Pues bien. Si el Atleti de ayer fuese un hijo huérfano y abandonado (como realmente está) y viniese Diego Pablo y reclamase su paternidad, tras lo visto ayer sobre el terreno de juego, todo el mundo coincidiríamos en otorgarle la paternidad al Cholo, porque el equipo fue a su viva imagen y semejanza.
Fue un Atleti machachón, en plan rodillo continuo y constante. Con verticalidad, dominando todas las facetas del juego. Presión constante y por todo el campo, estuvimos agresivos, metimos uno y no nos conformamos. Metimos dos, y tampoco. Y conseguimos tres, que pudieron ser más.
Está claro. Enfrente está el Vila-Real del gran Molina, que, bien es cierto, no dio ni señales de vida. Ojito, que la primera vuelta está al caer, y la sensación de que submarino hace aguas, empieza a tomar cada día más cuerpo. Un equipo puede estar bien, mal o regular. Pero no tirar ni una sola vez a puerta …
Volvamos al Cholo. Está claro que nos conoce. Sabe lo que queremos ver en nuestro campo. Por eso ayer no escatimó artillería, y puso lo mejor de lo mejor. Cuando digo esto, me refiero, obviamente, a Diego (mucho más entonado que en Málaga), Arda (perfecto complemento), Falcao (el killer por naturaleza) y Adrián, este fantástico jugador de fútbol, que es algo más que un simple delantero acompañante sin más.
Añádanle la presencia de Tiago en el pivote, olvidándose de su habitual recital de repartimiento de estopa las 24 h. del día, y poniéndose a lo que sabe, jugar al fútbol y repartir juego pero que de verdad, y a Gabi, bastante más entonado que en anteriores partidos (tampoco era tan difícil, las cosas como son), un Luis Filipe desconocido, poniendo por una vez balones con sentido real y no quitándose melones de encima rifándolos por todo el estadio, y un Juanfran que, me da en la nariz, va a jugar a partir de ahora mucho más de lo esperado porque transmite las ganas e ilusión que siempre el Cholo tenía cuando se ponía la rojiblanca, y tienen como resultado a un equipo decente, aseado, digno y con muy buena pinta.
En el minuto 40 llegó el primer tanto, que regaló Adrián a Falcao. En la segunda parte, Adri de nuevo le deja solo al colombiano de una fenomenal pared sin tocar el balón, éste es zancadilleado al borde del área, y Turienzo la mete dentro de la misma. Jugada rápida, acción difícil de ver con precisión. Falcao lanzó la pena máxima con su maestría habitual.
Y, el tercero, broche de oro para Diego, tras un buen pase de Filipe Luis, en el que el ex de la Bundesliga definió con clase y maestría.
En definitiva, está claro que este Atleti es un recién nacido y está empezando a dar sus primeros pasitos, sí, Pero el padre de la criatura está claro quién es en realidad. Se desveló, pues, el misterio final del affaire Caminero-Simeone. El hijo es del Cholo.
EL CRACK DEL PARTIDO: Adrián. Seguramente, el jugador más inteligente que tenga el Atleti en toda su plantilla. Tiene una cualidad que solo tienen los elegidos: mientras juega al fútbol está visualizando el encuentro en general en su perolo, como si tuviese otro yo en la grada que le fuese indicando lo que va a pasar a continuación. Un lujo de pelotero, no lo duden.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: El Vila-Real. O empieza a sumar de tres en tres ya, o no le va a sacar del pozo ni San Apapucio.
ÁRBITRO: Turienzo. Salvo el error del penalti (acción en la que, por cierto, también pudo expulsar al jugador castellonense), sin complicaciones. Partido plácido.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO (- 13 grados).
No se mueve, partido de obligado cumplimiento. El nombre del rival no cuenta, sino su clasificación, y esta dice lo que dice: equipo en posición de descenso.
Y el sábado, a Anoeta, frente a esa irregular Real Sociedad, capaz de encajar 4 goles en siete minutos en Mallorca como de ganar en Mestalla al infranqueable Valencia. Una incógnita. Mira, como nuestro rendimiento fuera de casa. ¿Seremos capaz de ganar un partido lejos del Calderón?