Todos estamos viviendo situaciones difíciles especialmente con nuestro deseo de volver a la grada, a nuestras previas, a nuestro fútbol, al aroma de tabaco, petas, maría y demás flores silvestres de los alrededores de nuestro sitio en el Metropolitano, a tomar la penúltima sucia y caliente cerveza a toda leche al salir del campo, pillada a cualquier especimen que se precie, sin importarnos en exceso precio, calidad o higiene personal del tipo que nos la proporcione en cuestión. Pero esto va para largo, y si queremos no terminar de perder la magia de lo que más nos gusta hacer en la vida, tendremos que buscárnosla de cualquier otra forma para no terminar de perder la magia.
Yo he decidido, con mi más escrupuloso cuidado especial ante la situación que andamos padeciendo, sin bajar la guardia ni un solo instante, y, en definitiva, sin hacer el papanato, siempre, por supuesto, dentro del marco más estricto de la ley, ver los partidos con mis Hermanos de la Rock&Roll en el Despacho a partir de este mismo pasado sábado.
Y no. No me arrepentí para nada, más bien al contrario, pasé una tarde deliciosa (paseíto desde Carabanchel hasta Arganzuela-Planetario incluido).
Sinceramente, necesitaba algo así. Volver a sentir la alegría de ser del Atleti, pero de verdad. Empezar a ver un encuentro un tanto dubitativo, en el que el Betis salió a por todas, mientras nuestro equipo aguantó los empujes verdiblancos con los recursos que suele emplear cuando no tiene muy claro el plan que afrontar: aguantar, no complicarse la vida, intentar contragolpear (algo que al tener ahora la referencia siempre arriba de Luis Suárez tenemos mucho más claro el cómo ejecutarlo), a veces brevazo va, otras melonazo viene, y, como suele ser norma de la casa, para todo lo demás, Jan Oblak.
Del megachachipirulidelahostiayesq
Luisito Suárez, mientras tanto, marró las ocasiones más claras en nuestro duelo de puñetazos sin demasiado control que fue dicho periodo. Al final, empatito al descanso, y a echar el piti de rigor.
La segunda parte el Atleti se convirtió en una ciclogénesis imparable de fútbol en contra visitante. Fue un segundo tiempo espléndido, brillante, colosal. Un auténtico vendaval de balompié, por momentos, hasta sumamente divertidos. Nada más empezar este periodo, una auténtica genialidad de cambio de ritmo de Llorente se convirtió en el primer tanto colchonero. Los puristas de esto del fútbol, podremos reprochar a Bravo que a un portero de su experiencia no le pueden anotar un tanto así como así por su palo. Por el contrario, a los que intentamos analizar con un poquito más de sutileza nuestros comentarios, observamos cómo el bueno de Marcos aguanta prodigiosamente hasta el último instante el qué va a hacer con el balón al final en cuanto llega a la línea de fondo, para, a continuación, y cuando ve que el guardameta chileno se vence intentando anticipar su posible centro de la muerte, se la clava sin remisión posible disparando directamente a puerta, dando el balón en el segundo palo, y terminando de entrar en la red. ¡Qué alegría volver a cantar un gol en compañía de tu gente! Yo supongo que todos los tantos se cantaran más o menos igual en todos los sitios. Lo que sí que os puedo garantizar es que los Atléticos cantamos cada uno de los nuestros como si fuese el último que sepamos que íbamos a contemplar en nuestra puñetera vida. No es cuestión de rival, ni de competición, ni de torneo. Nosotros lo simplificamos todo en un simple concepto: gol del Atleti. Mejor. ¡GOL DEL ATLETI! No hay más.
Tuvimos ocasiones a go-gó (Carrasco erró la más clara porque emuló a nuestro Niño Torres, y ya saben que cuando tenemos demasiado tiempo para pensar, lo hacemos en demasiadas cosas, y al final, pues eso, nunca terminamos por definir como Dios manda – ojito, asistencia de frac de Don Joao Félix añadida-). El chaval portugués es un buen hijo, todo educación y saber estar: a nuestros invitados en nuestra casa, les deja pasar, les da la mano, les echa un poquito de colonia antes de recibirles para, a continuación, permitir que se adentren cómodamente con la mejor de la sonrisa posible en su boca. Eso sí, cuando es él el invitado en casa ajena, viste sus mejores galas y se convierte en el mejor ladrón de diamantes posible que pueda existir. Conquistará a tu dulce hija sin pestañear, mientras coqueteará con tu señora esposa con suma clase y distinción. Y sí. Es muy probable que, al final, te quedes sin cría, sin esposa y sin joyas. Y hasta sin casa también. Ladrón de guante rojiblanco, que lo llaman.
Un entregado para la causa Herrera también tuvo la suya, en un brutal toque de billar con efecto al balón, que se estrelló con una belleza inusual en el segundo palo del incrédulo Bravo (que realizó paradas de muchísimo mérito, ojito). Herrera también lanzó un misil de los suyos, pero el chileno, erre que erre, con su afán de atajar lo posible y lo imposible.
Era un tiempo para haber acabado ya con un cinco o seis cero, sin mayor complicación. Pero es que nosotros somos el Atleti, la adrenalina la tenemos que tener siempre a flor de piel, y, sinceramente, somos mucho más felices con la explosión de júbilo final con el tanto de Don Luis Suárez (importantísimo que vaya pillando el rol de que, sí o sí, tiene que anotar gol por encuentro), en el minuto ya 90, que no habiendo disputado ya con un tres o cuatro cero de rigor este segundo periodo, en el que ya nos hubiésemos ido del partido por completo hablando de no sé qué viaje, con cierto individuo dándome collejas sin parar por no sé qué o cuál comportamiento de servidor (recuerden, no he venido a hablar de mi libro), o yendo a por birra va, birra viene (bueno, les soy sincero, esto no cambió en exceso, fuese cual fuese el resultado).
¿Conclusión final? Gracias, Dios mío, por ser del Atleti. Qué alegría es ser de este equipo.
EL CRACK DEL PARTIDO:
Oblak en su nivel, Savic infranqueable, Koke jamás me defrauda, pero Llorente es cada día más decisivo y letal. Dicho esto, que nadie olvide al creador del invento, que no es otro que sí, que soy muy pesado, que tal … Don Diego Pablo Simeone. Pero el chaval lo está haciendo de cine. Lo siento por los de la guadaña fundamentalista colchonera. Otra vez será. Y esta vez quiero destacar a un bético: Tello. Me encantaba en el Barsapasta, en el Oporto, y no lo hace menos en el Betis. Qué pesadilla de pibe, por Dios.
EL LEMAR DEL ENCUENTRO:
Hermoso no es lateral, y se le nota, pero se entonó bastante en la segunda mitad. Trippier, sin embargo, parece la calle Preciados en plenas fechas navideñas. Y a Felipe no le termino de ver muy entonado tampoco. Son ustedes inteligentes, por otro lado, y se habrán dado cuenta a la perfección del cambio de nombre de la Sección. ¿Para qué complicarnos ya más la vida con esto?
ÁRBITRO:
El ínclito Mateu Lahoz. Amonestó a Luis Suárez y a Koke, imagino, porque creería que llevaría poco tiempo sin cobrar su obligada cuota de pantalla, y claro, para una “pito-star” como él, eso es imperdonable. Sigue coleccionando reglamentos, por otro lado. Cada cinco minutos, cuenta con una nueva versión actualizada.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO (0 GRADOS).
Lo subo 2 grados por la inmerecida victoria en Vigo, mientras que lo de ayer, obligado cumplimiento. ¿Cómo? ¿Qué? Un respeto a sus mayores y superiores, por favor …
Esta crónica se la dedico a mi cachorrín David, a su encantadora Patri (no hay quién pueda con vosotros, pareja), y al señor que tuvo a bien ayer hacer terapia de mi sufrido coco conmigo y logró hacerme pasar una tarde sencillamente deliciosa. No le voy a mentar, porque me da que no le gusta que aparezca su nombre en exceso en este tipo de saraos. Sé el esfuerzo titánico que tuvo que hacer, pero él es así: no es tipo de grandes titulares ni excesivos halagos. Es un tipo recio, sin más. Él no habla, simplemente actúa, y, sobre todo, y por encima de todo …. ESTÁ. SIEMPRE ESTÁ. Muchas gracias por todo, Hermano.
Y el martes, a por el Salzburgo ese (cuidado, que me suena que tienen algún Koreano por ahí que otro que es un puto dolor de muelas). Y tienen buen ojo esta gente con lo que suelen traer como jugadores, ¿Eh? ¿Les suena un tal Halland? Pues eso … “Cantemos todos al equipo que adoramos” …