Paciencia.
Admirable fue la que tuvo el Atleti, especialmente en el primer periodo, frente a un rival tan duro, incómodo y rocoso como suelen ser los equipos de Garitano. Jugó y afrontó este encuentro de la única manera posible de hacerlo: control absoluto del juego, elaboración infinita hasta encontrar un posible hueco en el que poder penetrar a ese muro infranqueable de los visitantes, la toco para allá, lo intento por esta banda, lo hago por esta otra, intensidad, concentración máxima, y para todo lo demás … El balón parado, que fue una fantástica noticia ayer el haber recuperado, al menos, nuestra imaginación, originalidad e intensidad en dichas acciones. Así llegó la primera ocasión, en una brillante acción tras una falta que cruzó su remate de cabeza Morata por muy poco. Poco después, un centro de banda del, ayer excelso Trippier, se transformó en un genial remate de semichilena de Joao Félix que salió lamiendo el palo de Pacheco. Pero el Atleti me gustó un montón. He visto millones de partidos como este, y lo normal es que un equipo empiece a caer en la precipitación, continué abusando en exceso del juego directo y termine en pleno estado de ansiedad compulsivo. El Atleti ayer fue un ejemplo de cabeza, saber estar, tener claro lo que haces, confiar a muerte en ello, y esperar tu recompensa final. Y, a todo esto … el rival sabrá. Terminará desgastándose, concluirá teniendo un pequeño fallo en la marca, esa carrera que no llega fruto del cansancio, esa falta inoportuna … Y caerá. Cuando un equipo te juega así, te va a terminar pillando en alguna, como terminó siendo en realidad. Pero eso, la clave principal es esa … PACIENCIA.
Sapiencia.
Queda lo más importante, rematar, y ahí entra la sapiencia del Cholo al mover sus peones, al inventarse a un Llorente que es un auténtico puñal mortal de necesidad cada vez que arranca como una moto por el campo (da igual por banda que por el centro). Sapiencia tanto en descubrir su nueva posición como en saber utilizarle, en cada instante, en el momento exacto preciso. Con precisión suiza. Y al continuo crecimiento de Costa, que no se me olvide, carallo. Así llegó el primer tanto, en una falta cometida sobre el chaval cervatil, que Trippier puso de cine, y que Saúl remachó sin piedad. La fórmula parece sencilla, pero hay que saber ejecutarla. Y ayer el Atleti asumió su rol en el encuentro a la perfección.
A partir de este instante, el Atleti siguió con Maestría manejando los tempos del encuentro, el Alavés no tenía muy claro si tenía que dar un pase hacia adelante que le podría resultar mortal de necesidad, y, para todo lo demás, Llorente de nuevo, que provocó un “¡Ejem” penalti (de esos de los que pitan en el reglamento del Cuerna, la noche le confunde más que a mi los sábados por las mañanas al Señor Malero), que Diego Costa fusiló sin piedad. Encuentro rematado.
Y aún pudo ir mejor la cosa, especialmente en una contra de cine colchonera, en la que participaron Llorente o Trippier (no recuerdo bien), con dejada de Diego Costa sobre Carrasco, éste que ve la internada por la banda de Lodi, y su remate final inocente lo ataja sin mayor complicación Pacheco.
Al final llegó el tanto del honor Alavesista que me jodió un montón, porque cada gol que encaje Oblak es una patada en los huevos en post de conseguir su quinto Zamora consecutivo, cosa que, como bien saben, nadie ha conseguido. Como el Cholo, que nadie ha logrado ya tantas victorias en el Atleti como él estando de Míster. Los dos representan a la perfección las dos virtudes encomiables que demostramos ayer: Paciencia vs. Sapiencia.
EL CRACK DEL PARTIDO:
Me sorprende muy gratamente el espectacular crecimiento a nivel técnico de Savic, que, con sus cosas, reconozco que me anda encandilando por momentos. Giménez sigue imperial, bien Koke y Saúl, letal Llorente, pero ayer el crack se lo doy a Trippier. Sostuvo casi todo el encuentro la mayoría de acciones atacantes del Atleti, demostrando un despliegue físico sencillamente inconmensurable, manteniendo a raya también sus acciones defensivas. Arriba, abajo, abajo, arriba, ahora combino, ahora me voy como un demonio, ahora saco un fuera de banda tipo Hércules, después vuelvo a poner una banana espectacular. Su mejor partido desde que lleva con nosotros. Hasta se ha dejado el pelo como nuestro Cholo. Está claro que nuestro Peaky Blinder favorito va a muerte con él, y con este equipo. Encima, nos cae de cine. Muy bien por él. Eso sí, que alguien le avise que el partido ya ha acabado, por favor. Que aún anda el colega subiendo y bajando la banda del Metropolitano sin parar.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
Lodi, aunque tuvo el hándicap de que su mejor marcador, especialmente en el primer tiempo, fue el Señor MALero (de malo que es, Dios) no estuvo fino ni en defensa ni en ataque. Mientras, Morata estuvo en plan niñato vikingoide despreciable (de todo se queja, todo le molesta, el mundo siempre está en contra suya …¡Menos balbucear y más jugar al fútbol, joder! Y, aún siendo esto grave, esto sí que no lo perdono: esa salida del campo cuando tu equipo va con empate en el marcador jugando en casa, andando pasiblando, paseándote y perdonando la vida a diestro y siniestro, aquí, machote, como que no). O te quitas estos putos dejes aprendidos en ciertos lugares despreciables de los que no me quiero ni acordar, o esto no ha hecho más que empezar. Y sí, Correa no se fue ni de Sor Citroen ayer, pero cuando le cambiaron, salió echando leches pensando en el bien del equipo en el que juega. Punto. Un mal día siempre es perdonable. Un mal día haciendo el retrasado, directamente, no. No lo es.
ÁRBITRO: Señor MALERO López.
Para cada falta tiene un reglamento diferente. Para cada tarjeta, tres cuartos. Que uno del Alavés le da un plantillazo salvaje a Saúl, amarilla, cuando era algo más que naranja. Que luego Saúl saca el codito a pasear, ni amarilla, cuando sabía que ya tenía una anterior (que a saber si fue justa o no, que esa es otra). Y luego el show de los penaltis: el de Llorente, es más falta del propio chaval que otra cosa (a pesar de la brillantez de su acción). El de Koke (aunque fue una acción temeraria por su parte, y podían pasar estas cosas), es muy extraño que alguien haga mano cuando no está ni siquiera mirando el mismo, y parece que viene de un rechace anterior de su propio hombro. Un tipo siniestro el tal MALERO éste. Más que Clin Eastwood en la excepcional Sin Perdón.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 9 GRADOS).
¡Subida del Termómetro, oigan! ¡Todo un gradazo tras nuestra victoria en Valencia, frente al Levante! Hombre … Por lo de ayer no me lloren, ¿Eh? Que era partido de obligado cumplimiento. No se me emocionen tanto, leñe …
Y el martes, el Barsapasta. Si hay algo que me jode de no estar disputando a estas alturas de Liga el título es precisamente este tipo de partidos. Clásico encuentro en el que toda la vikingada te lanza los nauseabundos tópicos de siempre: “Si a mi el Atleti me cae de cine”, “Tenéis un equipazo”, “Ya veréis Llorente”, “Vosotros sois capaces de eso y más” … Pero que, al contrario, si al final palmamos, vendrán los desprecios habituales “No sabéis que hacer para que no ganemos nosotros”, “parece mentira que les regaléis así el partido”, “No tenéis dignidad – habló de putas la Tacones-”, “nunca competís con ellos· (preguntarles en Champions, a ver qué os cuentan). Así que el lunes echaros todos los geles posibles anticiervos (ahora que está tan de moda embadurnarnos de potingues varios y pintorescos). Nosotros a nuestra bola. Hay que ganar, que en Liga no lo hemos conseguido todavía. Y quién se lleve el Campeonato quién le salga de la polla. Que yo soy del Atleti, oigan. Y no hay más. Y, os cuento una cosa, aún sabiendo de la dificultad de la empresa, esta vez sí, tengo fe ciega en la muchachada. “Atleti yo te amo, contigo hasta el Final” …