Buena noticia: parece que ya le vamos cogiendo el tranquillo a jugar partidos de Liga celebrando algo. Bienvenido sea, porque los más de 9.000 niños que poblaron ayer el Calderón bien que se merecen eso, y mucho más. Todos hemos sido críos alguna vez y, la verdad, los de mi generación Atlética nos podemos sentir unos auténticos privilegiados por haber visto a nuestro Atleti disputar prácticamente todas las Competiciones que disputaba hasta el final, haciéndoles sombra al Madrid y al Barcelona, por más dinero que ellos tuvieran.
Como bien saben, los tiempos han cambiado, y ahora nuestro tope de exigencia ha bajado hasta un cuarto puesto (que casi nunca se consigue), y hemos pasado de disfrutar a jugadores como Ayala, Heredia, Pereira, Leivinha, Dirceu y Alemao a que se convierta en nuestro jugador que más minutos ha disputado de nuestra historia Piernas de Seda Perea. Los primeros jugadores los he disfrutado yo y la peña de mi generación, mientras que el colombiano han sido al que más han visto en su corta existencia Atlética en la actualidad. El descenso, pues, de calidad futbolística es más que evidente, por más que, aún así, me alegre por Luis Amaranto, porque es un buen tipo, gran profesional y que ha mezclado encuentros memorables con otros sencillamente calamitosos. Sea lo que sea, la culpa no es suya, sino de quienes ustedes ya saben. Como no quiero caer en la mediocridad de repetir siempre lo mismo, dejémoslo estar por hoy.
Porque ayer, al menos, el Atleti se pareció al equipo con el que yo disfrutaba como un enano de cani. Buen partido en líneas generales, jugado frente a un rival que era la auténtica sensación en esta segunda vuelta del campeonato, y que en ocasiones confundió un tanto la intensidad con la violencia. Así las cosas, a los 18 minutos de juego, pudimos confirmar que, al menos, Elías es brasileño, al golpear con maestría una falta al borde del área de forma verdaderamente magistral, como solo ellos saben hacer. Poco a poco (muy poco a poco) vamos descubriendo nuevas cosas de él. Esperemos que no tenga que cumplir 50 tacos para terminar de degustar todas sus cualidades futbolísticas, si es que realmente las hubiera o hubiese.
El partido estaba, pues, controlado, perfectamente encarrilado y tenía pinta de ser una tarde plácida en el Calderón, hasta que Mario Suárez decidió que, para divertir más al personal, él tenía un disfraz mucho más divertido que el que lleva el Indi, el de elefante. De tal guisa entró en el área en busca de Caicedo, y, como no podía ser de otra forma, lo terminó arrollando sin ton ni son. Penalti más que evidente que el negrito que se peina metiendo los dedos en un enchufe de electricidad durante 6 minutos los transformó con maestría. Con este resultado se llegó al descanso.
El caso es que lo de charca se lo empezaron a creer en la segunda parte, y Jefresson Montero puso a prueba a De Gea (un bonito regalo para los nenes rojiblancos hubiese sido anunciar su renovación, ¿No creen?), que sacó una excelente mano en buen disparo suyo. Lo bueno para nosotros es que tenemos a un tal Kun en nuestras filas, que ayer volvió a estar de crack total, tal y como nos tiene acostumbrados. La primera falta se la cometieron a él, que fue el tanto del 1-0. Después, realizó una buena jugada, hizo la pared con jugadores granotas, y aprovechó dicho rechace para empalar un disparo duro, seco y ajustado que entró pegado al palo de la portería defendida por Munúa. Nuestra chavalería volvía a sonreír.
Después sentenció otra vez el Kun, al transformar un extraño penalti que cometió Ballesteros sobre el siempre ya de por sí extraño y misterioso Diego Costa. Empiezo a acostumbrarme a que todo lo que centre en este jugador sea así, confuso, patidifuso, trompicado. 3-1 y el Calderón era una fiesta.
Después sentenció otra vez el Kun, al transformar un extraño penalti que cometió Ballesteros sobre el siempre ya de por sí extraño y misterioso Diego Costa. Empiezo a acostumbrarme a que todo lo que centre en este jugador sea así, confuso, patidifuso, trompicado. 3-1 y el Calderón era una fiesta.
El cuarto tanto nuestro fue ya de tragicomedia, en un balón semi rematado por Raúl García que Munúa decidió por su cuenta y riesgo que merecía el mayor de los honores posibles. Goleada, buen tiempo, fiesta y algarabía final. Da la impresión de que este equipo, en cuanto no tiene la presión de conseguir la Champions porque la ve perdida, se quita toneladas de presión de encima y le da por jugar al fútbol, a ratos, hasta bastante bien y todo. Pero ojito, ayer perdió el Vila-Real. Nos volvemos a acercar. La experiencia me indica que toca cagada. Y no saben las ganas que tengo de equivocarme. Aunque solamente sea porque esos niños logren al final que, el día de mañana, sea el Kun quien bata el récord que ostenta hora Perea. AL final y al cabo, los niños de sueños también vivimos. Y los Dalton se lo merecen, ¿No cree, Don Paul?
EL CRACK DEL PARTIDO: Kun, suma y sigue, sumado al buen encuentro de Juanfran (llámeme loco, pero para mi este chaval es indiscutible) y lo que vamos descubriendo de Elías.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: La gente que pitó a Forlán cuando salió al terreno de juego. Todos tenemos claro que el año que viene no va a seguir aquí, pero tampoco creo que sea para merecer ese trato por parte de la grada. Pero bueno, ya saben que yo con la grada del Calderón ando completamente desenganchado, soy un auténtico extraño entre muchos de ellos.
ÁRBITRO: Estrada Fernández. Debió de expulsar a Ju-Ju-Ju-Juanfran por su entrada criminal sobre nuestro bronceado caribeño Juanfran. Por todo lo demás, intachable.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: + 6 grados.
Pues tengo que echar cuentas desde mi ausencia, veamos. El derbi lo dejo como estaba (es perder tiempo, dinero y categoría, que se lo digo yo), Pamplona sí, no jodan, con lo que se nos quiere por indagorrinolandia, y encima remontando, 3 grados más sí o sí. Teníamos -1, pasamos a dos positivos (¡milagro!). ¿Después qué hicimos? Victoria ante la Real, pero bueno, equipo recién ascendido, no contabiliza, solo faltaba. Seguimos con + 2. A continuación, Espanyol. Un empate que debio ser victoria, pero como en liga no habíamos rascado bola allí, lo damos por bueno, y subimos un gradito más, hala. Vamos por + 3. Nos queda uno, el de ayer. Como es el día de nuestros cachorrillos, va, ¡3 graditos más para el personal! No me digan que no he vuelto de bueno humor, ¿Eh? Así que, al final, vamos + 6. ¿Seguimos subiendo?
Y lo dicho, el sábado que viene, a comer percebes y pulpito. Esperemos que no se convierta en que nos den la del pulpo. Y ojito, que el Depor se juega la vida. ¿Acusaremos de nuevo vértigo? Vamos, Quique and company. Háganlo por ellos, por nosotros, por ustedes mismos. Olvídense de su acomodatorio, placidero y paradisiaco mundo en el que levitan, y hagan un último esfuerzo final por si sonara la flauta. Que los niños sigan teniendo ilusión por ser del Atleti.