Días difíciles para los Atléticos, que andamos en un mar de dudas existenciales rondándonos el perolo hasta terminar fundidos. Consecuencias lógicas tras el Holocausto de Turín, por otro lado.
Los hay que han dado ya carpetazo a la temporada, dándoles un poco igual el devenir del equipo hasta el final de temporada, máxime sabiendo que la Champions (puta Champions) está prácticamente asegurada para el próximo curso. Ya no renuncian a ningún plan personal aunque juegue nuestro Atleti partido liguero, aunque, seguro estoy también, miran de reojo las alertas de su móvil para ver qué les van indicando las mismas. Están en el bareto con los colegas y levantan la cabeza cuando escuchan, sobresaltados, alguna incidencia importante del encuentro. Seguramente, prefieran recargar baterías para empezar el año que viene a tope con el equipo. Empezar de cero. Volver a empezar. La historia de nuestras vidas.
Otros, sin embargo, sí que son fieles a la cita, pero están enfadados con todo y con todos. Buscan el mínimo fallo para darle cera al equipo. Incluso la victoria de ayer no les vale, más bien, les encabritan más … “ya .. con el Alavés … ¿Y Turín qué?”. Nos les valen ni los golazos por la escuadra, ni que el Atleti jugase un partido más que aseado, ni que el equipo demostrase orgullo, determinación y coraje para darle la vuelta a la tortilla. En el fondo, de aquí a final de temporada, probablemente, no les valga ya nada. Son como el padre que le ha dado todos los caprichos a su hijo con el fin de que sacase las mejores notas posibles, y al final le ha caído un suspenso en mates, y no. No se lo perdona. Es otra forma de querer al Atleti. No es malo exigirle al Atleti. De hecho, cuando yo, a mis seis añitos, me hizo socio de mi equipo, la afición de aquel entonces que me rodeaba era cañera. Para lo bueno, y para lo malo. Pero cañera. Y, os puedo asegurar, eran los tipos más Atléticos con los que jamás me volveré a topar en mi vida. Nunca se puede dudar tampoco del compromiso de esta gente.
Por último (caso de mi hermano mayor) se fustigan ya con el tema de los putos fichajes … “El 21 ya fuera, el de los 22 millones que se quiere pirar, Saúl al City, Thomas al United, Oblak sin renovar, Godín al Inter, Costa a China, Morata volverá al Chelsea, el Mono sin renovar, ¿Y Juanfran?, Giménez al Madrid, Thomas a cualquier equipo inglés” … Manolo, tío. Así no se puede disfrutar de la vida. ¿No conoces que todo este rollo siempre funciona igual? ¿Los únicos jugadores del mundo que “se quieren ir” siempre son los del Atleti? ¿No ves que somos el juguete roto favorito de la prensa? ¿Cuántas temporadas lleva ya el Cholo en el Chelsea, según nuestros veraces a la par que implacables periolistos españoles, (es decir, madridistas)? Que ya nos sabemos la lección de P a PA, por favor …
Os juro que yo he pasado por todas esas fases que os he descrito. Y ayer, de hecho, me costó ponerme a ver a mi equipo. Pero al final, a última hora, decidí hacerle un reset total a mis Atléticas neuronas, y empezar de cero. Porque quiero que el equipo acabe dignamente la temporada. Porque dentro de lo que he pagado por mi abono me incluyen también los encuentros que nos quedan. Que no me los van a descontar, señores. Porque hemos ganado en la misma un título frente a nuestro más odiado rival. Porque me emociona verles jugar fuera de casa de nuevo de rojiblanco, y no tirarme 60 minutos intentando averiguar quién es mi muchachada. Porque el Atleti realizó un muy buen primer tiempo, decidido, mandón, con personalidad, con inteligencia, recuperando nuestra solidez defensiva, y dando lo mejor de sí en nuestra faceta atacante. Porque Saúl volvió a ser Saúl (marcó uno, pudo anotar otro,salvó otro bajo palos, mi todocampista favorito). Porque a Oblak le vi más metido en el encuentro que nunca, echando broncas hasta al más pintado para que el equipo estuviese siempre concentrado, siempre atento, por mucho que el resultado nos fuese a favor. Porque Giménez y Godín volvieron a ser lo que son. Porque Koke y Thomas hicieron un encuentro soberbio en el centro del campo (golazo antológico por toda la escuadra del ghanés incluido, tras control imposible y dejada posterior del vallecano). Porque Morata cada día me gusta más, le veo supercomprometido para la causa, incluyendo el golazo en velocidad que anotó ayer, engañando a la perfección a Pacheco, cuando todos esperábamos el pase a Antoine. Porque el francesito de las grandes decisiones, sin hacer nada del otro jueves, llevó la manija del equipo en el primer tiempo con inteligencia, clase y sabiduría. Porque Lemar, aunque es un puto concierto de desatinos en defensa, en la media punta aportó cosas interesantes. Porque Diego Costa se sacó un estupendo a la par que escalofriante gol de la nada. Absolutamente de la nada.
Y sobre todo, porque me emocionó ver a un campo como Mendizorroza, viendo a su equipo palmando 0-4, cuando era un partido clave para ellos en su afán de meterse por primera vez en su historia en Champions, animando sin parar, aplaudiendo el gol de Thomas (lo cortés nunca quita lo valiente), sin moverse un solo espectador de su sitio hasta el final. Me recordó de dónde he venido, por dónde he pasado y quién soy en la realidad. Me recordó al Calderón. A lo que será próximamente el Metropolitano. Soy de los otros 18. Soy del Atleti. Así que, terminé de resolver la encrucijada.
EL CRACK DEL PARTIDO: Del Alavés, su maravillosa afición, y el sportinguista Jony. De los que nos importan realmente, y dentro del buen tono general, me quedo con Thomas. Hizo un partido sencillamente impecable.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Gol de Diego Costa, pasan 6 minutos, y nueva lesión de nuevo. El tío me encandila cuando juega. Es de los jugadores que más me entusiasman en todos los años que llevo viendo el puto rollo este del fútbol. Pero me desespera infinitamente sus continuas recaídas de lesiones. No lo puedo evitar. Es como cuando tienes a un perro, que lo quieres un montón, que se ha tirado media vida siendo tu amigo más fiel y sincero, pero que cae muy enfermo y al final lo tienes que sacrificar, aunque, vivo, lo que es vivo, está. Pasé por ello. No se lo deseo a nadie. Pero así no podemos continuar. Añado, también, porque esto parece que no va a salir en muchos sitios, al pobre vitoriano con su camiseta del Atleti que fue agredido cobarde e impunemente en el casco viejo de su ciudad, con un puñetazo por la espalda, vasazo en la cabeza incluido. Imagino que por unos simpáticos batasunos residentes. Y no. No voy a cometer el error, como ya les he demostrado en esta crónica, de meter a todo el mundo en el mismo saco. Pero sí que ando harto del doble rasero que se gastan los indeseables si este mismo hecho hubiese ocurrido al revés. Así que, al menos, escrito ha quedado.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO ( - 1 GRADO).
Partido de obligado cumplimiento. No les quiero oír ni respirar. Al primero que ose estornudar siquiera, fuera de clase. Sin perdón posible.
Y, el martes, viene de nuevo el Girona. Espero que la broma pesada esta de ser el único equipo que en su historia no ha perdido contra nosotros acabe ya. Que no tenemos el coño para ruidos. ¿Estamos? “En marcha van los Ultras, los Ultras del Atleti, cantando y animando a su equipo hasta la muerte” …