Al menos, tras lo visto ayer, frente a, eso sí, un Athletic de Bilbao sencillamente deplorable. No esperen que les mencione a Courtois en esta crónica, porque si se hubiese puesto a comer pipas con algún familiar suyo en la grada viendo el partido, absolutamente nadie lo hubiese echado en falta. Se llevaron 4, pudieron ser muchos más (Iraizoz realizó un gran encuentro) y el equipo está preparado para la caña de verdad, que tendrá lugar el próximo viernes en Mónaco frente a nuestro Niño Torres.
Está claro que los del Bocho están notando en exceso el aire tan contaminado que se respira por allí. La cosa empezó chunga con la vena albañileril de Bielsa que encontraron total oposición en la directiva con las obras esas de El Escorial que andan haciendo en Lezama. Después está el caso de Llorente, de Javi Martínez, de Amorrebieta … Es lo que tiene. Una vez rompe uno de los mercenarios la puerta, los demás se envalentonan y la emprenden todos a golpes. Personalmente, admiro en este caso la postura firme del Athletic. Los contratos están para cumplirlos, con sus cláusulas correspondientes y demás, y si no, pues chico, que se lo hubiesen pensado antes de firmarlos. Lo que no tiene pies ni cabeza es que Bielsa esté emperrado en no utilizarlos. De momento, la broma les ha costado ya 6 puntos que, de haber estado ellos en el campo, quién sabe lo que hubiese pasado (porque no creo que fuesen a meterse goles en su propia portería, vamos). Difícil, muy difícil panorama tiene el Athletic, aunque reitero, en este caso, mi apoyo total a Urrutia por mantenerse firme y no recurrir a esa asquerosa frase de “los jugadores juegan donde quieren” y “si se va Llorente vendrá uno igual o mejor”. Algunos hombres se visten por los pies e intentan defender lo mejor posible a la institución que representan. Otros, para nuestra desgracia, ya sabemos de qué pie cojean.
Al grano, que me pierdo. El partido fue un auténtico monólogo de principio a fin. Fuimos un rodillo total con una defensa impecable, un centro del campo arrollador y una delantera en la que un tal Falcao sigue demostrando día a día lo que es, el mejor nueve del mundo sin discusión posible. A los 19 minutos, aprovechándose de un desmarque tras un saque de banda, se va de San José (más Santo que nunca el chaval, todo hay que decirlo también) como si estuviese siendo marcado por un crío de 12 años, y ante la salida de Iraizoz, le pica el balón con clase y maestría.
Al borde del descanso, y en pleno festival rojiblanco, hizo el colombiano también el 2-0, tras aprovecharse o, mejor dicho, hacer bueno un centro de Godín (quién sabe hacia dónde iba realmente) y anotar un tanto estilo Cruyff frente a nosotros o Fernando Torres frente al Betis. El tema estaba sentenciado.
La segunda parte, aún fuimos más superiores que la primera, y el recital no paró un solo instante. Ocasiones a go-gó, penalti que transformó Falcao, haciendo su primer hat-trick del año, y broche de oro final tras zambombazo desde fuera del área de Tiago por toda la escuadra. Fiesta en la grada (lástima de horario, porque el lleno hubiese sido de impresión de haberse jugado a una hora medio decente), y satisfacción final por el juego desplegado.
Mientras, los rumores se disparan por todos lados: que si vamos a ceder a Silvio, que si hemos fichado a Cisma, que si Diego, que si Godín, que si Raúl García … Lástima que en víspera de jugar toda una final de Supercopa de Europa andemos todavía con estos pelos. Veremos cómo acaba la cosa al final, que ya sabemos todos lo dados que son nuestros delincuentes a realizar la Heitingada de todos los años a última hora.
EL CRACK DEL PARTIDO: Obviamente, un tal Radamel Falcao. Crack de primera línea mundial donde los haya. No tiene nada que envidiar a nadie. Porque nadie tiene sus características. Un jugador único, que cada día que pasa crece más y más.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Todo el Athletic menos Iraizoz. Un equipo sin alma, sin ilusión, sin fe, sin garra. Ni la sombra de lo que fue la temporada pasada.
ÁRBITRO: Teixeira. El penalti que nos pitó a favor fue incontestable, pero el segundo tanto de Falcao no debió de subir al marcador al encontrarse en fuera de juego previo Godín, que es quien dio la ¡ejem! Llamémosle “asistencia” …
TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 1 GRADO).
No se sube esta vez el termómetro, porque era nuestro debut este año en casa y es partido de obligado cumplimiento. Pero vamos, llevamos ya dos semanas consecutivas que está en positivo. Ni los más viejos del lugar …
Y el viernes, la gran final frente a nuestro Niño del alma. Mucha gente considera este título como un torneo de verano más (curiosamente, los que no la juegan nunca, qué cosas) pero no, señores, se juega la supremacía europea, pese a quien pese, joda a quien joda y eche espuma quien eche espuma. Yo ya estoy de los nervios, ¿Y ustedes?