No tenía yo ganas ni ná de poner ese titular, joder … Y a la caza del primero, añado, ya puestos ... La primera prueba de la semana ha sido superada, y con nota, solamente emborronada por la lamentable actuación arbitral, que se cargó lo que pudo ser un partidazo de los que hacen afición, pero que, sinceramente pienso que, aún jugando once contra once, nos hubiésemos llevado nosotros (les empatamos en dos ocasiones jugando once contra once, recuerden) la victoria final.
El partido comenzó con un primer cuarto de hora inicial en que ambos equipos salieron como a estudiarse, antes de empezar a golpearse sin piedad. Y el primero que lo hizo fue el Betis por medio de Agra, a los 26 minutos de juego, en un centro de esos que esperas a ver si alguien va a despejar, o va a rematar, o va a desviar la pelota, y que, al final, y de botepronto, te aparece a tu lado y no te da tiempo a atajarla. Asenjo es un portero que no me inspira ninguna confianza, lo reconozco, pero ese balón era muy jodido de atajar. La cosa pintaba fea.
Pero el Atleti del Cholo tiene algo especial: cuando le hieres, responde con rabia. De repente, el campo se volcó sobre la portería defendida por Casto (¿Quién coño discute a este portero en el Villamarín, por Dios?), y, en 3 minutos, centro-chut envenenado y lleno de fuerza de Raúl García, y en el área pequeña, entre 500 jugadores, solamente podía ser él quien llegase a desviar ese balón hacia el fondo de la red. Me estoy refiriendo a Falcao. El tanto parece sencillo, pero a mi me parece de una belleza acojonante: tienes que intuir el sitio exacto en qué colocarte y el momento preciso en el que lanzarte a por el balón. Solo para elegidos. Solo para pichichis. Solo para Radamel. Enorme Falcao.
A partir de este instante, el encuentro se desmelenó. El Atleti por momentos fue un equipo insaciable, voraz, no tenía otra obsesión que ponerse por delante en el marcador, a cualquier precio, pero jugando al fútbol, por qué no decirlo, soberanamente bien. Pero ojo, el Betis tampoco perdía la cara al mismo, y sus acercamientos al área siempre conllevaban aurea de peligro. En ese momento apareció la figura de Casto, que realizó dos paradas sublimes a sendos remates de Raúl García y Falcao. Mientras, el Cebolla hacía de las suyas y dos disparos suyos lamieron los palos, buscando avariciosamente las redes locales. Pero, cuando la gente del Villamarín pitaba al árbitro para que a su vez pitase el descanso porque el Atleti iba a sacar un córner a favor, se produce una contra sublime por parte bética, un centro de Juan Carlos que rebota en Juanfran y que se convierte en una parábola imposible para Asenjo. Otro tanto imparable. 2-1, y gol de los llamados psicológicos … ¿Psicológicos? Mandemos otro puto tópico futbolero al garete de una puñetera vez, que ya va siendo hora …
Segunda parte. El Cholo manda a sus filas de nuevo al ataque sin piedad. Nada de prisioneros. Así, a los 3 minutos de la segunda parte, un tal Perquis decide que quiere bailar un chotis con Radamel, y el árbitro señala el evidente penalti, pero se equivoca en la interpretación del mismo, ya que eso no puede ser en la vida ocasión manifiesta de gol. Pues nada. El colega lo interpreta así, y expulsa al jugador bético. Una expulsión absurda, estúpida, ridícula y que pone de manifiesto una terrible falta de saber interpretar un reglamento, aparte de empezar a cargarte un encuentro que estaba siendo soberano. Falcao lo transforma con su clase habitual, pone el 2-2 en el marcador, y se va del campo, ya que sigue renqueante con su dichosa sobrecarga. Lleva siete goles, es pichichi, y eso que anda renqueante el colega. Cuando esté 100%, no sé los que puede llegar a anotar, su puta madre …
Con el Betis en pleno desconcierto, y el Villamarín afilando los machetes, el Atleti se pone 2-3 en el marcador, en un balón que peina Mario Suárez y que Diego Costa convierte en gol en su primer balón que toca. La cosa parecía ya coser y cantar.
Pero, sin pasar demasiados apuros, eso sí, el Atleti decidió bajar un poco el pistón, el Betis empezó de nuevo a merodear nuestro área y se produce la jugada tonta de la noche, en la que un balón al que no llega bien Luis Filipe, le da en la mano, rechaza en el bético Campbell, le da también a él en la mano, y, para mi, sinceramente, o es nada más que un simple lance del juego (no veo voluntariedad en la acción de Luis Filipe, les soy sincero) o, en todo caso, es penalti en contra nuestra. Lo que no es de recibo es que pites la mano del delantero, y mucho menos de recibo es que le saques la segunda amarilla que le termine expulsando. Visto para sentencia, aunque también habría que decirle al señorito Campbell que su primera amarilla por una durísima entrada por detrás a Juanfran se la podría también ahorrado, tarjeta que seminaranja, por cierto ….
Obviamente, el partido quedó finito, y el resto de minutos solamente sirvieron para premiar el buen partido de nuestro Raúl García, haciendo que seamos ahora mismo el equipo más goleador del campeonato, anotando el 2-4 final.
La pregunta del millón de dólares es … ¿Qué hubiese pasado 11 contra 11? Pues yo pienso que el Atleti hubiese ganado igual por un 3-5, o algo parecido, pero, lógicamente, un bético me diría que al final hubiesen ganado ellos por 4-3. Ninguno tenemos la verdad absoluta de nada, salvo constatar el hecho de que los árbitros son muy pero que muy malos, que el Betis tiene una pedazo de afición fantástica (ni un solo cántico en contra del Atleti a pesar de la movida) y que el Atleti empieza a ser canela fina, pero de verdad.
Ya sé que queda mucho tour, y blablablá, pero hay que vivir el día a día, y ese hecho nos dice que ahora mismo somos el segundo mejor equipo del campeonato, que nos mostramos en el campo como un rival con mucha hambre, con mucha vida y con una ambición incontrolable. Pues bendito descontrol, oigan.
EL CRACK DEL PARTIDO: Arda por parte nuestra, Beñat, por parte bética. Dos pedazos de centrocampistas como la copa de un pino. Turan tiene duende, arte, clase, pausa, desborde, fantasía … Beñat tiene precisión, elegancia, disparo, desplazamientos de balón tipo Schuster en sus buenos tiempos …
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Conjunto vacío.
ÁRBITRO: Álvarez Izquierdo. Por culpa de este gilipollas la victoria de ayer al final me supo a un sabor agridulce. Si para intentar pelear con los dos supuestamente “grandes” es necesario este tipo de arbitrajes, a mi que me bajen del barco que me quedo con mi Europa League tan feliz, oigan. Aunque si tuviese que poner en una balanza a lo largo de nuestra historia todo lo que nos han dado en un lado, y lo que nos han quitado en el otro … No quiero ni imaginarlo, vamos …
TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 3 GRADOS).
Este partido sí que se merece un par de grados más, qué carallo. Por carácter, por bravura, por remontar en dos ocasiones, por coraje y por corazón.
Y el domingo, prueba final de la semana, en el partido contra el Espanyol. Los periquitos no han ganado todavía un encuentro, mientras que yo aún recuerdo el bochorno y el ridículo que hicimos el año pasado cuando a los 15 minutos ya perdíamos por 3 o 4 goles. Pero, afortunadamente, corren otros tiempos por la ribera del Manzanares. Si esto es un sueño, déjenme dormir y no me despierten, por favor.