18 de junio de 2020

Athletic/Osasuna - Atleti. Extrañas escenas dentro de la mina de oro.


Como todo este tiempo está siendo tan inaudito, siniestro a la par que psicodélico, como si el mismísimo Jim Morrison hubiese hecho escrito el guión de estos malditos días que andamos viviendo (puesto hasta arriba de peyote, imagínense el panorama), he decidido cumplir mi promesa y realizar una especie de dos por uno, que ya veremos cómo sale.

De momento, a los rivales los podemos considerar de nivel deportivo bastante parecido (así lo dice la clasificación actual, de hecho), si bien yo eché de menos mucho la historia de la falta de público tanto en uno como en otro campo. El Atleti necesita caña, sentir el aliento de la grada en su nuca (tanto a favor como en contra, recuerden Liverpool), disfruta sobremanera bailando la danza diabólica maldita descalzo sobre el fuego de dos aficiones, por momento, encolerizadas, frente a nuestra muchachada “celeste” (no quiero cabrearme en exceso  tras el subidón que me dio ayer ver al Atleti, la verdad). Así que, como no podía ser de otra forma, ambos partidos los viví de forma bastante diferente.

El del Athletic, con la buena gente de la Rock and Roll, en la guarida de sus miembros (en adelante, “El Despacho”, copyright by Don Pablo Mármol), con Don Cristóbal al frente de la nave, como siempre, cumpliendo todas las normas habidas y por haber (solo faltaba), y en compañía también del gran Kapitán, y contando especialmente con la suerte de tener como compadres de “Despacho” al bueno del Sr. Mármol, de Don Rubio y su chica Doña Tania, mi nueva Musa del Calderón, que, encima, tuvo la amabilidad de llevarme y devolverme sano y salvo en mi casa (¡ejem!, otra cosa es que yo luego me complicase un tanto la vida, no entremos en más detalles al respecto). Sin embargo, el ambiente no era el de cualquier pub en un partido tan, sobre el papel, chanante como éste. La falta de gente en grada se transmite también, inclusive, al ambiente que se puede crear de fútbol en cualquier garito bufandero descerebrado de Dios. Eso, y que el partido fue especialmente espeso, a la par que, por momentos, desesperante, hizo que la cosa transcurriese como dándote un rulo por alta mar, en un velero sin apenas viento que sacarte de la melancólica monotonía.

El de Osasuna, ayer (y ya se siente) lo vi en mi casita, entre otras cosas, porque el horario chulo-putas este de las 22 h., a los que tenemos que madrugar al día siguiente y tal (poquitos en este puñetero país, en opinión, al menos, del Señor Tebas y sus secuaces) hace que no quiera complicarme la vida mucho más que lo que suelo retorcer ya de por sí. Y, aunque me costó dormirme posteriormente, no  se crean, me levanté hoy con esa sonrisita entre cómplice y bobalicona que nos suele dejar el Atleti, cuando juega, y lo hace tan bien cómo ayer. Y gana. Y golea, que oiga, uno ya no recodaba la última vez que le ví hacerlo, máxime, encima fuera de casa, y en el campeonato doméstico.

Volvamos a San Mamés, en donde se adelantó el Athletic, como a la media hora, tanto de Muniaín, tras un extraño cambio táctico posicional de Doña Tania en el garito, el cual sufrió su correspondiente reprimenda por el que esto les escribe (toda una semana preparando todas las supersticiones habidas y por haber por empezar de nuevo con la senda de la victoria, para que luego le hagan a uno esta pirula, caramba). Sin embargo, a los dos minutos empató Diego Costa, tras brutal asistencia al primer toque de Koke. Fue tal la sapiencia futbolística al ser de la poca gente que apreció la forma de jugar al primer toque de mi idolatrado Resurreción, ese detalle mágico técnico suyo, que, tras comentármelo la susodicha Doña Rubia, decidí perdonarla todos sus pecados y convertirla de nuevo en mi nueva Musa rojiblanca particular (con permiso, claro está, de Don Rubio, no se me vayan a columpiar).

Poco más se pudo adivinar del partido frente al Athletic. Eso ni fue partido de fútbol ni fue ná. Como un chuletón sin sal gorda. Como una cerveza sin alcohol. Como si de un perrito caliente sin salchicha se tratase (¡Basta ya de decir gilipolleces, Tomi!). Sencillamente, para olvidar.

Y, sin embargo, el de ayer, es para no ser olvidado, pero para bien. Cada persona somos un mundo, está claro, inclusive en nuestra forma de entender el fútbol, pero en mi opinión, ayer el Atleti tuvo absolutamente todo lo que admiro en un equipo: concentración, intensidad, por momentos, extraordinaria circulación de balón, constancia, presión, generosidad entre los jugadores, y por supuesto, calidad. Acciones de muchos kilates. Porque el primer gol especialmente es para enmarcar: el pase de Herrera, la internada de Lodi, el remache final de Joao Félix a la escuadra … Hasta Saúl estuvo inmejorable, haciendo un lamentable remate con la clara intención de despistar a toda la defensa Osasunista.

Tras la pausita esa del refresquito de rigor (ya me contarán qué sentido tiene el hacerla en Pamplona, a las 22,30 h. y con 12 grados de temperatura, ya perdonarán), fueron los únicos instantes en los que el Atleti se nos despistó un poquito, y Osasuna fue el Osasuna que te sale siempre a la yugular en el Sadar. Afortunadamente, el Atleti terminó como empezó: mandón, dominante, y que hacía que corriese el balón y el rival detrás del mismo. Por momentos, un baile en toda regla.

Al poco de comenzar la segunda parte, el equipo pamplonés decidió volcarse a por nosotros, de forma un tanto temeraria, y eso hizo que Correa, en una de las pocas acciones brillantes que tuvo, por cierto, viese el desmarque de Diego Costa (el paciente evoluciona lenta pero favorablemente), y la Pantera cedió el balón con generosidad infinita hacia Joao Félix para que el chaval pusiese el 0-2 en el marcador.

Todo el resto del encuentro, fue coser y cantar … más goles para el Atleti. El Cholo sacó a la sección fulera al campo, puso la guinda con la salida también postrera de el gran Carrasco, y los tres terminaron siendo decisivos en sus acciones (muy especialmente en el caso de Llorente, del cual les terminaré de hablar más adelante). Se lo he dicho esta mañana personalmente, pero hubiese dado un brazo por haber visto esta segunda parte en compañía de Don Rubio, de forma muy especial. Y si me pilla en la otra banda a mi cachorrín, también hubiese disfrutado lo mío, no se crean. Ellos ya saben de qué va todo esto (ayyy, los talibanes rojiblancos, cuánto me van a hacer sufrir) … En fin. ¡Qué raro que está siendo todo esto! Lo digo, gracias, Jim, por tus Extrañas Escenas dentro de la Mina de Oro.

EL CRACK DEL PARTIDO: De Bilbao, la nada más absoluta, transparencia total. De ayer, estuvo muy bien Giménez, bastante activo también Lodi, Herrera y sus pases, Joao Félix, porque cada día va haciendo cosas y más cosas determinantes (un crack no tiene por qué jugar 90 minutos de cine, sino mostrar su calidad de forma letal y diferente, y no solo por sus dos goles, sino por la jugada que se hizo en la primera parte dándole uno a Correa, que no sé qué puñetera gambada intentó realizar para meter al final el tanto, por poner otro ejemplo), Llorente estuvo imperial (eso sí, aprovechándose del desgaste del rival y del momento en que salió al terreno de juego, con todo el pescado prácticamente vendido, aún así, gol y 2 asistencias, no se le puede pedir más al chaval), pero el que ayer estuvo realmente inconmensurable fue Koke. Todo lo que hizo, fue pura magia. Esa velocidad que tuvo, tanto de mente como de técnica individual, esa visión constante de juego, ese ser el engranaje de todo, y, especialmente, ese “tac” al primer toque que tiene, hizo que, por momentos, me encandilara que enarbola. El Atleti, con él, jugó a velocidad de vértigo. No queda otra: en pie todo el mundo, por favor.

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
Que pasamos de Bilbao, va, que al menos no palmamos, y ayer, si metimos cinco, pues eso … Tralarí te la hinco.

ÁRBITRO:
El de ayer, Burgos Bengoetxea, salvo en la tarjeta que no fue ni falta de Savic, en lo demás estuvo perfecto. Si nuestros jugadores no saben todavía que no pueden saltar a disputar el balón con el codo dándose un rulo por esos cielos de Dios … Pues que aprendan. Y si quieren rascar, que lo hagan, que a mi me parece perfecto. Pero sabiendo cuándo, cómo y por qué. Y siempre, con cabecita. No hay más. En definitiva, siempre podemos inflarnos a poder excusas de todos los colores, disfrazarnos de plañideras rojiblancas compulsivas, y ver fantasmas por todas partes. Me gustaría que mucha gente viese el fútbol, lo que es el fútbol en sí, con la misma dedicación exhaustiva que lo hacen con cada acción arbitral, con cada falta, con cada  tarjeta  … a lo mejor lograríamos entender que, por muchas trabas y zancadillas que queramos ver, al final se impone la realidad más cruda y absoluta: si no juegas un pimiento, empatas o pierdes (Bilbao). Si te da por jugar al fútbol estupendamente, ganas, y puede, que hasta golees (Osasuna). Que cada uno disfrute de este deporte como más le apetezca, pues.

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 8 GRADOS).
Partíamos de los 7 grados, inflados a la par que manipulados previamente por sus ataques de euforia no contenida del Sr. Mármol. A pesar del tostón infinito de Bilbao, lo subo uno más … y ahí se queda, Hermanos, porque lo de ayer en Pamplona, es de obligado cumplimiento, a pesar de la brillantez y eficacia que demostramos. Afortunadamente, el Termómetro sigue impoluto el paso de los acontecimientos, siempre en su justa medida, mostrando orgullo, sentimiento y tradición.

Y el sábado, que si quieres arroz, Catalina … Nos visita el Pucela, siempre correoso donde los haya. Cuidadito, que las euforias excesivas, a los Atléticos, nos suelen sentar peor que a mi los viajes a dicha ciudad. “Ni la muerte nos va a separar” …

1 comentario:

JotaCe dijo...

Saludos D. Tomi y demás atléticos de bien. Que bueno tenerle de nuevo por aquí, siempre es un placer leerle, aunque sea de dos en dos ;)))). Me limitaré al partido de ayer, ya que el de Bilbao no tiene mucho que comentar, partido raro, trabado, y lo mejor, sacamos un punto. En cuanto al de anoche, coincido con usted D. Tomi, gran parido de Herrera, Joao, Llorente está a un nivel impresionante, tanto físico como viendo puerta y asistiendo a los compañeros; buenos apuntes de Costa, Lodi... en general ninguno estuvo mal, pero me quedo con Koke. Manejó el partido a su antojo, y eso se nota, y mucho. Ah!, y no nos olvidemos de Oblak, creo que sólo tuvo que parar un mano a mano, sin problemas, como acostumbra, y ya van 100 porterías a 0 en liga. Que siga así y por muchos años. A cuidarse mucho y Aúpa Atleti!!

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