... o en dos, para ser más exactos, ya que el tema empezó el viernes, cuando,después de currar y del gimnasio, y, por supuesto, sin tiempo para tomarme siquiera un triste bocata, tuvimos la reunión a las 17 h. en los Salones Rojiblancos los voluntarios para la movida de lo del banderolo. En ella, nos explicaron el recorrido, nos dieron los petos para diferenciarnos de la demás gente, se atendió al correspondiente turno de ruegos y preguntas, y quedamos todo el mundo a las 10 de la mañana en Neptuno. Por cierto, que la intención inicial de los que organizaron el cotarro era la de llevar la bandera sin gente debajo de la misma. Ya les dije en la reunión que eran unos ilusos si pensaban que se iba a llevar así, ya que la vasca se querría meter debajo de la misma. Al día siguiente en seguida se dieron cuenta quién llevaba razón, y que la experiencia, a veces, es un grado.
Después de la misma, había quedado con mis colegas del Frente para echarles una mano en el tifo, que, como vísteis, quedó sencillamente de la hostia. Y ahí estuvimos, poniendo plastiquitos en cada uno de los asientos, y alguno se dio cuenta de la dureza y del sacrificio que supone preparar un tifo de esta envergadura, ¿Verdad, Abuelito? Total, que llegué a queli a las 21,30 h. sin comer, con dolor de espalda, pero con la ilusión reflejada en mi rostro ante lo que se avecinaba.
La jornada del sábado amaneció como todo el mundo esperaba: muy nublada y con lluvia. Después de desayunar la correspondiente birrita de rigor, ver a Neptuno con una bufanda del Atleti, y ver al Paco Levante (grande eres, Paquito, parece una característica de los valencianos, hostia) con el pantalón mojado desde las rodillas para abajo, enseguida adiviné quién había sido el encargado de la gesta, a eso de las 5 de la madrugada, más o menos, de ver a nuestro Dios ataviado con nuestros colores.
Así las cosas, lo primero que hicimos fue acordonar convenientemente la zona del camión en donde estaba el banderolo. Para ello, tuvimos que poner unas vallas. Le indiqué a uno de los responsables que yo estaba acostumbrado a tirar vallas, joder, que eso de ponerlas no sé yo qué tal me quedaría. Evidentemente, se partió el culo, y me comentó que a él le pasaba 3 cuartas de lo mismo. Estoy hablando del Chinasky, otro miembro legendario del Frente Atlético (hubo bastante gente participante en este evento de la Vieja Guardia.
En seguida nos dimos cuenta de la generosidad del Ayuntamiento, que no nos había dejado vallas ni para poder abrir un simple pasillo para ir desplegando el banderolo, así que lo tuvimos que hacer de forma humana, agarrándonos los voluntarios a la mano y yendo indicando a la peña que se fuera apartando. Entre los volunta había gente muy joven o muy mayor, por lo que me comentó Paquito Levante que mejor me pusiese yo en "primera línea de fuego" debida a mi experiencia hooliganística. Así lo hice, y así tuvimos que ir acompañando y abriendo paso al banderolo hasta su llegada al Calderón.
Y a eso de las 12,15 h. se puso en marcha la comitiva. Por cierto, de nuevo mi "agradecimiento" al puto Canchanchán. Les pedimos la banda municipal para que fueran amenizando la marcha, y, por supuesto, aunque en un principio nos dijeron que contáramos con ella, a última hora se sintieron "indispuestos".
Os advierto que para mí mejor, ya que a mí me mola más ir cantando a grito pelao que no con el "chán-chán" de la bandita, pero, independientemente de mis gustos, los detalles de nuestro alcalde para con nuestro club no tienen precio alguno.
Y entre mensajes múltiples enviado por vosotros (de nuevo, gracias, colegas, sois de putísima madre), llamadas de mis colegas para ver por dónde andaba, y con la inestimable ayuda de mi colega el Floro y el Punki, que me suministraron a la altura de Atocha una nueva cervecita que fue engullida con sumo placer por el menda lerenda y un matrimonio que debí de caerles bien y me fueron acompañando hasta la llegada al Calderón discurrió la caminata.
Hubo 3 puntos conflictivos: la salida, que costó lo suyo, no os creais que no. A continuación, el pasar el banderolo por encima del túnel de Embajadores, que también tuvo su miga, y, por último, la llegada al Calderón, en donde cada vez había mucha más gente y se hacía más complicado ir abriendo paso al banderolo.
Cuando llegamos a Pirámides, ya se desató la locura colectiva con la llegada de los veteranos a llevar el banderolo hasta el Calderón, con lo que se llevó como se pudo. Pero fue la hostia. Aquí yo me puse debajo de la misma y, de repente, miraba a un lado y veía a Pantic pillando la misma. Miraba a otro y veía al mítico ¡Ayala! ¡Griffa! ¡Pizo Gómez! ¡Tomás! ¡Benegas! ¡Abel! ¡Rivilla! ¡San Román! Solamente hubo uno que me tocó la polla sobremanera que estuviera, y estuve francamente tentado de mandarle a la mierda: Paquito Llorente. ¿Qué pintaba esa piltrafa aquí, después de la que nos hizo? Pero al final pasé de movidas (no era día para ello, estaba claro) y continue disfrutando de la fiesta.
Por cierto, que no se me olvide: ESTOY ORGULLOSO DE TODOS Y CADA UNO DE LOS ATLÉTICOS QUE PARTICIPARON EN LA MOVIDA. Ni un solo incidente provocado durante todo el día. En los tiempos que hoy en día corren, es, en mi opinión, una cosa para ser destacada y remarcada.
Finalmente, y después de hacer una parada técnica el el Bar-deo (bar del Frente) a engullirme una nueva birrita, tuvimos que recoger el banderolo en uno de los hangares vacíos que tiene la Mahou allí y que nos dejó generosamente. También tuvo su miga la recogida, no os creais, pero al final, agotados, sí, pero con una expresión de felicidad por haber participado activamente en dicho acontecimiento, terminamos nuestra tarea, con una única preocupación en la cabeza, que no era otra que conseguir un abono para Kuki, la mediabufanda del Abuelito. Y al final, parece ser, consiguió entrar después de hacer lo que yo le dije que hiciera: que le comentara el caso a los responsables del banderolo, que me había enterado de que la peña que iba a salir con la bandera hacia el césped, iban a ser precisamente gente que no tuviese abono. Parece ser que al final me hizo caso y lo consiguió (si no se lo dije ochenta veces, no se lo dije ninguna, cabezón de pibe, oyes). Me alegro por ellos.
Yo me fui con mis colegas a terminar de disfrutar del día. Al final te hice caso, hermano, y no probé la paella. De hecho, con la emoción y tal, ni siquiera probé bocado, y nos pusimos directamente a darle al cubateo sin compasión. Después, nos fuimos a casa del Floro (vive al lado del Calderón) a tomar un trozito de tarta que había encargado con el escudo del Atleti. Y ya nos metimos posteriormente en el campo.
En la previa, se hizo la pasada del escuadrón Águila por el Calderón (sencillamente espectacular, aunque al final no hicieron la bandera, o, al menos, yo no la ví, ¿estaría ya tan borracho?) y, tras la realización del espectacular tifo, nos dispusimos a ver el encuentro. Los jugadores, ante tanta generosidad gratuita por parte del abarrotado Calderón, y ante la presencia de tanta leyenda en el campo, decidieron darnos un auténtico espectáculo impregado de generosidad, lucha, coraje, corazón y excepcional fútbol. Asímismo, el Sabio de Hortaleza dirigió magistralmente al equipo, realizando unos cambios sencillamente geniales para poder disputar el encuentro. Estoy convencido de que los Leivinha, Pereira, Ayala and company, se fueron de vuelta a sus respectivos países contentos y satisfechos de comprobar cómo esa camiseta por la que tanto han luchado ellos y que tanta gloria les ha dado, esta hoy en día perfectamente custodiada por la actual plantilla colchonera.
Solamente la mala suerte nos impidió conseguir a todas luces un triunfo que hubiese resultado justo y merecido, qué duda cabe. Dije que nada me jodería este día, y aunque al final sí que me lo jodieron estos hijos de la gran puta (me marché del campo antes de los fuegos artificiales, si bien los ví desde fuera, fueron una auténtica pasada), al menos, que en esta crónica no me quede con el regusto amargo que me dejó la vergonzosa, vergonzante y bochornosa actuación de esa panda de mercenarios dirigidos por Casino Loco en su máxima expresión.
Después, me fui a cambiar a casa y estuvimos de juerga hasta las 9 de la mañana del domingo, aproximadamente. No, Berto, esta vez no hubo polacas en mi camino, me cago en la mar. Por cierto, que mi colega Carlitos es un genio: logré pasar en el Pachá, by the face, y ¡con zapatillas! La peña no daba crédito. Grande Carlitos, grande.
Y colorín colorado, este grandioso día se ha acabado.
Por último, un consejo para todos los que todavía tienen que celebrar su correspondiente centenario: si se pueden apuntar a algún acto voluntario, que lo hagan. Se sentirán muchísimo más participe si cabe de dicha celebración. También es importante que en dicha acontecimiento participe lo menos posible el club, que sea como un acto paralelo a lo que él organice.
Siempre os quedará muchísimo mejor, porque lo organizaréis pensando en vosotros mismos y en vuestra diversión, y no en la prensa ni demás mandangas. Y conste que el club en este caso lo que hizo fue, eso sí, poner las pelas que costó el banderolo. Pero, a nivel organizativo de dicho Acto, apenas participó. Si se tiene un presidente como el que por desgracia nos está tocando padecer a nosotros, cuanto más alejados de él, mejor que mejor.
Y un último mensaje a los atléticos: que permanezcamos siempre igual de unidos como estuvimos el pasado 26 de Abril, porque, hoy por hoy, somos el único "activo" que podrá soportar los devaneos que hemos soportado y los que, por desgracia, se avecinan, porque, francamente, mientras siga ese tío apoltronado ahí, no soy nada optimista con nuestro futuro.
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Un saludo.
Tomi.Frente Atlético . Vieja Guardia
tomas.rodriguez@euroview-spain.com
EL ATLETI ES MI ORGULLO,
GANE O PIERDA,
PERO SIEMPRE LO AMARÉ.
LO DEFENDI SIN ARGUMENTOS,
AUNQUE NO LOS NECESITÉ,
PUES EL AMOR POR MI CLUB
ESTÁ POR ENCIMA DE CUALQUIER DERROTA O DECEPCION.
HASTA 1903 EL "ORGULLO" NO TENIA NOMBRE.
DESDE ENTONCES SE LLAMA ATLETICO DE MADRID.