Cuando tu equipo es mejor jugando con 11, con 10, y con 9 es capaz de aguantar un resultado frente al Campeón de Europa, de Liga, de Copa y de todo lo que se le ponga en la polla, jugando en su casa ante cien mil personas, para terminar presionando hasta desfallecer los últimos instantes, subiendo hasta tu portero a rematar y todo, superando inclusive la lesión de su auténtico puntal en el centro del campo, como fue ayer Augusto, uno no puede más que sentirse orgulloso y acabar contento con esta brutal dosis de “Atleti” en vena. Lástima de idas de olla con las putas tarjetas.
Fuimos mejores con 11, porque la salida al Camp Nou del Atleti fue espectacular, con un Saúl omnipresente avisando nada más comenzar el encuentro a Bravo con un gran disparo que el excelente guardameta chileno rechazó a córner en una gran parada a mano cambiada. Poco después, a los 9 minutos, vino el gol, en otra internada llena de potencia de Saúl por banda, cuyo centro no acertó a rematar Griezmann pero si Koke, que aprovechó encontrarse más solo que la una para batir a Bravo con suma tranquilidad. Y aún pudimos poner más tierra de por medio en el marcador, si un posterior durísimo disparo de Augusto hubiese entrado en la portería blaugrana (el balón salió lamiendo el palo)
Obviamente, el Barcelona reaccionó, Oblak salvó el tanto del empate creo recordar en un remate de Luis Suárez (excelente pelotero, lamentable compañero de profesión con sus continuas e irritantes sobreactuaciones), nos embotelló, y a los 29 minutos obtuvo su premio en una excelente jugada trenzada por banda izquierda en internada de Jordi Alba, que, cómo no, hizo que Messi lograse su gol tropecientos mil frente al Atleti. Ocho minutos después, un gran pase de Alves viendo el desmarque del propio Luis Suárez hace que éste se coma con patatas a su compatriota Giménez, y bata por debajo de las piernas a Oblak, logrando remontar el partido. Excesivo botín para los méritos contraídos por uno y otro contendiente.
Al borde del descanso, Luis Filipe entra en plancha a la altura de la rodilla en una jugada en el centro del campo a un tal Messi (la que te ha caído, majo) y ve cómo el árbitro sanciona dicha acción con su correspondiente justa expulsión. Totalmente incomprensible la acción de nuestro jugador.
Sin embargo, el Atleti se olvidó en la segunda parte de que jugaba con 10 y salió de nuevo a por todas, comandados por un entusiasmante Carrasco, que le puso un balón de cine a Griezmann, para que el francés rematase solo solito solo casi al borde del área pequeña, pero el balón acabó sorprendentemente rebotado en una bota de Bravo. Estaba claro, no era nuestro día.
Después, a los 19 minutos de juego, vino la segunda amarilla a Godín, tan justa como absurda por parte de nuestro uruguayo favorito, y el partido se acabó, porque el Atleti no tuvo más remedio que aguantar con 9 el marcador, para intentar en los instantes finales la hombrada del empate. La rata turca pudo poner el 3-1 en el marcador, pero la muchachada rojiblanca acabó el partido embotellando de nuevo a su rival, dando una lección de casta y orgullo por defender la camiseta que defienden al alcance de muy pocos. A pesar de la derrota, un grandísimo Atleti.
EL CRACK DEL PARTIDO: Partidazo de nuevo de Saúl, excelentes minutos, al fin, de Augusto (que rabia que me da su lesión, joder), pero el 5 estrellas fue de nuevo Carrasco. Él solito comandó las cabalgadas del Atleti realizando maravillosas jugadas. El belga es uno de los mejores jugadores de Europa en estos instantes.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Giménez está en un profundo bache de juego, pero, obviamente, hoy se lo han ganado a pulso Luis Filipe y Godín. Tíos veteranos, con callos en las pelotas y todo, es absolutamente incomprensible que se les vaya la olla como les pasó ayer, máxime teniendo en cuenta que se trataba de acciones completamente intrascendentes en el terreno de juego (el brasileño, en una acción en el centro del campo sin chicha ni limosná, el uruguayo, en otra en la que Luis Suárez se marchaba hacia el saque de esquina). Somos humanos, todos nos podemos equivocar.
ÁRBITRO: Undiano Mallenco. Salvo la primera amarilla a Godín, que fue de risa, impecable labor del colegiado navarro ayer (abro el paraguas, trankis).
TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 4 GRADOS).
Se deja como está.
Tiempo, en esta semana, de reflexión, y de hacer todos piña, especialmente arropando en todo lo que podamos a Luis Filipe. Porque a los periolistos, a pesar de la imprudencia de la acción del brasileño, no van a ser capaces de ver que hay un balón de por medio, y que la acción del bueno de Luis es temeraria, pero no gratuitamente violenta en sí misma. Aquí lo único que cuenta es que hemos osado topar a uno de los Dioses del Universo. La verdad, si no fuera porque el sentimiento Atlético es algo de lo que uno no es capaz de desprenderse fácilmente (ni ganas que tengo) es para mandar todo este sucio deporte a tomar por culo. Da tan asco … Cantemos todos al equipo que adoramos …