29 de noviembre de 2020

Valencia 0 - Atleti 1. Despidiendo a los Dioses.


Debería de estar contento, pero no lo estoy. Desde luego, emocionalmente hablando, no ha sido una buena semana, por mucho que el Atleti consiguiese 3 puntos de oro (que lo son, vaya que si lo son). Pero nada es fácil en la vida, y mucho menos en este maldito año, en el que el bastardo 2020 se quiere despedir como lleva haciéndolo todo el año: matando. Morir matando.

 

Champions.

 
Aunque el equipo está bien, y claro que puede ganar al Bayern (que es el auténtico partido clave de los que nos queda), este año, no veo nuestra clasificación para los dieciseivaos. La verdad que no. Demasiadas cosas que me recuerdan al Carabaq. Y es que cuando algo se nos atraganta, no hay forma de que lo superemos, ni aunque nos tiremos 15 días jugando frente a ellos, que fue lo que nos pasó frente al Lokomotiv. Sin hacerlo mal, ni mucho menos, es verdad que en Ruisa se hizo aún mejor (aún con idéntico resultado). Lo bueno es que no paramos de intentarlo. Lo malo, son las carencias que tenemos, especialmente en el balón parado. No se pueden tirar casi 20 córners y no sacar ni el más mínimo rédito a ninguno de ellos. De verdad que no (me desespero, no lo puedo evitar). En fin, esperemos al martes próximo. No adelantemos acontecimientos.

 

AD10s.

No he visto a nadie igual, no lo veré jamás. Los que me van a venir con las pamplinas de es que su vida personal y demás, “ejemplo para los niños” (ni que hubiese sido presentador de Barrio Sésamo, no te jodes), la droga, sus juegas y demás desmanes … Como que no. No me aburran ni me den la plasta, por favor. ¿Acaso se le juzga a la Janis, al Hendrix, al Bowie, a Elton John, a Lennon, a los Galagher, por su vida social (mejor dicho, personal) o se les juzga por sus obras, por su música?

 

En una escena del Padrino II, creo recordar, Michael se reune en la boda de Connie con un senador, al que necesita tener en el bolsillo para que le de una licencia que le hace falta para construir un casino en Nevada. Dicho senador, en un ataque de soberbia ruin y falaz, le pone verde, indicándole que no aguanta a los italianos, con esos pelos aceitosos y demás insultos, diciendo que los mafiosos no podrán con él (más o menos es lo que viene a indicar). Pero claro, el señor “impoluto”, al final termina poniéndose un precio (“algo elevado”, según palabras del propio Michael). A continuación, y viendo el ataque de “dignidad” que le entra al susudicho politicastro, el propio Mike le comenta lo siguiente: “no se confunda, los dos protagonizamos la misma farsa”. Pues eso. Quién esté libre de pecado, que tire la primera piedra.

 

A Diego Armando Pelusa Maradona yo le juzgo por su fútbol, por esa zurda mágica que tuvo, por ser un jugador incomparable, diferente, genial, por abordar retos imposibles, como fue Napoli, por ser un menda con el que cualquiera de nosotros pudo coincidir en cualquier equipo de barrio, de esos que hacíamos cuando echábamos pies, y con dos pedrolos hacíamos las porterías, un mínimo descampado, una pelota de cuero y unas botas de fútbol que como jugases en el barro te terminaban pesando 10 toneladas cada una. Un potrero en su máxima expresión, que logró representar el sueño hecho realidad de cualquiera de los pendejos que en aquella época nos daba por jugar al balón en cualquier lado, por recóndito e inhóspito que fuese.

 

Por recuperar el orgullo de un país entero en ese mágico partido de un mundial frente a la soberbia y rimbombante Inglaterra. Por sus jugadas imposibles, regates inverosímiles. Por hacer que el Cuernabéu entero se tragase, por una vez y sin que sirva de precedente, todo su orgullo y le aplaudiese a rabiar una vez consiguió un tanto en su propio atracódromo, representando ni más ni menos que al mismísimo Barcelona. Por hacerme ver un partido, sea cual fuese rival en el que estuviese, contrario al que se enfrentase, solamente por el placer de degustarle a él. Me da mucha pena que se haya ido así, sí, pero al final ha sido reflejo de su propia persona: tan caótica como auténtica.

 

Solo le faltó una cosa en la vida, y es haber jugado en el Atleti. Me lo imagino aquí, y fijo que, en más de una ocasión, hubiese tenido que ser levantado de nuevo el Calderón tras un partido que hubiese disputado con nosotros (y en más de dos). No me lo puedo ni imaginar. Has vivido como has sabido (que a veces tampoco es una cuestión de querer, sino de saber (o no), máxime en determinadas circunstancias y viniendo uno de dónde viene) y Dios te ha llevado ya en su compañía. Gracias por hacer del “10” el número especial, diferente, el del crack. Fuiste el diez por naturaleza. Y por los siglos de los siglos, lo serás. Hasta siempre, Don Diego Armando.

 


EL PARTIDO.

 

Solo hubo un equipo que quiso realmente ganar el partido, y fue el Atleti. Con momentos de más o menos profundidad, con ratos en el que agobiamos, con otros de paciencia, con más o menos brillantez, más o menos espesura ... pero todo con un solo fin: la victoria final. Intentándolo por banda (bien) otras con centros precipitados al área (mal). Frente a un rival bien plantado en el campo, pero con nula ambición ofensiva. Un rival que sufre los estragos del maldito fútbol moderno este en el andamos inmersos, dejándose llevar a su suerte por un caprichoso magnate chino (dichosos chinos) que hace y deshace a su antojo. Un Valencia desconocido, obviamente, y más aún en Mestalla. Un partido fiel reflejo de la situación deportiva actual de ambas escuadras.

 

Un Atlético que tampoco deja que el rival se aproxime en exceso, no se crean. Este equipo tiene unos automatismos defensivos primorosos, son capaces de hacerlo con los ojos cerrados. Es todo un arte verles sufrir tan poco en dichas labores. Se saben todos la lección de “p” a “pa”.  Un Atleti que echa mucho de menos a Suárez (especialmente Joao Félix) no ya por su capacidad goleadora en sí (que también) sino por la cantidad de variantes ofensivas que generan sus desmarques, sus paredes, sus continúos movimientos en el campo. Hoy por hoy, y especialmente para este tipo de encuentros en sí, se me antoja francamente imprescindible la presencia del charrúa en el campo.

 

Un Lemar que parece empieza a despertar. Con personalidad, con libertad en el campo, soltando dos grandes peligrosos latigazos desde fuera del área espléndidamente respondidos por Domenech (uno en cada periodo). Y yo me pregunto: ¿de verdad seremos capaces de recuperar el talento de este jugador? (cri cri cri … canta el grillo sin cesar). Eso sí, les doy una pista: el Cholo anda detrás de ello. Vayan atándose los machos.

 

Del Valencia, ofensivamente hablando, solo recuerdo un disparo (que no era ni eso, si no más bien centro, pero en fìn) dentro del área colchonera, de un rubiales que tienen por ahí,  allá en la primera parte, que Oblak mando a córner en estupenda intervención (en descarga del equipo ché, la ausencia de Gayá la notan un huevo, y parte del otro, las cosas como son, y con la plantilla que tienen, pues ya me contarán) ...

 

Un Hermoso en claro crecimiento, el trabajo infatigable de Llorente, un Lodi, que tiene que espabilar y mucho, porque le andan ya comiendo la tostada por momentos. Una falta al borde del área esperpénticamente lanzada por el Atleti, ya bien entrada la segunda parte, la cual ejecutaron colgando un extrañó balón bombeado como si fuese un balón de playa de Koke sobre Giménez, cuando era una acción de tirar a puerta sí o también (Dios mío, ¿De verdad que no hay nadie que se atreva a lanzar una falta así? Me quiero morir...).

 

Menos mal que, a falta de 11 minutos para el final, el bullicioso y valiente Carrasco, se interna por banda, sortea a su contario, lanza un centro de esos con la fuerza suficiente como para el que tenga a bien rebotar el esférico en sí mismo, consiga el ansiado tanto, Vitolenco que se dejó la sotana en el Convento de la Clínica Fraternidad, y al final paga el plato Lato, y chicharro que te crió. Tan desafortunado como justo.

 

Así que sigamos así. Llenemos la buchaca de puntos hasta rebosar, ahora que es el momento de hacerlo, que ya vendrán peores, y bien que tendremos que tirar de fondo de armario. Y ojito, que aún disponemos de nuestro par de bolas extras intactas que, aunque no debemos de contar con ellas, estar, están. Como el Atleti: en lo más alto, vivito y coleando.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

 

Juan De DIOS Román. Puede que el que apenas haya disfrutado en mi vida de la figura paternal, hace que identifique tal papel en gente a la que admiro y que termino queriendo casi como si fuesen mi auténtico padre. Me pasó mucho con Calderón, que, cada vez que hablaba, me imponía un respeto acojonante. Tengo alguna que otra figura más por ahí con la que tengo tal sentimiento, pero, indudablemente, Juan de Dios Román fue otro “padre” para mí. Un tipo que me enseñó a amar al balonmano como nadie. Que me mostró cómo debe de ser y comportarse un buen y genuino Atlético. Un hombre que me hizo soñar, disfrutar en aquellas frías mañanas del Magariños como nadie, y, por ende, del deporte que él amaba tanto como a su propio Atleti: el balonmano.

 

15 años que estuvo con nosotros …¡15! Se dicen pronto. 5 ligas, 5 Copas, aquel Subcampeonato de Europa frente a la Metaloplástica, en el que tuve la fortuna de estar presente con mi hermano, en medio de un ambiente ensordecedor, efervescente a más no poder. Lo más rojiblanco que he visto en mi vida. Lo exhaltación más elevada que he contemplado de un partido de balonmano en sí, y con nuestro (su) Atleti como protagonista principal (el resultado ya fue lo de menos, ¡menudo equipo era la Metaloplástica esa, mamma mía!).

 

Luego el tío como seleccionador lo bordó, en el Ciudad Real no paró de conquistar, como presidente de la Federación fuimos campeones de un Mundial por primera vez en nuestra Historia. ¿Qué más se le puede pedir?

 

Tengo pocos dones en esta vida, pero bueno, más que un don … Vamos a considerarlo un sexto sentido. Con ver los rasgos faciales de un individuo, obviamente, no sé de qué equipo es con exactitud, pero sí que suelo acertar casi siempre si ese alguien es de los míos o no. No me digáis por qué, pero lo sé. Calderón tenía cara de Atlético. Carlos Peña es que tiene el escudo del Atleti reflejado en su cara en cada momento. Mi hermano carnal también lo tiene. El papi de mi primera compi de grada Doña Hele tenía esa cara también. Luis Aragonés, por Dios … Qué más les puedo decir. Y, por supuesto, Don Juan de Dios Román, que nadie lo dude un momento. Véanle fíjamente su rostro, y verán reflejados en él Neptuno, el Magariños, el Calderón, a Cecilio, a Chechu, a Luisón, a Juanón, a Papitu, a Hombrados, a Urdiales … Esos duelos fraticidas frente al Barsapasta. Tiempos de Calpisa, del Elgorriaga Bidasoa, del Granollers … Tiempos de ilusión, de ser un grande de verdad, de orgullo por unos colores y de un sentimiento. Hecho de menos muchísimo el balomano (aunque como la Selección juegue, sigo sin perderme ni un solo partido siempre que puedo). A partir de ahora, también, por desgracia, voy a echar mucho más de menos al hombre que me hizo amar con locura ese deporte, y que me enseñó como pocos a ser y cómo debe de ir un Atlético por la vida: con el objetivo de ganar siempre, viviendo a tope cada instante de cualquier encuentro,disfrutándolo, sintiéndolo, no dándolo jamás ni por perdido, ni por ganado, y todo, todo, siempre con esos valores de respeto, trabajo y humildad con el que todo buen colchonero debe siempre de tener como dogma de fe. Gracias por todo, JuanDe. Gracias por tanto. Hasta siempre, Juan de DIOS ABSOLUTO DEL BALONMANO ATLÉTICO Y ESPAÑOL, Román.

 

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

¡Vete ya, 2020! ¡Vete ya, por favor!

 

ÁRBITRO:

De Burgos Bengoetxea.  Que se vaya también con el puto 2020, joder …

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+ 5 GRADOS).

 

Menos mal que el termómetro va a su puta bola, y como nos ve a los Atléticos algo alicaídos por lo de JuanDe, ha decidido darnos un subidón de …¡2 GRADAZOS! Nada más y nada menos, porque nos los merecemos, sí. Qué carallo. Y ahora, que se pongan en fila todos aquellos personajes, individuos, pintorescos tipejos de ayer y de hoy de poca fe, que le han criticado y denostado hasta decir basta. Se me vayan enumerando, bien ordenaditos, y sin crear demasiado alboroto, por favor … Que les voy a canear a base de bien, carallo.

 

Nada más. El martes hay pocas vueltas de hoja que darles al asunto. Ganar o vencer. Juan de DIOS no se lo va a perder. Y se lo merece. Qué mejor homenaje que una victoria. Esta victoria … “Maneras de Vivir”.

 

 

22 de noviembre de 2020

Atleti 1 - Barcelona 0. Con la sonrisa de un niño.


Con esa felicidad reflejada en el rostro de cuando uno va a pasárselo bien, a ver a un grupo de jugadores en los que todo dan todo por todos, en los que se cubren los unos a los otros. Que Trippi sube, Llorente le cubre. Que Hermoso tuvo más que problemas iniciales con la velocidad de Dembele, Carrasco le ayuda … Carrasco. Primer nombre propio del encuentro.

 

El belga siempre ha sido una de mis debilidades. Me encanta los jugadores verticales, que encaran, que finalizan, que tienen gol, que driblan, que no les importa si no les sale el primero de ellos. Que no paran y siguen buscándolo una vez sí, otra también. Yannick era así antes, lo sigue siendo ahora.

 

Sin embargo, en esta vida siempre uno tiene que exigirse un punto más, superarse a sí mismo cuando cree que no le hace falta, darse cuenta de lo que el entorno, el Club y la afición te pide añadido, y actuar en consecuencia. Y Carrasco lo ha hecho.

 

Ha visto que con el talento no vale. Sin perderlo de vista, pero uno tiene que dar ese plus de sacrificio y esfuerzo en beneficio del equipo. Aunque no le mole, o no lo crea necesario. Aunque considere que no es su mejor virtud. Y, ahora mismo, Don Yannick lo da. Esperemos que no le suba a la cabeza el éxito (hoy por hoy, se lo merece, sin duda) ni el mismísimo reconocimiento de sus haters más encarnizados. No es que sea el camino a seguir, es que es el único posible. Si quiere estar aquí, al menos. No hay más.

 

Un primer tiempo muy bonito, la verdad, entre 2 rivales que, cada uno, a su manera, fue a la yugular del otro. Empezó la cosa con un bullicioso Dembelé dándonos más dolores de cabeza de los previstos, como ya he comentado inicialmente. Griezmann tuvo la primera (3 minutos de juego), pero su excelente remate se fue por encima del larguero. Griezmann. Segundo nombre propio. Yo no soy de los que les desea mal a casi nadie. Pienso que es un esfuerzo innecesario, por mi parte, una atención absurda, ya que el tiempo termina poniendo a cada uno en su sitio. Si ustedes ven al Antoine rojiblanco, le veían un chico feliz, con una sonrisa casi permanente en la boca, atesorando, por supuesto, su calidad incontestable, con un sacrificio enorme en defensa.

 

El Griezmann de hoy en día es un tipo serio, con muesca facial casi de amargado. Un tipo, que sí, pero no. Un individuo que vive más pendiente de agradar a un compañero, que de ser feliz él mismo aportando lo que sabe hacer en beneficio de su equipo. Tu lo quisiste así, machote. Yo no te puedo decir nada más.

 

Volvamos al partido. Un solo minuto después, este Atleti, respondón, con personalidad, que no se deja amedrentar por nadie, que juega al fútbol, por instantes, como los putos ángeles, que sabe sufrir, que sabe replegarse, que no necesita correr tanto, porque ahora el que lo hace es el balón en su poder, más que ellos mismos detrás de él, respondió con una gran jugada ofensiva rematada espléndidamente por Saúl (el enfermo progresa adecuadamente, tercer nombre propio) y atajada por un paradón de manual de Ter Stegen (Brazo extendido, mano de hierro, no hay misil que lo doblegue). El partido prometía.

 

A los 12, seguimos con otro de los nombres propios, Marcos Llorente. Ayer ví, una vez más, en la que tiene camino de convertirse ya (si no lo es) en mi segunda casa: el Despachum Calderoriarum, un fenómeno curioso. A los Atléticos más veteranos, nos gusta sus acciones, sí, pero siempre andamos con el freno de mano echado a la hora de terminar valorando su indudable aportación. Sin embargo, la muchachada más joven, los críos que no entienden demasiado de dónde viene, o a dónde va, sino que, simplemente, ven a un imberbe rubito un poco mayor que ellos, defendiendo su rojiblanca, les puedo asegurar que andan enamorados de él. Corean su nombre sin importarles un bledo ni su pasado ni su futuro. Ellos viven el instante, el momento, y fuera. Y, ¿saben lo que les digo? Les envidio cantidad. Qué bonito debe de ser disfrutar el fútbol así, sin cuentas pendientes, sin rencores que no le terminan llevando a ninguno tampoco a ningún lado. Tiempo de odiar siempre hay. Tiempo de disfrutar, cada día que no lo terminamos de hacer por nuestras extrañas cuentas siempre pendientes, es un día que, en el fondo, desperdiciamos de nuestra existencia. Los niños tienen mucho que aprender de nosotros, es obvio. Pero los mayores … Los mayores, también de ellos.

 

Llorente es, hoy por hoy, un jugador que nos da un sinfín de variantes ofensivas cuando, sencillamente, la cosa no la vemos clara en ataque. Esos desmarques endiablados, esos cambios de ritmo, siempre con la cabecita elevada. En uno de tantos, el chaval envió al larguero una (la primera,  que no la última) asistencia mágica del entusiasmante Correa (seguimos con nombres propios, venga).

 

El argentino este año está descomunal. Sigue tan imprevisible como siempre, pero ya no para los aficionados propios, no, sino para los contrarios. A sus controles orientados imposibles, su velocidad, su sacrificio (con cabeza, no como el antaño Choque de Choque que era, que tanto nos desesperaba) ha añadido en su repertorio una cualidad desconocida en él: una visión de juego y un toque de balón al hueco hacia su compañero sencillamente delicioso, y letal.

 

Antes de seguir con Angelito, vamos a pararnos un poquito en Leo Messi (al cual, por cierto, alguien debió de ajustarle alguna cuenta pendiente, visto el estado de su labio). Nuevo nombre propio. Ni me importa ni sigo mucho la actualidad de mis rivales, pero voy a hacer un punto y aparte con Leo. ¿Qué sentido tiene seguir con un menda que, te ha dado toda clase de títulos, jugadas mágicas, victorias históricas aquí y allá, más de 500 goles (o yo qué se), minutos de gloria a raudales, si, con 33 palos, se quiere ir? Déjalo marchar, hombre. ¿Qué no pillas traspaso? Te ahorras 100 kilos de ficha. ¿Te parece poco traspaso? Ese hombre no tiene la cabeza dónde la tiene que tener, sin más. Y, sinceramente, no creo que se merezca ese trato por parte de su Club, y esos insultos gratuitos por parte de algunos de sus “aficionados”. De verdad, el día en que los Atléticos seamos así (y algunos, parecen, camino de), paren en la próxima, que el menda se baja. Esto es absolutamente innegociable.

 

Al borde del descanso, el citado Messi se internó en el área, buscó a un compi, no lo encontró, y remató a bocajarro sobre la meta de Oblak. Por supuesto, nuestro eslovaco (es decir, esloveno) atajó como siempre, sin conceder segunda oportunidad alguna, el balón es mío sí  o sí.

 

Y cuando ya parecía que todo se acababa así en este primer periodo, apareció Hermoso, sacó el balón desde atrás con un regate lleno de clase ante la presión de un rival, Piqué no supo despejarlo bien, y, (volvemos a nuestro Correita), el argentino suburbial, mágicamente vio el desmarque de Carrasco, sirviéndole un pase en profundidad excelso, y el belga puso el resto: maravilloso control con espuela, caño incluido a Ter Stegen (que andaba por La Previa pidiéndose un botijo para el descanso) se lleva el balón con esa clase que Dios le ha dado, y, desde fuera del área, no se complica y consigue el tanto sin piedad. Parece un gol fácil, pero no lo es. Muchas veces perdemos ocasiones así por intentar asegurar lo que ya tienes, lo que no tiene más vueltas que dar: era un gol sí o sí. Pues mételo, coño, que esto es así de sencillo, en serio. Bien, Yannick, muy bien.

 

En la segunda parte, solo hubo un equipo, el Atleti, en la que, por momentos, sometió a un baile espectacular a un Barcelona que corría desesperadamente detrás del balón. Hubo como un cuarto de hora en la que la muchachada del Cholo sometió a una humillación bárbara al mismísimo Barsapasta, curiosamente, con sus propias armas que suelen alardear (en épocas Guardiolísticas, al menos). Circulación endiablada del balón, todo a un toque, con un solo punto de vista: la portería rival. No es sobar el balón por que sí, no. Todo es con una intención: no parar hasta conquistar. Una auténtica delicia para el que le guste este rollo del fútbol, y, ni que decir tiene, para los propios seguidores rojiblancos (entre los que, juraría, creo que me incluyo).

 

Y eso que la cosa comenzó con un susto morrocotudo en un remate a bocajarro de cabeza de Lenglet, que atajó, como siempre, Oblak. Su colocación y lectura del fútbol, es su mayor virtud. Y no para de demostrarlo.

 

Después se lesionó Pique, en “una dura entrada” por parte de Correa. De verdad, el cinismo y la caradura por parte del periolismo español no tiene límites. El señor Piqué (del cual, por supuesto, no me alegro para nada del tiempo que se va a tirar fuera del campo, es un menda que, aunque no comparto casi nada con él, tiene algo que me atrae, una forma de ser diferente, que me parece, cuanto menos, interesante) si quiere buscar algún culpable de su percance, que hable con su compi Jordi Alba y le pregunté por la entrada justamente anterior que le hace a Angelito Correa, por detrás (no pitó el árbitro ni falta, de este sucio pájaro hablaremos más adelante), que era una falta como el Calderón de grande, y que implicó la posterior y desafortunada caída del argentino sobre la rodilla de Gerard. Pero ya saben como funciona todo esto aquí: intoxiquen, que algo queda.

 

Poco después, pudo empatar al fin Antoine, en un buen remate de cabeza que se topó de nuevo con Jan.

 

Al final, sufrimos más de lo necesario, pero buena culpa fue por los obligados cambios que tuvo que hacer el Cholo, teniendo en cuenta que el miércoles, de nuevo, nos jugamos la vida.

 

La victoria fue justa, corta, en un magnífico partido del Atleti (y ya van unos cuantos). Llegué al borde del toque de las doce de la noche a casa (ojito con ellos, por cierto, que al bajar del Metro mi barrio parecía en estado de queda, pero como en la guerra, lleno de maderos a diestro y siniestro). Me costó dormir, sí, pero lo hice finalmente con esa sonrisa en la boca que tiene un niño cuando ha estado todo el día feliz, sintiéndose querido entre hermanos, y disfrutando a tope de lo que más le gusta en esta vida (que, en mi caso, no es otra cosa que, mi Atleti, y mi gente.) Que no se nos vaya en toda la temporada dicha sonrisa: la sonrisa de un niño.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

 

Brutal Oblak, muchísimo mejor nivel de Trippi, Hermoso de menos a mucho más, Savic (aún con algún despiste que otro) sencillamente inabordable, imperial Giménez, de Llorente ya hemos hablado, delicatessen Joao, excepcional Correa, grande Yannick, pero para grande, grande verdad … Don Koke Resurreción. No tengo la menor duda al respecto: hoy por hoy, no pisa un campo de fútbol ningún centrocampista mejor que él. Y, el que tenga dudas, que admire la magistral clase que impartió ayer (y lleva también toda la temporada así) en el Metropolitano. Calidad, sacrificio, presencia, personalidad … Una auténtica delicia.

 

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

 

Diego ya no … Bueno, va. Desierto, joder Tomi. Hoy, desierto.

 

ÁRBITRO:

Munuera Montero. Arbitraje erosivo donde los haya, me explico.

Si ustedes echan un cubo de agua sobre una roca, esta acaba empapada, ciertamente, pero no termina de sufrir más daño que el chapuzón inicial.

Sin embargo, si ustedes dejan caer fijo, una gota continua y constante, día sí, año también, siempre sobre el mismo punto de mira, en la susodicha dicha roca, al final termina haciéndose un agujero irremediablemente. Así fue el arbitraje del espantapájaros este. Te amedrento a base de tarjetas ridículas, te buscó y provocó para expulsarte, se inventó faltas donde no las hay, ignoró, por supuesto, las del contrincante, y te intentó sacar del partido de forma sibilina, pero cargada de mala intención. Sinceramente, un ser despreciable como otro cualquiera.

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO (+3 GRADOS).

 

¡¡Redoblan las campanas de toda España!! ¡¡El pueblo se ha lanzado a la calle enfervorecido!! ¡¡La locura infinita se ha apoderado del mundo entero!! El termómetro, en un ataque de efusividad sin precedentes, sube ¡¡3 gradazos!! Nada menos. Pero qué justo es, ecuánime como pocos, equilibrado, elegante, señorial ... Nuestro faro, nuestro guía. Nuestro amigo más fiel. Nos dice siempre no lo que queremos leer, si no lo que es en realidad. Roguemos al Termómetro, te rogamos óyenos.

 

Voy a acabar esta infumable parrafada con un consejo para el triste lector que haya llegado hasta aquí. No hay diferencia, no, entre los unos y los otros. No saben lo simple que es y comportarse en la vida. Es algo tan sencillo como: “has sido mejor, enhorabuena”, y fuera. No señor, no. Ellos siempre tienen que apuntillar con su punto de soberbia  en el cual denotan el desprecio y el mal perder que tienen, por encima de todo. Son así. Viven en su mundo permanente (apoyados, por supuesto, por su amada prensa, en la que leen y escuchan exactamente lo que quieren leer y escuchar), mirándose continuamente al ombligo, sin tener jamás en cuenta mérito alguno de nadie que no sea su propio ego. Por supuesto, “somos favoritos” porque como ellos están tan mal, y el otro anda peor, pues, como que te perdonan la vida, como que te dan un toque en el hombro y te dicen… “venga, va, que esta te lo dejo”.

Había una escena genial en la brutal peli “La lista de Schlinder”, en la que, el colgao jefe del campo de concentración Nazi, cuando se despertaba por las mañanas, cogía su fusil y se liaba a tiros contra el primer desgraciado que viese desde su balcón. A todo esto, Shclinder (inteligente donde los haya) le hace ver que demuestra mucho más poder perdonando al “enemigo” (por decir algo) que demostrando su superioridad matando a peña sin ton ni son.

 

Total, que, en uno de sus cruces de olla de cada día, este “emperador” nazi, está a punto de cargarse a otro individuo. Sin embargo, finalmente piensa en lo que le dijo Schlinder y, poniendo 2 de sus dedos sobre la cabeza de su futura víctima, dice eso tal como … “Te perdono”. Así son ellos. No son capaces de ver ninguna virtud ajena. Son ellos, solo ellos y solamente ellos. La mala bilis es lo que tiene. Anden con cuidado, que somo la sigan vertiendo en tales cantidades, es probable que se terminen ahogando sin remisión.

 

Nosotros, a lo nuestro, el miércoles, de nuevo nos jugamos la vida en Champions. No nos interesan ni favoritismos, ni “reconocimientos” de nadie. Poseemos identidad y personalidad incontestable. Sí, se siente. Somos del Atleti, ya perdonarán… “Atleti tu eres mi vida, tu eres mi pasión” …

8 de noviembre de 2020

Atleti 4 - Cádiz 0. Disfruten, disfruten, disfruten ... Y no dejen de disfrutar.


La previa de un partido del Atleti hoy en día es un explosivo cóctel de ilusión, ganas de divertirte, ansias de verles jugar, y darte luego la sobredosis de entusiasmo final. Siempre, eso sí, con el freno de mano echado, que para eso somos del Atleti.

 

Porque ojito, el Cádiz venía de ganar en San Mamés (complicado, altamente complicado), Huesca (no ganamos nosotros allí), Eibar (hueso siempre para roer) y el innombrable, frente al que ya todos sabemos que hay que disputar dicho encuentro frente a lo divino, humano y el más allá (Florentino al volante de esa caprichosa nave volante denominada VAR mediante). Antecedentes para respetar, y mucho.

 

Pero este Atleti, hoy en día, duda poco. Es vertical, descarado, decidido y constante. Si encima, entre Ledesma (tardecita la suya) y el Fali, empiezan de que si tu vas, yo vengo, venga va, para los dos, te aparece un tal Llorente, te roba la cartera, deja botar el balón para saber qué diablos hacer con él, lo ve finalmente claro, centra sobre Joao Félix, y este pequeño duende lleno de magia e ilusión, cabecea a las mallas sin piedad...  Uff …1-0 así de esta manera, con los colchoneros enfrente … Empiezas a morir sin darte cuenta. Hoy en día, y tal y como estamos, probablemente, trae como consecuencia darnos demasiada ventaja gratuita. Letal de necesidad.

 

El Cádiz a partir de ahí ya no supo que hacer. Es como si tu te vas a hacer un examen de física que tienes sobradamente preparado, crees que te sabes todas las preguntas, y, de repente, te encuentras que en la primera cuestión te inquieren sobre si Vicent Van Gogh es un pintor de la leche o el próximo pincha que lo hará en el Amnesia Ibiza. Te descoloca por completo.

 

Así que, poco después, cayó el segundo, obra de Llorente, más mérito por su empeño y dedicación en sí, que por su ejecución final (Ledesma, según salgas del Metropolitano, vete a un bareto que se llama La Previa, tienes todo pagado, Hermano).

 

El Cádiz ya ni idea de si irse a ensayar el carnaval o seguir ahí. El Atleti, a lo suyo: jugar al fútbol, por qué no decirlo, como los putos ángeles (los ángeles del Cholo, que del Charlie ese, ni sé ni quiero acordarme).

 

¿La segunda parte? Más de lo mismo. Un Atleti constante, mandón y decidido, mientras un Cádiz que se encontraba con la primera bofetada real de lo que es la Primera División realmente. Y a todo esto, una de las candidatas (si lesiones, sanciones y demás nos respetan) a ser mejores duplas en la actualidad, conectan de nuevo: Joao Félix vs. Luis Suárez. Me da que del primero les voy a tener que hablar durante la presente  temporada hasta que reviente el teclado, con opción a tener que sustituirle finalmente por desgaste de tecla por otro más y mejor. Pero de Luis Suárez me apetece hoy comentarles algo. No le molan las sustituciones, pero si ha conseguido su botín (osease, gol), se va disciplinado y displicente. Ni un mal gesto, ni una mala palabra. Esposo y padre ejemplar.

 

Uno tenía la idea de que el uruguayo es un puto depredador del área (cierto es). Uno dudaba mucho del mismo debido a su edad y a su posible falta de motivación (venir de vuelta, que lo llaman). Uno se da cuenta de que de todo esto cada día se aprende más, y que, por más que uno pretenda saber (o creer que sabe), sigue sin tener ni puto carajo de qué termina de ir este rollo. Uno se ha encontrado a un pibe que se le ve con la ilusión de venir a sumar, nada divo. Uno, también, se empieza a observar de que es algo más que un puto killer, sin más. Esos movimientos, esos desmarques, esas paredes orientadas ... En definitiva, uno descubre a un pedazo de jugador de fútbol, por momentos, descomunal. Que Dios le siga manteniendo la cabecita centradita, no pido más (y lesiones out, porfa). El resto lo pone él, y vaya si lo hace.  

 

¿Conclusión (que me lío)? Asistencia de Joao, tras desmarque de Luisito, y chicharrito que te crio del Uruguayo. 3-0, y ¡qué bello es vivir! (larga vida a James Stewart).

 

Visto para sentencia. Algún acercamiento peligroso visitante, pero el bueno de Oblak nunca entiende ni de resultados, ni de relajación, ni aunque vea a un Giménez espléndido y a un Savic que empiezo a pensarme seriamente en tatuarme su careto en mi brazo derecho protegiendo su marco con su vida y su sangre. Él eslovaco (fijo que es eslovenio, pero, si lo hubiese puesto al revés, también me hubiese equivocado, tranquilos, lo tengo asumido desde hace ya muuuucho tiempo) siempre a lo suyo. Paradón va, seguridad y confianza viene.

 

A todo esto, el cuarto tanto, aunque fuese el último, el más bello de todos. Este loco Correa que está que entusiasma cada vez más por momentos, se inventa un control vs. asistencia al primer toque de espaldas, y Don Joao, se disfraza de D’Artagnan, para con elegancia, saca su espada, contempla el horizonte, y, sin dejar caer el balón, estoca sin piedad sobre el pobre Ledesma (aún sigue en la Previa, aún sigue), mientras el portugués se quita su sombrero y saluda al personal. Por favor, qué gol … (por parte de los dos).

 

Oigan, ¿Qué quieren que les diga? Unos dicen que hemos nacido para sufrir. Otros para gamberrear. Algunos, para improvisar. Pueden que todos lleven razón, pero, hoy en día, solamente les puedo asegurar una cosa cierta: estamos aquí para disfrutar.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

 

De Joao es que os voy a hablar tanto que, para qué … Podría pasar alguna que otra factura por ahí cuando el año pasado se me negaba el pan y la sal diciendo que si los ciento y pico kilos de rigor, que si patatín, que si patatán … Bah … Los Atléticos tenemos más clase que todo eso. Y saben, el tiempo, ese juez implacable (que diría García), al final, pone a cada uno en su sitio. De Luis Suárez ya les he hablado. De Koke, qué más contarles. De Savic … ¡Pero si ya les he dicho que me voy a tatuar su careto (y eso que ayer no fue su mejor partido)!. Llorente no se cansa de seguir creciendo sin parar. Pero este partido, lo gana nuestro crack. Nuestro auténtico crack, que no es otro que, efectivamente … Don Diego Pablo Simeone.

 

Previa del partido frente al Cádiz, diez minutos de baboseo de rueda de prensa indicando que si las nubes son rojiblancas, de que si van a sacar a nuevo perfume denominado “Eau de Menino”, de que Kondogbia si, de que si Llorente también, de que si Koke Superstar (con lo que se le han meado encima todos, vergüenza les debería de dar, basura … ¡¡VERGÜENZA!!) … Y el Cholo, a todo esto, da un golpe sobre la mesa, deja de que todo el mundo se deje de comer las pollas unos con otros sin piedad, e interrumpe con lo siguiente: “También quisiera hablar del Cádiz”. Y descubre a todos las virtudes que ha tenido, lo peligrosos que son, la dificultad del encuentro ... En definitiva, mete y conciencia a todo el mundo a lo que nos vamos a enfrentar. ¿Enseñanza? Muy clara: la mejor forma de doblegar a tu rival es conocerle a la par que respetarle. Y todo eso, toda esta puñetera lección, se las dio gratis, señores periolistos del orto. Sin cobrarles nada. ¡Páguenle un asado al menos, coño!

 

LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:

 

Saúl. Digo “decepción”, porque la sección se llama así. Nada más. Pero, dicho esto, a Saúl se le quiere, a Saúl se le respeta, a Saúl se le esperará el tiempo que sea necesario. Saúl tiene ahora un problema: no encuentra su sitio en el campo (como yo en la vida, pero esa es otra cuestión), pero lo va a conseguir (y yo, ¿Qué coño?). Ni le falta pundonor, ni compromiso, ni fidelidad, ni coraje, ni corazón, ni, por supuesto … Calidad. Así que tranquilo, Hermano. Poco a poco nos iremos encontrando. Que sabes que cuentas con todo el cariño y amor posible de los que sentimos estos colores  tal como tu los sientes: a borbotones por tus venas.

 

ÁRBITRO: Cordero no sé qué.

 

Bueno. No es Nochebuena todavía, ¿No? Déjenle trotar un poquito más, joder …

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: 0 GRADOS.

 

Ando tranquilamente aburriéndoles con esta crónica, pero oigo ruidos sospechosos en el tejado. ¡Dios mío! ¡Es la voz de Don Pablo Raso y sus huestes! ¡Me rodean! ¡Quieren avasallar mi humilde morada! Intento salir por la ventana, pero … ¡Horror! ¡Aparece el Señor Rubio con un soplete! ¡Me indica que el termómetro o la vida! Socorrrooooooo …

 

PD.- NO-SE-SU-BE. Que es un recién ascendido, almas cántaras, y jugábamos encima en casa … No parar de sufrir.

 

Y ahora, descansito seleccionable. Igual hasta me animo a verles algo y todo. Que ya habrá tiempo de hablar del Barsapasta … “Cantando van los Ultras, los Ultras del Atleti” …

1 de noviembre de 2020

Osasuna 1 - Atleti 3. Este Atleti va en serio.


Nueva espléndida jornada de fútbol vivida en el Despacho Calderonarium, esta vez con casi tres cuartos de entrada. Destacar la presencia de líderes históricos como el Jaba (¡que alegrón me dio el volver a verle!) y el Matías, más mis hermanos el Señor Patriota, Don Rubio y Don Carlos Rey de la Furia (un Atlético como pocos), aparte del ya consabido e imprescindible para el Rock and Roll Don Pablo.

 

Un partido muy muy currado, en el que Osasuna recordó, esta vez sí, al gran Osasuna que suele ser siempre en el Sadar. Les reconozco que, a pesar de haber estado presente en dicho estadio en varias ocasiones y, en alguna de ellas, haberlas pasado sencillamente putas, es un equipo al que tengo una profunda admiración (y a su afición también, por qué no). Ayer no tuvieron a su hinchada de su lado (hándicap de la leche para equipos como ellos, nosotros, el puto Sevilla, el Valencia, San Mamés, por qué no, etc.). Este fútbol es diferente, yo creo que todos lo tenemos super claro. A pesar de todo, hubo que roerlo, y mucho.

 

Porque la primera parte fue clásica por los dos lados. Un Osasuna que te echa el aliento en la nuca en los comienzos en su estadio, por un lado, un Atleti dubitativo, timorato y simplón, en sus primeras partes también, por otro. Ojo, que hubo incidentes gravísimos en Las Gaunas: como a los 15 minutos del primer tiempo, fuimos objeto de un extraño lanzamiento de objetos por parte de una groupie de Don Rubio (algunos alcanzaron hacia mi persona también, hechos deplorables que serán denunciados convenientemente ante el Comité de AntiValencia). Menos mal que tras la mirada Clint Eastwoodera de Don Rubio ante la sujeta en cuestión, y después de que la pobre enamorada enfermiza se disculpara, la respuesta del Señor Rubio fue tan contundente como sentenciadora: "¡Cállate un mes!". . Me muero. Qué sería de la vida sin estos momentos, joder …

 

Las ocasiones más claras en este primer periodo fueron locales. Un menda más solo que Kiko Matamoros repartiendo biblias remató fuera, otro de Rubén García, un disparo posterior de Roncalia, pero, al borde del descanso, una internada  de Vitolenco provocó el penalti a favor nuestro, el cual fue ejecutado con maestría por el gran Joao Félix. No fue justo, la verdad, pero el fútbol no entiende de justicia, sino de chicharros, así que 0-1, y a echar el piti de rigor.

 

Tras el mismo, uno se encuentra con el panorama de que nos han pitado otro penalti a favor … Mejor dicho: ¡Otro penalti a nuestro favor! Evidentemente, era demasiado bonito para ser cierto. Joao lo mandó al palo, y Correa, ejerciendo de pura sangre Atlético, con toda la portería vacía tras el posterior rechace, lo mandó a San Fermín. Genuino a más no poder. De los míos. Mi gente.

 

De todas formas, justo es reconocerlo, la ciclogénesis colchonera de fútbol a raudales que ya apareció en la segunda parte del Betis, también lo hizo en Pamplona. Fuimos dueño y señores del cotarro, jugando al fútbol, pero telita de bien. Un Atleti diferente, respondón, ambicioso, estupendo. Correa tuvo otro palo, un mano a mano de esos en los que da tiempo a pensar demasiado y siempre acaban en el limbo, otra gran ocasión de Vitolenco … Y todo ello, comandados por un imperial Koke.

 

Sinceramente, no me gusta nada que mis jugadores vayan a la Selección. Parece que, cuando lo hacen, es como si se hubiese acabado el mundo, como si se desinflase el globo y ya no tuvieran que rendir más. Aparte, por supuesto, ya saben cómo funciona esto: cuando gana la Roja, es gracias a los de Concha Espina. Cuando pierden, es que claro, los de la orilla del Manzanares … Desde que se fue Luis (un hombre admirado y querido por todos, no solo por los Atléticos) como que todo este rollo ha perdido sentido. Pero claro, yo entiendo a los jugadores, y comprendo su ambición de defender la Selección. Si Koke no va a la misma, es porque, o tenemos un seleccionador ciego, ciervo, bobo, o las tres cosas a la vez. Y casi les diría lo mismo de Llorente, porque tener en un grupo de jugadores un tipo tan polivalente, es un tesoro en ciernes. Allá el bobito en cuestión (venga, que nos quedamos con bobo, va).

 

Al final el 0-2 lo puso es extraordinario Joao Félix (Tomi, que te lo tengo dicho, que no te encariñes en exceso con él, que el dúo dinámico, con cada gol que mete, mientras tu te dedicas a soñar con mayores logros, ellos lo hacen poniendo un cerito a la derecha de su traspaso, no seas tonto).

 

Pero Osasuna nunca se rinde (no es una frase hecha, es una puta realidad). Oblak se disfrazó de super Héroe rojiblanco salvando con un paradón escalofriante un remate de Roberto Torres (¡qué coño tendrá ese apellido de mágico para un jugador, joder!).

 

Y obtuvo al final su recompensa, en un remate un tal Budimir que Savic, en uno de los pocos lunares que tiene últimamente, se zampó sin piedad (te perdonamos, Señor de la Uña). 1-2, y a darle al marcapasos tocan.

 

Cuando todo parecía que la cosa iba de sesión de sufrimiento permanente hasta el final, apareció Torreira y metió un golazo espectacular. Un chicharro definitorio de que el chaval nos puede dar mucho más de sí, y que implica que, sin lanzar campanas al vuelo, con los pies en el suelo, partido a partido, cerveza va, copita viene (Don Pablo, por qué me dejó a los caballos de estos dos adorables merluzos sin fronteras, resacón, resacón), este Atleti, sí. Tiene pinta de que este Atleti va en serio.

 

EL CRACK DEL PARTIDO:

Muy bien muchos (Oblak, Hermoso, Joao Félix, Torrerira) pero se lo doy a la niña de mis ojos, Don Koke Resurrección. En pie todo el mundo, por favor. ¡Qué escándalo de jugador!

 

EL LEMAR DEL ENCUENTRO:

Esta vez ni el propio Lemar (total, como no jugó).

 

ÁRBITRO:

Estrada. Impecable su labor (lo que ya no puede hacer es el transformar los penaltis, claro, que luego somos los Atléticos muy de llorar por todo, pero chico, de qué cojones te sirvan que te piten 500 penaltis, si fallas 410, ¡anda a tomar por culo ya, hombre!).

 

TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (0 GRADOS).

¿Esperaban una subida acaso, mentecatos del tres al cuarto?). Sean serios, coño. El termómetro es así: genuino, diferente, sencillamente genial.

 

Y, el martes, a Rusia. Chungo cubata. Pero vamos a ganar. Lo sé. Lo sabemos. Lo saben. Es que no hay más. "Cantemos todos al equipo que adoramosss" …

 

 

 

 

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