19 de junio de 2003

LA MUERTE DE UN PRESIDENTE (24-MARZO-1986)

Aunque creo que esta historia la he contado alguna vez en el grupo, que sirva como pequeño y humilde homenaje al Sr. Uría, presidente del Athletic, y para darles un poco de "consuelo" a los Kala, Jonkar, Jmorillo and company.

Fue hace un porrón de años, pero jamás lo olvidaré. Lo anunciaron en la Ser ya por la noche, creo recordar. O, al menos, nosotros fuimos por la noche a rendirle el merecedísimo último homenaje. Me refiero a Don Vicente Calderón, santo y seña de cualquier atlético que se precie de serlo. Serían las 23 h. o por ahí, y mi hermano y yo decidimos ir a despedirle en cuerpo presente.
En condiciones normales, a mi madre no le hubiese hecho ni la más mínima gracia el que saliéramos ya, un día de diario, a esas horas. Pero la ocasión era demasiado especial para nosotros. Tan especial, que no puso siquiera el más mínimo pero a que fuésemos, entre otras cosas, porque ella también se encontraba triste y afligida.

Y así pillamos, una vez más, mi hermano mayor y yo, el 17 rumbo hacia el Calderón. No recuerdo que fuese una noche fría, ni mucho menos.

Había bastante gente ya. Gente, en su mayoría, bastante mayor. Para meternos por el campo, pasamos por una puerta del Fondo Norte, creo recordar, y fuimos por debajo del mismo. Era impresionante: mogollón de coronas majestuosas de flores, de prácticamente la totalidad de equipos del fútbol español, adornaban el camino hasta llegar a su féretro. Por cierto, la de mis vecinos, la más impresionante de todas. El respeto que se respiraba era estremecedor. Recuerdo que en algunas personas se dibujaba en su rostro la decepción de no poder el rostro de Don Vicente (dichoso morbo) a la hora de darle el último adiós. Recuerdo también a mucha gente ver llorar. Pero no ese tipo de sollozgo descontrolado, desgarrado, desconsolador. No. Era esa típica lágrima que se ve que sale realmente del corazón. Profunda. Sincera a más no poder. Esa lágrima mezcla entre tristeza, rabia y sentimiento, mucho sentimiento. Ese tipo de lágrima con el que los atléticos muchas veces salimos del campo después de ver a nuestro equipo. Y sí, también se le escapó a mi hermano. Y se me escapó a mí.
Después, la escena que más me ha impresionado del Calderón en mi vida. Salir por la zona de Tribuna, ver el Calderón completamente vacío, muy de noche, con algunas luces de las que entonces iluminaban los bancos de madera encendidas, y un silencio sepulcral. Esa imagen de un Calderón majestuoso, rodeado de una noche abierta, sin ni oír siquiera una sola respiración, ha sido, sin lugar a dudas, la más impactante que tengo y que, probablemente, jamás tendré, de nuestro estadio, de nuestra casa. Fue como si su propia obra quisiera estar más esplendorosa a la vez que respetuosa que jamás lo hayan vuelto a ver mis ojos. Como si el campo realmente tuviese alma propia. Como si supiese que su gran benefactor hubiese fallecido. Os juro que, por mucho que viva, jamás olvidaré dicha imagen de nuestro estadio.
Descanse en paz el presidente del Athletic, Sr. Uría, el cual, evidentemente, no tiene el peso específico en la historia del club vizcaíno que tuvo Don Vicente en el nuestro, pero que ayer me hizo recordar un montón de diapositivas pasadas que tenía guardadas en mi corazón.



Muerte de Don Vicente Calderón by Tomi


-- Un saludo.
ToMi.Frente Atlético . Vieja Guardia. MFC#14
COLECCIONANDO DESILUSIONES

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