14 de mayo de 2020

Mi primer Atleti.


Buenas noches, y saludos cordiales.

Hoy os voy a hablar de mi auténtico primer Atleti que empecé a sentir, y que inundó mis venas de este maldito veneno llamado Atlético de Madrid. Por supuesto, y en esta ocasión especialmente, tiro de ni siquiera memoria, sino más bien recuerdos, debido a mi temprana edad en la que los empecé a disfrutar (es curioso, he de reconocer que también nacía a temprana edad … Ya sé, no tiene nada que ver, pero quería hacer un pequeño homenaje al gran Groucho Marx, sus jodéis). Si hay alguna cosa que no les cuadre o, directamente, ande equivocado del todo, por favor, ruego me corrijan sin piedad. Prometo estarte agradecido (Rosendo dixit).

Eran tiempos de los del 1 al 11, es decir, sabíamos por el dorsal, la posición que ocupaba en el campo. Obviamente, 1, portero, 2 lateral derecho, 3 el izquierdo, y así sucesivamente.

Miguel Reina (1). Portero. Por desgracia, todos tenemos un recuerdo inequívoco de él, y es el del maldito gol del Schopenauer ese de los cojones (Schwarzenbeck, para los sabiondos) del Bayern, en aquella maldita final de Heysel. Por desgracia, he visto mil millones de veces dicho tanto y para mi el bueno de Reina no se lo come, me parece un disparo sorprendentemente imparable. Lo que pacha es que el deporte nacional de este país es siempre el mismo: hay que señalar a alguien como sea. Parece que así siempre nos quedamos más tranquilos, como justificando nuestros fracasos y decepciones. Por esa regla de tres, Don José Eulogio Gárate también se quedó en la jugada previa tirado en el suelo en un córner, probablemente festejando algo que finalmente no ocurrió. De sus cualidades técnicas como portero apenas os puedo hablar, porque le recuerdo entre poco y nada. Sé que en el Atleti dio lo mejor de sí, consiguió un Zamora, fue internacional, estuvo en la Intercontinental, y creo que fue mucho mejor guardameta de lo que realmente ha calado entre la peña al final. Siempre le he escuchado hablar del Atleti con un cariño inusitado, a pesar de todo, así que sí … Uno de los nuestros.

Marcelino (2). Lateral derecho. Uno de los que más recuerdo haberle visto jugar, y le vi tanto, porque era indiscutible en aquella época. Espléndido lateral derecho. Un auténtico adelantado a su tiempo, ya que sus internadas y subidas por bandas eran constantes, y no le recuerdo ni mucho menos mal trato del balón. Sus centros eran precisos y concisos, y defendía estupendamente. Una auténtica leyenda en nuestro Atleti, y jugador muy querido por la afición.

Capón (3). Lateral izquierdo.  Por Capón lo primero que se me viene a la mente era su frondoso bigote. Otro indiscutible e incontestable en su puesto. También le gustaba subir la banda, y podía ocupar diferentes posiciones en el campo. Magnífico lateral, otra gran leyenda colchonera.

Luis Pereira (4). Líbero. Posición ahora denominada medio centro defensivo. El líbero, tal y como yo lo recuerdo, tenía siempre libertad para subir al campo contrario con el balón controlado. Era siempre un jugador mucho más técnico y menos hosco que el central. Y Luis Pereira encajaba como anillo al dedo en dicha posición. Técnicamente maravilloso, poseía una frialdad que nos los ponía de corbata en la grada, cuando sacaba esos balones imposibles rodeado de contrarios presionándole, a la par que él sorteándoles sin parar. Pura samba brasileira. Recuerdo perfectamente su sempiterno collar verde, su sonrisa permanente en la boca, su extraña manera de correr con las rodillas pegadas la una a la otra, esa lata de Coca-Cola que se bebió en la puta pocilga cuando, en un derbi, se la lanzaron desde la grada, esa naranja que se papeó en el Luis Casanova cuando también se la tiraron desde el público que estaba en la grada …. Otra auténtica leyenda Atlética, que, además, posteriormente, hizo mejorar, y mucho, a Don Juan Carlos Arteche en su forma de jugar al fútbol.

Panadero Díaz (5). Central. No era central en realidad, sino lateral izquierdo. Es probable que, en esta ocasión, jugase ahí por la lesión de alguien, o, inclusive, lo hubiese hecho el mismísimo Capón, que era también polivalente. Jugador duro no, durísimo. Hubo una acción en el Calderón en el que fue silbado por nuestra propia afición, tras una entrada rozando lo criminal sobre un rival (no recuerdo cuál era, la verdad, pero si dicha circunstancia). Al menos, en mi zona del campo, sin embargo, cuando el equipo contrario se excedía en su dureza, el grito era unánime entre mi gente: “Panadero … ¡Saca el hacha!”. Curiosamente, y pese a todo esto que os cuento, era un jugador con una técnica envidiable. Para enmarcar un chicharrazo de falta que le clavó al maligno en la citada anteriormente puta pocilga, que el mismísimo Milinko Pantic hubiese firmado sin dudarlo. Corazón salvaje rojiblanco donde los haya, ha terminado (más que merecidamente) siendo un auténtico mito entre nosotros.
Alberto (7). Centrocampista. Otro clásico de aquella época en el Atleti, pero, por desgracia, es de los que menos recuerdo. Me suena que era organizador, jugador muy técnico, con gran visión de juego, y que vino del Sporting. Por supuesto, otra leyenda colchonera.

Eusebio (6). Centrocampista. Creo que era extremeño. Muy morenote, alto, algo desgarbado, paticigüeño. Jugador de equipo. El típico ese que hace el trabajo gris, el que menos destaca, el que poca peña aprecia, pero que resulta del todo imprescindible en cualquier escuadra que se precie. Otro jugador que encajaba a la perfección a la idiosincrasia de este Club y sus valores: trabajo y humildad. De los nuestros sin pestañear.

Eugenio Leal (10). Centrocampista. Justo cuando les estoy escribiendo esto creo que es su cumpleaños, me ha parecido leer por ahí. La primera imagen que me viene de él es su frondoso bigote (muy típico en los jugadores de esa época, por otro lado) y su venda en su brazo derecho. Tuvo una gravísima lesión de joven que le terminó de joder por completo (ya no levantó cabeza). La grada le daba muchísima caña, era tremendamente discutido. Era muy técnico, eso sí. Con el paso del tiempo, al final creo que ha conseguido su escaño más que merecidamente en la Historia del Club.

Don José Eulogio Gárate (9). Delantero centro. ¡Y qué delantero! Nadie ha representado nuestros valores como él (humildad, sacrificio y calidad). Bueno sí, quizás uno. Don Fernando Torres. Nuestro Niño.
Espléndido delantero centro, con un fenomenal poderío aéreo, y con un juego sutil, sencillo a la par que lleno de clase. Todo un caballero, al que la infame cantidad de estopa con que le castigaron a sus piernas en aquella época, hizo precipitar su marcha del fútbol, por un extraño hongo que le salió en una rodilla, creo recordar. Cómo olvidar aquel remate en plancha en la final de Copa frente al Zaragoza en el Cuerna. Solo tuvo un borrón en su impoluto historial. Fue cosa del malparido de Guruceta, que le expulsó, mientras él se retiraba con lágrimas en los ojos, de forma caprichosa e injusta, en Sarriá, según me viene a la mente. También fue muy emocionante el día de su homenaje, saliendo en muletas al terreno de juego, con un Calderón a reventar completamente volcado con él. Un tipo impresionante. Un ejemplo a seguir. Mito, leyenda, referente … Adórnenlo con todos los calificativos epítetos que les apetezca. En pie todo el mundo, por favor.

Joao Leiva, Leivinha (8). El mago del balón. Siempre os castigo con lo mismo: jamás he visto un jugador como él (y mira que los he contemplado buenos no, buenísimos). Nunca en España se habían visto las “bicicletas” hasta su llegada. Tenía gol, técnica depurada, juego aéreo brutal hasta decir basta ... Un jugador maravilloso, único, diferente, genial. Para recordad, su debut frente al Salamanca, consiguiendo un hat-trick, o ese tanto a Iríbar, quitándole el balón cuando iba a sacar de puerta para anotar luego el tanto en el Calderón, fondo Norte (y pedirle posteriormente perdón, él era así). Otro que soportó tanta dureza en sus piernas que al final se lo cargaron, pero, los que tuvimos la suerte de verle en un terreno de juego, jamás, por muchos años que pasen, le olvidaremos. Pura magia brasileña, doy gracias a Dios todos los días por haber tenido la suerte de haberle visto sobre un terreno de juego.

… “Y al besar la red un gol de Ayala … (7). Extremo de los que jugaban pegado a la línea de cal prácticamente, melena al viento, Capitán sempiterno. Corría (parecía) de forma alocada, mirando al suelo .... Nada más lejos de la realidad. Era Veloz como una centella, hábil, inteligente, se movía en el campo a la perfección, regateaba con maestría y tenía gol. Un delantero insuperable, la verdad. Todo un símbolo para cualquier Atlético, le haya visto o no jugar. Afortunadamente, su nombre jamás caerá en el olvido gracias al himno del Socio Atlético que hizo el Frente …una voz salió entre las gradas” …

Pues sí. Este es el primer Atleti que me enganchó y me metió esta dependencia rojiblanca que sigo teniendo ahora, y por los siglos de los siglos. Esta gente ganó Ligas, Copas, rozó la antigua Copa de Europa y tienen una Intercontinental pero de las de antes … A doble partido, uno en el infierno de Argentina, otro remontando acá en el enloquecido Calderón. Estos jugadores plantaron cara (y doblegaron, en muchas ocasiones), al mejor Madrid de la historia. Estos tipos rojiblancos apartaron al Barsa a un tercer lugar. Esta muchachada entusiasta son auténticas leyendas Atléticas. Ellos son el Atleti. Ellos, y Don Vicente, claro, que tuvo la intuición de reunirlos a todos. Y ahora ustedes me dirán … “¡Jo … Así cualquiera!”. Pues sí. Llevan razón. Con esta suerte que tuve, es imposible no enamorarte perdidamente de este equipo. ¡AÚPA ATLETI!




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