Porque cuando desde el minuto uno hasta el 90 se domina, controla y, por momentos, hasta se embotella a un rival, en teoría, es simplemente una cuestión de tiempo el que se produzca la victoria. Y eso que el espectáculo tuvo un lamentable protagonista: Pérez Burrul, más Burrul que nunca.
Comenzó la cosa con un Atleti que parecía el séptimo de caballería, todos desatados cargando sobre la meta del Marie Clarie del César, con un general Reyes comandando todas sus acciones. Pero, fíjense lo que son las cosas, en una de las suyas (de las del sevillano, me refiero), Banega (que demostró lo mucho que nos quiere y que nos añora) cometió un penalti absolutamente escandaloso sobre José Antonio (al que los defensas valencianistas ni siquiera olieron en toda la noche), pero, hete aquí que lo que vio todo el mundo, humano y divino, Mister Burrul pasó de penalizarlo, y, en la posterior contra, De Gea le salva un mano a mano a Silva, pero no acierta a terminar de atajar el balón, y al canario, darle una segunda oportunidad en el área, es como a mí insistirme en que me tome una segunda caña, nunca te voy a fallar, y con su habilidad y clase característica, logró batir a nuestro guardameta. 0-1, la cosa se complicaba.
Sin embargo, el Kun Agüero estaba por hacer de las suyas (y eso que siguió sin tener su mejor día a la hora de rematar a puerta). En un balón sin teórica trascendencia, le roba la cartera al desquiciado vs. Desquiciante Marchena, y este, ni corto ni perezoso, le quita el balón con la mano. Así, con un par, vamos. Todo el campo es un clamor, pero Mister Burrull, en su mundo. Menos mal que ante la que se avecinaba, decidió consultar con el cuarto árbitro, que puso las cosas en su sitio y convenció al esperpéntico trencilla de su craso error. Expulsión del desequilibrado mental (tiene unos cuantos especímenes el equipo ché que a su lado el John Cobra ese parece un niño de los escolapios), y empate de Escándalo Forlán que empezaba a poner las cosas en su sitio.
Y antes del descanso ya debimos irnos con ventaja en el marcador. Banega tuvo un lapsus mental transitorio, pensó que seguía en nuestro equipo, vio al Kun completamente desmarcado y este, entiendo que algo perplejo por tan grande ofrecimiento, disparó el balón casi fuera del estadio. Por cierto, que ayer el campo estaba sencillamente penoso. Nuestro terreno de juego, estéticamente hablando, es, sin ningún lugar a dudas, el campo más feo de toda la Primera División, salvo que sea un diseño postmodernista de la tal Ágata de Prada, no encuentro ningún sentido a los continuos parches que hay por todos lados. Vamos ,que, sin ir más lejos, vi el pasado sábado el césped del Heliodoro y me morí de envidia. Para colmo, las bandas estaban completamente peladas, como si de una manada de vikingos hubiese estado pastando por ahí. Que alguien tome cartas en el asunto, por favor.
La segunda parte fue un completo monólogo por parte nuestra. A De Gea es que apenas ni se le vio, pero, César, mi querido y entrañable César, hay que reconocer que disfruta más que un enano en ambientes como el de nuestro estadio. Ayer hizo un encuentro sencillamente colosal, hasta el punto de que llego a desquiciar por completo al Kun, que siguió perdonando ocasión tras ocasión. Pero que es que a Reyes también le sacó más de una. Y a Simao, Y a Forlán. Pero la tenía especialmente tomada con Agüero. En la última de ellas, a falta de un gemelo, se le terminaron de subir los dos al argentino. Y ahí estuvo el colega, que me voy, que no me voy, que me quedo, que venga, que va, que la última, hostias qué balón me ha puesto Simao, remate de cabeza (la única parte del cuerpo que le quedaba sana) y chicharrazo que te crió. El delirio en el Coliseum Madrileño por excelencia fue de los que hacen época. El gol del cojo se hizo realidad. Lo que no pase aquí …
A partir de ese momento, el Valencia se descompuso del todo, y el John Cobra versión negrito de tabacaleras Miguel hizo acto de aparición, con una brutal entrada que el árbitro no le quedó más remedio que expulsar. El Valencia se desquició por completo, y ya con nueve, lo terminó de pagar. Crónica de una muerte anunciada. Forlán puso la tranquilidad total con un golazo made in Escándalo Forlán, y el perfúmenes del Jurado la guinda con otro chicharrazo para enmarcar.
Sinceramente, ayer el equipo Ché se pudo llevar más, mucho más. Pero los porteros también cuentan, y, al César lo que es del César, me veo que este pibe va a tener 50 tacos y seguirá amargándonos la existencia. Me da igual, mientras el Atleti muestre el nivel de fútbol total, desde el minuto uno hasta el 90, que consiguió ayer, tendrán poco que hacer por aquí. Ni ellos, ni casi nadie.
EL CRACK DEL PARTIDO: Muchos: Ufaljusi, Antonio López, Perea, Valera, Tiago, Simao, Reyes, el Kun, Forlán, De Gea … Hasta Salvio fue una auténtica pesadilla en el poquito tiempo en el que estuvo sobre el terreno de juego. Y Quique, por supuesto, que es el artífice de que este equipo funcione como está funcionando Por parte visitante, el de los numeritos, está claro. Los demás, como casi siempre que suele venir el Valencia por el Manzanares, tienen una crisis de identidad preocupante. Se quedan en tierra de nadie, sin tener muy claro si defender o atacar. Terminan por no hacer ninguna de las dos cosas bien, y claro, lo normal es que termines goleado. EL día que supere esa lucha consigo mismo que tiene el Valencia, será una auténtica y real opción para el título liguero.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: ¿Jugó Villa? ¿Y Mata? ¿Y Banega? ¿Y Joaquín? Lamentable. Sencillamente lamentable.
ÁRBITRO: Pérez Burrull. Ya os dicho bastante en la crónica sobre el colega. Una auténtica CALAMIDAD, pero así, con mayúsculas. Es difícil ver a un colegiado perder los papeles como él lo suele hacer. Un auténtico despropósito. La prueba más fehaciente de cómo un colegiado se puede cargar un partido de fútbol de los de verdad, de los que hacen afición. Aún así, la grandeza de éste último es que, finalmente, se logra sobreponer a casi todo. Ayer lo consiguió el Atleti, es decir, lo consiguió el fútbol.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO : (- 16 grados).
Y otra lluvia de palos que me va a caer, pero, reitero, este año estamos dando la talla frente a los rivales de la parte alta de la clasificación, y a mi ahora mismo los que me interesan son los de la zona baja, así que, señores, una vez más, partido de obligado cumplimiento. El termómetro no se toca.
Un último apunte: todas las jugadas que menciono hablo simplemente de lo que ví en el campo. No he podido contemplar ni una triste imagen televisiva. Eso sí, ayer me pareció un partido de los grandes pero de verdad. Fútbol en su más puro estado. Ocasiones a go-gó, grandes jugadas, emoción a raudales, espectaculares goles, piques, expulsados, polémicas. Fue uno de esos encuentros en los que uno sale satisfecho de pagar su abono. Y, por supuesto, si encima uno tiene la suerte de ser del Atleti, qué queréis que os diga. Al fin puedo decir bien alto, bienvenidos al espectáculo, bienvenidos al Calderón, con todos ustedes, al fin, el auténtico Atlético de Madrid. Que todo el mundo lo disfrute.