Boca pastosa. Sueño a raudales. Garganta tocada. Voz tomada. ¿Alegría? ¿Tristeza? Alegría, porque no me han terminado de joder el viaje a Oporto. Tristeza, porque en el Calderón nos domina hasta el Villaconejos, si algún día se digna a presentarse por aquí.
Botellón. Tifo impresionante. Ambiente espectacular. Portugueses muy majos, grande su animación. Nosotros, en nuestra línea, sencillamente soberbios, máxime cuando vemos lo que vemos, y recibimos lo que recibimos. Grande el Oporto. Nos pudo meter cinco. Grande Leo Franco. Se ha ganado la renovación de por vida. Triste Abel. Esperpéntico el nuevo cambio del Kun. ¿Sabemos lo que es un jugador desequilibrante? En mi diccionario viene el que, sin estar haciendo nada en el terreno de juego, es capaz en un solo instante de construirte el mundo. Ahí reside la magia de los cracks. Parece ser que aquí nadie lo entiende. Luego nos quejaremos si se va, claro. Ya sabéis el cántico: “Jugadores, mercenarios”. Aquí paz, y después mierda.
Mismo equipo de siempre. Mismos esperpénticos laterales. No entiendo nada. Si algo has visto que no está funcionando, ¿Por qué no cambiar? ¿Por qué no probar cosas nuevas? Si solo tenemos un centrocampista en condiciones, ¿Por qué no se cuenta con Banega? Si sabemos lo que ya de sí Assunsao, ¿Por qué ni un minuto a Camacho? ¿Por qué no de las Cuevas (salvo para los minutos de la basura)? ¿No hay ningún lateral en las categorías inferiores que sea capaz de defender?
Otra cosa. ¿Qué preparación física tenemos? Con solo verles 5 minutos, parece que estás contemplando a un grupo de rezagados que visten de rojiblanco y que están llegando a los metros finales de la maratón de New York. Esto es un horror. Un horror sin solución, me temo.
Partido de regalos. Partido de dos-tres llegadas al área portuguesa por parte nuestra. Así es imposible. Una, golazo de Maxi cogió su fusil. Delirio. Locura. Bendita pasión. Pero trankis, Pablo nos devuelve a la realidad. La generosidad, nuestro lema. Y la del Oporto, añado. Nos perdonó la vida. Un equipo en condiciones. Ambicioso. Con unos delanteros rápidos e incisivos. Con unos laterales envidiables. Y con centro del campo, señores. Con centrocampistas. Ese extraño desconocido. Eso sí, su portero, de traca (¿te quieres venir al Atleti, chaval? Este es tu equipo). El gol de Forlán es indigno del uruguayo.
Ya queda menos para el suplicio. En apenas 15 días, lo normal es que ya no aspiremos a nada en Liga, estemos fuera de Champions y nos vendan la moto de que van a fichar a Fulalín (renueva el abono), para que luego venga Patatán (gracias, gilipollas). La historia de siempre. De siempre mientras sigamos teniendo a los dirigentes que tenemos.
Envidia. Mucha envidia del Porto. Honrados, profesionales, agradecidos a su gente. Acaba el partido, y a saludar a su afición. ¿Recordáis Liverpool? (y tantos y tantos sitios).
Un último apunte. Ojito a Hulk. Pinta pero que muy bien el brasileiro ese. Hay equipos que tienen ojeadores y que saben lo que fichan. Otros también lo sabemos.