De primeras, felicitar al Club (si, no vengo ni de cena de empresa ni llevo la clásica copita encima navideña de más). Aplaudo su política de que nuestros ídolos no se marchen como si de un Mussampa o un Pato Sosa cualquiera se tratase, y traten de reconocer su trayectoria en nuestro Atleti. Aparte, el acto me pareció precioso, sencillo pero lleno de emotividad y, lo más importante, cargado de una sobredosis de colchonerismo en vena. Estoy hablando del homenaje que le dimos ayer (que no despedida, uno nunca se puede despedir de ser del Atleti, eso, se lleva o no se lleva, punto) a nuestro “¡Oh, Capitán, Mi Capitán”, el gran Gabi. Aunque en el fondo me importe entre poco y nada, ya podrían aprender otros de cómo despedir a su gente, y no entre silbidos e indiferencia. De todas formas, hace mucho tiempo que me propuse que en este, nuestro bloq, el protagonismo de los “campeones” del prestigiosísimo torneo ese que suelen disputar frente a un equipo de turistas japoneses que se encuentran por la plaza mayor lanzando fotos un domingo cualquiera, y cuyo otro rival es un puñado de moros que pillan de Lavapiés, y que entra dentro del acuerdo de colaboración por la integración social que han firmado con la alcaldesa Carmena, iba a ser como mi aprecio a ellos: entre cero y nada.
¿Qué significa Gabi para el Atleti? No es lo que signifique, es lo que es. Gabi es el Atleti. Tiene cara de Atlético. Ejerce por la vida de Atlético. Sus valores son los que nos representan (humildad, siempre cabeza alta, orgullo, entrega, y el ya manido coraje y corazón, que por no mucho repetirlo deja de ser tan valioso como a la par importante). Pero Gabi ha sido más, mucho más. Deportivamente, claro ejemplo de jugador infravalorado donde los haya (inclusive, por alguno de los nuestros que, debido a su reciente fallecimiento, tendré a bien el ser respetuoso y no hacer más sangre con él). Don Gabriel Fernández ha sido siempre la prolongación del Cholo en el campo. Siempre ha comandado la presión y la sabido dominar y acompasar, sirviendo de referencia al resto del equipo, prácticamente a la perfección. Un jugador tácticamente excelente. Gran visión de juego, correcto trato con el balón, excelente dominio de los espacios en el campo, gran lanzador de faltas (esto lo disfrutaron más los maños que nosotros, cierto es). Un líder dentro y fuera del terreno, pero sin estridencias, sin rimbombancias, sin parafernalias extrañas, sin prensa. Un líder de los de verdad.
Añádanle que su rendimiento en las finales de Champions fue sencillamente superlativo, estando muy por encima de cualquier otro de sus compañeros, lo cual nos hace ver los galones y el amor que Don Gabriel Fernández siente por este club. Y, reitero, sus valores personales son impresionantes, pero me da rabia que nunca se le resalten sus méritos deportivos, que son mucho más que los que imagina la gran mayoría. Probablemente no sé ustedes, pero yo, a día de hoy, sigo sin ver claro su sustituto en el campo actualmente. Y ya les adelanto: no va a ser tarea fácil. Nada sencilla. Igual a nivel carismático y de liderazgo sea finalmente para Saúl … Igual, deportivamente hablando, su sapiencia futbolística la pueda terminar desempeñando Rodrigo … De momento, el tema anda en “pause on”. Así que muchas gracias por sus años, Capitán. Espero verle muy pronto de nuevo por aquí. Seguro estoy de ello. Porque, de hecho, los Atléticos nunca nos terminamos de ir del todo. Aunque a veces hasta lo intentemos. Se le quiere, y se le quiere bien, Don Gabriel Fernández. Cuídese mucho.
¿El partido? Como partido de fútbol en sí, a ojos de un espectador neutral, no estuvo mal. Salida en tromba del Atleti, excelentes 20 primeros minutos, pero como nos cuesta un horror tirar desde fuera o ya inclusive dentro del área, pues eso, que sin disparos, no hay fiesta (y conste que no va con segundas la frasecita de marras, ¿o sí?).
Así que los rivales, si salen vivos de nuestro arreón inicial, como le pasó al Espanyol ayer, pues también tienen sus armas, y da paso a que, por ejemplo, el espléndido Borja Iglesias se invente un remate semipicado desde fuera del área de dibujos animados, a lo que obligó al gran Oblak a ponerse su disfraz de Mazinguer Z para despejar el balón por encima del larguero, cuando ya se colaba … vaya que si se colaba.
Hasta la inutilidad del Baptistao (Depspistao, cuando jugaba en el Atleti) pudo poner por delante a los periquitos, pero entre Jan, en su primer remate, y el poste, en el posterior, evitaron lo que podía haber sido la sorpresa en el Metropolitano.
Al borde del descanso, un par de remates de Griezmann, bien sacados por Diego López, y eso ... Primera parte End. Ayer era un día de haberse tomado un cafetito bien caliente o una copita de coñac en esos vasitos de plástico pequeñitos en los que los servían los camareros que andaban danzando por el Calderón (¡cuánto te quiero y te sigo echando de menos, viejo amigo!). Añoranzas ya de lo que uno empieza a ser, un abuelo cebolleta (y bastante gruñón, por cierto).
En la segunda parte, a los diez minutos nos adelantamos en el marcador, tras un penalti en el que se empeñó la rata de Melero en que lo tirásemos, cuando el balón había acabado ya en gol, creo recordar que en remate anterior de Correa. Da igual, Grizzi, al que se le sigue viendo poco, le sirvió para lanzar el penalti de forma sensacional, y poner el 1-0 en el marcador. Me da a mi que este muchacho, desde Milán, va a fallar ya pocos penales. Que siga la fies.
Y a continuación lo de siempre: el equipo se empieza a acular, para mi el Cholo comete un error táctico gravísimo al no dejar nunca a nadie arriba de referencia en esos minutos de asedio, lo cual permite al rival de turno (llámese Leganés, Valladolid, Mónaco o ayer Espanyol, llevamos ya unos cuantos) ganar siempre todas las segundas y terceras jugadas, y, para todo lo demás … Pues el de siempre: Oblak para por aquí, Oblak despeja por allá, Oblak ataja por alto … Don Jan Oblak, hoy por hoy, dueño y señor del Universo rojiblanco. Puede ser una cuestión física, qué se yo. El caso es que esos minutos, siempre, lo pasamos mal. Francamente mal.
Pero bueno, son tres puntazos de oro, que nos sirven para pasar unas Navidades tranquilitas (siempre y cuando Lucas nos lo permita, claro). El tema es meridiano: si todo lo que sirve de prioridad en tu vida es el puto dinero, adelante, chaval, no pierdas el tiempo, estás tardando, aunque, si bien al contrario, valoras momentos deportivos actuales de uno y otro equipo, yo que vos me lo pensaba mucho, el irme de un equipo en constante y continuo crecimiento a otro que sí, que tiene mucho nombre, pero que, hoy por hoy, es una triste y harapienta tumba de elefantes, usted sabrá. A diferencia de lo que pedía el Cholo el otro día, yo no te voy a comer la polla en la grada, salvo cuando lo he hecho por tus excelentes cualidades deportivas que, te reconozco, tienes. Es hora de ver si eres o no uno de los nuestros de verdad, aunque, mi opinión personal es que algo va a empezar a oler a podrido por Munich. Así que decídase pronto, por favor. De momento, aquí ya no va a ensuciar más este asunto, cuando, de lo que se trababa, es de despedir a Don Gabriel Fernández, Gabi. Un tipo que sí, sin lugar a dudas… GABI ES EL ATLETI.
EL CRACK DEL PARTIDO: Notable partido de Savic (mira que si al final me empieza a ganar y todo el montenegrino), me gustó mucho Correa también (siempre intenta algo), Rodrigo de más a menos, Griezmann estuvo algo mejor, pero el crack sigue siendo el de siempre: Don Jan Oblak. A este sí que hay que echar el resto como sea por su permanencia.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Los minutitos con que nos “deleitó” Nelson … telita, tela, telita … Ayyy, qué paciencia, Dios.
ÁRBITRO: Melero López. Su principal misión en la vida es que, acción en la que un balón esté dividido entre un rival y un jugador del Atleti, siempre, y cuando digo siempre, es que siempre, es falta del jugador rojiblanco. Váyase usted a lamer candados, oiga …
TEMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 3 GRADOS).
Actualización del termómetro: el empate del Girona miro hacia otro lado. La victoria en Pucela, de obligado cumplimiento, así que subo 3 gradazos por la conseguida ayer. Había que despedir el año así: en lo más alto, en honor a uno de los más grandes. Vivitos en todo, y a por todas. Así que, a pesar de los pesares … Ahí estamos. El milagro de los peces y los Cholos, que lo llaman.
Últimas líneas para el típico párrafo erótico-babosil. Que sí, que se les desea unas Felices Pascuas, un Feliz 2019, que tengan sobre todo salud, y que la fuerza rojiblanca siempre les acompañe en el corazón. Igual que a Gabi, se les quiere, y se les quiere bien … “A la voz del Capitán, Marcharemos otra vez, Todos tus Ultras, volverán a enloquecer, Gabriel Fernández a tu lado yo estaré, Adelante Forza Atleti a vencer … ¡A VENCER!”. (Capo, ¿Te la sabes o te la canto otra vez?).