La Champions.
Algo tenemos que hablar de la Champions, del estupendo partido que se marcó el Atleti el miércoles pasado, y de las sensaciones contradictorias que siempre nos produce a los Atléticos dicha competición.
Todos la aborrecemos, a todos nos mola que enarbola más la Europa League: UEFA (Union Europea para Fastidiar al Atleti)-MAFIA, sanciones desproporcionadas, arbitrajes sibilinos, Puta Platini y demás, pero el día en que vamos a jugar un partido de dicha competición, estamos todos desde primera hora de la mañana a tope. Algunos ni podemos articular palabra, otros apenas comen durante la jornada del estado de tensión. Todos deseamos estar cuanto antes en el estadio, para hacer la previa y el recibimiento al equipo de nuestras vidas. Muchos nos pedimos el día siguiente libre para que termine lo más tarde posible tan excitante jornada. Otros ni se lo piden, pero se la gozan igual, aún sabiendo que, al día, siguiente … ¡¡DIANAAA, DIANAAA!! El Tifo suele ser descomunal, el ambiente, único, la animación, brutal hasta decir basta. ¿En qué quedamos entonces, queridos? Yo os respondo. Somos del Atleti, no lo pueden entender.
Deportivamente hablando, destacar el partidazo de uno de mis protegidos, Don Joao Félix. Es curioso, después de haber pasado, yo creo, la crisis más galopante en su relación con el Cholo, se ha transformado por arte de birlibirloque en otro jugador que sale y disfruta como el que más, como si nada hubiese pasado en realidad (y pasar, pasó, vaya que sí lo hizo). Le veo más confiado, más fresco, con más personalidad en el campo, y con más naturalidad mientras juega. Igual es como una liberación que le han dado al comentarle que, como el año que viene no va a seguir aquí, que juegue con el mayor desparpajo que sea capaz, que hay que intentar sacar la mayor pasta gansa posible. Yo espero que no, pero no me fío ni del Tato (y menos de los delincuentes, obvio). ¿El Manchester? Pues eso. Un buen ramillete de excelentes jugadores, pero que tienen menos profundidad que la de un túnel de un preso en Guantánamo que se lo ande currando con una cucharilla de café (y da igual la marca del puto café, pesaos). Lástima del gol suyo, eso sí. Ese cruce de Reinildo en plan kamikaze en vez de intentar guardar su posición, quién sabe a dónde, esa salida dantesca de Oblak perdiendo la ubicación totalmente de su portería para regalársela por completo al delantero inglés, quién sabe a qué … En fin. Estamos muy vivos para la vuelta, y sé que vamos a pasar, sí o también. No hay más.
El Celta.
Pues al fin parece que el Atleti ha pillado velocidad de crucero en esta Liga. Dos encuentros consecutivos en Liga tranquilos, bien jugados, con orden, inteligencia táctica, portería a cero, y sin sobresaltos. ¿Qué será lo que tiene ahora mismo el barco? ¿Será la “tranquilidad” que les transmitió el otro día Miguel Ángel Gil a la muchachada? Ya me imagino … “Estén todos tranquilos. Cómo no nos metamos en Champions, dudo mucho que puedan cobrar íntegros sus contratos”. Ya sabemos cómo suelen ser de balsámicas las cosas del bolsillo. Aunque a él se la sude por completo, claro, que su sueldaco indecente, seguirá viento en popa y a toda vela, ya que estamos en modo marineros de agua dulce.
El rival del sábado, encima, colaboró lo suyo, ya que más blandito, fue ñoño a más no poder, tal y como suele demostrar su Capitán Aspas cada vez que no le pitan algo que desea. Es como un neno pequeño que le han quitado su piruleta en el patio del colegio, llora, patalea y patalea, se tira al suelo, grita como un descosido, se chiva al profesor, y vuelve a patalear (que sí, que Giménez te sacudió de la leche, pero hombre, es una acción que llega tarde claramente, tu vas metiendo dedos en los ojos de los contrarios por ahí y aquí nadie balbucea tanto).
Solamente dieron un susto de verdad, eso sí, en el primer cuarto de hora, cuando Denis Suárez lo tenía todo para anotar el 0-1, pero este tan extraño como desconcertante jugador que es Reinildo, se disfrazó aprovechando los carnavales de Superman, y despejó un balón de forma inconmensurable.
Hasta que, a los 36, otro de mis protegidos dijo que aquí estoy yo y mis cojones. Lodi protagoniza una buena internada en el área, amaga con irse a un lado, pirarse al otro, y, de repente, se saca de la manga un latigazo raso (Brother’s Forever) impresionante ante el que Dituro no lo pudo atajar. Aparte de la violencia en el golpeo en sí, la acción tuvo su mérito en el efecto sorpresa. Porque a todos nos pilló igual. Y así de contentos nos fuimos al descanso.
Después, el Celta parecía que salía con más pretensiones ofensivas, pero al cuarto de hora, un antológico pasé de Kondogbia (sí, ese que todo el mundo dice que es torpe con el balón, que no vale para “5” del Atleti y patatín y patatán, cuánto sabio ilustrado hay por ahí, Diosss) sobre el bullicioso Lodi de nuevo, y éste remata de primeras batiendo por debajo de las piernas al perplejo portero visitante.
Poco más dio de sí la historia. El Celta sobó más el balón que un quinceañero las peras de su novia en el fondo más profundo del cine de marras, para terminar yéndose como el susodicho, dolor profundo de huevos y otro día será.
Y el domingo, partidazo no importante, sino lo siguiente, frente al Betis. La primera gran hora de la verdad. Mi lista de elegidos anda siempre abierta, así que, para el Villamarín, harán falta más. Venga, muchachada, venga, que los contratos están para cobrarse.
EL CRACK DEL PARTIDO:
Impresionante la manera de conducir el equipo de Herrera (pausa, inteligencia, visión de juego, experiencia y colocación, sus principales virtudes), inconmensurable Kondogbia, que pasa oficialmente a pertenecer de pleno de derecho a mi clan de protegidos, y maravilloso Lodi. Encima el chaval es todo sentimiento. A mi se me cayeron las bolas al suelo al verle retirarse pasando por el Fondo Sur completamente emocionado y embriagado de la emoción, cuando recibió la más que merecida ovación de todo el personal allí presente. Sigo diciendo que el tal Reinildo no me anda demostrando nada especial en comparación con Renan Lodi, ni muchísimo menos. Pero bueno. Ah, y bien Sime. Muy buen partido el suyo también, que no se me pire la pinza.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
Lo voy a dejar desierto, aunque si Giménez hubiese visto la roja, nada hubiese pasado, la verdad. Ya sé que el agravio comparativo con el zampadonuts del Casimiro es casi vergonzante, pero, aún así, y como yo suelo mirarme solamente mi grácil y prieto culo, pues ahí queda la cosa.
ÁRBITRO:
Hernández al Cuadrado.
¡Qué tío! En tan solo 23 minutos, tenía tarjeta amarilla casi toda nuestra defensa… ¡incluido Oblak, estando de Capitán! (la de Savic, por cierto, de bochorno ajeno, se la saca de la manga, la de Giménez, sin embargo, más naranja que otra cosa). Al final, sin embargo, no terminó molestando en exceso.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO (- 10 GRADOS).
Pues aunque ha levantado, de nuevo, y tal y como merece, enorme expectación el estado de nuestro Termómetro favorito, ha decidido dictaminar que dicha victoria era de obligado cumplimiento y, por lo tanto, no ha lugar a la subida. Estamos en tiempos muy difíciles, en los que la mesura, cordura y saber estar, deben de ser nuestro dogma de fe, tal y como nuestro grandioso Termómetro nos señala.
Ahora una semanita de desconexión prácticamente total, aunque no me resistiré a ver, probablemente (y sin el probablemente) muerto de envidia la vuelta de las semifinales de la Copa del Buey. …“Son Rojiblancos nuestros colores, por los que todos deben morir” …
Por último, me gustaría dedicar esta crónica a una persona que me ha estado ayudándome a dormir cada vez que me metía en la cama con su cálida y profunda voz, a la par de informándome de todo lo que acontecía cuando trabajaba en la Cope, como me ayudaba en mis indescriptibles despertares cuando, a las 6 de la mañana, y esta vez desde Onda Madrid, también su voz de colchonero recalcitrante me despertaba con delicadeza y suavidad. No le conocía personalmente, conste, pero soy un fanático de la Radio, y a él siempre le he tenido una consideración y cariño especial, porque, solo escuchándole, sabía que llevaba al Atleti dentro de sí, en lo más profundo de su ser. Descansa en paz, Don Juan Pablo Colmenarejo, Colchonero Eterno. Como tu bien decías … “En el Calderón se llora cuando se gana”.