Los Atlético-Barca de Liga de los últimos años son todo un ejercicio de desquiciamiento, al menos, para el que esto os escribe. Todos las temporadas igual: siempre acabo con un cabreo de narices. Y, después del de ayer, aún más si cabe, tras comprobar cómo fuimos incapaces de ganar a un equipo que, durante muchos momentos de la primera parte, fue una escuadra paupérrima, sin alma, sin vida, sin juego. Claro que, durante todo el partido, el gran ausente fue ese. El juego. Sin lugar a dudas, el Atleti-Barsa de menos nivel futbolístico que uno recuerda, impropio de 2 equipos de los que tienen el aurea de grandes escuadras europeas.
En la primera parte, ya digo, el Atleti, siempre poseído por ese extraño miedo a perder que tiene en sus enfrentamientos ligueros frente al Barsapasta, fue incapaz de aprovecharse de la debilidad del contrario para adelantarse en el marcador. Sí. Tuvieron 15-20 minutos en los que apretó un poquito, y sembró algo de incertidumbre en el área blaugrana, pero poco más. Un disparo desde donosti de Griezmann que despejó notablemente Ter Stegen, otra buena ocasión del francés en la que radió tanto su pase a Gameiro que el guardameta alemán adivinó con suma facilidad, y poco más, la verdad. Triste bagaje para un equipo que se jugaba tanto, y se enfrentaba a un rival tan débil. Por su parte, el Barsapasta, un gol bien anulado a Luis Suárez por falta a Oblak, una falta de Messi que despejó de forma soberana de nuevo el guardameta colchonero, y ya está. La tarde era árida como pocas. El fútbol, tres cuartas partes de lo mismo.
La segunda fue esperpéntica para nuestros intereses. Un Atleti que, salvo una ocasión de nuevo de Antoine, que, esta vez que tuvo que centrar hacia Gameiro, decidió tirar al muñeco, haciendo de nuevo internacional a Ter Stegen, y el gol de Godín, imperial en su salto, tras una excelente falta botada por Koke, y que sirvió para empatar el encuentro (minuto 70 de juego), el resto fue un homenaje al sin sentido. Un equipo que solamente le apetece atacar cuando se pone por detrás en el marcador. Mientras tanto, a ver la vida venir. Exasperante a más no poder.
Y sí. El Barsa anotó 2 goles en este periodo. Dos churrigoles, más bien. Jugadas dignas de patio de colegio: que tiro, que te da, que pillo el rechace, que la despejes tu, que no, que yo, que a mi me da la risa, que para aquí, para allá, que tu marcas a éste, que qué haces tu con aquel, que uno que pasaba por allí mete la puntera, y gol en contra (minutos 63 y 85, Rafinha y Messi, respectivamente). En fin. Fiel resumen de lo que fue el partido de ambas escuadras. Un auténtico homenaje al despropósito.
Y, por si todo esto no fuese ya de por sí irritante, aún más me resulta el temita del puto césped de marras. Por un lado, señores blaugranas, cada uno en su casa hace lo que más le interesa (o cree interesarle). Punto. ¿Tan difícil les resulta de entender? Propongan que se regule el tema si les parece, pero mientras tanto, y siempre y cuando estemos dentro de la legalidad, dejen de dar el puto coñazo siempre con lo mismo, por favor. Son ustedes terriblemente cansinos.
Por otro, señores colchoneros. ¿Nos sirve realmente de algo el tener el césped tan seco en este tipo de partidos? ¿Nos ha dado algún resultado en la competición liguera? ¿Por qué todos los años nos empeñamos siempre en la misma puta gilipollez? Mira que me jode, pero ayer tenía razón el retrasado sin fronteras de Luis Enrique. ¿No es acaso el Atleti un equipo rápido, veloz, y que le interese que el balón ruede a la máxima velocidad posible? ¿Acaso no tenemos capacidad técnica para manejar el balón con gran rapidez? A mi todo esto me parece más una postura propia de un equipucho acomplejado de la capital Pantojera que de una escuadra como el Atleti, la verdad.
En fin. Un puto lunes del orto. Mal día para dejar de fumar. No nos ganó el Barcelona. Perdió el Atlético.
EL CRACK DEL PARTIDO:
Muchas dudas tengo, la verdad. No hubo ninguno que realmente me entusiasmara por parte Atlética. Quizás Godín por su orgullo y tesón. ¿Del Barsa? Menos aún. Quizás su portero, aunque tampoco es que sea ni mucho menos santo de mi devoción tampoco.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
Bajó mínimos el nivel mostrado por Carrasco, por Gameiro, por Koke, por Saúl y muy mal la defensa en líneas generales. Hoy por hoy, no es ni la sombra de la que fue. Y ya pueden estar tranquilos la vikingada: el Barcelona, jugando así, no gana la liga ni borrachos, vamos.
ÁRBITRO:
Mateu Lahoz. El que faltaba. En la línea del partido. Irritante también a más no poder. Ayer conocimos otra nueva versión del ínclito Mateu: la de pitar faltas sin ton ni son. Si el partido era malo en sí, él, con tanta puta interrupción sin sentido, no ayudó tampoco nada.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (- 10 GRADOS).
Refresco la memoria: andábamos en – 13 grados. La victoria del Molinón hace que lo suba 3 grados, y como de lo de ayer ya renuncio completamente a conseguir nada de nada, pues ahí lo dejamos, en -10 grados. Sigue estando hecho una puta mierda, vamos …
Y, el jueves, a Riazor. Imagino que allí nos apetecerá atacar ALGO, y no habrá que esperar a que los gallegos se adelanten en el marcador para intentar ver ALGO, lo que sea, pero ALGO. “Cuando deje esta vida para siempre, diré bien alto, tuve la suerte, fui colchonero hasta la muerte”.