Lo cual no implica más que habrá que volver a llenarse de aire los pulmones, y soplar con más fuerza que nunca para que lo sigamos manteniendo en lo más alto. Digamos que en Sevilla te puede pasar esto (la derrota, digo), si bien es bastante preocupante la imagen ofrecida especialmente en un deleznable primer tiempo, por parte nuestra, pletórica futbolísticamente hablando por parte del equipo local. Nos superó en dicho periodo en todo: velocidad, presión, anticipación. El Atleti de nuevo iba con un par de segundos con retardo respecto a ellos. Nos dominaron, en algunos momentos nos bailaron, tuvieron segundas, terceras y hasta cuartas jugadas, penetraban por banda como Pedro por su casa. Fue un milagro que nos fuésemos al descanso con el 0-0 inicial en el marcador. Concretamente, un milagro denominado Jan Oblak, que detuvo a Ocampos una pena máxima que cometió Saúl (hablaremos más delante de su espantoso encuentro ayer) hallá por el minuto nueve de juego.
Cuando tu rival tiene un 75% de posesión sobre ti, pocos argumentos hay que puedan defender esto. Y hombre, si se enfrentan 2 escuadras con mucha desigualdad en sus filas, puede llegar a ser comprensible. Pero que a un líder de una competición liguera le haga eso el cuarto clasificado, no es de recibo, lo miren por dónde lo miren. Lo único que se puede denominar cuarto de ocasión de gol por parte nuestra fue un remate de Koke que disparó hacia Bono como si estuviese jugando con su hijo de 3 añitos en el parque. Un auténtico espanto todo.
La segunda la cosa cambió, y el Atleti fue bastante más Atleti. Lo que pasa es que cuando no se tiene el día, pues no se tiene, y el Sevilla, aunque bajó un poquito el infernal ritmo expuesto en el primer periodo, están plenamente también capacitados para defender bien y pillarte en una contra (que fue la historia resumida de este periodo). Así que pasó lo que tenía que pasar: en una de las 345.000 internadas del incombustible Navas, realizó un centro preciso hacia el área y el homenaje a la estupidez humana denominada Acuña, o memez análoga, anotó el primer tanto de su puñetera existencia en esta Liga. Estas cosas nos han pasado de toda la puta vida, no se crean. Las cosas de nuestro Atleti.
Pudo empatar Hermoso cuando se encontraba en una posición óptima para realizarlo, pero dio un zapatazo tan lamentable al balón que fue como para plantearse si uno es realmente un jugador de fútbol o un besugo a la espalda (qué espanto, Dios). El partidito terminó con una maravillosa acción en el tiempo de descuento de Suárez, que dejó solo solito solo al ínclito coche de choque Correa delante de Bono, pero, con toda la portería para él, remató al único punto en el que se encontraba el portero. Es decir, ni pensó (y tuvo tiempo) ni se ubicó bien en cómo se encontraba delante del arquero, ni eligió el cómo rematar cuando tenía más opciones técnicas para realizarlo. El es un coche de choque, y punto. Choca y ya está. Puede ser contra un rival, contra el balón, contra un banderín … Cualquier circunstancia nos vale. No me gusta lo que voy a escribiros ahora, pero se me está empezando a agotar bastante la paciencia con Angelito, que ayer, además, sumó otra acción de su nuevo deporte favorito, y que mi tanto me saca de mis casillas (con perdón): remate al aire cuando intenta dar al balón. Lleva ya 3 consecutivas (que si la luz, que si el aire, que si no veo) .... En fin. Me voy a callar.
El tema se complica, cierto es. Tampoco esperaba que fuese a ser el paseo militar que muchos creían al principio de la primera vuelta. Conozco el fútbol, conozco los muchos cambios de tendencias que puede haber a lo largo de una competición liguera, conozco a los árbitros, conozco a los rivales, y, sobre todo, conozco al Atleti. Y precisamente por esto, os digo:
El Atleti está dónde tiene que estar, y punto. Nuestra idiosincrasia y nuestra historia nos indica que, cuando más al límite nos encontramos, más sabemos dar lo mejor de sí. Mi educación colchonera recibida me puede redimir si, por agotamiento final, nado y nado y nado sin cesar y me ahogo en la orilla. Esto nos está permitido. Lo que está prohibido es rendirse, desesperarse (aunque nos desesperemos en situaciones concretas), tirar la toalla. Esto en nuestro idioma y en nuestra forma de ser no existe. Puede pasar uno un día malo (bendita las putas ganas que tengo yo hoy de escribir nada, no les voy a engañar). Puede dormir de nuevo fatal, dando más vueltas que un garbanzo en la boca de un viejo desdentado. Puede hibernarse durante un pequeño periodo de tiempo (por ejemplo, desde hoy y hasta el viernes, se lo permito a todos ustedes, yo también lo voy a hacer). Pero el sábado ya está todo el mundo en pie. Vuelven los nervios, vuelve la ilusión, vuelve la esperanza, que vuelve el Líder el domingo. Así que, no me fumen mucho en esta semana, sean condescendientes y solidarios, porque necesitamos de toda la fuerza de sus pulmones para que este globo no se desinfle, ¿Estamos?
EL CRACK DEL PARTIDO:
Por parte nuestra, el gran Oblak, y Lemar, que fue el mejor jugador de campo y con diferencia. De su pleno al quince en absurdas sustituciones hablaremos más adelante. Y no suelo mentar a rivales, pero el partidazo que se marcó Navas (que parecía que ayer había cumplido 18 añitos) fue inconmensurable. Filias y fobias aparte, lo siento, pero es jugador-debilidad.
LA DECEPCIÓN DEL ENCUENTRO:
El Cholo Simeone. De primeras, cuando cambias a un tío a la media hora de juego (que no es que lo estuviese haciendo ni especialmente mal ni bien, sino que estaba dentro de la tónica general desesperante del resto de tus compañeros) es que te has columpiado hasta el fondo en el planteamiento del partido. Aparte, me parece de un mal gusto rozando lo humillante señalar así a un solo jugador, la verdad. La cara de Lodi lo decía todo en la grada. De segundas, realizar sistemáticamente siempre el cambio de Lemar, así como si fuese un tic extraño que te da, no tiene ni pies ni cabeza. ¡No le ha dejado ni un solo partido entero todavía! ¡Ni uno solo! Y hombre, cuando no da una a derechas, es obvio el tema. Pero ¿Ayer? Venga, hostia, por Dios. Si estaba realizando un partido soberbio, con personalidad, trabajo, clase, acierto, profundidad e inteligencia. Ya está bien con la tontería, Don Diego. Usted ha recuperado a este jugador. Ha hecho lo más difícil, carallo. No me la cague ahora en lo más fácil. Y de terceras, mantener a Saúl en el equipo, hoy en día, no tiene ningún sentido. No puede jugar de titular un jugador que, por mucho que le queramos o que esté en nuestro corazón, futbolísticamente no nos está aportando nada en el terreno de juego. Ayer, más de ¡20 balones perdidos o entregados al contrario! No dio un solo pase bien. ¡Ni uno! Un pibe que se le ve que está sin la confianza necesaria, que ha abandonado a su suerte a ese otrora todocampista excepcional que se iba en potencia hasta la línea de fondo, que finalizaba jugadas, que iba como un coloso de cabeza. Sé que no tiene muchas opciones en el banco, pero, hoy por hoy, tanto Herrera (y ayer lo demostró) como Torreira (a pesar lo poquito que le utiliza) … Hasta el mismísimo Kondogbia, aporta más que Saúl. Queda ya muy poquito para el final, estamos quemando nuestros últimos cartuchos, así que, por favor, concesiones a nuestros rivales, las justas. Dicho lo cual, todos tenemos un mal día, qué le vamos a hacer.
ÁRBITRO: Gil Manzano.
Es la primera vez en mi vida que veo a un individuo arbitrar un partido que se está desarrollando en esos momentos, y el siguiente que vamos a disputar en el Villamarín. Eso de primeras, porque seleccionó muy bien las tarjetas que señaló por cosas que un buen árbitro templa y deja pasar, sin más. La de Suárez fue escandalosa. Está el cabestro ese del Acuña persiguiéndole por todo el área diciéndole de todo y encarándose con él, nuestro uruguayo pasa, y el Manzanito de los cojones, pasa más y amonesta a los dos. Cojonudo. La tarjeta a Llorente, otra que tal baila. Hasta el pobre Kondogbia se llevó su ración, por si las moscas. Pues qué bien. En el penalti del inoperante Saúl sí que acertó. Después hubo una mano en el área Sevillista en la que Bono atajó un balón gracias a que el balón se apoya en un defensor suyo, que bueno … La mano que se traga en el robo del balón del gol local, de psiquiátrico. La expulsión que perdonó al Diego Carlos (jugadorazo, que no se me olvide), pues seguimos para bingo. Lo que no sé es cómo no pitó penalti en una acción de Trippier sobre Ocampos, quiero recordar (ya puestos, qué más da). En su nivel, pero, ¿Saben lo que les digo? No me asusta tampoco esta gente. Tengo callo en los huevos de soportarlos durante tantos y tantos años. Les superaremos también.
TERMÓMETRO ROJIBLANCO: (+ 13 GRADOS).
El termómetro, aun reconociendo la complejidad de la batalla disputada ayer, no puede permitir y no permite la esperpéntica imagen ofrecida en este primer tiempo de Pasión con que nos deleitaron la muchachada y el Cholo como máximo responsable del desaguisado total, así que, y aún manteniendo intacta su confianza a ultranza en todos ellos, decide magnánimamente bajar un solo grado el susodicho en cuestión. Y no se hable más al respecto.
Y el domingo, al Villamarín. Este partido no le podemos fallar bajo ninguna circunstancia, máxime sabiendo que se enfrentan nuestros dos máximos rivales entre ellos. Ya hemos visto que Gil Manzano decidió ayer ya comenzar la disputa del mismo, pero espero que recuperemos a jugadores tan vitales como Savic, Carrasco y a ver si a tobillitos perfumados Joao, tiene a bien comer unas cuantas espinacas esta semana, y, al menos, mantenerse en pie durante los próximos 90 minutos que disputemos en Heliópolis, porque ahora sí que necesitamos de su talento, personalidad y desequilibro. Es tu auténtica hora de la verdad, chaval. Y, a pesar de los pesares, sé que no nos vas a fallar. Así que, al lío, Hermanos … “Vivo por tu escudo, es un sentimiento, no pueden cambiar lo que llevo dentro”.