Buenas noches nenas e nenos. A continuación, y como todos los años, damos paso a una nueva edición de la entrega de los Premios Poya 2012. Enhorabuena a todos los agraciados.
- Premio Poya a la formación de nuevos talentos, a Courtois, por “Me meo mientras me fogueo”. Ayer nos salvó un punto en una fenomenal parada en la única ocasión clara que tuvo el Sporting en la segunda parte, y anuló su lamentable fallo del día del Lazio. Y aquí reside el problema: sus fallos no van a ir en beneficio final nuestro, sino de la Academia de Londres. Ya saben, las cosas de Cerezo&Gil.
- Premio Poya a la película jarronil más intrigante, a Adrián, por “Como meter un gol y no morir en el intento”. Fue la comidilla de toda la academia: nadie sabe si centró, si disparó a puerta, si lo hizo aposta viendo la desesperada carrera de Canella ... Entrar entró, eso sí, pero refleja demasiados extraños movimiento de cámara.
- Premio Poya Camarote de los Hermanos Marx, a Eguren por “El chicharro de mi vida”. La ejecución del film no puede ser más destornillante: centro de un tío del Sporting no se sabe muy bien a dónde, “control” de Botía no se sabe muy bien con qué, manaza de Eguren, y zapatazo sin mucho sentido de ese fino estilista que termina resultando mortal de necesidad. Y es que ya sabe, la mano de Clemente es muy larga.
- Premio Poya al mejor actor protagonista, a Juanfran, por “La resurrección”. Ayer de nuevo fue, y de largo, el mejor de toda la ceremonia.
- Premio Poya a la actuación más inverosímil, a Godín, por “Los blancos no la saben meter”. Joder, macho. Que no se puede fallar un gol rematando de cabeza, completamente solo, desde el área pequeña, en el segundo palo. Para habernos matado.
- Premio Poya al mejor papel de malvado, a Falcao por “Cuando atardece, no apetece”. Se ve que a las 18 h. no le mola mucho jugar al colombiano, porque vaya tela … Ayer lo remató todo, sí, pero de él hay que esperar una mayor efectividad. Ni estuvo fino de cabeza (su especialidad) ni con las pezuñas.
- Premio Poya edición especial Vaticana Celestium a Juan Pablo por “Los milagros sí que existen”. Otro guardameta que juega contra nosotros con un especial aurea angelical sobre su cabeza. Lo paró todo, y lo paró además muy bien.
- Premio Poya Justin Bieber al público del Molinón por “Histeria histriónica colectiva”, con especial mención a los desgraciados de un fondo que cada vez que Diego intentaba lanzar un saque de esquina le bombardearon impunemente con enormes bolas de compresas, braguitas y demás señas de identidad locales. A ver si el año que viene os lo pasáis igual de bien en segunda, gañanes.
- Premio Poya a la película más violenta a Barral, por “Dónde coño están las llaves de la puta jaula”. La colección de hachazos que soltó el angelito en la primera parte hizo que su actuación emocionara a los mismísimos Gregorio Benito y Pepe. Y es que claro, entre genes vikingos anda el juego.
- Premio Poya Globos de oro, a Luis Filipe, por sus “Centros a ninguna parte”. Qué puta manía con bombear el balón sin ton ni son, cuando las veces que le da por profundizar crea diez mil veces más peligro. Cholo, caña al mono.
- Premio Poya Póstumo a la mejor dirección a Don Diego Pablo Simeone, por “El elegido”. Es el auténtico faro, la luz que nos llevará a la gloria eterna, nuestra seña de identidad que nos ilumina hacia el gran amanecer rojiblanco. Nuestra auténtica guía espiritual.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO ( - 10 GRADOS).
En mi opinión, y a pesar de los pesares, es otro punto que suma. El Sporting acababa de cambiar de entrenador, y salieron con el cuchillo entre los dientes. Aún así, la línea del equipo, sin ser tan brillante como la exhibición de Roma, sigue en claro asentamiento de su fútbol. Lo dan todo, el compromiso sigue siendo total, tienen ratos de un excelente fútbol, así que yo ando conforme y encantado con el equipo.
Y así, damos ya final a la ceremonia de los prestigiosísimos Premios Poya 2012. Que ustedes se despierten cada mañana con la compañía de Elena Amaya en su cabecera. Claro que, si la tienen al lado, casi mejor que ni se levanten …