja (y que se lo hayamos consentido, claro). En fin, ya nos veremos las caras en alguna que otra ocasión, pseudoetarra de pacotilla.

Pero quien empezó perdonándonos la vida de verdad fue De Marcos, cuando, completamente solo y casi a puerta vacía, remató a las nubes un gol que estaba hecho nada más comenzar el encuentro.

La verdad es que la primera parte fue preciosa, con los dos equipos protagonizando un toma y daca prodigioso, pero con el Atleti, eso sí, y no sé por qué extraña razón, retrasando unos 10 metros su línea de presión. Eso permitió que el Athletic se manejase con más soltura sobre el terreno de juego, y diese más sensación de peligro. Menos mal que Courtois está en el mejor momento desde que llegó al Atleti, y realizó auténticos paradones a remate de Susaeta (al más puro estilo Sterbik, enhorabuena a los campeones de balonmano,  traidor serbio incluido), mientras que en Atleti rondó el gol Luis Filipe, cuyo remate salió lamiendo el palo.

La segunda parte ya no tuvo color. Si algo tiene el Athletic en San Mamés son dos cosas: sus salidas en tromba a los comienzos de los encuentros y el peligro que siempre tienen en los saques de esquina. Si no se está al 1000x100 concentrado, te pueden pintar la cara. Y claro, pasó lo que pasó. Courtois salva milagrosamente otra ocasión de Susaeta, pero al final, cómo no, en un saque de esquina, Godín se olvida de la marca de San José y este remata a placer. 1-0, y se acabó el partido, entre otras cosas, porque nuestro centro del campo naufragó estrepitosamente y nuestra presión se hizo de forma desordenada, tarde, mal y nunca. Un segundo tiempo para olvidar, en el que, a la contra, nos terminaron de remachar  a pesar de que Thibaut mantuvo el tipo y al equipo metido en el encuentro hasta el minuto 77, en el que ya no pudo hacer nada ante el remate a placer de Susaeta. Y en pleno vendaval rojiblanco, el tercero de De Marcos. Una derrota dolorosa, pero merecida. Y que no les vendan la moto nadie: las derrotas nunca son provechosas.

No quisiera acabar esta crónica sin mencionar unas sorprendentes declaraciones de Dani (aquel fenomenal extremo que tuvo el Athletic) y que ahora, como tantos otros, se dedica a decir sandeces sin mucho sentido en las ondas, asegurando ayer que nosotros no sabíamos nunca perder. Al menos, mi querido imbécil, sí que demostramos que supimos ganaros en Bucarest, haciendo el pasillo y aplaudiendo cuando subíais a por la medalla  de vuestro subcampeonato europeo.  Me joden más estos tipos con memorias selectivas … Claro que, el retrasado que nos tenía supuestamente que defender, estaba comiendo pizzas mientras. Me estoy refiriendo al demagogo insoportable y estómago agradecido del Sr. Petón. Cada día me cae usted peor, señor. Y mira que es jodido que a mi un Atlético me caiga mal. Se pasa el día tirando la piedra y escondiendo la mano, y como es un “quedabien” con todo el mundo, acaba dando una imagen de babosería absolutamente grotesca. En fin, que siga usted con la pizza, hombre. Total, pa qué …

EL CRACK DEL ENCUENTRO: Thibaut Courtois. Excepcional encuentro el del belga. Él solito hizo que el encuentro durase para nosotros al menos casi ochenta minutos. Está con confianza, bien colocado, imperial por alto y dueño y señor del área. Chapeau, amigo.

LA DECEPCIÓN DEL PARTIDO: Raúl García. Y este sí que lo digo desde el cariño que le profeso, pero ayer era un encuentro para él, y  no le vi aparecer salvo en ese remate de la segunda parte. Muy mal partido el suyo. Del Emre no hablo. Parece más un desecho humano que otra cosa.

ÁRBITRO: Muñiz. Por mucho que se empeñen los cabestros locales, la entrada del Cebolla era de amarilla, y punto. Se comió un par de penaltis en cada área, flagrantes ambos (de Cata por llave de judo sobre el quemacontenedores del Aduriz y de otro cabestro local que atropelló a Adrián como si fuese un trolebús cuando estaba dentro del área).

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 13 GRADOS).

¿Ven cómo no hay que emocionarse con el termómetro, señores? Y den gracias que no lo bajo …

Y el Jueves, la Copa. A ver si recuperamos a Falcao, que nos vendrá cómo perlas. Porque lo único que el colombiano tiene que envidiar a Messi y al CRetrasado es su físico, que jamás se lesionan. Y es una pena. Y no me hablen de provocaciones desde la ciudad hispalense y demás, por favor. Los Atléticos no estamos para oír todas las gilipolleces y prestar atención a todos nuestros rivales. Y en España solamente tenemos dos. Los demás, como si quieren chupar candados, me la pela.

25 de enero de 2013

Copa del Buey: Betis 1 - Atleti 1. La tertulia de las ocho.


En condiciones normales, otros años ante un partido así hubiese estado con una tensión constante, sin poder apenas articular palabra, temblando cada vez  que el balón merodease nuestro área, acongojado imaginándome haciendo alguna de las suyas a mis centrales … Pero no. Ayer no fue así. Este Atleti, en la que el término “equipo” es su mayor y más grande señal de identidad, no concede tregua alguna en su  trabajo defensivo, y están tan concentrados y tan metidos en sus asuntos que te permiten contemplar el encuentro con una tranquilidad inusual, sentado plácidamente en el sofá de tu casa junto a tu hermano, comentando mientras transcurre el mismo los avatares de la vida, acordándonos de Diego, pensando en qué nos importa que nos diga Miguel Ángel Gil que no se va a ir Falcao al Madrid, cuando lo que realmente queremos es que no se vaya a ningún lado, comentando el pasado blanco de Manquillo (segundo partido más que prometedor del chaval, por cierto, Juanfran, al loro), hablando un poco de música, de series …

Claro que, el Betis también colaboró lo suyo, porque en ningún instante del encuentro dio sensación alguna de creer en la remontada. Y así, con el Atleti en plan rodillo controlador, y los béticos en plan no sé si quiero ya que en el fondo no pasa nada, fue transcurriendo el partido, sacado de su letargo habitual por, cómo no, el inefable Diego Costa y su pareja de baile, el tal Perquis, que recordaron emocionados la batalla en la ida en el Calderón y decidieron animar el cotarro recordando viejos tiempos. Claro que, quien puso la mecha, encendió la llama y terminó de hacer explotar al bueno de Costa fue Ángel, que tras un brutal codazo debió de ser expulsado.

Y en estas teníamos el partido, galopada va, mirada retadora viene, cuando ya al borde del descanso, un despeje en largo de Miranda (enhorabuena a él y a Luis Filipe por su internacionalidad brasileira, más que merecidas ambas) hizo que entre Casto y Amaya jugasen al tuya-mía, bajo la atenta e inquietante mirada de Diego Costa, y el brasileiro-portugués aprovechase la indecisión de ambos para batir la portería verdiblanca a puerta vacía. 0-1, y si aún alguien pensaba en alguna posibilidad de remontada, bye, bye, París.

La segunda parte, consciente ambos equipos de que estaba todo el pescado vendido, se decidieron a pensar casi más en sus futuros choques ligueros que en otra cosa, aunque Arda tuvo una muy buena ocasión que le sacó Casto. Y así, en las postrimerías del encuentro, Clos Gómez pitó un penaltito de Godín sobre Molina, que se encargó de transformarlo. Y estamos ya en semifinales, qué cosas que tiene la vida, madre. Aunque antes, este domingo, un partido de los que sí que tienen que hacer reventar nuestro querido termómetro. El Athletic, en San Mamés. ¿Habrá otra vez tertulia, aunque esta vez sea a las nueve?

18 de enero de 2013

Copa del Buey: Atleti 2 - Betis 0. Courtois encarrila la eliminatoria.

Y eso que yo, con esa intuición femenina  que me ha dado Dios, cuando le vi de amarillo pensé que no iba a realizar un gran encuentro. Uno, que está rodeado de manías y supersticiones, siempre piensa del bueno de Thibaut que cuando  sale de ese color no tiene su día, y cuando lo  hace verde (preciosa equipación donde las haya, dicho sea de paso) nuestro querido Erasmus va a ser el portero seguro, frío y equilibrado que nos tiene acostumbrados. Ayer, desde luego, fue la gran figura de un Atleti que, dicho sea del paso, y como ya nos tiene acostumbrados también, realizó una primera parte sencillamente de escándalo. Un auténtico recital de fútbol, presión, ocasiones, entradas por banda y juego pero que de muchos kilates.

Comandados por el imperial Gabi, con un Diego Costa soberbio (en lo bueno, y, desgraciadamente, también en lo malo, pudo ser expulsado al principio del partido), y con un Filipe Luis brutal (su mejor partido como colchonero, y esto ya lo he escrito este año unas tres o cuatro veces, sigue sin parar de crecer) el anotar el tanto era una simple cuestión de tiempo. Diez minutos, concretamente, en una preciosa internada de Diego Costa, que cedió el balón a Raúl García, y este al primer toque centro hacia dentro del área pequeña. Da igual a donde vaya finalmente el balón, ahí Falcao es el rey supremo, no hay Dios que se entere por dónde va a venir el tigre a rematar y anotar el tanto.

En pleno vendaval rojiblanco, a los 23 minutos Filipe Luis puso el segundo, en un disparo de esos secos, cruzados y potentes que no es capaz de atajar ni el mismísimo Courtois ayer. O sí, quién sabe, porque si fue capaz de salvar 4 remates consecutivos a bocajarro de los béticos (que no se fueron del encuentro en ningún momento, conste en Acta), una de ellas increíble a Vilarchao, y logró luego sacar en la segunda parte otra clamorosa de Molina a bocajarro, quién sabe dónde está el techo de este chaval.

Porque el Atleti en la segunda parte se dedicó a buscar la contra (menos el Sr. Arda, en su mundo ayer, al que solo se le vio para hacer una  muy fea entrada por detrás a un jugador bético, pudo también ser expulsado), basándose en su excelente sistema defensivo y apoyados en la magnífica preparación física que muestra la muchachada. Lo que pasa es que el Betis demostró ayer el por qué es un equipo de Champions en estos momentos, apretó lo suyo y pudo conseguir un mejor resultado. Téngalo todo el mundo claro, esta gente no ha dicho todavía su última palabra. Pero mi Atleti tampoco. Tiene hambre, mucha hambre. Que no paren, Cholo.

14 de enero de 2013

Atleti 2 - Zaragoza 0. Dulce monotonía.

Hace una época no muy lejana siempre pensé que podría idear una  plantilla base  con  las crónicas que hago del Atleti, y que me bastaría con  sustituir los nombres de los rivales y de algún que otro jugador para describir, jornada tras jornada, los ridículos que hacíamos por esos campos de Dios y, cómo no, en nuestro propio templo. Épocas pasadas, afortunadamente, que espero no volver a tener que pasar.

Pues bien. Ahora también estoy empezando a  sentir la misma sensación, pero de forma notablemente más agradable, la  verdad. Últimamente, los partidos en el Calderón son un calco uno de otro: salida eléctrica del Atleti, con presión constante por todo el campo, transiciones supersónicas en busca de nuestros delanteros, y ocasiones de gol que te crió. ¿Courtois? Sin calificar, por falta de trabajo, añado. Imagino que los ojeadores del Chelsea lo valorarán y le tendrán en muy alta  estima por sus números, porque últimamente, sus actuaciones no es que sean ni buenas ni malas. Sencillamente, es que no existen.

La noticia de nuestra alineación fue que  el Cholo sigue contando con Tiago en detrimento de Mario Suárez (muy bien el portugués ayer), y que a Diego Costa no hay ya quien le mueva como pareja de baile de Falcao. Mientras, la novedad de la alineación visitante fue que no conocía a Cristo bendito, salvo al gran Roberto, al cerdo de Paredes (por cómo le molía a patadas a la sucia rata traidora argentina en épocas pasadas, ayer hasta me caía bien el chaval y todo, como cambian las cosas,  madre), a Postiga, y a Apoño. Nunca pensé que a esto de jugar al fútbol  en primera se dedicaran tipos tan pintorescos como Sapunaru, Loovens, Pinter, Zuculini and company.

Y, dicho sea de paso, no lo hicieron mal del todo los maños (defensivamente hablando, lo de atacar es otra historia). Bien colocados en el campo, al menos, sí que estaban. Pero, ya digo, de Courtois, sabían de su existencia gracias a una postal que vieron una vez  en el Calderón con el belga bajo la meta.

Y empezaron las ocasiones. Una muy clara de Falcao tras magistral asistencia de Tiago, y a la media hora, quinceavo córner casi consecutivo que saca Gabi con maestría y Tiago remacha a la red de forma inapelable. 1-0, mucho más que justo. Después, pudo sentenciar Miranda (cómo no, en otro córner), pero al  final  ese jugador con nombre de comix Manga denominado Sapunaru, hace un penalti de libro sobre el dorsal número 10 que viste la rojiblanca (ya saben, ese que no tiene ni puta idea de nuestra historia y dice que se quiere marchar a  un Club “grande”, si tantos aires  de grandeza tienes encárgate tu de escribir tu propia historia, mameluco) y Radamel marca su tanto número 18 en esta primera vuelta (casi nada al  aparato, oiga).

El partido no es  que se acabase,  es  que murió a partir de ese  instante. La segunda  parte fue para olvidar. El Atleti, reservándose plácidamente para su encuentro copero, y casi que el Zaragoza … también, ya que demostró una nula  ambición por intentar siquiera hacernos alguna cosquillita que otra.

Así que nada, bendita y dulce monotonía la que nos invade en estos momentos. Que dure.

EL  CRACK DEL PARTIDO: Gabi. Espléndido encuentro de nuestro gran Capitán. El único realmente intocable del Cholo.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: El “trampolín” en el que se ha convertido mi equipo. Es lamentable que nadie en el Club haga nada por intentar fidelizar a nuestros jugadores de alguna manera. Fíjense ahora qué ocasión más propicia tienen. Si no pasa nada raro, la próxima temporada estarán en Champions (no vale ya la excusa de Europa, pues). Tienen un equipo hecho, que, con algún pequeño o gran retoque, podría aspirar a todo hasta en dicha competición. Pero no. Aquí se te vende la moto de que retener a un jugador en su primera temporada, cuando ha firmado por cinco más, es todo un logro el haberlo conseguido. Algo histórico. Épico. En fin. Decepcionante a más  no poder. Impotencia. Rabia. Decepción.

ÁRBITRO:  González al cuadrado. Sin complicaciones.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 13 GRADOS).

Lo subo un gradito más, pero fue más por el empate en Mallorca (donde el equipo mereció ganar claramente) que por otra cosa, la verdad. El encuentro de ayer era también  de obligado cumplimiento.

Y el jueves, la Copa. Al loro con el partidazo que nos espera, que yo creo que esta eliminatoria Atleti-Betis va a ser de las que hacen emoción. Sinceramente, tienen muy buena pinta todos los cuartos de final que se disputan. Lástima del horario, eso sí, una vez  más, con que nos castigan a los Atléticos. A las 22 h. nada más y nada menos. En fin. Que ya cansa también el contar siempre lo mismo. A por ellos, chavales.

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