21 de febrero de 2019

Atleti 2 - Juve 0. El Alpinista.


El alpinista venía de entrenar en Vallecas. Si, consiguió su objetivo, pero con más pena que gloria. Fue un entrenamiento que, a cualquiera (incluido yo) le hubiese sabido casi que a derrota, que a decepción, que a dónde coño vamos el miércoles a escalar los Alpes. Afortunadamente, yo ni soy el Cholo, ni dirijo a esta entusiasmada muchachada que no se cansa de crecer, que no se cansa de creer, que cada día dignifica más nuestro escudo y nos refuerza en el sentimiento incondicional de nuestra pasión: el Atleti.

La escalada era complicada. Los Alpes de Turín son jodidos de cojones. De hecho, son el Real Madrid de Italia. Si los vas metiendo mano, atiende a las consecuencias: te terminarán ahogando, con todo el puto poder que  tienen (dentro y fuera, ustedes saben). Pero este alpinista moribundo que venía de Vallecas no se cortó: a subir los míos suben, a morir los míos mueren. Se puso la rojiblanca, y no hubo Dios quién le paró.

Y subimos. Y no morimos (aunque nos quede lo que aparentemente es más fácil, pero que, seguro, resultará más complicado: la puta bajada). Lo dimos todo. El moribundo tiró de corazón, de fe, de coraje, y empezó su aventura como a mi me mola: sin miedo, con pasión, con fe inquebrantable, con ilusión, y con un grupo de entusiastas en la grada que, esta vez sí, por fin asumió lo que canta: “Voy a animarte hasta reventar” … Chavales, los cánticos no son poses, no son frases hechas. Son deberes, son obligaciones, son dogmas de fe, uno tiene que animar con la garganta, sí, para que se nos escuche, pero al unísono con el corazón, para que el Metropolitano retumbe. Los cánticos no son cánticos: los cánticos es sentimiento. Y tenemos que morir matando.

Y el caso es que el alpinista moribundo empezó bien. De momento, me moló: su rojiblanca por bandera. Que si Bonucci, que si Chielini, que si Dybala, que si el ser más despreciado a la par que despreciable del universo, que si Mandzu (respeto siempre para vos, hermano), que si Pjanic … Pero …. Tenemos al mejor Sherpa del mundo: Don Diego Pablo, Cojones de Acero, Simeone. Es nuestro Pastor. Nada nos falta.

Y empezamos la escalada. Jugando muy bien. Controlando en todo momento. Sabiendo de la forma en que podíamos meter mano a este puto pico, pero con cabeza, con inteligencia.

Pronto empezaron las primeras dificultades. Cuando ya parecía que la cosa llegaba a la cima, el árbitro pitó un penal sobre Diego Costa, pero, luego, ya saben, las cosas del RoVAR, nos lo sacaron fuera. Prohibido agachar la cabeza, salvo para besarse el escudo. Somos el Atleti, nos va la marcha, nos gusta, nos pone, jamás nos rendimos, no tienen ni puta idea de quiénes tienen enfrente osando llegar a la cumbre de los Alpes. Cuando algo se nos mete entre ceja y ceja …

Nos tomamos un descansito, pero volvimos con más fe y fuerza si cabe que nunca. Nos tropezamos en el camino con un larguero tras un remate de Griezmann. No retrocedimos. Nos atamos mejor nuestras botas para no resbalarnos. Después, tuvimos una del gran Diego Costa que remató de cine … pero al final, fue de cine de barrio. Estábamos ya helados. ¿Nos damos la vuelta? ¿Tiramos hacia adelante? ¿Damos media vuelta? No hubo duda al respecto. Hemos llegado hasta aquí, así que se tiene que hundir el cielo entero para enterrarnos. Adelante, Adelante, Adelante Campeón … Campeón ….
Sustituyéndolos por Lemar y Morata. Declaración de intenciones: afilamos nuestros piolets, porque o nos vamos para arriba, o nos hundiremos con cualquier alud de Portugal que nos pille a traición. Y pensamos que ya estábamos muy, muy cerquita de la cima cuando Morata anotó un soberbio golazo de cabeza, pero oigan, ahora resulta que el jurgol ya no es un deporte de contacto. Ahora, cuando un menda va a rematar un centro desde una banda de cabeza, tiene que antes, perfumar convenientemente al defensa, regalarle un peluche, darle dos besitos y luego desearle que pase buena noche. Los tiempos cambian, las normas también. Habrá que acostumbrarse.

Eso sí, el Alpinista, lejos de amedrentarse por los aludes presentes y futuros, siguió escalando. Siguió esquivando dificultades. No se rindió jamás. Y Adelante, Adelante, Adelante Campeón …

Los alpinos no daban crédito. “Somos la Juve”, exclamaban. Pues muy bien. Y nosotros, el Atleti. Y si Griezmann no pudo resolver como acostumbra, demostrando que este equipo no depende absolutamente de nadie salvo de su propia energía al besarse el escudo (Rober, aquí tienes tu minuto de gloria, te quiero un montón, socio) llegó, al fin, el primer paso en que empezamos a tomar la cumbre, y rozamos la punta de nuestros dedos con el cielo. Fue el Comandante Giménez. ¿Qué es Giménez? Giménez transforma los rayos de una tormenta, en unos rojiblancos, pero aún más dañinos y poderosos. A Giménez no le hace falta llevar desde los 5 años en el Atleti (por cierto, ¿Se imaginan si los llevase? Me quiero morir). Giménez en un Sander. Es un puro y genuino producto Atlético 101%. Giménez eres tu, que me pasas el mini de whisky en la previa. Giménez es el que enciende la bengala dando saltos sin parar cantando nuestro himno. Giménez es el que da un piti cuando ando desesperado buscando una piedra para fumar. Giménez es el que acaba afónico en un partido. ¿Giménez? Y me lo dices tu, clavando tus pupilas rojiblancas sobre las mías … Giménez eres tu, amigo. El pobre desgraciado que esté leyendo esto.

Hay más. Nos queda lo mejor. Nos quedaba el penúltimo peldaño para acabar la cima. Hacía a lo mejor 50 grados bajo cero, pero nos quitamos guantes, chupa, gorro de invierno, forro polar, echamos un trago de whisky, y ya nadie nos puede parar. Minuto 82, Godín, uno de nuestros dioses sagrados, en remate que uno no sabe si fue una volea, una picadita, un centro, o qué se yo, introdujo el balón dentro de las mallas. ¿Saben que les digo? No les den más vueltas: remató con el corazón. La cima está conseguida.

¿Y cómo acabó el partido? Pues como siempre les digo … Tatúenselo si hace falta, caramba … “Para todo lo demás … Oblak”.

Estamos en lo más alto. Nos queda, probablemente, lo que parece más fácil, pero seguramente nos resulte más complicado: bajar. La cumbre está conseguida, pero hay que descender para llegar al barrio. Reitero. Y eso es también para elegidos. Pero el Sherpa Huevos de Oro Simeone, es capaz de empeñar los mismos si es menester. Lo vamos a conseguir, lo tengo claro. Igual que también sé que vamos a sufrir como perros. Somos el Puto Atleti. ¿Algún problema?

Sin embargo ayer, el crack del partido no fue Godin, no fue Giménez, no fue Oblak … Fue Javi. Y no por qué me llevase a casa (cosa que le agradezco mogollón, él bien lo sabe). Fue por representar fuera del campo lo que es ser un tío del Atleti de verdad. Al final, hubo un hombre, un gallego de los que yo tanto quiero, que andaba el menda tan enborrachado del Atleti que se bebió la Estrella de Galicia, se tatuó la misma, y el envase yo creo que se lo papeó y todo. Vamos, joder, que llevaba un ciego del carallo. Pues bien, Javi (que se tenía que levantar hoy a las 6,30 h. de la mañana) no le dejó ni un momento solo hasta llevarle a un taxi para que fuese a su hotel. Y, ¿sabéis lo que decía Javi en todo momento? No se representaba como tal, sino que no paraba de decir al menda: “los del Atleti somos así”. El hombre hasta se angustiaba por nuestra presencia, con el fin de dejarle en un puto TX para que se fuese a su hotel (era de la Coruña, Galicia Calidade). Pero Javi no se rindió jamás ¿Les suena, verdad? Atlético 101%. Y si son ahora mismo las 14:20 h de la tarde del jueves, y ese hombre no está metido en un taxi en condiciones, ahí seguiríamos Javi y yo buscando y parando  taxis sin parar… Fue la más bella lección de la noche. Un menda que, en los tiempos que corren hoy en día, se preocupa más por una persona mayor que por si mismo. Un tipo, encima, que en todo momento, no se identifica por su nombre, sino por el equipo que lleva en su corazón, engrandeciéndonos tanto como el gol de Godín. Un tipo impresionante. Un Atlético. Un Sander.  Muchas gracias a todos. De corazón.

17 de febrero de 2019

Rayo 0 - Atleti 1. El 0-1 como dogma de fe.


Pues hombre, como resultado en sí, no tiene nada de malo. Hay muchas formas de conseguir 0-1 o 1-0. Se puede lograr jugando bien, jugando regular, teniendo ocasiones de gol claras, teniendo pocas, pero conseguirlo como ayer … A mi, personalmente, no me va. Y convertir esta manera en un dogma de fe, y pavonearse encima de ello, pues oigan, ni de cachondeo.

Yo creo que lo defender bien está muy bien (lo cual, por cierto, últimamente tampoco hacemos), lo de presionar armónicamente y sin descanso también es fabuloso (cosa que, curiosidades de la vida, tampoco estamos consiguiendo en los últimos encuentros), lo de correr y luchar y dejarse el alma es lo mínimo exigible a cualquier profesional (correr con cabeza, no como pollos empastillados sueltos en medio de la pista del Radi). Todo eso es cojonudo. Pero a veces el Atleti se olvida de lo principal: a este deporte se juega con una cosa redondita que se llama balón. Este juego consiste en pasarse el mismo de uno a otro compañero, con el fin de avanzar hacia la portería contraria para terminar introduciendo el esférico dentro de la portería rival. Pues bien, cualquier parecido con la realidad colchonera, es pura coincidencia. ¡Que les pongan un vídeo a este gente si hace falta, hostia!

El partido de ayer comenzó con un espejismo de un gran centro de Griezmann sobre Saúl, cabezazo de éste que se marcha fuera del marco defendido por Dimitri (que no sé cómo le dio tiempo ayer a arreglarme el aire acondicionado para luego estar defendiendo la portería del Rayo, ya se lo preguntaré al Capo el miércoles próximo). ¿Todo lo demás? Un continuo y constante desprecio como maltrato al balón. Deberían, de hecho, de sacar también una ley de violencia de género sobre este asunto. Casi cualquier cosa que ayer portara una camiseta azul celeste por Vallecas, se merecería una buena etapa en la sombra.

No sé, Cholo. Yo no veo tus entrenos, pero yo creo que el balón debería de ser algo más protagonista. Quién sabe. Que se empiecen a pasar el balón así, en pasecitos cortos y paralelos entre un compañero y otro. Aunque no sea al primer toque, no les forcemos demasiado, leñe, que a alguno le puede dar hasta un esguince y todo, no me jodan. Y si vemos que la cosa avanza, pues ya si eso intentamos realizar alguna pared, algún remate a puerta … Si vemos que seguimos avanzando, continuamos con un cambio de juego. Y si ya va todo fetén, intentamos ya un pase entre líneas, en profundidad …¡Pero eso ya sería la rehostia, vamos! ¿Y qué me dicen de una internada por banda? Si … Esa extraña desconocida … Si la muchachada logra hacer algo de eso, preparen los tambores, los timbales y los fuegos artificiales. La fiesta será de Campeonato.

Menos mal que, como siempre os cuento, para todo lo demás, tenemos a Oblak. Que si me llega Embarba por mi derecha, después de ridiculizar una vez más, a nuestro dorsal número 3, paradón que me saco por aquí. Que el delantero ese pseudovikingo con nombre de insecticida (reconozco que no tiene mala pinta el chaval, RDT, o memez análoga, para los amigos) se me planta solo, otra vez a hacer el cangrejo dentro del área para sacarle el balón cuando ya se metía en nuestra portería. Que si me cabecean a bocajarro en el último minuto …Y encima, en los minutos finales, va Simeone y saca a Savic. Otro rival a vigilar.

Mientras tanto, en lo único que se le vio al Atleti, fue en una acción ensayada que centró el dorsal número 3, y que ni Godín (comprensible) ni Morata (bastante menos comprensible) se enteraron ni del nodo. Todo lo demás, una auténtica colección de atrocidades, apuñalamientos al esférico incluido.

Y ya por fin vino el gol, claro. Tanto más digno de los churrigoles que le hicieron famoso a cierto siete que fue nuestro anterior recogepelotas y que terminó siendo ídolo del pegote blanco octogenario que puebla Concha Espina, que de otra cosa. Y del único que, hoy por hoy, parece saber lo que es conseguir un tanto con la colchonera (o con la puta bayeta azul esa de ayer, o con lo que sea, coño): Antoine Griezmann, que tampoco está como para mear colonia, pero el “francesito” (copyright, Rafita), golito va, 3 puntitos vienen.

Así que, no sé … Que reflexione todo el mundo. Que lo haga el Cholo (por otro lado, muy feliz con su renovación, nada que ver una cosa con otra), que he visto al Atleti jugar mucho más dignamente que ayer al fútbol. Que lo hagan los jugadores, a los cuales les importa 5 bledos mandar un pelotazo grosero a la grada o quitárselo de encima como si fuese un calcetín sudado. A ver si alguno es capaz alguna vez de encarar, de profundizar por banda, de poner un centro en condiciones. No hace un tiempo demasiado lejano lo hacíamos a las mil maravillas. Y que reflexionemos también los aficionados. Si realmente nos gusta esto. Si nos mola ver a nuestro Atleti así, tanto como para, inclusive, convertirlo en un dogma de fe. Ahí queda el reto.

EL CRACK DEL PARTIDO: Pues hombre, como “crack” precisamente, permítanme que me descojone … Oblak, si, Por supuesto. Éste siempre. El resto … Bueno ... Yo a Morata le veo cosillas (en cuentagotas, pero cosillas, al fin y al cabo). Griezmann aparece menos que yo paso por el museo Thyssen, pero cuando está, está. Me moló el poder intimidatorio de Diego Costa en su salida (jugador que me enloquece, pero que paso de hacerme más ilusiones, sé que cualquier día de estos se cruzará otra hormiguita inoportuna en su camino, y nueva lesión al canto). Y, de momento, dense con un canto en los dientes, queridos.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO: Oigan, oigan … Sin empujar, ¿Eh? Menuda avalancha de peña, joder … Godín, cuando un puto crío contrario pasa por encima de tu cabeza como un misil y no te enteras ni por dónde ha venido, algo huele a podrido en Dinamarca, Uruguayo. Se le quiere, y se le quiere bien, pero siempre he pensado que es mucho mejor una retirada por todo lo alto (de seguir en esta línea) que terminar arrastrándose por el campo. Arias, muchacho, vaya partidito también el tuyo … Flipante es poco. Más bien diría estresante. Lo del dorsal número 3, reitero. No le quiero ver más defendiendo mi puta camiseta, que si, que suele ser fea, que lleva una mierda de logo puesta, pero eso, que es la mía. ¡Fuera ese tío ya, coño! Cholo, hay que recuperar a Saúl como sea. Éste es uno de los nuestros, de los que jamás osaría silbarle (aunque yo soy un puto gilipollas que luego no silbo a ni Dios). Es nuestra gente, por ellos tenemos que morir. Lo de coche de choque Correa está pasando de ser de días difíciles, a meses difíciles. Es para cortarse la venas directamente, madre … Y Vitolo, cuando hace una puta internada por banda después de 3 lustros, va el Cholo y le cambia. Esto es la repolla, señores …¡BIBA EL VINO! (que diría el otro).

ÁRBITRO: Gil Manzano. Pitó 500.000 faltas absurdas. Se come un penalti de Giménez clarísimo (anda que, Uruguayo, no puedes quitarte a un pibe de encima empujándole con las 2 manos, hombre de Dios). En lo único que acierta es en el tanto nuestro. Que sí. Que el puto Morata estaba en fuera de juego. Pero luego hay una segunda jugada, y ahí ya empieza otra nueva función. Eso sí, que nadie lo dude: si en vez del noble Rayo, tenemos enfrente a otro equipo que tanto ustedes como yo sabemos, vamos …Ese gol está anulado sí o sí. Y encima, con el añadido de tarjeta a Griezmann, por osar anotarlo, y a Morata, por protestar y por sucio traidor. Los hechos hubiesen sido así, y así se los hemos contado.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (-3 GRADOS).

Lo dejamos el día del Huesca con 1 gradito positivo. La victoria frente al Geta es de obligado cumplimiento. La derrota frente al Betis baja 3 grados. El robo frente a la escoria de siempre baja 1 más. Y la victoria de ayer es de obligado cumplimiento también, así que la cosa se queda con un altamente descorazonador – 3 grados. Y no quiero escuchar ni una puta voz, ¿Estamos?

Y, el miércoles, la madre de todas las batallas. Ni que decir tiene que jugando como ayer, yo les aconsejaría que no tuviesen demasiados sueños húmedos. Eso sí: es otra competición, espero otra motivación y, conociendo nuestra particular histórica idiosincrasia, nada es imposible portando la rojiblanca. Ni para mal, ni para bien. Así que ahí estaremos … Voy a morir por ti, Atleti de Madrid …

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