Fin de año en el Calderón, y nueva victoria para los míos. Como todas, por cierto: plena de trabajo, tesón y fe, frente a un Celta que dejó en Vigo su disfraz de equipo alegre y campechano, y se puso el mono de equipo italiano, defendiendo magníficamente las embestidas Atléticas, que pasaron de ser constantes y peligrosas en la primera parte a cansinas y repetitivas en la segunda, hasta que al Cholo le dio por mover la coctelera rojiblanca, claro está.
La más clara ocasión la tuvo Koke, que disparó con tanta clase y ajustó tanto su disparo que terminó repeliendo el balón en el palo. Muy bien Diego Costa, que se puso el disfraz de delantero más peligroso ante el perfecto marcaje al que fue sometido Falcao, y también merodeó el área de Javi Varas siempre con sumo peligro. Otro que estuvo muy bien fue Arda, aunque ayer hubo determinadas acciones sobre el terreno de juego que, para el que con esto os aburre, me resultan altamente sospechosas. Demasiados años aguantando a mercenarios caprichosos es lo que tiene, más adelante les aclararé.
De primeras, y antes de que se me olvide, buen detalle de la muchachada hacia Tito. Si supieran a cuantísima gente les hace ilusión este tipo de acciones por parte de los astros futboleros …. Créanme, que se lo dice uno que anda asiduo al Hospital de día Oncológico del 12 de Octubre como Pedro por su casa.
La victoria fue justa, incontestable e indiscutible, pero, como ya os he comentado antes, muy curradita. De hecho, la segunda parte el equipo comenzó como si se hubiese dado un anticipo absurdo en el vestuario de empacho de turrón y polvorones. Pero, afortunadamente, apareció el Cebolla por ahí (que bueno que volviste, viejo) y, posteriormente, Adrián, y la cosa ya cambió.
Del ataque del Celta, mientras, sin noticias de su existencia. Al pobre Yago Aspas le ví más por las agresiones (2 concretamente) que sufrió por parte del sinvergüenza de Miranda que por otra cosa. Está claro que había ganas de pillar unos días de vacaciones de más, ¿Eh, coleguita?
Y cuando la cosa parecía condenada al triste y aburrido empate a cero final, apareció la figura de Adrián, que sacó al seguro buen deportivista que lleva dentro para clavarle el balón en la misma escuadra de disparo fuera del área al atónito Javi Varas. Poco más que contarles. El Calderón sigue siendo un puto fortín. Aquí no puntúa ni Dios, y buena prueba de ello fue el planteamiento (completamente lícito y justificado, los Atléticos no somos como otros, que obligan a sus rivales a jugar como ellos quieren basándose en extraños sentimientos morales) conservador de los vigueses. Afortunadamente, al bueno del Adri le dio por ponerse su disfraz de Papa Noel, y nos regaló estos tres puntazos más a todo colchonero de bien. Y, por la rabia con la que celebró el gol, me da que él también se dio un buen regalo empapado de moral y autoconfianza. Que nos aproveche. Llegar a Navidades con 40 puntos o más está al alcance de pocos. Concretamente, de dos.
EL CRACK DEL PARTIDO: Cebolla vs. Adrián. Revolucionaron el partido y fueron completamente la clave de la victoria final. Quizás no tengamos el fondo tan lujoso de armario de otros, pero si, desde luego, tan efectivo como el que más.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Arda, Falcao y Turán. Será que me estoy haciendo viejo y gruñón (que es cierto, por otro lado) pero a mi este tipo de tarjetas tan sumamente absurdas en vísperas de unas vacaciones me resultan altamente sospechosas. Las manos del señorito Turán fueron de vergüenza ajena. Miranda pudo ser expulsado no menos de 3 veces, y tampoco me resultó muy comprensible el cómo Falcao buscó un remate sabiendo claramente que no llegaba ni de coña y que arrollaría a su rival. Pasad buenas vacaciones, chicos, aunque, si luego se nos termina atragantando Mallorca, yo puede que tire de memoria y me acuerde de más de uno, y de más de dos. Concretamente, de vosotros tres.
ÁRBITRO: Pérez Montero. Buena actuación de esta perfecta réplica de un Clip de Famobil.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+12 GRADOS).
Inamovible. Otro partido de obligado cumplimiento. Está confirmado, eso sí: sabemos levantarnos.
Y nada más. Ahora toca el espacio de las babosadas varias por estas fechas, tales como Feliz Navidad, Feliz Año Nuevo y blablablá. Me molan más los hechos que los deseos, y hay uno que es incontestable: se les quiere.