Alguna vez tenía que ser, y perder en San Mamés, con las ganas que nos tienen por allí después del bañito de la final de Bucarest, y con lo necesitados que andan ellos de puntos (aunque bien pensado, también nosotros necesitamos sumar todos los puntos posibles, uno es un soñador empedernido, qué le vamos a hacer, y se imaginaba un Atleti-Barsa en el Calderón, estando a 8 puntos de distancia, no lo puedo remediar), pues ya sabía yo que el partido era de los que había que roerlo, y, desgraciadamente, no supimos hacerlo.
El Cholo puso en el terreno de juego al inoperante Emre (solo se le vio en una ocasión clarísima que desperdició tras perfecta dejada de Diego Costa, paradón incluido de Iraizoz también, todo sea dicho), y al desaparecido en combate Raúl García (al que también solo se le contempló en una buen remate ajustado al palo en el segundo periodo, también paradón incluido de Gorka a una mano), y al temerario Cebolla, que realizó una entrada dura (pero con el balón en juego) sobre un jugador local, montándose la marimorena, con el gilipollas integral del Aduriz haciendo lo que es, un puto batasuno quemacontenedores de mierda. Y que el tipo este haya tenido pelotas de haberse puesto la roja (y que se lo hayamos consentido, claro). En fin, ya nos veremos las caras en alguna que otra ocasión, pseudoetarra de pacotilla.
Pero quien empezó perdonándonos la vida de verdad fue De Marcos, cuando, completamente solo y casi a puerta vacía, remató a las nubes un gol que estaba hecho nada más comenzar el encuentro.
La verdad es que la primera parte fue preciosa, con los dos equipos protagonizando un toma y daca prodigioso, pero con el Atleti, eso sí, y no sé por qué extraña razón, retrasando unos 10 metros su línea de presión. Eso permitió que el Athletic se manejase con más soltura sobre el terreno de juego, y diese más sensación de peligro. Menos mal que Courtois está en el mejor momento desde que llegó al Atleti, y realizó auténticos paradones a remate de Susaeta (al más puro estilo Sterbik, enhorabuena a los campeones de balonmano, traidor serbio incluido), mientras que en Atleti rondó el gol Luis Filipe, cuyo remate salió lamiendo el palo.
La segunda parte ya no tuvo color. Si algo tiene el Athletic en San Mamés son dos cosas: sus salidas en tromba a los comienzos de los encuentros y el peligro que siempre tienen en los saques de esquina. Si no se está al 1000x100 concentrado, te pueden pintar la cara. Y claro, pasó lo que pasó. Courtois salva milagrosamente otra ocasión de Susaeta, pero al final, cómo no, en un saque de esquina, Godín se olvida de la marca de San José y este remata a placer. 1-0, y se acabó el partido, entre otras cosas, porque nuestro centro del campo naufragó estrepitosamente y nuestra presión se hizo de forma desordenada, tarde, mal y nunca. Un segundo tiempo para olvidar, en el que, a la contra, nos terminaron de remachar a pesar de que Thibaut mantuvo el tipo y al equipo metido en el encuentro hasta el minuto 77, en el que ya no pudo hacer nada ante el remate a placer de Susaeta. Y en pleno vendaval rojiblanco, el tercero de De Marcos. Una derrota dolorosa, pero merecida. Y que no les vendan la moto nadie: las derrotas nunca son provechosas.
No quisiera acabar esta crónica sin mencionar unas sorprendentes declaraciones de Dani (aquel fenomenal extremo que tuvo el Athletic) y que ahora, como tantos otros, se dedica a decir sandeces sin mucho sentido en las ondas, asegurando ayer que nosotros no sabíamos nunca perder. Al menos, mi querido imbécil, sí que demostramos que supimos ganaros en Bucarest, haciendo el pasillo y aplaudiendo cuando subíais a por la medalla de vuestro subcampeonato europeo. Me joden más estos tipos con memorias selectivas … Claro que, el retrasado que nos tenía supuestamente que defender, estaba comiendo pizzas mientras. Me estoy refiriendo al demagogo insoportable y estómago agradecido del Sr. Petón. Cada día me cae usted peor, señor. Y mira que es jodido que a mi un Atlético me caiga mal. Se pasa el día tirando la piedra y escondiendo la mano, y como es un “quedabien” con todo el mundo, acaba dando una imagen de babosería absolutamente grotesca. En fin, que siga usted con la pizza, hombre. Total, pa qué …
EL CRACK DEL ENCUENTRO: Thibaut Courtois. Excepcional encuentro el del belga. Él solito hizo que el encuentro durase para nosotros al menos casi ochenta minutos. Está con confianza, bien colocado, imperial por alto y dueño y señor del área. Chapeau, amigo.
LA DECEPCIÓN DEL PARTIDO: Raúl García. Y este sí que lo digo desde el cariño que le profeso, pero ayer era un encuentro para él, y no le vi aparecer salvo en ese remate de la segunda parte. Muy mal partido el suyo. Del Emre no hablo. Parece más un desecho humano que otra cosa.
ÁRBITRO: Muñiz. Por mucho que se empeñen los cabestros locales, la entrada del Cebolla era de amarilla, y punto. Se comió un par de penaltis en cada área, flagrantes ambos (de Cata por llave de judo sobre el quemacontenedores del Aduriz y de otro cabestro local que atropelló a Adrián como si fuese un trolebús cuando estaba dentro del área).
TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 13 GRADOS).
¿Ven cómo no hay que emocionarse con el termómetro, señores? Y den gracias que no lo bajo …
Y el Jueves, la Copa. A ver si recuperamos a Falcao, que nos vendrá cómo perlas. Porque lo único que el colombiano tiene que envidiar a Messi y al CRetrasado es su físico, que jamás se lesionan. Y es una pena. Y no me hablen de provocaciones desde la ciudad hispalense y demás, por favor. Los Atléticos no estamos para oír todas las gilipolleces y prestar atención a todos nuestros rivales. Y en España solamente tenemos dos. Los demás, como si quieren chupar candados, me la pela.