Razón: Vicente Calderón. O más bien los partidos que jugamos fuera. Esto ya se veía venir. Tanto va el cántaro a la fuente … La primera parte, vale. Hacer una puta ocasión de gol es como un parto, pero reconozco que jugar ante un rival tan bien cerradito como ayer estuvo el Deportivo cuesta, no es fácil. Aún así, si la primera media hora me apunto a un cursillo de gancho, zurzimiento y punto de ganchillo, igual me hubiese divertido algo más. Y si, de paso me acompañan al cursito Oblak y Lux, al menos tengo compañía.
Menos mal que tenemos a Tiago y a Carrasco. El belga se empeña siempre en destrozar el guión del orden, la paciencia y el ordenar las estrellas del Universo mientras alguien es capaz de hacer una oportunidad de gol, o, al menos lo intenta. Su verticalidad, sus ganas y su velocidad son una pura delicia. De una internada suya vino el gol colchonero, allá por el 33 de juego, en un centro que se tropezó en 443 defensores deportivistas para el final caerle el balón a Tiago, que desde el borde del área remató duro y ajustado al palo poniendo el 0-1 en el marcador, enmarcando aún más su espléndido comienzo de temporada. O sumando aún más brillantes a su collar de diamantes de la pasada. Qué grande es el portugués.
A raíz de ahí vinieron los mejores minutos rojiblancos, volcándonos sobre la portería de Lux y yendo a por la sentencia con decisión y con ganas, como bien demanda nuestro escudo. Godín a punto estuvo de conseguirlo, en un remate tras un córner de Koke que cabeceó el uruguayo al palo, cayéndole luego el balón a Griezmann, pero como el francés andaba más pensando en su futura paternidad que en otra cosa ... De hecho, en el 45 el francés tuvo otra buena ocasión cuando remató solo de cabeza mandando el mismo al lateral de la red. Anda muy distante de la vida nuestro ratón Griezmann últimamente. Demasiado perdido y deshubicado.
La segunda parte se cambiaron los papeles. El Deportivo se quitó el corsé y salió con ganas de otra cosa, como sabiendo que ya el resultado no valía de nada y que, su gente, al menos, merecía que lo intentasen. Y, comandados por el bullicioso Cantabria lo hicieron. Una y otra vez. EL Atleti, mientras tanto, a ver la vida venir. Es como si nos confiásemos en nuestra firmeza y orden defensivo y pensásemos que con eso nos basta. Y nos ha bastado en anteriores partidos, cierto (con más pena que gloria) pero ayer se nos fue todo a la mierda. Faltando un cuarto de hora, un balón sencillo y tonto hace que Giménez se confíe y se complique la vida protegiéndolo cuando tenía 500 otras decisiones más sencillas que hacer, mientras Lucas olió a sangre y, solo contra el mundo, se lanzó a la aventura. Le quitó el balón al uruguayo, y casi sin ángulo, se fue como un poseso buscando a Oblak, a Godín, a Juanfran, se meó a todos y consiguió el tanto que ponía justicia en el marcador. La cara de gilipollas que se nos quedó es de la que marcan época pero es lo que hay, señores. Tanto jugar a nada es lo que tiene. Y, encima, hay que dar gracias, no se crean, que en el 87 Fajr se inventó un chutazo desde fuera del área que se clavó en la cruceta. Así que mejor que acabase la cosa, que ya la derrota hubiese sido para mear y no echar gota. ¿Aprenderemos la lección?
EL CRACK DEL PARTIDO: Carrasco, Tiago y Godín. Con diferencia. Quizás demasiada. Y el Depor, que supo en todo momento a lo que jugó, consciente de sus armas reales. Sabiéndolas aprovechar.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Hoy va la cosa repleta. Lo de Giménez me preocupa poco. Su acción es consecuencia del grado de confianza que tiene el equipo cuando va por delante en el marcador. Del exceso de confianza, vamos. El chaval es joven y estoy convencido de que ha aprendido la lección. No pasa nada. Dicho esto: ¿Griezmann dónde anda? Porque yo le veo perdidísimo al menda. El recital de Jackson ayer también es preocupante. Lento como una tortuga embarazada, siempre equivocándose en sus decisiones (dispara cuando tiene que controlar, controla cuando tiene que disparar) y apenas participa en nuestro juego atacante. En lo poco que creamos, vamos. Hay que tener paciencia con el colombiano, pero ya debería de habernos mostrado algún destello más de su fútbol, que va la cosa demasiado en cuenta gotas. También me preocupa muchísimo los minutos que juega Correa. Yo es que no le veo, chicos. Por más que lo intento, no logro saber por dónde anda. Imagino que estará por ahí persiguiendo a algún rival como un puto descosido, pero me jode que el chaval con el futuro que tiene ande liado en esas visicitudes. En cuanto a los cambios del Cholo … bah. ¿Pa qué? Que luego me dicen que si soy vikingo y demás …
ÁRBITRO: Pérez Montero. Muy bien el colegiado, intentado dejando jugar siempre que se podía.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO (0 GRADOS).
A tomar por culo los dos graditos que tanto nos habían costado conseguir. Nos está bien empleado, por gilipollas (yo el primero).
Y el martes, el partido contra el Astrana de Champions, más allá del fin del mundo. Iba a haberme pedido el día para verlo y todo, pero he decidido que no tengo muchas ganas de desperdiciar un día de vacas para terminar aburriéndome una vez más. Uno ya empieza a estar un poquito hartito, ¿Saben?