23 de diciembre de 2013

Atleti 3 - Levante 2. ¡Qué manera de sufrir!


Sin lugar a dudas, el partido que más  sufrí de toda la temporada. A veces le da a uno por pensar y decir: “joder, ¿No es mejor estar en medio de la clasificación, tranquilamente, a tu bola, y no tener que padecer tanto con esto del fútbol? Porque si estás abajo, porque estás abajo, y si estás arriba, porque estás arriba, esto es un sinvivir, oigan” … ¿Y qué? Joder … Bendito sufrimiento, ¿Qué no?

Hubo que roer el partido del pasado sábado. El  equipo salió en plenos festejos de la cena de Navidad y dejaron solo a Ivanschitz que, ante también la salida erótico-navideña de Courtois, hizo que a los 59 segundos se adelantase en el marcador.

El Atleti se quedó noqueado tras encajar otro tanto, y una mano prodigiosa de Courtois evitó el 0-2 tras un remate a bocajarro del retrasado del Barral (vikingo y entrenado por Caparrós, cumple con todos los condicionamientos, efectivamente).

Afortunadamente, el Atleti se pegó una ducha virtual, y se le fue quitando la caraja festiva-navideña que tenía encima, hasta lograr embotellar al Levante dentro de su área. Así, Godín (que cada día me gusta más y no solamente en defensa) roba el balón en el centro del campo y sube con decisión, como diciendo. “esto lo voy a arreglar yo ahora mismo, por mis santos cojones”. Juanfran le metió el centro y el uruguayo remató de forma extraordinaria al fondo de la portería defendida por Navas. Empate de fuerza, de coraje, de corazón. Cada día soy más fan de Godín. Qué golazo el suyo, la hostia …

Sin embargo, el Levante seguía asustando, y en el ambiente estaba que este encuentro no se encontraba decidido ni muchísimo menos. De nuevo Barral puso el susto en el personal colchonero,  pero ya en el comienzo de la segunda parte, Gabi puso un balón al segundo palo que fue rematado de volea de forma inapelable por Diego Costa. Otro golazo como el Calderón de grande. Lo más difícil estaba hecho, o eso parecía. Remontada habemus.

Porque, sorprendentemente, en un balón absurdamente perdido por Koke (se le perdona eso y más al chaval)  hizo que Pedro Ríos realizase la cabalgada de su vida, recorriéndose todo el Calderón sin que ni Dios lograse cazarle, y consiguió batir a Courtois de ajustado disparo al  comienzo de su salida. Para qué negarlo, otro señor golazo como la copa de un pino. Empate que ponía la angustia y la desazón en el que esto escribe, hasta que Juanfran, realizó una internada dentro del área, Rubén calculó mal su despeje y atizó a nuestro bronceado  lateral cometiendo penalti sobre el mismo. Lo lanzó Diego Costa tan mal, que logró su objetivo de que entrase en la portería, ya que ni el propio Taylor Navas se lo esperaba. Otro que con los putos penaltis me hace sufrir en exceso.

Al final, padeciendo como si hubiese estado escuchando durante 4 h. los grandes éxitos de Dyango sin parar, tuve la misma sensación con los córners del Levante, pero acabamos el año en donde queríamos, en lo más alto. Ya saben lo que siempre les digo a todos: no hay pasión sin gloria, no hay gloria sin sufrimiento.

EL CRACK DEL PARTIDO:  Reparto por igual entre Diego Costa y Godín. Del Levante me gustó mucho cómo impregna a sus equipos el Sr. Caparrós, tanto en lo bueno como en lo malo. Son caramelos pegajosos los pibes.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Koke no tuvo su día, como tampoco Villa. Al canterano se le perdona todo, y al Guaje, hay que seguir dándole tiempo. Mi fe en él es infinita, por mucho que los nerviosos de siempre busquen movidas en donde no las hay. Pesadez de talibanes, oyes.

ÁRBITRO: González al cuadrado. El concepto “mano de jugador del Levante” como que no lo tiene muy claro, ya que se comió un penalti de libro a nuestro favor en la primera parte y otro casi al borde del área en el segundo periodo. La expulsión de “JuJuJuJuanfran” se la sacó también de la manga. Arbitraje calamitoso, aunque, al menos, acertó en el penalti que nos pitaron a favor.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 24 GRADOS).
Lo dejo como está. Partido de obligado cumplimiento, por supuesto.

Y ya, hasta el año que viene, no hay fútbol. El 2013 ha sido imponente, pero lo mejor es que las expectativas para el 2014 aparecen intactas y francamente esperanzadoras. Descansemos, porque nos esperan unos meses sencillamente apasionantes. Muchas emociones por vivir, alguna lágrima por derramar. Tenemos que seguir viviendo todos este equipo día a día como si fuese el último de nuestra existencia. Los Atléticos no sabemos hacerlo de otro modo. Ohhh, yo te quiero, sentimiento, no puedo pararrrr …. ¡FELIZ  ROJIBLANCA NAVIDAD A TODOS, Y PRÓSPERO 2014!

16 de diciembre de 2013

Atleti 3 - Valencia 0.Yo y mis premoniciones.


La mente es un mundo extraño y misterioso, y, no me digan ustedes ni por qué ni cómo, pero temía este partido por un supuesto paralelismo que le encontré al que jugó el Bayer frente al City en Champions, y que terminó con victoria visitante por 2-3 tras remontar el 2-0 final. Ni se parecen los rivales, ni los equipos, ni los entrenadores, pero, tenía esta historieta metida en la Chola Simeone, y de ahí no había Dios que me sacara. Y, además, estaba convencido de que el partido seguiría el mismo rumbo. 2-0 para el Atleti, y remontada che final.

Obviamente, el partido fue otra historia muy diferente. La primera parte fue la prolongación de cualquier Atlético de Madrid –Valencia en el Calderón, en Liga, durante los últimos 2 años, lo menos. Encuentro intenso por ambos bandos, nula profundidad y los porteros,  meros espectadores de un espectáculo supinamente truñil. Bostezo por aquí, algún sustillo por allá, y a seguir jugando otros 4 años más plácidamente.

Menos mal el Cholo dio el correspondiente puñetazo sobre la mesa tras el descanso, y el equipo salió completamente desmelenado. Y ahí estuvo la clave, que mientras el Atleti se soltó el pelo, el Valencia se reforzó aún el hortera moño que llevaba, y con tal fijación  terminó siendo un muñeco de pin-pan-pún nuestro, o, más bien por personalizarlo en alguien, de Diego Costa, que se olvidó de las ñoñadas con Parejo en la primera parte y se puso a jugar al fútbol como él bien sabe, es decir, como los putos ángeles.

Así, a los 13 minutos ya de la segunda parte,  una galopada de las suyas  arrancando desde nuestro campo del brasileño embrujó por completo a su marcador Víctor Ruiz, que le iba vigilando con mirada de pánico en todas sus acciones, hasta que, entra en el área, se marcha de él como la Esteban entra por Telecinco, y bate sin remisión al guardameta Alves y ese extraño peinado. Al meter la marcha más el Atleti, estaba claro que la famosa ya fragilidad defensiva che haría acto de presencia. Curioso de todas formas suelen resultar todos los tantos de Diego Costa: parece que se va pero que no lo hace. Parece que se deja el balón atrás pero siempre lo lleva por delante. Parece que se lo van a quitar en cualquier momento pero jamás se lo roban. Y parece que remata siempre fatal pero siempre consigue el objetivo final: gol. Demasiados “pareces”, y muchas más realidades. Es un pelotero descomunal, señores.

A partir de este momento comenzó su show, no si antes aprovechar los 3 minutos que llevaba en el campo todo lo que haces  siempre lo haces bien Raúl García, para fusilar desde dentro del área y de tiro cruzado al propio Alves, aprovechándose de un rechace. A los 17 minutos de la segunda parte ya se había finiquitado el partido. Sensacional.

Después vino el show de los penaltis. El primero se lo hizo Víctor Ruiz y se lo paró Diego Alves. Seis minutos después, esta vez  fue Barragán el que cometió otro penalti sobre, cómo no, acertaron de nuevo señores, Diego Costa. Lo volvió a lanzar él (mal hecho en mi opinión, Diego Costa lleva ya lo menos 3 penas máximas falladas, no me gustó el detalle) y como esta vez  decidió transformarlo como Dios manda y no haciendo el puto gilipollitas adolescente vikinguil, colándose como una exhalación en la portería pastillera.

Quedaban 10 minutos, el encuentro estaba sentenciado, y, sin embargo, el equipo estaba completamente desbocado, volcado, como si de una eliminatoria de Copa de Europa se tratase y faltase el conseguir un tanto para lograr el pase a la siguiente eliminatoria. Ha sido, sin lugar a dudas, una de las imágenes más bellas que uno recuerda de este equipo en mis casi 40 años de socio de este Club. No lo conseguimos al final, pero esa ambición, esa fe, ese subir en tromba,  ese no desfallecer nunca, esa búsqueda constante en cada instante de conseguir un nuevo objetivo, intentando superar lo insuperable, es lo más bonito que puede ver un aficionado al fútbol por parte de su equipo. ¡Cómo mola ser del Atleti, madre!

EL CRACK DEL PARTIDO:  Godín estuvo soberbio y omnipresente en defensa, en ataque y en donde hiciese falta, pero, obviamente, el hombre del partido fue Diego Costa. Eso sí, el tirón de orejas que le he dado antes con la historia de los putos penaltis, que se la tome pero que muy en serio. Aquí somos legionarios del Atleti, no vedettes malcriadas de Concha Espina, y las penas máximas hay que tirarlas como tal. Y si no, que pase el siguiente lejía.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: El frío que tenía Djuckic todo el partido. ¿Pero este hombre no estuvo entrenando en Valladolid el año pasado, por Dios? Parecía que el pobre se  encontraba en Siberia, lo menos. Pero vamos, visto el potencial ofensivo que demostró tener en el Calderón (tienen más inocencia que una niña de 4 años jugando con su peluche), imagino que ya le quedan pocas heladas que sufrir.

ÁRBITRO: Fernández Borbalán. Bien en líneas generales. Acertó en los dos  penaltis.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 24 GRADOS).
Dos gradazos más que lo subo. Esto ya parece Canarias lo menos. Pero qué bien que se vive así.

Un último reconocimiento: “Me juego tres grados a que ganamos al Valencia por más de dos goles”. Don Pablo Mármol dixit. Sobran más comentarios. En pie, señores.

12 de diciembre de 2013

Atleti 2 - Oporto 0. 16 de 18.


Casi nada al aparato. Tras la exhibición que dio nuestro Atleti en el partido de Copa frente al Sant Andreu ( y no, no estoy loco, exhibición de seriedad, de respeto a la competición, al rival, al público, a nosotros, y, especialmente, a la camiseta y al escudo que portan, probablemente, lo que más me gusta de este Atlético de Simeone) ayer tenía otro nuevo partido de esos que te pueden llevar a la idea de dejarse llevar, que bueno está, que los objetivos ya están conseguidos y que, al fin y al cabo, qué más da (dense una vuelta por Munich y sabrán de qué les hablo). Qué más da, dicen … Ingenuos. El Cholo tiene prohibido esa frase dentro del vestuario Atlético.

Al principio del sorteo, todos imaginábamos un apasionante Atleti-Oporto como fin de fiesta a la fase de grupos en el Calderón. Quién más, quien menos, soñábamos que nos jugaríamos el primer puesto. Pero no. Los portugueses salieron jugándose la vida, sí, pero conscientes de que la empresa era difícil (hasta igual más por la derrota del Zenit que por la propia victoria suya, allá ellos), y el Atleti le quiso dar la importancia que tiene para el Cholo cualquier tipo de partido que dispute. Máxima. Sin paliativos.

Pero mientras los portugueses andan con el mal fario puesto, al Atleti le sale todo. Ya saben, el fútbol es un estado de ánimo. Nada más comenzar el encuentro, Jackson Martínez avisó del peligro constante que es enviando un remate casi a bocajarro al larguero tras ganar la espalda a Miranda. Corría el minuto 8.

Sin embargo, en una jugada de saque de banda, cinco minutos apenas más tarde, Raúl García se sacó de la manga un zurdazo imposible a la media vuelta y casi sin ángulo desde la línea del fondo del área, que se coló como una exhalación en la meta defendida por Helton. El delirio invadía el Calderón. La fiesta no es que comience. La fiesta nunca acaba.

El Atleti de hoy en día está tan seguro de sí mismo que no le importa prácticamente nada. Ya da igual hasta que Courtois no esté en la portería y ande en ella Aranzubía, portero que transmite confianza y seguridad, a pesar del penalti tonto que hizo ayer, más culpa, en mi humilde opinión, de Insúa, por querer complicarse la vida en exceso protegiendo un balón que perfectamente podía haber despejado a banda, que por la del propio guardameta riojano. Da igual, si hay que pararlo, pues se para, y fuera. Así hizo el bueno de Dani tras lanzamiento de Josué. Era el minuto 27, aunque antes, en el 21, Varela cabeceó también a larguero. ¡Qué bellos son los postes del Calderón!

Mientras tanto, por la fiestuki ya habíamos visto la personalidad de Manquillo y lo buen lateral que es, no que va a ser, el buen partido de Alderweireld, cada día más acoplado, a Koke repartiendo juego a diestro y siniestro, los primeros minutos de nuestro Oliver Torres, que compensó algún que otro fallo inicial en sus pases con esa personalidad arrolladora que le permite seguir pidiendo siempre el balón y seguir siempre intentando hacer cosas diferentes,  no se esconde nunca, el chicharrazo de Raúl García (todo lo que hace, todo, lo hace bien, ya saben) pero el demonio todavía no había hecho apenas acto de presencia. Me refiero a Diego Costa, que avisó primero en una internada de las suyas tan bien rematada como atajada al estilo balomanístico por el pie de Helton, y, poco después, sobre el minuto 36, aprovechó un fantástico pase de Oliver Torres que le plantó solo delante del guardameta visitante, le regateó de un cabezazo y remató finalmente con precisión suiza al fondo de la red.  Y aún pudo conseguir el tercero antes del descanso Adrián, tras una acción perfecta a balón parado entre Gabi, Raúl García y el propio Adri. Este Atleti es un pasote total, no le den más vueltas.

Tema Oliver, cuestión de moda entre Atléticos jóvenes y menos jóvenes, fundamentalistas y talibanes, ortodoxos y creyentes, humanos e infrahumanos. El asunto es muy sencillo: el Cholo aprieta, sí, pero el Cholo concede. Le advirtió en la previa que a él le exige más, porque debe de dar más de sí. Pero, al mismo tiempo, le da la titularidad en todo un partido de Champions, para que le demuestre precisamente que está capacitado para ello. Ayer la prueba fue miel sobre hojuelas. Fijo que los dos acabaron contentos. ¿De verdad esto es un problema?

En la segunda parte el Oporto nos embotelló más de la cuenta, haciéndonos pasar unos primeros 20 minutos casi sin rascar bola,  pero como  aquí nadie se pone nervioso, la grada respondió animando sin parar, viendo el pequeño bache del equipo, y los portugueses seguían con su obsesión galopante con los palos de las porterías del Calderón (otro nuevo remate a la cepa del poste de un tal Lica), pues nada, que al final hasta tuvimos otra buena ocasión en un remate de Raúl García de los que él no suele fallar viniendo desde segunda línea de fuego.

Da igual. 16 de 18 puntos, y no hubo pleno por el extraño autogol de Toby que se zampó Courtois como yo mismo si de una buena zampuriña se tratase. El fútbol es caprichoso, qué les voy a contar que ya no sepan ustedes.

El próximo aliciente en esta competición será el sorteo de Octavos. Quiere decir que ya estamos entre los 16 mejores. Con toda lucidez. Con todo merecimiento. Con total brillantez. Fiabilidad en su más puro estado. ¿Preferencias? Sé que hay rivales más poderosos que otros, puede que haya otros a los que le tengo más ganas que a algunos, pero, francamente, personalmente me da igual. Con todos siempre voy a tener el más fascinante aliciente principal: Seguir disfrutando de este Atleti. ¡Qué pasote!

1 de diciembre de 2013

Elche 0 - Atleti 2.¡ Que bien pinta la Navidad1


En lo que asuntos rojiblancos me refiero. Reconozco que andaba acojonado con ese partido. He viajado hasta el punto más insospechado defendiendo y animando a mi Atleti, pero jamás de los jamases había sufrido una manita en mi puta cara. Salvo en Elche. Ese anillo lleno de rojiblancos, ese partido en segunda, y esa cara de desolación final. No se olvida. Tengo el molde de la misma grabado en mi alma. Pero ayer era otra cosa.

Según Escribá (gracias eternas, amigo, por comenzar a labrar el camino) jugábamos contra su Hermano Mayor. Y así lo demostró. Un equipo ordenado, duro de roer, excelentemente colocado en el campo pero que se enfrentó a eso, a su brother más lonjevo, que salió desde un principio a por el encuentro, que supo andar concentrado siempre en su difícil tarea, y que, cuando contempló que, a pesar del dominio, no lograba hacer pupa a la zaga local, tiró de chistera, y demostró que igual hasta tenemos banquillo y todo, oigan. El movimiento del Cholo fue genial (y no soy muy fan de los cambios del Cholo, los que aquí me sufren bien que lo saben).

La primera parte fue eso, una lucha entre 2 hermanos viendo la tele y pujando cada uno por el mando a distancia, cuando se sabe que, más tarde o más temprano, se terminará viendo el concierto de los Who que quiere ver el hermano mayor antes que la tercera parte de Crepúsculo, que desea fehacientemente su hermanita menor.

¿Qué la cosa no anda clara? Pues llega el viejo Cholo Simeone y pone orden en la vida. Raúl García y Adrián, para dentro. Se acabaron los problemas. El primero, nada de salir al terreno de juego, se saca de la nada un disparo de esos tan muy suyos, tan muy secos, tan muy ajustados al palo, que el portero Manu Herrera no se espera, se le escapa el balón de las manos y Koke se pone el disfraz de Falcao que le dio el colombiano como recuerdo de despedida, y anota el 0-1 en el marcador. La cosa ya pintaba clara. Era el 17 de la segunda parte.

Después, un tanto anulado al gris Arda por falta al portero local ( que me causó tan buena impresión el día del Valencia como de inseguridad el día nuestro), y la jugada del partido: Adrián, que está definitivamente recuperado para la causa (o así queremos creer los que tenemos fe ciega en él) le mete un balón picadito a Diego Costa, y este remata sin piedad ante Manu Herrera. Un gol digno de estudio: pase imaginativo, de conocer bien al compi que juega contigo. Desmarque prodigioso de Diego Costa, también de conocer bien al que se supone te va a poner la asistencia. Paciencia en dejar botar el balón, y remate nada más producirse el mismo, para batir al señor Herrera. Parece un gol fácil, un gol simple, uno de más. No, señores, no. Es un gol en el que los tempos de la jugada deben de cumplimentarse con la precisión de un reloj suizo. Cualquier segundo perdido significa la no consecución del mismo. Faltaba ya apenas cuarto de hora para el final del encuentro. Vamos a ponernos la chupa para ir a por el chocolate con churros, con la merienda está conseguida.

Y se acabó. La vida sigue igual, eso sí. No sé lo que hará el Barsapasta dentro de un rato. Se que el Madrid se ha proclamado campeón de liga y de copa de europa hasta el año 2016 gracias a su juego deslumbrante desplegado frente al todopoderoso Valladolid. Es lo mismo de siempre, os prometo que es la primera y última vez que comento este tema en una de mis crónicas. De verdad, no merece la pena. Me joden determinadas injusticias, pero, en el fondo, ¿Qué más da? Partido a partido …

EL CRACK DEL ENCUENTRO: Juanfran, por parte colchonera. Mi hermano dice que le recuerda a Marcelino. Yo de él recuerdo apenas que era un fantástico lateral, pero no muy allá técnicamente. A mi la temporada que está haciendo nuestro Franjuan actual, me parece sencillamente apabullante. También es destacable el partidazo de Rubén Pérez. Nunca se sabe, chaval. Nunca se sabe …

LA DECEPCIÓN DEL PARTIDO: Flojito Turán, blandengue el portero del Elche, y perdido Villa. Alguien lo tenía que decir, y para eso me tienen ustedes jovenzuelos imberbes.

ÁRBITRO: Delgado Ferreiro. Un paranoico de las tarjetas. En el primero gol se le pide falta de Diego Costa a Botía (espabila, colega) y  en el tanto anulado a Arda, aunque el turco no hace nada por quitarle de las manos el balón al guardameta local, para mi es falta, ya que considero el poder del esférico en el mismo. Del portero, vamos …

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 22 GRADOS).
Los Dalton revolotean sin parar ante la llegada de la Navidad. Don Pablo adorna su árbol lleno de ilusión y de felicidad. Y el tío Tomi se suma a la fies, y regala un par de graditos más para regocijo del personal. ¡Qué bello es vivir! (James Stewart dedicated).

Y el finde que viene, Copa del Buey (una ración no muy hecha de cadera, por favor). Oportunidad para los menos habituales, que no menos importantes. El Campeón salta a escena. ¿Algún problema?

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