Aún así, resulta altamente sorprendente que ayer al señor Manzaneque le sacaran las castañas del fuego dos de los jugadores a los que, desde este humilde bloq, vengo pidiendo con insistencia machacona su titularidad indiscutible e incontestable. Me refiero a Domínguez, llamado a ser el auténtico capitán del equipo y al líder que se necesita desde la línea defensiva, y a Adrián, un jugador diferente, rápido, completamente infravalorado y que no encaja en exceso en el prototipo de estrella rutilante a base de marketing y anuncios chorras (enterramiento vivo y empalamiento final de ese completamente necio y absurdo anuncio del señor Iniesta haciendo el gilipollas dando saltitos mientras que el bobo del Casillas intenta sacar pelas de un cajero, por favor, ¿Pero quién coño se encarga de engendrar semejantes bodrios? “La Liga que mueve el mundo” … ya … “La liga en la que pota el mundo”, no te jodes), que tanto se llevan hoy en día, pero que no por eso mi querido sobao pasiego asturiano deja de tener peores condiciones que los demás, más bien lo contrario.
Ya tiene un once, señor Manzano, con el que empezar a construir un equipo de una puta vez, y basta ya de 500 cambiecitos por encuentro. Sigue faltando mucha compenetración, muchos automatismos y demás, pero bueno, yo diría que es uno de los menos malos con que nos puede llegar a deleitar. BASTA YA.
Bien es cierto que la historia de ayer fue sencilla, muy sencilla. Yo diría que hasta lamentablemente sencilla, porque del Real Zaragoza que yo conocí en mis tiempos mozalbeños al que observo en la actualidad, dista no un mundo, sino probablemente quinientos. Equipo plano, simplón, sin ambición ninguna, sin concentración … Hasta ni siquiera dio cera, algo muy marcado antiguamente en el equipo aragonés (dureza y competitividad, no solamente para los Atléticos cualquier tiempo pasado fue mejor, qué duda cabe).
Así las cosas, los goles llegaron en un coser y cantar. Arda Turan (que estuvo soberbio toda la noche) pone un balón espléndido en la cabeza de Adrián, y el asturiano remata de una forma inapelable ante Roberto. El mismísimo Don Carlos Santillana hubiese firmado tal testarzazo, lleno de plasticidad, marcando perfectamente los tiempos y lanzándolo hacia las redes con una violencia inusitada. ¿Y la defensa del Zaragoza? Para mi que andaba todavía despistada con eso del cambio horario, y andaban los mendas tomando el té de las cinco. Otra explicación no le veo.
A la media hora, asunto resuelto. Gabi lanza al segundo palo hacia Godín, éste cabecea hacia el otro palo y Domínguez bate a placer también de testarazo. ¿Y la defensa del Zaragoza? Que siguen con el té de las cinco, dejen de molestar, por favor. De otra forma no se puede entender cómo al Atleti le puede salir bien una jugada ensayada de laboratorio.
En la segunda parte Aguirre se acordó de que algo de talento tenía en el banco, y puso en el campo a Juan Carlos y a Lafita. No es que hiciesen un espectáculo deslumbrante, pero parece que el equipo empezó a terminarse de una puta vez el dichoso té de las cinco, que ya van siendo horas, oiga.
Demasiado tarde. Luis Filipe se puso la camiseta del Depor, recordó tiempos no tan lejanos, entró hasta la línea de fondo y cedió el tanto a Adrián para que pusiese el tercer tanto en el marcador, y la sentencia definitiva. Esperemos que este flashback deportivista se repita alguna que otra vez más. Sería de agradecer.
Eso sí, Aguirre aún no había dicho la última palabra. Manzaneque cambió a Silvio por Perea, y qué quieren que les diga, el delantero más peligroso de nuestros rivales volvió a lucir su traje con sus mayores luces. En el tanto del honor maño, se ve que vio en el área las migajas que habían dejado anteriormente los defensas zaragozanos en el dichoso té de las cinco, y se entretuvo recogiéndolas tranquilamente, mientras, cómo no, Postiga remataba tan a placer que hasta le dio medio vergüenza celebrar un tanto así.
Pero ahí no queda eso. Qué va. A punto estuvo de perjudicar seriamente al Zaragoza y dejarle solamente con once jugadores sobre el terreno de juego, tras un tan absurdo como lamentable codazo sin ton ni son sobre el chaval Juan Carlos. Afortunadamente, el árbitro decidió que la expulsión del colombiano era demasiada ventaja para los colchoneros, y que mejor dejarle rumiando sobre el terreno de juego. De verdad, no se puede hacer más en tan poco tiempo. Es flipante lo del señor Amaranto. Flipante.
Colorín, colorado, quiero ver la peli del Coronado. Porque el partido de ayer, ni fu, ni fa, sino todo lo contrario. Y es que el día de las penas nunca falla.
EL CRACK DEL PARTIDO: Turan y Adrián por parte colchonera, y Piernas de Seda Perea por parte maña. El Postiga ese también tiene buena pinta. Y Reyes. Que no se me olvide. Qué bonito es verle su puta sonrisita ahí, en el palco. Lejos del terreno de juego.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: NO me gusta nada el estado de ansiedad en el que está entrando Falcao, aunque, un goleador vive de eso, y entiendo su desesperación. Aún así, si Manzaneque deja de usar el disfraz del profesor Bacterio y se olvida de sus putos experimentos, igual hasta logra encontrarse con el gol mucho antes de lo que se espera. Sacrifico y compromiso no le falta. Por parte del Zaragoza, todo. Prácticamente todo.
ÁRBITRO: Estrada Fernández. Se come un penalti sobre Mario Suárez que casi le sacan la cabeza, y la consabida expulsión de Perea. Lo demás, sin complicaciones.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO (- 6 grados).
Obviamente, no me he ido a Neptuno tras lo de ayer. Partido de obligadísimo cumplimiento. Lástima del tanto maño final por si al final tenemos problemas con el tema del goal-average particular entre ambos equipos. Y no. No estoy de cachondeo.
Y el jueves, el Udine. Otro partido de obligado cumplimiento, aunque me gustaría que esta vez nos intente sonreír un poco la fortuna, después de la violación que nos hizo la muy puta a todos los Atléticos en Italia. Que si, Manzaneque, que sí. Que se quite la puta barba postiza, hombre de Dios. Que los del palco no son Mortadelo y Filemón (ya quisieran ellos, ya).